La vorágine, de José Eustasio Rivera (1888-1928), es un hito de la literatura colombiana publicado en 1924, y forma parte de un conjunto de obras en el contexto latinoamericano que se ocupan de la explotación del caucho y, en especial, de...
moreLa vorágine, de José Eustasio Rivera (1888-1928), es un hito de la literatura colombiana publicado en 1924, y forma parte de un conjunto de obras en el contexto latinoamericano que se ocupan de la explotación del caucho y, en especial, de los abusos o prácticas criminales que se dieron durante la extracción de este recurso natural. Ha habido una continuidad de este tema literario en otras obras como A selva (1930), de José María Ferreira de Castro; Toa (1934), de César Uribe Piedrahita; Canaima (1935) de Rómulo Gallegos; El mundo es ancho y ajeno (1941) de Ciro Alegría; y la reciente narración El sueño del celta (2010), del nobel de literatura Mario Vargas Llosa. La publicación de Leopoldo M. Bernucci se da treinta años después del esfuerzo editorial que la investigadora Monserrat Ordoñez hiciera en Colombia con la compilación La vorágine: textos críticos, trabajo que en su momento reunió una serie de escritos sobre la acogida, reconocimiento, vigencia y escritura de esta novela, como también del trabajo más reciente de Carlos Páramo, El camino hacia La vorágine: dos antropólogos tempranos y su incidencia en la obra de José Eustasio Rivera, en el que explora con amplitud la conexión de La vorágine con los textos del venezolano Samuel Darío Maldonado e insinúa lo propio con la obra Infierno verde del brasileño Alberto Rangel. A lo largo de cinco capítulos, Bernucci renueva los enfoques y valoraciones sobre esta última obra y explora en profundidad la relación entre la novela colombiana y varias obras literarias brasileñas. Bernucci se desempeña como profesor de Estudios Latinoamericanos en el departamento de Español y Portugués de la Universidad de California Davis. Obtuvo su grado doctoral con especialidad en lengua española y literatura latinoamericana en la Universidad de Michigan (Ann Arbor) y ha sido docente en las universidades de Yale, Colorado-Boulder, São Paulo y Texas (Austin). El libro Paraíso suspeito hace un detallado examen del lugar e importancia de la novela, cuyos contenidos denuncian la violencia de los caucheros contra los indígenas, pero que en verdad es posterior a las denuncias que como funcionario público su autor ofreciera años antes en informes relacionados con sus ocupaciones como funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores. La obra, que cuenta con traducciones a más de quince idiomas, aún se sigue editando e incluso inspira formatos renovados, como la obra homónima de Óscar Pantoja y José Luis Jiménez, la primera adaptación a novela gráfica de una novela colombiana, que además fue producida recientemente en blanco y negro. Es innegable que la experiencia de vida de su autor en sus viajes, lecturas y conversaciones fueron los insumos de su narrativa que, como nos recuerda Leopoldo Bernucci, contó con un nutrido y variado grupo de lectores que alabaron o desapr obaron su contenido. De la bibliografía citada por Bernucci se puede colegir que, en español, la obra ha tenido al menos seis ediciones. Sin embargo, como se trata de un ejercicio comparativo con Brasil y se sabe que fue traducida al portugués, sería bueno conocer cuántas ediciones ha tenido la obra, información que no suministra el autor. Especialmente significativa es la ruta investigativa que emprende Bernucci y que revela que, si bien hay información sobre el viaje de Rivera a la Amazonía entre 1922 y 1923, poco se había estudiado en detalle la influencia que dicha experiencia tuvo sobre él y su obra. Rivera recorrió los ríos Orinoco y Negro y pasó por São Gabriel da Cachoeira, Santa Isabel y Manaos. Es justo en este último lugar donde obtuvo, por compra o regalo, obras literarias con las que su novela tiene evidentes similitudes. Una de ellas es Os sertões (1902), de Euclides da Cunha (1866-1909), que contiene numerosos apartes que se traslapan con otros en la obra de Rivera. Ambos autores tuvieron vidas sorprendentemente paralelas: fueron funcionarios públicos en los Ministerios de