Dice la ciencia que esta y no otra, es la edad a la que empezamos a tener recuerdos
Puede que te acuerdes de vivencias cuando eras solo un bebé o puede que seas como la mayoría y tengas un periodo de tu infancia completamente olvidado, ¿qué dice la ciencia sobre esto?
No todos recordamos todo, ni de la misma forma ni al mismo tiempo. Hay un refrán que dice algo así como “no recuerdo todos los sitios en los que he estado ni he estado en todos los sitios que recuerdo” porque la memoria es muy suya y a veces funciona a su libre albedrío, pero ¿qué dice la ciencia sobre la edad en la que de verdad empezamos a crear recuerdos? En general, la mayoría empezamos a recordar en torno a los tres o cuatro años. Siempre hay alguna excepción que tiene recuerdos más remotos, pero son los menos.
Sobre la primera infancia, los primeros tres o cuatro años de nuestra vida, tenemos una especie de amnesia o desmemoria que nos hace casi imposible recordar absolutamente nada.
Otra cosa es que a fuerza de que nos hayan contado historias, anécdotas o costumbres, las hayamos transformado en una especie de “recuerdos” en nuestra cabeza.
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Recuerdos guardados en una caja
Distintos expertos publicaron hace unos años un estudio sobre la capacidad de algunos niños de almacenar recuerdos con claridad a la edad de dos años, unos portentos fuera de la media.
Llevaron a cabo un experimento durante dos días, en el que colocaban un juguete en una caja y a través de una palanca el juguete desaparecía de su lugar original donde surgía otro juguete acompañado de sonidos y llamativas luces.
Los investigadores fueron enseñando a los pequeños a usar la máquina y su palanca, al tercer día les preguntaron si sabían usarla, les pidieron que se lo demostraran y aquellos que lo hicieron bien se llevaron una medalla a casa de regalo.
Años después, cuando esos bebés ya eran casi preadolescentes de entre 10 y 12 años, el equipo de investigadores volvió a entrevistarles, enseñándoles una medalla como la que se habían llevado aquel día y preguntándoles si la recordaban.
Una quinta parte de esos niños lo recordaba y de ese porcentaje, exactamente dos tenían menos de tres años cuando se llevó a cabo el experimento.
Ambos se habían pasado las semanas siguientes comentando su experiencia mientras eran bebés, lo que llevó a los investigadores a relacionar la comunicación con el ejercicio de la memoria desde la más tierna infancia. De hecho, existen muchos juegos fáciles de memoria para trabajar el desarrollo cognitivo de los niños de forma divertida
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¿Cómo son los recuerdos infantiles?
La cantidad que tengamos y su carácter general, van a depender de toda una serie de factores que influyen en nuestra capacidad para recordar eventos vividos de manera consciente, como dice este estudio sobre los factores y características de los recuerdos de la infancia.
Para recordar hay que tener ideas y estas tienen una relación directa con el lenguaje, por lo que el grado de desarrollo del lenguaje que tenga la niña o el niño, va a determinar en gran parte la amplitud y la variedad de los recuerdos que pueda crear.
Los investigadores también encontraron un segundo factor además del lenguaje, con una clara influencia sobre los recuerdos, la inteligencia. Como prueba, este estudio donde hablan del estilo de los padres para hablar sobre el pasado.
Una persona con una discapacidad intelectual, según las conclusiones a las que llegaron, ve limitado el rango de sus experiencias, por lo que la variedad y el número de sus posibles recuerdos también se limita.