Ir al contenido

Bandera de la Comunidad Valenciana

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Bandera de la Comunidad Valenciana
la Comunidad Valenciana
Uso
Proporción Sin legislar (ilustración 2:3)
Colores      Azul      Verde      Amarillo      Rojo      Blanco
Adopción 1 de julio de 1982
Diseño Basada en la bandera de la corona de Aragón

La bandera de la Comunidad Valenciana, también llamada real señera, señera coronada, señera con franja azul, señera tricolor o señera valenciana, está descrita en el artículo 4.1 del Estatuto de Autonomía de la Comunidad Valenciana de 2006 que transcribe casi literalmente el artículo 5.1 del Estatuto de Autonomía de la Comunidad Valenciana de 1982, que fue desarrollado en el artículo 2.º de la ley 8/1984 de la Generalidad Valenciana de 4 de diciembre, por la que se regulan los símbolos de la Comunidad Valenciana y su utilización.[1]

Estatuto de 1982
Artículo 5.1. La tradicional señera de la Comunidad Valenciana está compuesta por cuatro barras rojas sobre fondo amarillo, coronadas sobre franja azul junto al asta.
Estatuto de 2006
Artículo 4.1. La Bandera de la Comunidad Valenciana es la tradicional Senyera compuesta por cuatro barras rojas sobre fondo amarillo, coronadas sobre franja azul junto al asta.

Existe un amplio consenso entre los historiadores en considerar que en origen la señera coronada «era la bandera local de la ciudad de Valencia»,[nota 1]​ aunque algunos autores del ámbito extraacadémico siguen sosteniendo que fue también la bandera del reino de Valencia.[2][3]​ Fue en 1982 cuando, tras un largo conflicto identitario conocido como la «batalla de Valencia», la señera cuatribarrada con franja azul y corona se convirtió en la bandera oficial del conjunto de la Comunidad Valenciana, aunque buena parte de las formaciones políticas nacionalistas y de izquierdas siguieron reivindicando la bandera sin franja azul.[4]

Como ocurre con el Estandarte del Oriol —la bandera de la ciudad de Orihuela—,[5]​ desde tiempos medievales «existía un ceremonial que indicaba que la Señera de Valencia no se podía inclinar nunca, ni podía pasar bajo una puerta, por eso era costumbre bajarla por el balcón de la Casa de la Ciudad, o izarla por encima de las puertas de la muralla cuando tenía que salir fuera»,[6]​ tradición que se sigue manteniendo en la actualidad.[7]​ En 1365 el rey Pedro el Ceremonioso le concedió a la ciudad de Valencia el privilegio de crear un cuerpo de cien ballesteros con la finalidad de proteger su bandera en la batalla, el llamado popularmente Centenar de la Ploma, que fue abolido en 1707 en aplicación del Decreto de Nueva Planta que puso fin al Reino de Valencia como entidad política diferenciada.[6]

Historia

[editar]

Restauración (1875-1930)

[editar]
Detalle del monumento a Jaime I de Valencia, inaugurado en 1890. El yelmo con el dragón alado que cubre la cabeza del rey es un error porque es el escudo de armas de Pere el Cerimoniós, cien años posterior (reinó entre 1336 y 1387).

El regionalismo valenciano adoptó como una de sus señas de identidad la bandera de la ciudad de Valencia que se confeccionó (con una franja azul celeste con bordados dorados junto a las cuatro barras rojas sobre fondo amarillo) para conmemorar en 1876 el quinto centenario de la muerte de Jaime I, el fundador del reino de Valencia (ese mismo año se puso en marcha el proyecto de erigir una estatua ecuestre de Jaime I; sería inaugurada en 1890). Paulatinamente se iría intensificando el azul de la franja situada junto al asta, así como el rojo de las cuatro barras, y los bordados dorados empezarían a ser «vistos» como una corona. Nacería así la «señera coronada» o «señera tricolor».[8][9][10][11]

Portada de De regionalisme i valentinicultura. Discurs vell i comentaris nous de Faustí Barberà (1902), obra fundadora del valencianismo político, en la que aparece la bandera con franja azul.

Esta identidad «regional», que no sólo no entraba en contradicción con la identidad nacional española sino que la reforzaba («Para ofrendar nuevas glorias a España», decía el primer verso del himno de la exposición regional de 1909), fue asumida por amplios sectores sociales hasta convertirse en hegemónica, sobre todo en la provincia de Valencia (las identidades «provinciales» de Castellón y especialmente de Alicante entraron en colisión con ella), gracias a que las fuerzas políticas valencianas mayoritarias, conservadoras y republicanas (el blasquismo), no solo asumieron su discurso identitario y simbólico, aunque desde posiciones contrapuestas, sino que también contribuyeron a él.[12]​ En este contexto algunos grupos del naciente nacionalismo valenciano (o valencianismo político) asumieron ciertos símbolos «regionalistas», como la bandera con el añadido azul junto al asta. Este fue el caso de Faustí Barberà cuyo discurso inaugural pronunciado en 1902 en Lo Rat Penat, en el que abogó por la «liberación autonómica de nuestra tierra», es considerado como el momento fundacional del valencianismo político. En la edición impresa del discurso (De regionalisme i valentinicultura) aparece la señera con franja azul.[13]

Según Ferran Esquilache y Vicent Baydal, «la Señera Coronada fue considerada por estos grupos [nacionalistas valencianos] como una bandera nacional del País Valenciano», y la escogieron porque «el incipiente movimiento valencianista estuvo en sus inicios muy circunscrito a la ciudad de Valencia y a las comarcas más cercanas» aunque poco a poco iría extendiéndose a Castellón y a Alicante, siendo aceptada, según estos historiadores, para diferenciarse del nacionalismo catalán que había adoptado la antigua Señera Real como bandera de Cataluña. No obstante, Esquilache y Baydal advierten «que la Señera Coronada y la Senyera Real convivieron siempre con total naturalidad por todo el país, ya que la bandera del valencianismo no era antitética a los tradicionales símbolos de los reyes de Aragón, presentes sobradamente por todos los territorios de la Corona».[14]

Aplec del Puig de 1915. La fotografía reproduce el momento en que es izado el pendón de la conquista.

Por su parte, Pere Maria Orts ha rechazado la identificación entre el nacionalismo valenciano y la señera con franja azul con el argumento de que sí hubo grupos valencianistas que utilizaron la bandera cuatribarrada sin ningún añadido (ya que para ellos la que tenía la franja azul era exclusivamente la bandera local de la ciudad de Valencia, y no la del antiguo reino de Valencia). Fue el caso de la Joventut Valencianista que utilizó la señera sin azul en su revista Pàtria Nova (semanario editado en 1915) y cuya bandera cuatribarrada fue la que presidió el acto de ofrenda de flores y de laurel ante la estatua ecuestre de Jaime I el 9 de octubre de 1915. Al igual que Pàtria Nova, El Crit de la Muntanya (hoja mensual editada entre 1922 y 1923) reproducía únicamente la bandera cuatribarrada (el logotipo iba acompañado de un dibujo que representaba a un joven labrador que la llevaba). Su fundador Vicent Tomàs i Martí organizó cuatro aplecs en Betxí (entre 1920 y 1923) en los que los participantes no llevaban otra bandera que las de los «cuatro palos rojos sobre campo de oro».[15]​ En el acto celebrado el 9 de octubre de 1922 ante el monumento a Jaime I Tomás i Martí dijo: «las fallas, los balcones, las tribunas, los pabellones... que lucen colgaduras y emblemas no ostentan con la frecuencia debida la enseña de nuestra Patria, la gloriosa señera barrada, que tiene la vitalidad de un amanecer y la bella languidez de un ocaso en sus franjas de oriflama».[16]

Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)
Señera coronada que preside la procesión cívica que se celebra en Valencia cada 9 de octubre expuesta en el Ayuntamiento de Valencia en 2017. Se cree que esta bandera fue confeccionada en 1928 (durante la Dictadura de Primo de Rivera) con un azul más oscuro probablemente porque se creyó que el color original, azul celeste, se había deteriorado.[17]

Bajo la Dictadura de Primo de Rivera, mientras que el valencianismo era perseguido, el regionalismo valenciano, en su versión más conservadora y «folclorizante», vivió su «momento dorado», un anticipo de lo que sería el «regionalismo bien entendido» franquista. Un hecho sintomático fue la conversión del Himno de la Exposición de 1909 en el «Himno regional», aunque Primo de Rivera se ofendía cuando la gente se ponía de pie para escucharlo y ordenó que siempre se interpretara antes la Marcha Real.[18]​ En enero de 1925 el alcalde de Madrid, nombrado por el dictador Miguel Primo de Rivera, hizo un llamamiento a todos los «ayuntamientos de España» para que acudieran a la capital para celebrar en el Parque del Retiro un acto de desagravio al rey Alfonso XIII, atacado por los exiliados españoles, entre ellos el valenciano Vicente Blasco Ibáñez, por haber respaldado el golpe de Estado de 1923. El alcalde y los concejales de Valencia, todos ellos nombrados también por el dictador, acudieron al acto llevando la señera coronada de la ciudad.[19]​ Tres años después la nueva señera que había mandado hacer el alcalde Carlos Sousa Álvarez de Toledo, III marqués de Sotelo, con un azul más oscuro en lugar del azul celeste original (posiblemente porque se creía que había descolorido),[17]​ fue bendecida en la catedral de Valencia por el arzobispo de la ciudad. Después fue llevada ante el monumento a Jaime I y cuando el presidente de Lo Rat Penat comenzó su discurso en valenciano fue conminado por el gobernador civil, el general Cristino Bermúdez de Castro, a hacerlo en castellano, lo que aquel obedeció inmediatamente.[20]​ Según Ferran Esquilache y Vicent Baydal, «esta copia [de 1928] es la que todavía se utiliza el 9 de octubre».[17]

Procesión cívica de 1930, durante la llamada Dictablanda de Berenguer que sucedió a la Dictadura de Primo de Rivera.

República y guerra civil (1931-1939)

[editar]
Manifestación pro-Estatuto celebrada en Alcira en noviembre de 1932.

Durante la Segunda República se produjo una eclosión del valencianismo político (la Agrupació Valencianista de la Dreta, por la derecha; Esquerra Valenciana y Partit Valencianista d'Esquerra, por la izquierda) pero siguió siendo minoritario ya que se mantuvo la hegemonía regionalista con el blasquista Partido de Unión Republicana Autonomista (PURA) y la Derecha Regional Valenciana (DRV), integrada en la CEDA. Los partidos nacionalistas en general aceptaron que la bandera de la ciudad de Valencia (con franja azul) fuera la bandera propia de todos los valencianos, aunque sin descartar las cuatro barras estrictas —reivindicadas, entre otros, por el filólogo Josep Giner i Marco en sus colaboraciones en la revista valencianista El Camí—,[21][17]​ pero la coincidencia en gran medida con los postulados del catalanismo político partiendo de los lazos lingüísticos y culturales que les unían —las «Normas de Castellón» de 1932 que reconocía la unidad de la lengua hablada por valencianos, catalanes y baleares, fue uno de sus principales logros—, les valió a sus miembros el calificativo de «separatistas» por parte del PURA y de la DRV. El uso frecuente del término «País Valencià» ('País Valenciano'), en lugar del de «Región Valenciana», para referirse al conjunto del territorio de las tres provincias también fue criticado —de hecho «País Valencià» fue el único término que apareció en el preámbulo de las Normas de Castellón de 1932 y al año siguiente Felip Mateu i Llopis publicaba un opúsculo precisamente con ese título—.[22]

Procesión cívica del 9 de octubre celebrada en 1933. En primer plano una bandera cuatribarrada con franja azul sin corona.

Por otro lado, desde El Camí se acusó a la Derecha Regional Valenciana (en un artículo titulado «Valencianisme contra feixisme» publicado el 5 de mayo de 1934) de haber acudido con señeras valencianas (con franja azul) a la multitudinaria concentración ante el Monasterio de El Escorial organizada por la CEDA al no poder usar la bandera monárquica y rechazar la republicana: «Ells no volen la bandera tricolor [la roja, groga i morada], i com l'altra [la roja, groga i roja] no la poden emplear en ningun acte, a falta d'ella s'agafen a la Senyera [la de la franja blavosa brodada de la ciutat de València]» ['Ellos no quieren la bandera tricolor (la roja, amarilla y morada), y como la otra (la roja, amarilla y roja) no la pueden emplear en ningún acto, a falta de ella se agarran a la Señera (la de la franja azulada bordada de la ciudad de Valencia)'].[23]

Durante la Guerra Civil la «señera tricolor» fue muy utilizada por la propaganda del bando republicano, y fue izada en Ibiza, cuando fue tomada durante unos pocos días de agosto de 1936 por republicanos valencianos.[17]​ Tras la ocupación de Valencia por el ejército franquista tres días antes de que acabara la guerra, las nuevas autoridades nombradas por el Caudillo Francisco Franco decidieron llevar con ellas la señera coronada a Madrid para participar en el gran desfile de la victoria del bando sublevado, que se celebró en la capital el 19 de mayo de 1939, aunque, según Pere Maria Orts, se desconoce si la bandera fue como vencedora en la contienda o como trofeo de guerra.[24]​ Según Ferran Esquilache y Vicent Baydal, «fue exhibida como un trofeo de guerra, juntamente con otros símbolos como la Señera de Cataluña, la ikurriña y la bandera de la República».[25]

Franquismo (1939-1975)

[editar]
Estatua ecuestre del Cid Campeador en la plaza de España de Valencia (1964). Se trata de una copia realizada por Juan de Ávalos de la estatua del Cid que la escultora estadounidense Anna Hyatt Huntington realizó para la Exposición Iberoamericana de Sevilla (1929), que a su vez era una copia de su propia obra hecha por encargo de la Hispanic Society of America de Nueva York (que es donde se encuentra en la actualidad). Durante el franquismo la ciudad de Valencia también recibió el nombre de «Valencia del Cid», para entroncarla con imaginario nacionalista español.

Como ya había sucedido durante la Dictadura de Primo de Rivera, la dictadura franquista supuso la desaparición y disolución del emergente nacionalismo valenciano[26]​ y al mismo tiempo la exaltación del «sano» regionalismo valenciano —muy diferente de los «regionalismos desorbitados, instrumentos de traición y de destrucción de España», según lo definió en 1940 el número dos del régimen Ramon Serrano Suñer—. Esto es lo que explicaría que la persecución de la lengua propia no fuera tan «intensa y enérgica» como en Cataluña (por ejemplo, Els Pastorets fueron prohibidos en Barcelona en 1939, mientras que en la ciudad de Valencia se representaron los tradicionales miracles de sant Vicent Ferrer)[27]​ y que el régimen se «apropiara» de los símbolos «regionales» (entre ellos la bandera con franja azul) para apoyar su discurso nacionalista español.[28][29]​ «Así, por ejemplo, en 1943, se reemprendieron las celebraciones anuales del 9 de octubre, de nuevo con la Señera Coronada, pero ahora la comparsa del desfile estaba compuesta por grupos falleros y elementos folclóricos», han señalado Ferran Esquilache y Vicent Baydal.[25]

Como respuesta a esta versión «arcaizante» y «folclórica» del valencianismo, difundida principalmente por la entidad Lo Rat Penat, el escritor y articulista Joan Fuster publicó en 1962 el libro Nosaltres els valencians en el que propuso el que sería conocido como «nuevo valencianismo» ya que rompía completamente con el discurso regionalista —y también, según Ferran Esquilache y Vicent Baydal, con el valencianismo de preguerra—[25]​ y reivindicaba los lazos lingüísticos, culturales e históricos que unían al «País Valenciano» con Cataluña y las Islas Baleares. Esta obra influyó poderosamente en las nuevas generaciones de jóvenes universitarios de las décadas de 1960 y 1970 y en los grupos clandestinos de oposición antifranquista que asumieron sus postulados. En el terreno simbólico, el «nuevo valencianismo» reivindicó la bandera cuatribarrada frente a la señera coronada, considerada como la bandera local de la ciudad de Valencia, y también el término País Valenciano, que ya había sido utilizado durante la Segunda República, para referirse al conjunto del territorio de las tres provincias en que fue dividido en 1833 el antiguo reino de Valencia.[30][25]​ En 1964 se fundaba en la clandestinidad el Partit Socialista Valencià (PSV), en un intento de unir la reivindicación democrática y la «nacional» valenciana, y casi al mismo tiempo la democristiana Unió Democràtica del País Valencià. Años más tarde el PSV se disolvió y su lugar fue ocupado por el Partit Socialista del País Valencià.[31]​.

Transición: la «batalla de Valencia» (1976-1982)

[editar]
Bandera cuatribarrada utilizada por los nacionalistas valencianos y las fuerzas antifranquistas como enseña propia del País Valenciano.

Tras la muerte del general Franco en noviembre de 1975 las fuerzas políticas valencianas antifranquistas desplegaron una campaña de movilizaciones para conseguir la «ruptura democrática» que incluía la reivindicación de un Estatuto de Autonomía para el País Valenciano. Ya en enero de 1976 tuvo lugar una manifestación en la ciudad de Valencia con el lema de Llibertat, Amnistia i Estatut d'Autonomia ('Libertad, Amnistía y Estatuto de Autonomía') duramente reprimida por la policía. En julio del mismo año tuvo lugar otra, autorizada por el nuevo gobierno de Adolfo Suárez, en la que la bandera predominante fue la cuatribarrada. Aunque en las primeras elecciones democráticas desde 1936 celebradas en junio de 1977 los partidos nacionalistas (Unió Democràtica del País Valencià (UDPV) y el Partit Socialista del País Valencià (PSPV)) no consiguieron representación parlamentaria, la reivindicación del Estatuto de Autonomía se mantuvo (el PSPV, se integró en el PSOE, dando nacimiento al Partit Socialista del País Valencià-PSOE, y la UDPV, hizo lo propio con la UCD), como se pudo comprobar en la gran manifestación que tuvo lugar en Valencia el 9 de octubre de 1977, en la que convivieron sin que se produjera ningún conflicto las señeras cuatribarradas con las señeras con franja azul. Al año siguiente el gobierno de Suárez aceptaba la formación del Consell del País Valencià, como órgano preautonómico, a la espera de que se aprobara la nueva Constitución (que fue refrendada en diciembre de ese mismo año de 1978).[32]

Bandera oficial del Consejo del País Valenciano entre 1979 y 1982[33]

El Consell del País Valencià, presidido por el socialista Josep Lluís Albiñana, adoptó como bandera oficial la señera cuatribarrada sin franja azul, pero con el escudo de Pere el Cerimoniós (futuro emblema de la Generalitat Valenciana) en el centro, izándose en el Palacio de la Generalitat, y también en el balcón del Ayuntamiento de Valencia junto con la señera coronada de la ciudad, el 24 de abril de 1979 —el mes anterior se habían celebrado las primeras elecciones municipales democráticas en las que las fuerzas de izquierda habían obtenido la mayoría absoluta en muchas ciudades, incluida Valencia; una de las primeras decisiones de la nueva corporación, presidida por el nuevo alcalde, el socialista Fernando Martínez Castellano, había sido cambiar el nombre de la plaza del Caudillo, que pasó a llamarse Plaza del País Valencià—.[34][35]

La reacción fue inmediata por parte de los sectores derechistas (y franquistas) de la ciudad de Valencia, autoproclamados como los verdaderos «valencianistas», dando nacimiento al movimiento político y social que sería conocido como «blaverismo» por su defensa a ultranza de la bandera con franja azul ('blau', en valenciano), rechazando la cuatribarrada por «catalanista» —en 1977 la entidad Lo Rat Penat había publicado un folleto anónimo titulado La senyera valenciana, que según Ferran Esquilache y Vicent Baydal estaba «lleno de incorrecciones históricas», en el que se defendía que «la Senyera Coronada había sido la del reino de Valencia»; y que sería respondido por Joan Fuster en un librito titulado El blau de la Senyera—. También rechazaban que la «lengua valenciana» fuera una variante del catalán —por lo que se opusieron radicalmente a la aplicación de las Normas de Castellón de 1932— y asimismo el término «País Valencià» para referirse al conjunto del territorio, propugnando en su lugar el de «Regne de Valencia». Estos grupos, con el Grup d'Acció Valencianista (GAV) al frente, no dudaron en recurrir a la violencia.[34][36][37]​ El 9 de octubre de 1979 consiguieron quemar la bandera del Consell del País Valencià que ondeaba en el balcón del Ayuntamiento de Valencia con motivo de la celebración de ese día —también ardieron la bandera española y la de la ciudad—.[34]​ En una entrevista concedida al diario El Mundo en 2010 el fundador del GAV y concejal entonces por UCD Rafael Orellano relató como ideó la forma de prenderle fuego, de lo que se enorgullecía. Lo justificó diciendo que «los catalanes con la ayuda de los socialistas querían romper España».[38]​ Después vinieron los atentados con bomba contra Joan Fuster y Manuel Sanchis Guarner y contra varias librerías progresistas o nacionalistas de la ciudad de Valencia.[39]

Bandera propuesta en el Pacto de Benicasim de 1981.[40]

Al mismo tiempo que discurría la que sería conocida como la «Batalla de Valencia» se llevaron a cabo las negociaciones del Estatuto de Autonomía entre los partidos que habían obtenido representación parlamentaria en las elecciones generales del 1 de marzo de 1979 por las tres provincias valencianas (y que habían sido ganadas por la izquierda: 13 diputados del PSPV-PSOE y 3 del PCE, frente a 13 diputados de UCD). Para alejarse de la presión de la ciudad de Valencia, los negociadores se reunieron en Benicassim y allí se alcanzó un principio de acuerdo: se mantenía el término País Valenciano del ente preautonómico (renunciando UCD al término «Reino de Valencia», de dudosa constitucionalidad) y la bandera sería la señera con franja azul con el emblema de la Generalidad Valenciana sobre ella (renunciando el PSPV-PSOE a la bandera cuatribarrada; y la UCD a la corona).[41][42]

Bandera aprobada en el Estatuto de Autonomía de la Comunidad Valenciana de 1982.

El consenso alcanzado en el «pacto de Benicassim» fue rechazado por los grupos «blaveros» que seguían defendiendo la «señera coronada» —también por parte de los partidos nacionalistas valencianos partidarios de la «cuatribarrada»— y por la dirección de UCD que inmediatamente dio marcha atrás. En una nueva negociación el PSPV-PSOE aceptó la «señera coronada» y renunció al término País Valenciano (aunque se mencionaba en el preámbulo), acordándose el término neutro de Comunidad Valenciana.[41][42]​ En una entrevista publicada por el semanario El Temps en 1991 Emilio Attard, uno de los máximos dirigentes de UCD de entonces, declaró: «No entro a decir si procedía poner reino, país o la imbecilidad de Comunidad Valenciana, que me la inventé yo».[43]

Bajada de la Real Señera desde el balcón del Ayuntamiento de Valencia (Procesión cívica del 9 de octubre de 2010.

Sin embargo, tras la aprobación del Estatuto de Autonomía de la Comunidad Valenciana de 1982, como señalaron Ferran Esquilache y Vicent Baydal en 2006, «el conflicto sobre los símbolos valencianos quedó abierto y nunca se cerró».[4]​ Por su parte Pau Viciano recordaba en 2008 que la bandera con franja azul «fue impuesta durante la transición política —de manera excluyente e incluso violenta— por el regionalismo anticatalanista».[44]​ En una intervención en las Cortes valencianas la diputada por la coalición Compromís pel País Valencià Mireia Mollà reivindicaba la bandera cuatribarrada como la propia de los valencianos y recordaba la frase del cantautor Ovidi Montllor (fallecido en 1995): «Tinc senyera on blau no hi ha. Dic ben alt que parle català. I ho faig a la manera de València» ['Tengo señera donde azul no hay. Digo bien alto que hablo catalán. Y lo hago a la manera de Valencia'].[45]​ Paralelamente, el Bloc Nacionalista Valencià, integrante de la Coalición, asumía en su Congreso de 2008 la bandera con franja azul coronada como muestra de su «voluntad de conciliación».[46]​ Cinco años después Joan Ribó, portavoz de la coalición Compromís en el Ayuntamiento de Valencia, pedía llevar la señera coronada en la procesión cívica del 9 de octubre.[47]

Debate historiográfico sobre la señera de la ciudad de Valencia

[editar]

El nacimiento de la señera coronada de la ciudad de Valencia (la bandera cuatribarrada con una franja azul con la corona real) se había situado tradicionalmente en el privilegio de Pedro el Ceremonioso de 1377. Sin embargo, ninguna de las descripciones de la bandera de la ciudad hechas por los cronistas en los siglos siguientes constataba la existencia de una franja azul (y la corona, de metal, la situaban en la punta del asta). La primera mención era muy tardía, de la segunda mitad del siglo XIX (y las primeras representaciones iconográficas eran también de la misma época, a excepción de algunas cartas portulanas de los siglos XV y XVI), lo que llevó a Pere Maria Orts (1979) a sostener la tesis de que fue entonces cuando nació la bandera coronada (por lo que durante los seis siglos anteriores la bandera de la ciudad habría sido la misma que la del rey, es decir, el Señal de Aragón: «cuatro palos de gules sobre campo de oro»).[48][49][50]​ Según Pau Viciano, la aportación de Pere Maria Orts «ha sido fundamental, ya que no solo recuperaba la información de antiguos cronistas y la documentación de archivo publicada anteriormente, sino que además ampliaba los datos con una investigación original, centrada en el Ochocientos».[51]

En 2006 Ferran Esquilache y Vicent Baydal calificaron la tesis de Orts como «una conjetura que ha hecho fortuna como verdadera entre algunos sectores nacionalistas» y volvieron a defender el origen medieval de la señera coronada, aunque retrasando su nacimiento a mediados del siglo XV. Aportaban como pruebas las cartas portulanas y unos documentos del siglo XVI en los que consta la compra de tela azul para la bandera de la ciudad por orden de los jurats. Sobre la cuestión de que ningún cronista hubiera incluido en sus descripciones de la bandera de la ciudad la franja azul, alegaban que no la mencionaron porque «no tenía absolutamente importancia simbólica [ya] que era un simple fondo para la corona».[52]

En 2008 Pau Viciano cuestionaba los dos argumentos principales de Esquilache y Baydal y retomaba la tesis de Orts del origen relativamente reciente de la señera coronada como bandera de la ciudad de Valencia.[53]​ La explicación de estos dos historiadores de que la franja azul no era mencionada por los cronistas porque no tenía «importancia simbólica», Viciano la consideraba «inverosímil». «Un dato como este no habría dejado de ser anotado» por ellos, argumentaba.[54]​ Por otro lado, Viciano advertía que «insistir en el carácter relativamente reciente de la franja azul de la señera no significa rechazar la legitimidad de este símbolo local. En cualquier caso, se trata de una bandera más que centenaria y asumida por todo el mundo —también por el valencianismo o "catalanismo" de tradición fusteriana— como señera propia de la ciudad, aunque no del conjunto del país».[55]

La bandera de la ciudad entre 1238 y 1377

[editar]
Fotografía del señal de Aragón, conservado en el Archivo Histórico Municipal de Valencia, y que es conocido como el penó de la conquesta, por ser la bandera que izaron los musulmanes de la ciudad de Valencia en una torre de las murallas en señal de rendición, poniendo fin así al asedio del rey de Aragón y conde de Barcelona Jaime I.

Ferran Esquilache y Vicent Baydal han señalado que «Valencia, como el resto de las villas reales, tenía como enseña los símbolos del monarca porque pertenecía a él, es decir, era parte integrante del territorio del rey como señor feudal. Por tanto, con el progresivo desarrollo de la personalidad jurídica de los municipios en toda la Corona durante el siglo XIII, Valencia y el resto de villas de realengo debieron adoptar el Señal Real como bandera municipal... Las primeras referencias documentales dejan claro que a principios del siglo XIV la senyera del senyor rei e de la ciutat era la que seguía la milica local cuando tenía que librar batalla».[56]​ Según Pau Viciano sobre este punto existe un amplio consenso entre los historiadores: «Hasta el momento [2008] todo el mundo acepta que la bandera de la ciudad de Valencia, desde la conquista hasta al menos bien entrado el siglo XIV, no era otra que las cuatro barras rojas sobre campo de oro, el señal heráldico de los condes de Barcelona y reyes de Aragón».[57]​ Un ejemplo de la identificación entre la senyera de la ciudad y la del rey es un documento de 1321, citado por Viciano, en el que las autoridades municipales mandaban que «tot hom a cavall e a peu, sia aparellat ab ser armes de seguir la senyera del senyor rei e de la ciutat» ['todo hombre a caballo y a pie, se aparejado con sus armas de seguir la senyera del señor rey y de la ciudad'] y en el que también ordenan «que la senyera del senyor rey e de la ciutat fos treyta e posada en la plaça d'en G. Escrivà» ['que la señera del señor rey y de la ciudad fuese sacada y puesta en la plaza de don G. Escrivà']. La misma identificación aparece en la Crónica de Pedro el Ceremonioso cuando en ella el rey relata que las tropas de la Unió (1347-1348) que se habían rebelado contra él «tenien llur bandera reial contra la nostra» ['tenían su bandera real contra la nuestra'].[58]

El privilegio de Pedro el Ceromonioso de 1377

[editar]
Escudo de armas de Pere el Cerimoniós, con el dragón alado sobre la corona y el yelmo. Relieve de las Torres de Serranos de Valencia.

Tras haber resistido el segundo asedio del rey de Castilla Pedro I en 1364, durante la llamada guerra de los dos Pedros (1356-1365), Pedro el Ceremonioso otorgó a la ciudad de Valencia el privilegio de utilizar sobre sus armas la corona real —según Pau Viciano con ello el rey lo que «hacía era remarcar la primacía de Valencia sobre las otras ciudades y villas del reino que, por defecto, eran representadas por el señal real»—.[59]​ El documento original no se ha conservado pero se conoce su existencia por medio de un acuerdo del Consell de la ciudad que en 1377 decidió cambiar los sellos con el escudo antiguo por unos nuevos con la corona recientemente otorgada (AMV, Manual de Consells, A-17, f. 87r):[56][60][61]

E és cert que·l senyal per los molts alts senyors reys d'Arago atorgat e confermat a la dita ciutat era e és lur propri senyal de bastons o barres grogues e vermelles, e axí apparia en dues coses: la primera en les banderes e penons e altres armes antigues de la dita ciutat; e la segona en los segells antichs del Consell de dita ciutat. [...] Que en lo senyal reyal de cascun dels dits cinch sagells, al cap subirà, sia feta corona per dues raons: la primera, car la dita ciutat és cap de regne, majorment, e la segona, car lo molt alt senyor rey, ara regnant, per son propri motiu e de sa mera liberalitat, tenint-se, així com fon, sa mercè per molt servit de la dita ciutat, senyaladament en la guerra de Castella prop passada, specialment en los dos setges, e pus principalment en lo segon e darrer daquells tenguts sobre aquella per lo dit rey de Castella, enadí la dita corona al dit senyal
Y es cierto que el señal por los muy altos reyes de Aragón otorgado y confirmado a la dicha ciudad era y es su propio señal de bastones o barras amarillas y rojas, y así aparecía en dos cosas: la primera en las banderas y pendones y otras armas antiguas de la dicha ciudad; y la segunda en los sellos antiguos del Consell de la dicha ciudad. [...] Que en el señal real de cada uno de los dichos cinco sellos, en el extremo superior, sea hecha corona por dos razones, la primera porque la dicha ciudad es cabeza de reino, mayormente, y la segunda, porque el muy alto señor rey, ahora reinante, por su propia iniciativa y su mera liberalidad, teniéndose, como así fue, su merced por muy servida de la dicha ciudad, señaladamente en la reciente guerra de Castilla, especialmente en los dos asedios, y más principalmente en el segundo y último de aquellos tenidos sobre aquella por el dicho rey de Castilla, añadió la dicha corona al dicho señal.
Escudo de la ciudad con las cuatro barras del Señal de Aragón y la corona real como timbre, portado por dos ángeles. Fachada de la Lonja de la Seda de Valencia (finales del siglo XV).

Pere Maria Orts ha destacado que el documento deja bien claro «que las banderas o señeras de la ciudad de Valencia llevaban en campo de oro cuatro palos de gules», «que la corona real se puso en el escudo que se tenía que reproducir en los cinco sellos nuevos que se encargan» y «que no se dice nada en absoluto, de cambios o aumentos en la señera». Para reforzar su argumento de que el privilegio del Ceremonioso se refería al escudo y no a la bandera cita los siguientes versos de Jaume Roig en el Spill escrito hacia 1460 (la cursiva es de Orts): «...com molt l'amàs, / sola portàs / en sa bandera, / penó, senyera, / altres senyals: /armes reials / soles pintades / no gens mesclades / ab lo passat, / lo camp daurat, / vermells bastons / sobre'ls cantons / d'or coronat». Orts comenta: «El oro y los gules de nuestra señera, de nuestro escudo, están presentes con armonías de romance y, aunque sea por el pie forzado de las rimas, precisa el poeta que los laterales del campo han de ser de oro, y las rojas [vermelles], al centro: "sobre'ls cantons / d'or coronat"».[62]

Bandera de Borriana, en aplicación del privilegio concedido a la villa por Pedro el Ceremonioso el 13 de marzo de 1348 por el que a los cuatro palos de gules en campo de oro se añadía una pieza de "azul grisáceo" sobre la que se pintarían, bordarían o se estamparían tres coronas reales. Todo como recompensa a la fidelidad al monarca en la guerra de la Unió.

Como prueba de que el privilegio de Pedro el Ceremonioso no incluía ningún añadido a la bandera de la ciudad Pere Maria Orts aporta el documento con fecha de 13 de marzo de 1348 de concesión de las armas y la bandera a la villa de Borriana como premio a su lealtad en la guerra de la Unió en la que a los cuatro palos de gules en campo de oro le añade una pieza de «azul grisáceo» sobre la que se dispondrán tres coronas de oro. El documento dice lo siguiente (traducido del latín por el propio Orts):[63]

Por la presente carta nuestra otorgamos, queremos y mandamos que la bandera de la dicha villa [Borriana] se aumente en la parte superior. El cual añadido se ha de tintar de color azul grisáceo, del mismo color en que los antiguos reyes de Aragón, ilustres progenitores nuestros, pusieron sus señales de victoria, y en el añadido de dicho color, sean pintadas o bordadas o estampadas tres coronas reales de color de oro como signo de fidelidad... para que, como el oro, se ha de probar en él en cuanto a los hechos [al servicio] de la Corona Real.

Pau Viciano respalda este último argumento de Orts al señalar que «Martí de Viciana, en su crónica [Crónica de la Ínclita y Coronada Ciudad y Reino de Valencia, 1564], detalla la concesión de la franja azul con las tres coronas a Borriana [su villa natal], pero no dice nada de la bandera de Valencia. Y no resulta verosímil que, si la tradicional señera real hubiera sufrido una modificación heráldica tan significativa, el cronista no lo hubiese hecho constar».[64]

Real de Valencia acuñado durante el reinado de Alfonso el Magnánimo (1416-1458), con la efigie del rey en el anverso y en el reverso el escudo de Valencia (simplificado: solo dos barras) con el timbre de la corona real

Por su parte, Ferran Esquilache y Vicent Baydal también advierten que el privilegio de 1377 se refiere únicamente al escudo de la ciudad, y afirman «que no se conoce ningún documento del siglo XIV que hable de la corona añadida a la Señera». Sin embargo, dejan abierta la posibilidad de que fuera llevada a la bandera («en cualquier caso, no podemos saber si la corona se añadió ya a la Señera o no»).[65]Pau Viciano, por su parte, descarta completamente esa posibilidad ya que la corona real que había concedido Pedro el Ceremonioso a la ciudad «no estaba situada dentro del campo del escudo, sino que era lo que en heráldica se denomina un timbre, un elemento exterior que se superponía al escudo real, el de las cuatro barras. El problema era que, de acuerdo con la normativa que regía las banderas heráldicas, un timbre no podía formar parte de la bandera de tela».[66]

El acuerdo del Consell de 1449 de renovar la bandera de la ciudad

[editar]

Ferran Esquilache y Vicent Baydal sostienen que la corona real sí que se añadió finalmente a la bandera de la ciudad, pero fue setenta años más tarde, en 1449, según se desprende de un acuerdo del Consell de ese año por el cual se decide hacer una nueva bandera «attenents [que] la bandera d’or e flama que la Ciutat tenia fos squiurada e gastada, per tal proveïren ne fos feta una nova consemblant de aquella, emperò ab corona» ['atendiendo (que) la bandera d'or i flama que la Ciudad tenía deteriorada y gastada, para lo que proveyeron que fuese hecha una nueva semejante a aquella, pero con corona'] (AMV, Manual de Consells, A-34, f.200). «Lo que el documento parece indicar es que hasta entonces la bandera de la ciudad continuaba siendo la del rey, y que es en este momento cuando se añade la corona», afirman Esquilache y Baydal, aunque advierten «que otros autores piensan que el documento se refiere a la corona metálica situada al final del asta».[65]

Representación de los emblemas de los tres estamentos del reino (la Virgen, del eclesiástico; San Jorge, del nobiliario; el Angel Custodio con el escudo con las armas del rey, del real). Portada del Llibre de matrícula de nobles, cavallers i generosos del regne de València (siglo XVI, Archivo del Reino de Valencia).

Esa es precisamente la tesis que defiende Pau Viciano, que por otro lado destaca que el acuerdo de 1449 «aclara como había sido la señera de la ciudad hasta entonces», es decir, que «hasta mediados del siglo XV, la bandera de Valencia era la señera real —la llamada "oriflama"—, sin corona ni azul». Según Viciano, «todo parece indicar, y hay representaciones gráficas de finales del siglo XVII, que la bandera de tela tenía una corona de metal sobre el extremo del asta. Con el añadido de la cimera del dragón alado, documentada en 1459, reconvertido en rat penat ya en 1503, este elemento físico exterior a la bandera permitía diferenciar la señera de la ciudad de la del rey, que continuaba estando acabada en punta de lanza».[67]​ Esquilache y Baydal coinciden con Viciano en este último punto: «Parece que es a principios del siglo XVI cuando se popularizó el nombre de Senyera del Rat Penat, lo que indica que lo que se consideraba más importante y reconocible de la Senyera era la cumbre del palo, junto a las barras reales».[68]​ Así lo recoge Martí de Viciana, citado por Viciano, en su Crónica de la Ínclita y Coronada Ciudad y Reino de Valencia (1564) cuando al relatar un episodio de las Germanías se refiere a la señera de la ciudad como «la vandera [sic] real que nombran el Rat penat». «La designación de "bandera real" es inequívoca: era la llamada oriflama, el señal de las cuatro barras, distinguido solo por el ratpenat de la cimera», comenta Pau Viciano.[69]

Las cartas portulanas

[editar]
Señera de la ciudad de Valencia sin corona antes del privilegio de 1377 (portulano de Crestes Abraham, 1375)
Señera de la ciudad de Valencia con corona pero sin franja azul, después del privilegio de 1377 (portulano de Macià de Viladestes, 1423)

Aunque su existencia ya era conocida entre los eruditos de la Renaixença,[70]​ Ferran Esquilache y Vicent Baydal han destacado los «numerosos portulanos en que aparece [la corona real], dentro de una franja de tonos claros situada al lado de las cuatro barras. En los portulanos del siglo XIV, como los de Dulcert (1339) o Cresques (1375), la ciudad de Valencia se identifica con las cuatro barras, sin corona ni franja. El primer portulano conocido en que aparece la corona es de Macià de Viladesters, de 1423... A partir de entonces, numerosos portulanos muestran la corona dentro de una franja azul, como los de Vallseca (1439), Roselli (1466), Benincasa (1473) o Martínes (1570, 1572 i 1578). No obstante, otras representaciones coetáneas continúan mostrando la bandera de la ciudad de Valencia simplemente con las cuatro barras reales, como en el caso de los portulanos de Reinel (1485) o Cantino (1502)». Según Esquilache y Baydal estos portulanos de los siglos XV y XVI, aunque seguían habiendo bastantes cartas que identificaban Valencia solo con las barras reales,[71]​ demostrarían su tesis de que la corona real otorgada por Pedro el Ceremonioso fue incorporada a la bandera de la ciudad por un acuerdo del Consell de 1449 —según su interpretación—.[65]

Señera de la ciudad de Valencia con corona, y franja azul de la cual no se ha encontrado documentación del motivo del añadido (portulano de Joan Martines, 1578)

Por su parte Pau Viciano ha cuestionado la interpretación de Esquilache y Baydal, afirmando que de la existencia de estas cartas portulanas «no se desprende necesariamente que las banderas que aparecen [en ellas] sean una reproducción exacta de la bandera oficial o, si se quiere, ceremonial de la ciudad de Valencia en aquellos momentos. De entrada, porque en la misma época, hay cartas que identifican la capital con la señera real, sin corona ni añadidos azules, e incluso hay mapas en los se atribuyen a Valencia banderas diferentes de estas dos [como la de Vicenç Pruners de 1601 que presenta «una bandera formada por las barras reales rodeadas de azul por los cuatro lados»]. Y, sobre todo, porque la información que aportan no coincide con la de otros registros escritos, sean documentos de archivo o textos cronísticos».[72]​ Viciano considera que las banderas de las cartas portulanas «más bien, podrían ser una convención gráfica para incorporar un elemento distintivo del escudo como es la corona a la hora de representar la simbología heráldica de la ciudad en forma de bandera o estandarte. Sin embargo, eso no quiere decir que, en aquel momento, se hubiese adoptado la misma solución para incluir la corona en la bandera de tela que la ciudad tenía como señera propia».[73]​ Además Viciano recuerda lo acordado por el Consell en 1499 que dejaba claro que al menos hasta esa fecha la bandera de la ciudad había sido la del rey, por lo que «las señeras coronadas que encontramos en la cartografía de la primera mitad del siglo XV no son una reproducción de la bandera de tela, la que llevaba el justicia en las procesiones cívicas y que movilizaba la hueste ciudadana, la que podríamos llamar bandera "oficial"».[74]

La compra de tela azul para la bandera en 1503, 1545 y 1596

[editar]

Otro tema controvertido entre los historiadores ha sido cómo interpretar los albaranes de pago conservados entre la documentación del racional de la ciudad sobre la compra de telas para confeccionar unas banderas nuevas en tres ocasiones (1503, 1545 y 1596). El documento de 1596, según Ferran Esquilache y Vicent Baydal, es el más interesante pues en él se indica que se adquirieron «sis alnes un palm y mig de tafatà de mantòs blau pera la asta y corona de dita bandera [...] cinquanta una alna de tela de or [...] dos terços de palms de setí carmesí y mig palm de setí vert pera la pedreria de la corona [...] i trenta cinch alnes dos palms de tafatà carmesí doble de un palm de ample» (AMV, Certificacions del Racional). Del análisis del documento Esquilache y Baydal concluyen que «la claridad del documento y las voluminosas medidas de las telas aportadas impiden que se pueda argumentar que el tafetán azul sea para los pequeños follajes o lambrequines que cuelgan de la punta del palo, representando el mantellet azul con cruz blanca del escudo real, mientras que el satén carmesí y verde parece claramente destinado a las piedras preciosas simuladas —rojas y verdes— que hay en la franja roja que separa las cuatro barras de la franja azul».[75]

Señera de Sagunt en la que el asta de la bandera está recubierta de una estrecha faja de tela de color rojo. Según Pau Viciano es probable que sucediera lo mismo en algún momento del siglo XVI con la señera de la ciudad de Valencia, cuya asta en este caso estaría cubierta con una tela de color azul.[76]

Pau Viciano lo interpreta de forma completamente diferente[77]​ y concluye que «la documentación sobre la confección de banderas no permite afirmar que la señera de la ciudad en el siglo XVI, a pesar de todos los elementos ornamentales añadidos, azules o no, fuese diferente de la de época medieval: las cuatro barras reales solas —es decir, la tradicional oriflama— con la corona y el ratpenat metálicos en lo alto del asta».[78]​ Y añade: «Es muy significativo que los cronistas forales, tan prolijos y atentos a las simbologías heráldicas no digan nada del supuesto aumento azul con la corona, cuando sí que describen con detalle la cimera y los follajes que colgaban de ella». Viciano cita al cronista Marc Antoni Ortí que relataba así la conmemoración en 1648 del cuarto centenario de la conquista de Valencia por Jaime I: se sacó «la vandera [sic] de la ciudad, que llaman el rat penat, hecha de tafetán carmesí con unas barras muy anchas de tela de oro. Llevava [sic] en lo más alto una celada grande de plata con un murciélago del mismo metal... Llevavan los extremos de la bandera los quatro [sic] abogados ordinarios».[79]​ Por último, Viciano pone el ejemplo de la bandera de Sagunt cuya asta está recubierta con una tela de color rojo, y plantea la posibilidad de que el asta de la de Valencia también estuviera cubierta con una tela, pero en este caso de color azul.[76]

Las pinturas del palacio de la Generalidad (finales del siglo XVI)

[editar]
Emblema del braç real de les Corts (el Ángel Custodio con la bandera y el escudo de las cuatro barras de gules sobre campo de oro) situado encima de los cuatro jurats de la ciudad de Valencia y miembros de la Diputación del General del Reino de Valencia. Pintura de la Sala de Corts del Palau de la Generalitat (1592).
Ángel Custodio que porta la bandera cuatribarrada. Emblema del braç real de les Corts que aparece en el retablo de la capilla del Palau de la Generalitat, obra de Juan Sariñena (1607).

Los historiadores que, como Pere Maria Orts o Pau Viciano, sostienen la tesis de que la señera coronada fue «inventada» en la segunda mitad del siglo XIX aportan como prueba las pinturas del Palau de la Generalitat (de finales del siglo XVI), tanto las de la Sala de Corts como la de la capilla, ya que en todas ellas la única bandera que aparece lleva las cuatro barras de gules sobre campo de oro, que es el señal del rey, sin ningún añadido.[80]

Los historiadores que, como Ferran Esquilache y Vicent Baydal, sostienen la tesis de un origen muy anterior (siglos XV o XVI), argumentan que es lógico que no aparezca la señera coronada ya que las banderas cuatribarradas del Palau de la Generalitat representan al conjunto del braç real (es decir, a todas las villas y ciudades bajo la jurisdicción directa del monarca, no solo a la ciudad de Valencia), cuyo emblema era el Ángel Custodio sosteniendo la bandera del rey.[81]

La bandera de la ciudad tras la «Nueva Planta» (1707-1850)

[editar]

Tras la promulgación en 1707 por Felipe V del Decreto de Nueva Planta que abolió los Furs y las instituciones propias del Reino de Valencia, siendo sustituidos por las leyes de Castilla, la bandera de la ciudad dejó de utilizarse —«había perdido la función de estandarte militar y los acontecimientos ceremoniales en que se exhibía, la fiesta de Sant Jordi y la de Sant Dionís, demasiado vinculadas al disuelto entramado legal e identitario, habían dejado de celebrarse», comenta Pau Viciano— y quedó «arrinconada —pero no olvidada— en algún lugar de las dependencias municipales».[82]

Fresco de Vicente López en el techo de la Casa Vestuario del Tribunal de las Aguas de Valencia (1800) en el que unos ángeles sujetan una gran bandera blanca, propia de los Borbones, en medio de la cual aparece el escudo de la ciudad.

No sucedió lo mismo con el escudo de la ciudad —el poligonal con las cuatro barras y la corona— que fue respetado e incluso entró a formar parte de los nuevos pendones y banderas borbónicas. Un pendón de color blanco —el propio de los Borbones— con el escudo de la nueva dinastía en el centro con cuatro escudos de la ciudad en cada ángulo fue utilizado en la proclamación de Luis I en 1724 y también con motivo del ascenso al trono de Fernando VI, Carlos III y Carlos IV.[83]​ Otro ejemplo del uso combinado de la bandera de los Borbones y el escudo de la ciudad es el fresco de Vicente López pintado en el techo de la Casa Vestuario del Tribunal de las Aguas de Valencia (1800) en el que unos ángeles sujetan una gran bandera blanca en medio de la cual aparece el escudo de las cuatro barras.[84]

Grabado con el escudo de la ciudad de Valencia (1767).

Las armas de la ciudad también se usaron en las «banderolas» o confalones de las procesiones o conmemoraciones organizadas por el Ayuntamiento de Valencia, que según el escritor de la época Marcos Antonio Orellana, llevaban «listas de dos colores alternadas, a saber rojo unas y otras de amarillo, [que] representan las barras de Aragón, que con el murciélago (o sea dragón) encima, y abajo las dos LL que declaran nuestra lealtad, figuran nuestras armas de Valencia», como en la celebración del tercer centenario de la canonización de Sant Vicent Ferrer. «Daban principio a ella [a la procesión], en dos vanderolas [sic], las armas de la muy ilustre ciudad, las barras de Aragón; las señales, digo, de los ensangrentados dedos del otro rey de Francia en el escudo del primer conde de Barcelona», escribió un cronista.[85]

La bandera de la ciudad solo se sacó a la calle una vez en todo el siglo XVIII. Fue en 1738 con motivo de la celebración del cuarto centenario de la Conquista de Valencia por Jaime I. Tanto Pere Maria Orts como Pau Viciano vuelven a destacar que en la descripción que hizo el cronista J.V. Ortí no mencionaba ninguna franja azul (y que la corona, de plata, estaba situada en la punta de asta): «el real estandarte, que es de tafetán carmesí con las barras de Aragón de oro sobre cartulina, en cuyo remate tiene una celada coronada, y sobre ella un murciélago, todo de plata curiosamente labrado».[86][87]

Reconstrucción de la bandera de la ciudad de Valencia por Pere Maria Orts a partir de los testimonios de los cronistas. Según Orts y Viciano tendría una forma similar al llamado pendón de la conquista.[88][89]

Cien años después, en 1838, y con un gobierno liberal en el Ayuntamiento, se celebró el quinto centenario de la Conquista y de nuevo la bandera que recorrió las calles de Valencia no llevaba ninguna franja azul (y la corona estaba en el mástil), como vuelven a recalcar Orts y Viciano. Así levantó acta de lo sucedido el secretario del Ayuntamiento Vicent Juan Vives: «[en el salón de la casa consistorial denominado de los Ángeles] se hallaba el estandarte de esta ciudad que sirve para estas fiestas centenarias, imitando al que sirvió de señal para anunciar en la Torre del Temple la rendición de la ciudad a las tropas cristians, y es de cuatro telas estrechas de seda carmesí sobre otras de gaza de oro, que todo forma las armas de Aragón; y por remate una celada coronada y el murciélago encima, todo de plata, insignia propia de esta ciudad y reino». Pau Viciano comenta: «No hay duda de que la señera que se sacó del Ayuntamiento en 1838 era la misma que ya se había usado en la celebración de 1738 y que esta, quizás con alguna restauración menor, no podía ser otra que la confeccionada a finales del siglo XVI, con las modificaciones de la cimera realizadas en el XVII». Por otro lado, durante esos mismos actos conmemorativos se izó el pendón de la conquista, recientemente recuperado, en el mismo lugar de la muralla, ceremonia que fue contemplada por el público «con inexplicable júbilo», según relató Vicent Juan Vives.[90][91]

Segunda mitad del Siglo XIX: ¿nació entonces la señera coronada?

[editar]
Señera de la ciudad de Valencia conservada en el Archivo Municipal de Valencia (confeccionada en 1876 para la conmemorar el sexto centenario de la muerte de Jaime I). Según Pere Maria Orts y Pau Viciano, fue la primera vez en que la bandera de la ciudad llevó una franja azul con unos bordados.

En 1876 el Ayuntamiento de Valencia conmemoró el sexto centenario de la muerte de Jaime I y para la ocasión encargó una nueva señera (que es la que actualmente se conserva en el Archivo Municipal de Valencia). Junto al asta llevaba un añadido azul pálido con bordados dorados (que solo mucho después fueron identificados como una corona; ni Teodor Llorente en 1889 ni Eduard Martínez Ferrando en 1919 "vieron" la corona cuando describieron la bandera),[92]​ lo que, según Pere Maria Orts y Pau Viciano, suponía introducir un elemento nuevo en la tradicional bandera de la ciudad que había sido hasta entonces, según estos dos historiadores, la de «cuatro palos de gules sobre campo de oro». Además su forma era «totalmente distinta, ya que en lugar del saliente central, recto en el extremo y arqueado cóncavo en los costados [la misma forma que el pendón de la conquista], tiene un ángulo agudo, como entrado en punta, que es lo que acentúa los dos picos en que acaba en su parte inferior», ha afirmado Orts. Era, pues, muy diferente a la bandera de la ciudad exhibida en 1838, por lo que, según Viciano, «entre estas dos fechas debió producirse una modificación de la tradicional señera de la ciudad... Lo que no se sabe es el momento exacto en que se produjo esta alteración ni por qué motivos» —lo que sí descarta Viciano es que el añadido de azul celeste con los bordados se hiciera para diferenciar la señera "valenciana" de la "catalana" porque hasta la década de 1880 no se generalizó la señera como bandera reivindicativa del catalanismo y porque entonces nadie cuestionaba el origen catalán de las cuatro barras, incluida la leyenda de Guifré el Pelós—. Así pues, Orts y Viciano sostienen que la señera con franja azul coronada no tendría un origen medieval sino relativamente reciente: la segunda mitad del siglo XIX.[93][94]​ Según Viciano, «sería ya bien entrado el siglo XX, en el contexto de la aparición de un verdadero movimiento valencianista, con contradicciones iternas y más o menos enfrentado con el españolismo, cuando se haría una lectura "particularista" del aumento azul de la señera y volvería a reivindicarse la corona. Nacía así la señera "tricolor" o "coronada", asumida como propia por algunos sectores valencianistas pero también rechazada por otros, seguramente más consecuentes».[95]

La tesis de Orts y de Viciano ha sido cuestionada por los historiadores que mantienen el origen medieval de la señera coronada. Ferran Esquilache y Vicent Baydal han calificado a estos investigadores como «catalanistas» y considerado la propuesta de Orts, apoyada por Viciano, como una «conjetura que ha hecho fortuna como verdadera entre algunos sectores nacionalistas».[96]​ Por su parte Pau Viciano ha situado a Esquilache y a Baydal en la órbita de la llamada «tercera vía» (entre el «catalanismo» y el «blaverismo»).[97]

Diseño

[editar]

La bandera no tiene fijadas unas proporciones oficiales, pero se utilizan de facto dos formas, de 1:2 y 2:3. Se considera que la primera forma es la tradicional, utilizándose sobre todo en edificios de gran simbolismo histórico y en cotas altas, lo que hace que este tamaño sea el de más solemnidad. El uso del segundo tamaño, en cambio, está más extendido debido a que el tamaño de la bandera de la Comunidad Valenciana no podrá ser mayor que el de la de España, ni inferior al de otras entidades cuando ondeen juntas.

Existe una versión simplificada de la señera valenciana que surge al eliminar de esta los elementos heráldicos añadidos, en este caso, la corona. Su uso es común en formularios, carteles, indicadores, y demás representaciones visuales que hagan complicado mostrar la señera en toda su complejidad lineal. Se representa sin franja roja vertical, debido a que esta forma parte también de la corona.

Véase también

[editar]

Notas

[editar]
  1. Véase el apartado de este artículo: «Debate historiográfico sobre la bandera de la ciudad de Valencia»

Referencias

[editar]
  1. DOGV núm. 211, de 13 de diciembre
  2. Esquilache y Baydal, 2006, p. 1. «En origen, esta era la bandera local de la ciudad de Valencia... Un sector de los autores que han tratado el tema, de tendencia blavera, ha intentado demostrar que esta bandera privativa de la ciudad era la bandera de todo el reino de Valencia, argumentando que era una especie de ciudad-estado medieval, justificándose en la notable influencia de la ciudad en los asuntos del reino, hipótesis esta que no apoya ningún historiador del período».
  3. Atienza, Antoni (13 de octubre de 2002). «La senyera valenciana» (en valenciano). www.pinedo.info. Consultado el 14 de octubre de 2024. «[La Corona] era un símbolo concedido [por Pere el Ceremoniós en 1365] "a la ciudad de Valencia"; pero la ciudad de Valencia era el Cap i Casal, la "mare del Regne", en palabras del rey Juan I. Por tanto, era la representación de todo el Reino, pues todo el Reino había luchado, en Guardamar, en Alacant, en Sogorb, en Morvedre, en Chiva y en la propia Valencia, contra los castellanos. Por eso cuando los jurats mandaron hacer los sellos nuevos en la corona, dijeron que significaba que valencia "era cap de Regne" ['cabeza de Reino']. La corona era todo el pueblo valenciano, para todo el Reino, pero la recibía la Ciudad de Valencia como Cabeza del mismo.» 
  4. a b Esquilache y Baydal, 2006, p. 10. «Desde la aprobación del Estatuto de autonomía del País Valencià, que la hacía oficial, la Señera Coronada ondea en todos los ayuntamientos del país y ha sido aceptada como natural por la mayor parte de la población valenciana, si bien normalmente con gran indiferencia y desconocimiento. Aun así continua habiendo fuertes reticencias entre los partidos mayoritarios de izquierda y nacionalistas (como EUPV y el Bloc), y un claro rechazo entre el resto minoritario (como Els Verds, ERPV, y otros grupos independentistas), que suelen referirse a ella como «la blavera». Tampoco en las comarcas más alejadas de la capital se ha aceptado completamente por parte de la ciudadanía, y las cuatro barras solas continúan luciendo en los balcones y calles en las festividades de muchos pueblos. Mientras tanto los grupos claramente blaveros continúan utilizándola como bandera de confrontación».
  5. García Moya, Ricardo (1993). Tratado de la Real Señera. Señeras valencianas y pendones catalanes. Ajuntament de Valencia. ISBN 84-88639-08-2. 
  6. a b Esquilache y Baydal, 2006, p. 6.
  7. Ferrando, J. (1983). Origens, elements, naturalea i organisacio del Regnum Valentiae. ISBN 84-7579-881-0. 
  8. Viciano, 2008, p. 71; 78-79. «El problema es que, ya entrado el siglo XX, algunos sectores quisieron ver en estos ornamentos, sobre todo en la franja azul, un elemento que particularizaba la señera como "valenciana": nacía así el concepto de señera "coronada" o "tricolor", que hacía de unos elementos accesorios un componente simbólico diferenciador».
  9. Archilés, 2022, p. 259.
  10. Orts, 1979, p. 263-268.
  11. Esquilache y Baydal, 2006, p. 6. «Será hacia finales del siglo XIX cuando el movimiento cultural de la Renaixença recuperó la Señera Coronada como símbolo identitario valenciano, y volvió a popularizarse como símbolo regional».
  12. Archilés, 2022, p. 259-261.
  13. Archilés, 2022, p. 260.
  14. Esquilache y Baydal, 2006, pp. 6-7.
  15. Orts, 1979, p. 268.
  16. Orts, 1979, pp. 270-273.
  17. a b c d e Esquilache y Baydal, 2006, p. 7.
  18. Archilés, 2022, p. 263.
  19. Orts, 1979, p. 273.
  20. Orts, 1979, p. 274. «El valencianismo había degenerado en folclorismo caritativamente permitido por los detentadores del poder central».
  21. Orts, 1979, pp. 277-278. «Guillem Renat (pseudónimo del filólogo Josep Giner Marco) quien, después de bastante acertadas consideraciones sobra la bandera de los valencianos, dice [en valenciano]: "[...] En Valencia los valencianistas provincianos creen que la faja [llista] de color [azul] sirve para diferenciar la bandera valenciana de la catalana. ¡Los pobrecillos no saben ni como era la bandera valenciana medieval! Centenares de veces está escrito en los llibres de Consells, sesiones de Corts valencianas, memorias, escritos diversos, todos ellos de autenticidad innegable, que la bandera valenciana son cuatro palos sobre campo de oro. En absoluto se alude a ningún color más"».
  22. Archilés, 2022, p. 266-271.
  23. Orts, 1979, pp. 325-326.
  24. Orts, 1979, p. 278-279.
  25. a b c d Esquilache y Baydal, 2006, p. 8.
  26. Archilés, 2022, p. 276. «La consolidación de la dictadura franquista significó el fin del valencianismo político y de su proyecto para la identidad valenciana».
  27. Furió, 1995, pp. 620-621. «La persecución de la lengua no fue tan intensa y enérgica como en el Principado, entre otras razones porque el grado de conciencia nacional era menor y porque el uso de aquella no tenía el mismo carácter subversivo... Tampoco hubo demasiada oposición a su uso escrito, tanto si era de contenido folclórico como de mayor ambición cultural, como lo testimonia la aparición de los libros de Xavier Casp o de los primeros papeles de Joan Fuster, de 1944. Eso se debía en buena medida a su escasa proyección social, que la hacía inocua para el régimen, y, sobre todo, al colaboracionismo de los sectores más folclorizantes y reaccionarios, reunidos en Lo Rat Penat, que conseguirían el milagro de hacer compatible el franquismo y un valencianismo aguado y autocomplaciente».
  28. Archilés, 2022, p. 276.
  29. Furió, 1995, p. 621.
  30. Furió, 1995, p. 621; 629-631.
  31. Furió, 1995, pp. 629-631. «El valencianismo se incorporaba así al camino de la modernidad, de la sintonía con la nueva realidad social y cultural, dejando atrás el lastre folclórico y arcaizante simbolizado en Lo Rat Penat y también por aquellos sectores que habían encarnado la modernidad en los años cuarenta y cincuenta, como el encabezado por Xavier Casp, pero que ahora se apresuraban a sumarse a las filas del secesionismo lingüístico y el anticatalanismo más primario»
  32. Furió, 1995, p. 631-632.
  33. Decret de 30 d'abril de 1978: http://www.docv.gva.es/datos/1979/05/30/pdf/1979_801200.pdf
  34. a b c Esquilache y Baydal, 2006, p. 9.
  35. Badiola, Juan José Sánchez. Símbolos de España Y de Sus Regiones Y Autonomias. Editorial Visión Libros. ISBN 9788499836768. Consultado el 30 de marzo de 2018. 
  36. Furió, 1995, p. 632. «La cuestión nacional, que, a pesar del insuficiente apoyo electoral de los partidos nacionalistas, había conseguido impregnar un espectro social más amplio, sobre todo entre el electorado de izquierda, no tardará en ser utilizada por la derecha, de forma partidista, para restar fuerza a la hegemonía electoral socialista. No otro es el origen del anticatalanismo visceral y agresivo, promovido por los estrategas de la discordia de UCD y en el que confluirían desde los sectores residuales del franquismo, todavía incrustados en las instancias de poder, y algunos valencianistas históricos reconvertidos hasta grupos de conocida filiación fascista. La batalla en torno a los símbolos —el nombre del país y de la lengua, la señera, el himno— conocería episodios de gran violencia...».
  37. Viciano, 2008, p. 12. «La reacción del regionalismo anticatalanista había planteado un áspero debate sobre la señera del País Valenciano. Cabe decir que Fuster, basándose en la erudición establecida en la época, no negaba la autenticidad histórica de la señera coronada con franja azul, ya que la consideraba una antigua enseña local. Así coincidía, entre otros, con Manuel Sanchis Guarner, que consideraba que la bandera de la ciudad, al menos desde época moderna, era la señera con el aumento azul y corona».
  38. «Yo di todos los medios e ideé la mecha» que quemó las banderas Archivado el 1 de julio de 2016 en Wayback Machine.. Entrevista a Rafael Orellana por el diario El Mundo el 9 de octubre de 2010
  39. Furió, 1995, p. 632.
  40. http://www.congreso.es/public_oficiales/L1/CONG/BOCG/H/H_068-I.PDF
  41. a b Furió, 1995, pp. 632-633.
  42. a b Esquilache y Baydal, 2006, pp. 9-10.
  43. «No entro a decir si procedía poner reino, país o la imbecilidad de Comunidad Valenciana, que me la inventé yo». Semanario El Temps, 14 de octubre de 1991.
  44. Viciano, 2008, p. 14.
  45. Tinc senyera on blau no hi ha (Tengo señera donde azul no hay)
  46. Ponència del V Congrés del Bloc Nacionalista Valencià:

    [...]Aquesta voluntat de conciliació, derivada d'una determinació per ser entesos pel conjunt de la societat i avançar en la construcció nacional del poble valencià, ens ha de conduir a avançar en l'assumpció normalitzada de la simbologia estatutària, més

    concretament de la Senyera coronada, com a símbol privatiu, com a bandera que ens identifica com a nació en el món, que ens uneix amb la tradició del primer valencianisme polític i que ens pot aportar noves complicitats ciutadanes que estan esperant trobar una resposta política en clau pròpia.
    Ponencia del V Congreso del Bloc Nacionalista Valencià:
    [...] Esta voluntad de conciliación, derivada de una determinación para ser entendidos por el conjunto de la sociedad y avanzar en la construcción nacional del pueblo valenciano, nos debe conducir a avanzar en la asunción normalizada de la simbología estatutaria, más concretamente de la Senyera coronada, como símbolo privativo, como bandera que nos identifica como nación en el mundo, que nos une con la tradición del primer valencianismo político y que nos puede aportar nuevas complicidades ciudadanas que están esperando encontrar una respuesta política en clave propia.
  47. Garí, Joan (27 de septiembre de 2013). «Compromís i la senyera» (en valenciano). El País. Blogs. Comunidad Valenciana. Consultado el 22 de octubre de 2024. 
  48. Orts, 1979, pp. 15-25.
  49. Viciano, 2008, p. 12-13. «La tesis más innovadora de Pere Maria Orts era que el origen de la franja azul, lejos de ser de época medieval o moderna, se situaba en un momento relativamente reciente, a mediados del siglo XIX. Al final de los años noventa, la tesis de Pere Maria Orts todavía no se había visto cuestionada con datos verosímiles y dignos de tomarse en consideración».
  50. Cortés, 1997, p. 44-49.
  51. Viciano, 2008, p. 13.
  52. Esquilache y Baydal, 2006, pp. 3-4.
  53. Viciano, 2008, p. 11-16; 77. «Sería la restauración del último cuarto del siglo XIX la que habría dado lugar a la franja bordada con pedrería, tal como la conocemos hoy. Lo que sí parece evidente es que —desde la época foral al Ochocientos— no figuraba ninguna corona sobre la tela de la bandera. [...] Es más, a lo largo de los siglos, la señera de la ciudad había podido asumir la centralidad en las conmemoraciones de la Conquista porque era heráldicamente la misma que la del rey. En caso contrario, no se entendería que una enseña municipal relegase al estandarte propio de la corona en una ceremonia que glorificaba a la casa de Aragón. [...] Puede afirmarse que en estos momentos [2008] no hay argumentos suficientes para cuestionar que la bandera de la ciudad de Valencia, hasta el siglo XIX, fue la misma que la de los condes de Barcelona y reyes de Argón. Como decía el apasionado cronista Pere Antoni Beuter en 1538, la de "les venturoses i celestials insígnies d'Aragó: les quatre barres de sang en el camper d'or" ['las venturosas y celestiales insignias de Aragón: las cuatro barras de sangre en el campo de oro']».
  54. Viciano, 2008, p. 55; 77-78. «Teniendo en cuenta el valor simbólico y diferenciador que se asignaba a la corona, si hubiera figurado en el tejido, al lado de las barras, esto no habría pasado desapercibido a unos cronistas que aludían constantemente a la "coronada ciudad de Valencia" y a la cimera metálica. Un elemento heráldico de esta trascendencia no podía descuidarse en las descripciones de la bandera»
  55. Viciano, 2008, p. 15-16. «Otra cosa, sin embargo, es la bandera del País Valenciano. Y aquí no hay motivos para renunciar a un símbolo —la bandera de las cuatro barras— que... ha identificado históricamente al reino».
  56. a b Esquilache y Baydal, 2006, p. 2.
  57. Viciano, 2008, p. 17.
  58. Viciano, 2008, pp. 17-18.
  59. Viciano, 2008, pp. 27-28. «La reivindicación de la capitalidad en el contexto de su reino era, pues, una de las funciones simbólicas de la corona, y la ciudad, desde entonces en adelante, la utilizó en los escudos, que eran su principal representación heráldica... En 1417 las autoridades municipales acordaron que los tejidos elaborados en Valencia tenían que llevar como marca una corona para dejar claro de donde procedían».
  60. Orts, 1979, pp. 48-49.
  61. Viciano, 2008, pp. 25-26.
  62. Orts, 1979, pp. 49-51.
  63. Orts, 1979, p. 56.
  64. Viciano, 2008, p. 46.
  65. a b c Esquilache y Baydal, 2006, pp. 2-3.
  66. Viciano, 2008, p. 23. «Los estandartes de tela no hacían más que reproducir, como banderas heráldicas que eran, los mismos elementos y en la misma disposición que tenían los escudos».
  67. Viciano, 2008, p. 23-24.
  68. Esquilache y Baydal, 2006, p. 3. «Sabemos que en 1545 se hizo por primera vez una cumbre de plata y que en 1587 se hizo completamente nueva porque aquélla se había quemado en el incendio del año anterior, ordenando que se hiciera el murciélago que se acostumbra llevar en la cabeza de la bandera de la presente ciudad. En 1596, al tiempo que se reparaba la Senyera, se aprovechó para reducir las dimensiones de la cumbre del murciélago, situado sobre el yelmo o celada del escudo del rey. En 1638, para el cuarto centenario de la conquista, se hizo un nuevo palo de plata con la cumbre, que según demostró V. Vives Liern es seguramente la misma que ha llegado hasta nosotros y todavía se utiliza, ya que se adecua a las descripciones documentales y pesa exactamente lo mismo».
  69. Viciano, 2008, pp. 46-47.
  70. Viciano, 2008, p. 18.
  71. Viciano, 2008, p. 21.
  72. Viciano, 2008, p. 18-21.
  73. Viciano, 2008, p. 22-24. «El caso de Barcelona o de la ciudad de Mallorca, que a veces se aduce como prueba de la identidad entre las banderas reales y su representación en las cartas náuticas, es completamente diferente del de Valencia. El escudo de aquellas ciudades ya incorporaba en su campo, en forma cuartelada, elementos diferenciadores que se añadían a las cuatro barras reales, como eran la cruz de San Jorge roja para Barcelona y el castillo sobre fondo azul para Mallorca. Los estandartes de tela no hacían más que reproducir, como banderas heráldicas que eran, los mismos elementos y en la misma disposición que tenían los escudos. El caso de Valencia es más complejo... En los mapas náuticos, el asta de las banderas suele acabar en un pomo, siguiendo el modelo estereotipado que suele aplicarse a todas las ciudades, incluso las de los países más exóticos. Quizás por eso, en lugar de representar la corona en el asta, los ilustradores de las cartas portulanas añadieron una de más grandes dimensiones, más visible, pero enmarcada en una franja sin color o azul que permitía resaltarla y unirla d manera gráficamente coherente al palo».
  74. Viciano, 2008, pp. 24-25. «Es decir que las ilustraciones de las cartas portulanas, por más coronas y franjas azules que tengan, no prueban que la señera coronada fuese la bandera de la ciudad de Valencia».
  75. Esquilache y Baydal, 2006, p. 3.
  76. a b Viciano, 2008, p. 77.
  77. Viciano, 2008, pp. 44-45. «Cuando se dice que la tela azul es para el asta y para la corona, hay que interpretarlo literalmente. El tejido azul no formaría parte de la bandera, sino que, a lo sumo, recubría el palo o mejor dicho la vaina en la parte donde las barras se unen al asta, si no se usaba para hacer algún tipo de corbata o lazo. En el caso de la corona, la tela azul podía destinarse a los follajes que podían ser numerosos y de dimensiones considerables. Que la corona a la que se destina la tela azul era la metálica se confirma porque el documento menciona "seda carmesí fina per als torçals de dita corona" ['seda carmesí fina para los torzales de dicha corona]'. Los torzales eran cordoncillos decorativos que no parecen propios de una corona de tela o bordada sobre la bandera, sino de la corona metálica del asta. Podrían estar acabados en borlas y coserse al extremos de los lambrequines, como se ve en cimeras representados en grabados de la época. El hecho de que también se comprara "seda fina de totes colors per a puntejar dita corona" no sería, pues, prueba de que la corona estuviera cosida sobre una supuesta franja azul, sino que incluía o llevaba unidos ornamentos textiles. La "pedreria de la corona" hecha con satén carmesí y verde podría ir bordada sobre algún tejido dorado, sobre su base o en algún tipo de ornamentos».
  78. Viciano, 2008, p. 46. «Así aparece claramente representada en una ilustración del Llibre del Ceremonial de la Ciutat, manuscrito de 1696, que —hay que remarcarlo— fijaba el protocolo oficial, entre otras ceremonias, de las procesiones cívicas en las desfilaba la bandera de Valencia».
  79. Viciano, 2008, p. 47-48. «Una vez más, "llevavan los extremos de la vandera los quatro abogados ordinarios", prueba que este estandarte era bocelado y que, quizás con alguna restauración, sería el mismo que se había confeccionado en 1596».
  80. Orts, 1979, p. 147-156.
  81. Esquilache y Baydal, 2006, p. 4. «No aparece ninguna franja azul de la ciudad de Valencia, porque su bandera no representaba ni al reino ni al braç real. En cambio, sí que aparece la Señera Real, pero representando únicamente al braç real o popular, y no a todo el reino como argumentas los autores catalanistas, ya que el general del reino está representado en las Corts por el conjunto de los tres estamentos y no únicamente por el realengo. La única representación que conocemos que englobaba al general del reino era el emblema conjunto de los tres estamentos, la Virgen para el estamento nobiliario, San Jorge para el estamento nobiliario y el Ángel Custodio con el escubo cuatribarrado del rey para el estamento real».
  82. Viciano, 2008, p. 49.
  83. Viciano, 2008, pp. 49-50. «En este sentido, por su carácter ceremonial, podría considerarse que esta enseña había pasado a ser la bandera "oficial" de la ciudad. Incluso hay representaciones gráficas, como el catafalco de la proclamación de Carlos IV (1759), en que este pendón borbónico aparece colgado de la tradicional asta coronada por la cimera y el ratpenat, en una sustitución evidente de la antigua oriflama».
  84. Viciano, 2008, p. 53.
  85. Viciano, 2008, pp. 50-51.
  86. Viciano, 2008, pp. 53-54.
  87. Orts, 1979, pp. 185-210.
  88. Orts, 1979, p. 236.
  89. Viciano, 2008, p. 54.
  90. Viciano, 2008, pp. 56-57.
  91. Orts, 1979, pp. 216-226.
  92. Viciano, 2008, pp. 69-70. «Teodor Llorente, en una obra de 1889 sobre la historia y los monumentos de la ciudad, describía la señera conservada en el Archivo Municipal como una «magnífica oriflama, que aún brilla con los esplendores del oro y de la seda. Tiene su asta por emate un yelmo de plata, sobre el cual abre sus alas el Rat-Penat, está sujeta al asta una faja de seda azul celeste, bordada de oro, y de ella baja el lienzo de la bandera, formado por fajas longitudinales de alama de oro y seda carmesí, reproduciendo con estos colores las heráldicas barras". Para el patriarca de la Renaixença, pues, no existía ninguna corona —solo unos bordados dorados meramente ornamentales— y la tela azul no formaba parte de la señera propiamente dicha, ya que solo servía para unir al asta "el llenç de la bandera" ['el lienzo de la bandera'], que estaba formado por las cuatro barras heráldicas. [...] En un opúsculo sobre el Archivo Municipal publicado en 1919, Eduard Martínez Ferrando insistía en esta idea al describir la señera de la ciudad con estas palabras: "La magnífica oriflama, pavelló de la ciutat amada, porta nugada al pal una franja del blau celest, bordada d'or, de la qual descendeixen verticalment altres de seda carmesí i alama daurada amb les que es vol representar les barres catalano-aragoneses ['La magnífica oriflama, pabellón de la ciudad amada, lleva anudada al palo una franja azul celeste, bordada de oro, de la cual descienden verticalmente otras de seda carmesí y alama dorada con las que se quiere representar las barras catalano-aragonesas']. El aumento azul, todavía en el umbral de los años veinte, no se veía como parte de la bandera, que serían solo las barras tradicionales, ni se identificaban los bordados con una corona».
  93. Orts, 1979, pp. 248-252.
  94. Viciano, 2008, pp. 59-60; 71-72.
  95. Viciano, 2008, p. 71.
  96. Esquilache y Baydal, 2006, p. 4.
  97. Viciano, 2008, p. 14. «Desde estos planteamientos —que quizás tienen algo de malestar generacional— se pretende construir la "nación valenciana" con la reivindicación de símbolos como la señera con franja azul, como bandera del País Valenciano, una enseña que tenía tradición dentro del valencianismo de preguerra, pero que hay que recordar que fue impuesta durante la transición política —de manera excluyente e incluso violenta— por el regionalismo anticatalanista».

Bibliografía

[editar]
  • Archilés, Ferran (2022). «República i nació. La identitat dels valencians, 1931-1936». En Aurelio Martí Bataller, ed. Història de la Segona República al País Valencià (en valenciano). Col. Adés & Ara, nº 13, dirigida por Ismael Saz. Valencia: Institució Alfons el Magnánim. pp. 253-279. ISBN 978-84-7822-938-3. 
  • Cortés, Josepa (1997). «La senyera dels valencians». L'Avenç (en catalán) (214): 44-49. 
  • Esquilache, Ferran; Baydal, Vicent (2006). «Entorn de la Bandera del País Valencià» (en valenciano). www.ventdcabylia.com. Consultado el 10 de octubre de 2024. 
  • Furió, Antoni (1995). Història del País Valencià (en valenciano). Valencia: Edicions Alfons el Magnànim. ISBN 84-7822-159-X. 
  • Orts, Pere Maria (1979). Història de la Senyera al País Valencià (en valenciano). Valencia: Eliseu Climent, editor. ISBN 84-85211-90-1. 
  • Viciano, Pau (2008). Barres i corones. La bandera de la ciutat de València (segles XIV-XIX) (en valenciano). Catarroja: Afers. ISBN 978-84-95916-99-0. 

Enlaces externos

[editar]