Cualquier cosa, en especial cuando es de poca importancia.
Ejemplo:
En realidad, el psicólogo, por positivo que quiera seguir siendo, siente muy bien que todo el precio de las investigaciones inductivas es de conducirnos a una visión de los fenómenos, y nunca resiste por completo a la tentación de indicar, por lo menos, esta nueva toma de consciencia. Así, P. Guillaume (Traité de Psychologie, p. 175), al exponer las leyes de la constancia de los colores, escribe que el ojo «tiene la iluminación en cuenta». En cierto sentido, nuestras indagaciones no hacen más que desarrollar esta breve frase. Ésta nada significa en el plan de una estricta positividad. El ojo no es el espíritu, es un órgano material. ¿Cómo podría nunca «tener en cuenta» nada de nada? Sólo puede hacerlo si introducimos, al lado del cuerpo objetivo, el cuerpo fenomenal, si hacemos de él un cuerpo cognoscente y si, finalmente, sustituimos, como sujeto de la percepción, la existencia a la consciencia, eso es, el ser-del-mundo a través de un cuerpo.Maurice Merleau-Ponty. Fenomenología de la Percepción (1945). Página 323. Traducido por: Jem Cabanes. Editorial: Planeta-Agostini. 1.ª ed, 1993. ISBN: 8439522193.