Nuestra estancia en la casa de la playa no suele ser tan larga como nos gustaría pero, curiosamente, es el lugar donde vivimos algunos de los mejores momentos del año: las tardes jugando al bingo con los vecinos, las jarras de limonada y esa ducha al volver de la playa - la mejor -, seguida de una buena siesta. Las casas de la playa o segundas residencias se convierten en espacios rebosantes de sosiego y joie de vivre durante los meses estivales, especialmente si el interiorismo acompaña.
Uno de los grandes beneficios de la decoración de una casa junto a la playa es la obviedad del estilo marinero o ‘navy’, ideal para extender los encantos del mar a nuestro propio refugio. Sin embargo, muchas veces caemos en tópicos decorativos que se nos pueden ir de las manos. Siente la brisa, prepara el gazpacho y evita los siguientes errores en la decoración marinera de tu casa o piso de la playa.
Elegir colores estresantes
Las palmeras son verdes, la paella amarilla y un buen interiorismo playero se apoya en el blanco y el azul, eso es así. De arriesgarnos a ir más allá, existe una delgada línea entre la casa de nuestros sueños o la guarida del villano de Sé lo que hicisteis el último verano. En este caso, la lógica no falla: opta por azules (turquesa y verdes caribeños bien, aceptamos barco]), blancos y tonos pastel o arenosos. A evitar: el negro, el verde manzana o colores que en lugar de relajarte inciten a irse de rave. Comienza por el color de las paredes y continúa sumando elementos acorde a la paleta cromática.
Incluir motivos kitsch
Puede pasar: disfrutas de tu casa de la playa dos meses al año y no hay tanto tiempo para pensar en el interiorismo, que aquí hemos venido a disfrutar. Así que corres a la primera tienda china y te haces con una cortina de baño de plástico con dos buenos tiburones estampados. Tampoco puede faltar un cuadro de corales vivos, sillones con patterns demasiado tropicales o esculturas de conejos hechas a base de conchitas. Cuidado, que la tentación de caer en los motivos náuticos más horteras engaña y podemos terminar convirtiendo nuestra casa en un club de pole dance subacuático. Ante todo, ¡sutilezas! Incluye un único mueble con motivos marineros, la ventana de un barco abandonado que compraste en ese anticuario , o una obra de arte elaborada con madera de antiguas barcas, pero sin pasarte.
Abusar del DIY
Al igual que hay personas que corren a la tienda de los flotadores a por los elementos de decoración más socorridos, las hay que se toman con tanta calma las vacaciones que no les importa invertir dos semanas en restaurar todos los muebles por su cuenta. Todos sabemos que el bricolaje relaja a muchas personas y aporta un toque personalizado a cualquier estancia, pero quizá sea mejor enfrascarse más adelante y disfrutar de las mieles del verano. En su lugar, contrata a un interiorista, haz una compra única o apuesta por el minimalismo como una forma de vestir tu casa y ahorrar tiempo.
Excederse con las conchas (u otros motivos marineros)
A muchas personas les encanta ir a la playa a recoger conchas de buena mañana, una práctica de lo más saludable y relajante. Sin embargo, no es necesario utilizar todas las conchas, restos de fósiles y caracolas que encontremos para decorar la casa. Un cuadro con conchas por aquí, conchas colgantes del techo, conchas pegadas en los jarrones… STOP. Las conchas suelen ser uno de los motivos de decoración más recurrentes pero no el único: ahí tenemos los timones o las estrellas de mar. Por no hablar de las maquetas de veleros. Moraleja: no exageres la decoración en torno a un motivo concreto.
Apostar por una luz demasiado intensa
Una casa en la playa no deja de ser una extensión de la propia naturaleza, en este caso nuestro querido mar. Esto significa que gozaremos de luz natural durante gran parte del día gracias a la ubicación y época del año. Por este motivo, vamos a abrazar las luces tenues y sutiles para crear un ambiente mágico al llegar la noche. Apostar por luces blancas e intensas en espacios como la cocina puede estar bien si hacemos vida en esta residencia en los meses de invierno, pero no abuses.
Subestimar las plantas
En lugar de sobrecargar el interior de tu casa con motivos de veleros y caracolas, apuesta también por plantas de interior que combinen con el interiorismo y aporten un toque más acogedor. Las suculentas y los cactus, por ejemplo, son muy resistentes y casan a la perfección con textiles como el lino blanco, uno de los más recurrentes en las casas de verano. Por otra parte, piensa que el clima mediterráneo favorece el cultivo de ciertas plantas, por lo que puede ser una buena ocasión para aprovechar el sol, el viento y la humedad a la hora de decorar las zonas exteriores con plantas tropicales como strelitzias y trepadoras como la buganvilla.
Extender la decoración de tu casa en la ciudad
Uno de los errores más comunes al decorar la casa de la playa consiste en convertir esta vivienda en una extensión de nuestro hogar urbano, pero no. Aquí prioriza el relax, la sencillez y la comodidad, por lo que no es necesario abusar de muebles, tener un despacho o sobrecargar el entorno. La simplicidad será tu mejor aliada a la hora de crear mayor expansión y apertura para que el ojo pueda descansar y el entorno cuente con un mayor protagonismo en este nuevo refugio.
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