Una arquitecta convierte un piso pequeño y oscuro de 32 m2 en un hogar ‘minimalero’ donde cabe de todo (también la luz de París)
Se trata de un bonito edificio de cuatro plantas del año 1850 situado en la rue Bergère, en el Distrito 9 de París. El piso pequeño, de 32 metros cuadrados, se ubica en el tercer piso, con techos altos y tres grandes ventanales que dan mucha luz al piso.
"¡Esa era su única ventaja! Entre la distribución mal concebida y el estado ruinoso, tuvimos que empezar de cero", revela la arquitecta Émilie Magdelaine. “La propietaria se dedica al arte contemporáneo, así que sabíamos que tendríamos muebles y objetos de decoración preciosos para darle personalidad al espacio”.
El equipo de Émilie Magdelaine Interior decidió crear un espacio de vida confortable, diseñado como una pequeña suite de hotel, pero con un aire contemporáneo para acoger las obras de arte de la dueña de este piso pequeño.
“Optamos por un enfoque completamente neutro, de modo que solo los objetos y el mobiliario aportaran color, pero un neutro trabajado al detalle. Los códigos del chic parisino, como el parqué en espiga, las paredes blancas teñidas de gris, los zócalos limpios, los interruptores de luz de acero cepillado, ubican la vivienda en su contexto”, cuenta la profesional.
Zonificación de usos para una optimización total del espacio en un piso pequeño
El espacio está muy bien compartimentado, con una zona de estar separada de la de dormir la primera, con la cocina discreta y elegantemente integrada en la sala de estar; la segunda, con un cuarto de baño en suite. Entre las dos zonas hay una puerta corredera que desaparece por completo cuando está abierta y es muy discreta cuando está cerrada. Está alineada con la altura de las ventanas, “porque en un piso pequeño estas discrepancias son evidentes y llaman la atención innecesariamente”, explica Magdelaine.
En la entrada del piso, el mueble de cocina es visible sin ser demasiado prominente, con frentes en bruto sobre pedestales de IKEA: negro con tiradores de latón para los muebles bajos, gris sin tiradores para los muebles altos. La encimera es de gres porcelánico imitación mármol, elegido a juego con la encimera del sofá.
Destellos de luz y obras de arte
"Queríamos crear un ambiente elegante que no fuera pretencioso, así que nos ceñimos a colores muy claros y materiales de gran belleza", prosigue la arquitecta. Los espejos reflejan la luz del día, pero no a la altura de los ojos para no atrapar nuestra mirada. Por toda la casa, las paredes en su mayor parte se conservan limpias y blancas, a excepción de pequeños cuadros que sirven para reflejar la luz y/o dar la suya propia, en forma de colores y texturas.
Pero si hay una pieza especial es la mesa de centro del salón, que retoma el motivo acanalado del dormitorio y el cuarto de baño. “Me encanta esta pieza, que añade un poco de redondez a un piso muy cuadrado, y responde al puf en un diálogo equilibrado con el sofá y los zócalos, muy geométricos. Buscamos el equilibrio, con un ambiente que evite estar sobrecargado. Es un verdadero éxito en ese sentido, y estoy muy orgullosa de él”, se despide la profesional, destacando de paso el precioso sofá azulado 070, de Kho Liang IE (ARTIFORT). “Fue hecho para este apartamento, con sus 73 cm de profundidad, sus tres asientos muy cómodos y su mesa de mármol integrada", detalla.
Artículo publicado originalmente en AD Francia