Dada su formidable ubicación, a solo unos pasos del parque del Retiro y con vistas al Museo Arqueológico y a la Biblioteca Nacional de Madrid, no es de extrañar que la "vida anterior" de este piso fuera el de un espacio destinado al arte. Su distribución estaba por tanto fragmentada en muchas salas, casi todas oscuras, salvo las que daban a las fachadas. Eso fue antes de 2011, fecha en que el arquitecto Jaime Benavides, junto a la interiorista Inés Benavides, lo reformaran por completo para reconvertirlo sin miramientos, pero con un ojo experto, en vivienda familiar. Por entonces, sus nuevos propietarios buscaban un ático antiguo en esa zona y cuando se asomaron a la terraza del inmueble, cuyo horizonte queda recortado por frontones romanos y fachadas históricas decimonónicas, sintieron un crush...
La reforma del piso fue integral, pues al trazado ineficaz se unía el deterioro de los muros de carga, lo que obligó a rehacer toda la estructura. Solo se conservaron dos columnas, los radiadores y las contraventanas de madera. El resto es nuevo sin que lo parezca: el planteamiento estético fue imitar la esencia de los edificios de principios del siglo XX, y para ello se utilizaron los materiales típicos de aquella época. Madera en las ventanas, pino Melis en el suelo, cornisas de escayola, trumeau con espejo envejecido... Conseguida una envoltura clásica, quiso dársele a los interiores un aire actual y sofisticado mediante una distribución que comunica, sin paredes, las estancias públicas, así como con una decoración rica en contrastes.
Luis MerabiaLook industrial. Flanquean la chimenea librerías, creadas por Jaime Benavides, que contrastan con el cálido conjunto en madera del comedor: mesa Boboli, de Rodolfo Dordoni, editada por Cassina, y sillas Salma, de la firma Agrippa. Daniel Zeller es el autor del cuadro entre las bibliotecas, adornada una de ellas con jarrones de bronce chinos del estudio de Inés.
Luis MerabiaAmbientes fronterizos. La alfombra Ilume, de Kelly Wearstler, delimita la zona de estar. Los sillones blancos, con tela de Dedar, y una mesita Cubb, son diseños de Benavides, que en la página anterior posa delante de un mural también ideado por ella y realizado por Tierra y Pigmento.
Luis MerabiaAzul Klein. El sofá Volage, creado por Philippe Starck para Cassina, rompe la monocromía de neutros. Está rodeado de arte: lo corona un cuadro de Eduard Steinberg y, al lado, dos esculturas-bolas de Russel Crotty adquiridas en la galería Michel Soskine. Una pieza de mobiliario icónica, la mesa Rio, original de Charlotte Perriand, divide la zona de tertulia. Completa el atrezo, un jarrón de Gio Ponti, comprado en El 8, y carrito-camarera del estudio de interiorismo.
"La visión general responde a un espacio abierto y lleno de luz", explica Inés Benavides, que una década después de aquella intervención le ha “dado una vuelta” al interiorismo, para aportar frescura y modernidad. El uso de pintura blanca y materiales fríos, como el mármol, el microcemento y el granito negro, tienen mucho que ver con ese cambio de imagen. Sin embargo, lo más original, en opinión de la interiorista, es la composición de espejos envejecidos en la cocina y los dos murales realizados a mano que embellecen (y sorprenden) en el pasillo y la terraza.
Luis MerabiaColumnas clásicas rescatadas de la casa dan paso al corredor. En frente, dos bellos armarios diseñados por la interiorista sirven de soporte a un jarrón de cristal de Murano adquirido en antigüedades El 8. El puf tapizado con tela de Dedar es también del estudio de Benavides, como la cabeza de bronce que asoma desde una de las librería.
Luis MerabiaGiacometti inspira. La silla Lady Sting, de la firma Agrippa, exhibe sus formas redondeadas y afilado respaldo en el hall de entrada. Este espacio se ha amueblado con armarios y cajoneras de nogal, diseño de Inés Benavides.
Luis MerabiaUna cocina rompedora. “Baldosas” de espejo envejecido dan un aspecto extraordinario a este espacio. Combinan distintos formatos y aportan dinamismo y originalidad. Componen una magnífica pareja con el suelo de granito negro envejecido, así como con los muebles de nogal, todo diseño de Inés, excepto la puerta corredera, de Jaime Benavides.
El amueblamiento también recurre a un especial mix de piezas contemporáneas con líneas depuradas y otras artesanales, y junto a las de grandes diseñadores como Perriand, Starck o Urquiola, lucen muebles de la firma valenciana Agrippa, "que trabaja la madera como nadie" y además combinan de maravilla con los diseños salidos del estudio de Inés. Por último -aunque en realidad es consustancial a la casa- está el arte. Obras de autores reconocidos ocupan lugar de honor en la decoración con la naturalidad que da la costumbre. Y es que, tan privilegiado entorno es ad hoc para ello... ¿Podría ser de otra forma?
Luis MerabiaEl pasillo-boiserie se anima con un mural realizado en la parte superior en madera, cristal lacado y pintura.
Luis MerabiaEl dormitorio en suite cuenta con un pequeño salón privado con salida a la terraza. La potencia cromática de la obra de Ángel Alonso reclama la atención desde una de las paredes. Se adquirió en la galería Michel Soskine. A los lados, apliques de herencia familiar y, debajo, consola Esgrimas, de la firma Agrippa
Luis MerabiaEntre esta zona de paso y la de descanso, se instaló el sofá Gino y una mesa diseño de Benavides, adornada con jarrón Rosenthal, encontrado en El 8. Sobre el conjunto, foto en blanco y negro de Abelardo Morell y, encima de la cama, tapiz de Josep Grau Garriga. La alfombra Calacatta es de Rug Company.
Luis MerabiaDesde la cama se contempla la terraza-jardín, tamizado por las cortinas de lino de Dedar, la luz que entra por las ventanas. La viste ropa de cama y una colorista manta, de Matarranz. En cuanto a las lámparas suspendidas, se trata de un diseño de la interiorista, al igual que el armario-vestidor situado a la entrada de la habitación.
Luis MerabiaEn microcemento se recubrió todo el cuarto de baño, con muebles de madera teñida. Un mosaico comprado a un anticuario resalta sobre el fondo gris. También pone un genial contrapunto, el puf-mesita Cubb de cobre, diseño de Inés Benavides. Su acabado “abollado” y lacado en colores vibrantes lo hace inconfundible.
Luis MerabiaEl escritorio Voltaire, de la firma Agrippa, preside el centro del despacho. De singular factura, está fabricado en un bellísimo nogal macizo. La alfombra de Rug Company es el modelo Dragon Fly.
Luis MerabiaEl mural pintado por Tierra y Pigmento convierte la terraza -ajardinada por Benavides Laperche- en un espacio onírico, fresco, divertido... El sofá redondoTrampoline love bed, está firmado por la diseñadora Patricia Urquiola para Cassina, y las sillas Nastro, por la interiorista.
Inés Benavides. Virar el rumbo
Luis Merabia
Esta ingeniera de minas, un perfil nada habitual en el mundo del interiorismo, se ha hecho un hueco por méritos propios dirigiendo numerosos proyectos residenciales y habilitando locales comerciales dentro y fuera de España. También es diseñadora de muebles. Su estrecha colaboración con el arquitecto Jaime Benavides y las paisajistas de Benavides Laperche da tan buenos frutos... que a menudo todo queda en familia. Como ha sucedido en esta casa.
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