La muerte puede causarnos dos tipos de dolor: al esperarnos de manera inevitable y al arrebatarnos a personas amadas. De la primera clase queremos escapar, y quizá nunca tendremos respuestas suficientes para lograrlo. Sin embargo, arropamos el duelo que nos dejan las pérdidas, porque significan que el amor permanece en experiencias a las que no renunciaríamos. Cuando se escapan los pájaros reúne algunas crónicas significativas de la relación de Joe Agront con su madre, sin hacer distinciones prioritarias entre las más dolorosas y las más divertidas, pues todas tienen el mismo valor. De esta manera, el autor pone a prueba la idea de que existen situaciones difíciles con poder para atenuar el dolor —como el azote de una enfermedad terrible—. El propio Joe nos lo dice con palabras que se convierten pronto en advertencias: “bien pendejamente creía que ya estaba preparado”.