Una propuesta disruptiva y totalmente fresca llegó con su estreno mundial en el BAFICI: “Bajo Naranja” es la ópera prima de Michael Taylor Jackson y por algo era una de las más esperadas del festival, que más que una película, es un manifiesto y un estilo de vida.
“Bajo Naranja apunta a las contradicciones de un mundo cada vez más engañoso donde el Internet es real y las noticias son falsas, donde el medio confunde el mensaje”, dice una de las partes del manifiesto de la película. Y es que la cinta del estadounidense Michael Taylor Jackson es una sátira en todo momento y una sensación de sentimientos incontrolables, acumulados por un grupo de jóvenes con ideales de todo tipo.
Ellos se encuentran a Yanqui (actuado por el director y guionista de la película), durmiendo en un cementerio luego de que fuese asaltado en la calle y perdiera su pasaporte y todas sus pertenencias. Él estaba de visita en nuestro país en busca de la tumba de Hipólito Bouchard o el “pirata argentino”, quien fue un conocido militar francés que conquistó y gobernó California durante seis días. Al igual que en la vida real, nuestro protagonista se obsesiona con su historia y decide viajar hacia Argentina para conocer aún más de su vida.
Tras el trago amargo de la delincuencia, estos jóvenes lo “adoptan” y lo llevan a una vieja casona donde conocemos el centro de “Bajo Naranja”, una comunidad donde casi nada parece estar prohibido o juzgado. En este lugar, sólo existe la libertad de pensamientos, donde el poliamor, las artes y la ecología conviven.
A partir de allí, la película trata sobre los vínculos de todos nuestros protagonistas: Frida (Vera Spinetta), Paty (Sofía Castiglione), Dante (Gianluca Zonzini), Goya (Bel Gatti, quien para mi fue el punto más alto de la cinta), y el propio Yanqui/Loro (Michael Taylor Jackson). Las tensiones aumentan a medida que pasa el tiempo mientras preparan una obra de teatro: una ficción de lo que podría haber sido el juicio a Henry Kissinger, militar estadounidense quien estuvo involucrado apoyando la Dictadura y ejecutando el Plan Cóndor.
En una opinión personal, “Bajo Naranja” me gustó mucho. La propuesta, como dije antes, es fresca y eso se siente, como también vemos la originalidad del director a la hora de armar esta historia. Muchas veces, algunas propuestas se quedan a mitad de camino pero no es el caso de esta película, que notamos a simple vista su “alma” y el trabajo que tiene detrás. Y estas cosas que sentí, se confirmaron al instante al escuchar hablar a Michael: un apasionado del cine, quien estudió en Estados Unidos y en Argentina.
Estando acá, no se quedó con los brazos cruzados y continuó nutriéndose de nuestra cultura y se animó a hablar de temas que probablemente no lo interpelaban. Si bien por momentos sentí que la película no tenía un rumbo fijo (no entendía si era un viaje medio onírico o simplemente una parodia), se entendió perfecto el mensaje.
Cabe destacar que las actuaciones de los cinco protagonistas como los de papel secundario fueron geniales, mostrándonos la personalidad de cada uno y una unión verdadera, casi como una familia. En cuanto a la puesta en escena, “Bajo Naranja” es un rotundo 10: la fotografía me pareció espectacular y técnicamente me encantó.
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