Tras triunfar internacionalmente en Netflix con ‘Contratiempo’ (2016) y ‘Durante la tormenta’ (2018), Oriol Paulo ha vuelto a la plataforma con una trama laberíntica, un rompecabezas de crimen, engaños y misterios basados en la novela homónima de Harlan Coben, pero que recuerda especialmente a la primera película citada. Sin embargo, ahora con el formato de miniserie de 8 capítulos, el autor español aumenta exponencialmente la cantidad de giros, tramas y sorpresas.
‘El inocente’ hubiera sido muy diferente con una emisión semanal. Nunca sabremos cómo hubiésemos vivido la ficción y las teorías que hubiesen surgido si hubiésemos tenido que esperar una semana entre una capítulo y otro, entre una sorpresa y otra. En Netflix, sin embargo, lo que hemos hecho, tal y como la mayoría de espectadores, es pegarnos un atracón de esos que convierten los "continuará" en lo que tardas en coger el mando.
Spoilers de ‘El inocente’ a continuación.
Por eso, aquí no venimos a hablar de la revelación del personaje de Aura Garrido en el capítulo 5, tampoco de las de José Coronado en el 6. Podríamos hablar del final, de las explicaciones, de cada uno de los episodios, pero visto cual maratón, vamos a irnos directamente hacia ese episodio final, hacia el desenlace, la puerta de salida de un laberinto que, quizás, nos ha metido en otro más grande.
Como cada capítulo, la presentación de alguien implica conocer una parte más del puzle. En el octavo episodio, con casi todo destapado, nos toca cubrir los huecos. Con Kimmy en la cárcel, Olivia rescatada y Mat libre, solo queda una duda, quién fue el asesino de Sáez y Gallardo. Una huella parcial en la pistola que los mató vuelve a situar a Mat como el culpable. La serie, así como el libro en el que se basa, se llama 'El inocente'. No podemos dejar de pensar que se trataba de un título irónico. Tenemos la sospecha de que Mat coincidió en la cárcel con Aníbal Ledesma y que podría tratarse de una venganza servida muy fría por parte del proxeneta. Quién sabe, quizás Mat, o su hermano, estén en otra de esas cintas. Tampoco nos aclaran sí de verdad rehuyó la pelea con Daniel Vera o, por el contrario, si fue a por él de manera violenta. Más dudas tenemos todavía sobre el preso que murió en la cárcel pero Olivia le pregunta, él le responde que no lo mató, y le creemos…
Pronto se demuestra, como era de esperar, que Kimmy no tuvo nada que ver con las muertes de Gallardo y Sáez. Estamos en el capítulo, listos para la última sorpresa, vamos a ver qué oculta “el inocente” Mat cuando… Resulta que la pieza que faltaba era la del padre de Daniel, Jaime Vera. La detective Zoe descubre rápidamente que Vera pagó para que difamasen a Mat en televisión y eso es justo lo que lo desencadena todo.
Jaime Vera cuenta su historia, una totalmente contraria al perdón de su mujer, una obsesión contra el asesino de su hijo, alimentada por el sentimiento de culpabilidad que tiene al haberlo obligado a ir a la fiesta para hacer contactos en lugar de a un concierto de Muse. Mientras la Inspectora Ortiz hace su último favor a los protagonistas ganando tiempo antes de que detengan por la fuerza a Mat, este obliga a Vera a confesar ante la mirada atónita de su esposa. Entonces, Paulo acaba de reunir el rompecabezas y nos damos cuenta de que las imágenes que hemos visto hasta ahora escondían mucho más. Nos cuestionamos por qué no nos preguntamos más por la pistola con silenciador con la que Jaime casi se suicida, también por cómo hicieron la conexión Sáez y Gallardo entre Emma y Olivia si la primera nunca confesó, entendemos a dónde ha ido a parar el dinero y también los vídeos que pretendían a Mat hacerle creer que su esposa le era infiel.
El retrato de una obsesión comenzó con esa visita al ginecólogo en la que ves que el asesino de tu hijo va a ser padre, continúa viendo como su esposa se reúne a solas con una amiga todas las semanas, y estalla viendo cómo matan a esa “monja”. Así, el bueno del doctor Vera acabó enzarzado en un chantaje doble con Kimmy. Gallardo y Sáez trabajaban para ella para conseguir a Olivia, pero también para Vera para destrozar a Mat. Los 50.000 euros eran una forma de arruinarle; los vídeos de la infidelidad trataban de destrozarle el corazón, los asesinatos, una forma de devolverlo a la cárcel.
Comprobamos, al igual que el personaje de Ana Wagener, la locura de un sujeto incapaz de asumir que su hijo murió por accidente mientras explica que el tiro que le pegó a Gallardo también fue uno. Incluso, mientras justifica cómo disparó a sangre fría a Sáez en el paso subterráneo para, después, afirmar que a ambos los mató Mat, al menos en su cabeza… Tras confesar, lleno de rabia, que fue él quien mandó que lo matasen en la cárcel, podríamos decir que la serie llega su conclusión.
Sonia declara a favor de Mat y encarcelan a Jaime, Olivia se reúne con su hija perdida y tiene, sin accidentes, a su segundo hijo. Mat, en un giro algo cursi, cierra su lujoso despacho de abogados para ayudar a los presos recién salidos de la cárcel. Eso sí, se ve que le da para seguir adelante con su idea de comprarse un chalet. La serie podría haber acabado ahí, con Mat en su idílica segunda oportunidad junto a Olivia y sus dos hijos, en una casa de ensueño, con un trabajo gratificante, etc… Pero no olvidemos que eso de que la historia se llame ‘El inocente’ era, obviamente, una trampa.
Justo al final descubrimos que Mat sí que decidió, de manera totalmente consciente y tras tenerlo a su merced, arrojar al otro preso por la barandilla para matarlo. En otras palabras, no fue un accidente, este sí que no, lo ejecutó. No solo eso, tras todo lo que ha pasado con Olivia, todo lo que se han confesado, Mat es capaz de mentirle y negarle que asesinó a ese preso. Nunca sabremos la intención exacta que tuvo Mat al empujar a Daniel Vera, puede que fuese un accidente de un joven estudiante que no quería ni estar en la pelea, o puede que sí que lo tuviese entre sus manos y decidiese estamparlo, como haría después en la cárcel. Mat mató queriendo, al menos una vez, y no solo eso, miente a una Olivia con la que ya no debería de tener nada que temer. Mat demuestra su inocencia, pero nunca será el inocente.
Rafael es experto en cine, series y videojuegos. Lo suyo es el cine clásico y de autor, aunque no se pierda una de Marvel o el éxito del momento en Netflix por deformación profesional. También tiene su lado friki, como prueba su especialización en el anime, el k-pop y todo lo relacionado con la cultura asiática.
Por generación, a veces le toca escribir de éxitos musicales del momento, desde Bizarrap hasta Blackpink. Incluso tiene su lado erótico, pero limitado, lamentablemente, a seleccionarnos lo mejor de series y películas eróticas. Pero no se limita ahí, ya que también le gusta escribir de gastronomía, viajes, humor y memes.
Tras 5 años escribiendo en Fotogramas y Esquire lo cierto es que ya ha hecho un poco de todo, desde entrevistas a estrellas internacionales hasta presentaciones de móviles o catas de aceite, insectos y, sí, con suerte, vino.
Se formó en Comunicación Audiovisual en la Universidad de Murcia. Después siguió en la Universidad Carlos III de Madrid con un Máster en Investigación en Medios de Comunicación. Además de comenzar un doctorado sobre la representación sexual en el cine de autor (que nunca acabó), también estudió un Master en crítica de cine, tanto en la ECAM como en la Escuela de Escritores. Antes, se curtió escribiendo en el blog Cinealacarbonara, siguió en medios como Amanecemetropolis, Culturamas o Revista Magnolia, y le dedicó todos sus esfuerzos a Revista Mutaciones desde su fundación.
Llegó a Hearst en 2018 años y logró hacerse un hueco en las redacciones de Fotogramas y Esquire, con las que sigue escribiendo de todo lo que le gusta y le mandan (a menudo coincide). Su buen o mal gusto (según se mire) le llevó también a meterse en el mundo de la gastronomía y los videojuegos. Vamos, que le gusta entretenerse.
