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Comercio y cambio climático: Entrevista con Pedro Manuel Moreno, Secretario General Adjunto de la UNCTAD

15 septiembre 2023

Tras un debate de alto nivel en la Organización Mundial del Comercio, Moreno subrayó la urgente necesidad de alinear las políticas comerciales con los objetivos climáticos, prestando especial atención a las necesidades de los países vulnerables.

UNCTAD Deputy Secretary-General Pedro Manuel Moreno speaking at the WTO Public Forum 2023
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© WTO/Tomas Cesalek BAP Services | El Secretario General Adjunto de la UNCTAD, Pedro Manuel Moreno, habla en la Organización Mundial del Comercio el 12 de septiembre.

El Secretario General Adjunto de la UNCTAD, Pedro Manuel Moreno, intervino el 12 de septiembre en un acto titulado "Conversaciones sobre comercio, economía mundial y nexo climático" durante el Foro Público de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

Tras el acto, Moreno comentó algunos de los puntos clave de su intervención e hizo hincapié en la urgente necesidad de alinear las políticas comerciales con las aspiraciones climáticas.

P: ¿Qué tendencias están configurando el comercio mundial y cómo podemos reforzar el sistema multilateral de comercio?

Hay varias tendencias emergentes que influyen en el comercio mundial, especialmente en lo que respecta al mundo en desarrollo.

Entre ellas se encuentran la influencia de las tecnologías digitales en lo que comerciamos y en cómo lo hacemos, la regionalización del comercio, los cambios en las cadenas de suministro mundiales, que se intensificaron durante la pandemia de COVID-19, la posible fragmentación del comercio debido a las tensiones geopolíticas, y una mayor atención a la sostenibilidad en medio de las amenazas del cambio climático y los daños medioambientales.

Me gustaría destacar los peligros potenciales de la fragmentación económica. Las estimaciones de la OMC y del Fondo Monetario Internacional (FMI) sugieren que las pérdidas potenciales de la fragmentación podrían oscilar entre el 5% y el 7% del PIB mundial. Esto equivaldría a eliminar de la economía mundial los PIB de India e Italia. El coste es enorme.

La fragmentación también obstaculiza la cooperación internacional, vital para abordar los problemas mundiales. Nuestro mundo necesita recursos sustanciales para hacer frente a las crisis actuales, como la lucha contra el cambio climático, y para continuar persiguiendo los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). La fragmentación reduce los recursos disponibles y la cooperación, desviándonos del camino.

Como dice el refrán: "Cuando los elefantes se pelean, es la hierba la que sufre". En el contexto del comercio, los países en desarrollo pueden verse atrapados en el fuego cruzado de disputas comerciales o enfrentarse a una presión creciente para tomar partido en conflictos económicos. Nadie ganará.

La intersección entre el cambio climático y el desarrollo económico está configurando cada vez más el futuro del comercio, y muchos países están centrando más esfuerzos en reducir su huella de carbono. El comercio debería ser uno de los motores de esta transformación. Pero la fragmentación y una menor cooperación son arena en el motor.

Abordar el cambio climático y sus repercusiones exige recursos, productos ecológicos e intercambio de tecnología. En un sistema comercial dividido, esto es mucho más difícil de conseguir.

Por eso nuestra mejor apuesta hoy sigue siendo un sistema de comercio multilateral que sea transparente, previsible e integrador, y que responda a las aspiraciones de desarrollo de los países en desarrollo.

P: ¿Cuáles son las principales conclusiones de la investigación de la UNCTAD sobre comercio y clima y algunas de sus iniciativas clave?

En primer lugar, es crucial una transición energética justa. Todos sabemos que el cambio climático es intrínsecamente injusto. Muchos de los países más afectados por el cambio climático son los que menos han contribuido.

Pero las vías hacia un crecimiento bajo en carbono para los países en desarrollo tendrán que variar en función de sus capacidades. La velocidad de la descarbonización no es sólo una cuestión de voluntad, también es una cuestión de capacidad. El uso de medidas punitivas no es la forma de acelerar su transición.

En su lugar, hay que centrarse en el apoyo a la descarbonización relacionada con el comercio. El apoyo debería incluir el intercambio de propiedad intelectual y tecnología para las tecnologías verdes: un compromiso del Acuerdo de París que sigue sin cumplirse.

Las naciones en desarrollo también necesitan una amplia financiación para el clima, asegurándose de que no contrarreste otra financiación para el desarrollo. Antes de la pandemia de COVID-19, calculábamos que los países en desarrollo necesitaban 2,4 billones de dólares anuales para alcanzar tanto los objetivos climáticos como los de desarrollo. Dada la actual situación de crisis en cascada, esta cifra es ahora mayor. Pero la conclusión sigue siendo la misma: tenemos que pasar de los miles de millones a los billones.

La situación se complica aún más por el aumento vertiginoso de la deuda pública en el mundo en desarrollo. Alrededor de 3.300 millones de personas viven en países que gastan más en pagar los intereses de la deuda que en sanidad y educación. Imaginemos las limitaciones a las que se enfrentan cuando intentan invertir en una transición ecológica.

En segundo lugar, tenemos que promover un cambio estructural ecológico en los países en desarrollo.

El comercio de bienes medioambientales se ha disparado, alcanzando casi 2 billones de dólares en 2022, lo que supone un aumento de más de 100.000 millones de dólares con respecto al año anterior. Pero aumentar el comercio de bienes y servicios respetuosos con el clima no basta para lograr una transición integradora. Los países en desarrollo siguen siendo principalmente exportadores de las materias primas necesarias e importadores de los "bienes verdes" acabados. Esto debe cambiar urgentemente.

Tenemos que ayudarles a crear y reforzar cadenas de suministro ecológicas nacionales y regionales. El comercio puede facilitarlo ofreciendo acceso a bienes preferibles desde el punto de vista medioambiental, promoviendo sistemas de energías renovables y ayudando a los países a aprovechar las oportunidades de la transición energética.

En tercer lugar, es importante alinear las preocupaciones comerciales y climáticas en las agendas multilaterales.

Aunque el Acuerdo de París no menciona directamente la palabra "comercio", su relevancia para la acción climática es innegable. La próxima Cumbre de las Naciones Unidas sobre el Clima (COP28) incluirá por primera vez un "día del comercio" y la OMC, la UNCTAD, el ITC y la CCI tendrán un pabellón conjunto. Esto ofrece una plataforma para mostrar los fuertes vínculos entre el comercio y las políticas climáticas.

Asimismo, nuestro Foro Mundial de Inversiones de octubre pondrá de relieve la interconexión de las cuestiones climáticas y comerciales, haciendo hincapié en la transición energética y la inversión en la transformación económica ecológica.

Los países en desarrollo necesitan alrededor de 1,7 billones de dólares anuales en inversiones para energías renovables, pero solo recibieron 544.000 millones en 2022. A pesar de que las inversiones mundiales en energías renovables casi se han triplicado desde 2015, la mayoría se ha dirigido a las naciones desarrolladas, y África solo ha recibido el 2%. Es urgente abordar esta disparidad.

P: ¿Cómo puede la MC13 promover un comercio mundial que beneficie tanto a las personas como al planeta?

Los miembros de la OMC pueden configurar un sistema comercial que sirva de catalizador para el desarrollo sostenible, la sensibilidad climática y la inclusión. Es importante aprovechar el impulso de la urgencia de la acción climática. 

La MC13 debe trabajar para conseguir un sistema comercial que sea un motor para el desarrollo sostenible, la acción por el clima y la inclusión. Así, cualquier iniciativa que pretenda mejorar los resultados climáticos y comerciales debe tener en cuenta las necesidades de los países en desarrollo. De lo contrario, podríamos ahondar aún más en las desigualdades.