CENTRO UNIVERSITARIO ADVENTISTA DE SAGUNTO
FACULTAD ADVENTISTA DE TEOLOGÍA
APORTACIONES DE LA ÉTICA SITUACIONAL A UN
REPLANTEAMIENTO DE LA ÉTICA CRISTIANA.
Trabajo Fin de Máster presentado para la obtención del
Máster en Teología
Alumno: Diego Calvo Merino
Director TFM: Dr. Roberto Badenas
Asesor TFM: Davide Sciarabba
Junio 2015
Índice
Introducción……………………………………………………………..1
PARTE PRIMERA: ÉTICA CRISTIANA Y ÉTICA SITUACIONAL
I. La ética Cristiana frente a la ética situacional………….…………4
1.1. Consideraciones iniciales: ética y moral..………………………………….......4
1.2. Ética situacional…………………………………………………….…………...12
1.3. Fletcher Joseph y T.A Robinson…………………………………….…………..15
II. Categorías fundamentales contrastadas.……………….………...20
2.1. Sistemas éticos clásicos…………………………………………………………20
2.2. Absolutismo y relativismo éticos……………………………………………...27
2.3. Autonomía y Teonomía moral……………...………………….………………32
III. Implicaciones éticas………………………………….…………….37
3.1. El yo responsable………………………………………………….……………..38
3.2 El Summum bonum………………………………………………….……………41
3.3 Ética en el ser y en el tiempo……………………………………….……………43
PARTE SEGUNDA: LA BIBLIA Y LA ÉTICA CRISTIANA
I. El Antiguo Testamento y la ética cristiana……………………….48
1.1. Éticas descriptivas del Antiguo Testamento…………………………….……48
1.2. Dilemas morales…………………………………………………………………55
1.3. Contrasentidos éticos y teológicos…………………………………………….58
1
II. El Nuevo Testamento y la Biblia………………………………….62
2.1. El logos protréptico y el nomos pedagógico………………………………......63
2.2 Jesús como “Imago Dei”…………………………………………………….…...65
PARTE TERCERA: LA PRÁCTICA Y LA ÉTICA CRISTIANA
I. Aplicaciones prácticas de la Ética Cristiana……………………....76
1.1 La problemática……………………………………………………………….….77
1.2 Deformación hermenéutica……………………………………………………...81
1.3 Ética y enfermedad……………………………………………………………….87
II. Hacia una ética metanómica………………………………………91
2.1 Teología ética del futuro…………………………………………………………91
2.2 Crítica del juicio irreflexivo…..…………………………………………………96
2.3 Consideraciones finales………………………………………………………….98
Conclusión……………………………………………………………..103
Bibliografía……………………………………………..………….…..107
INTRODUCCIÓN
¿Cómo puede un creyente saber lo que tiene que hacer para proceder
rectamente y agradar a Dios en todo momento? ¿Cómo actuar, en las
situaciones concretas de la vida, para que, por una parte, la conciencia se
sienta realmente liberada de opresiones indebidas, y, por otra parte, eso no
degenere en un subjetivo desorden moral? Los no creyentes acusan a la moral
religiosa de estrechez y legalismo. Muchos la ven como una moral opresora y
anticuada, intransigente, enemiga de la libertad y del auténtico desarrollo
de la persona. La verdad es que quienes se quejan de esas cosas puede que
tengan buena parte de razón. Por eso se comprende la reacción extrema
que representó, en la segunda mitad del siglo XX, la llamada moral de
situación: nada de leyes, nada de normas
o de principios
absolutos y
universalmente válidos, etc., Era la postura diametralmente opuesta al
legalismo que abunda en todas las religiones.
Una postura
que llevaba
consigo el peligro casi inevitable de disolver el comportamiento ético de las
personas en la más completa anarquía. De ahí que los teólogos y moralistas
hayan tenido que afrontar, en los últimos tiempos, la delicada tarea de
liberar a la conciencia creyente de la antigua opresión
salvando,
al
mismo tiempo,
los
principios
alienante,
irrenunciables
de
pero
un
comportamiento que pretenda ser auténticamente humano y coherente con
las exigencias de la fe.
La respuesta que la ética del Nuevo Testamento da a esta cuestión, es
muy clara: el discernimiento personal de la voluntad de Dios, de acuerdo
con las exigencias de la fe, representa, a un tiempo, la más completa
liberación interior que puede vivir un creyente, y la exigencia más radical
que brota del mensaje de Jesús de Nazaret.
La idea de Dios asociada con la felicidad no está presente en la conciencia
de todos los creyentes, porque la fe se suele relacionar con normas,
obligaciones, censuras y juicios. “Dios castiga a los malos y a los buenos también,
como se descuiden”, dicen muchos. Sin embargo todos deberían saber que nuestra
1
felicidad se encuentra en Dios, pero que para realizarnos plenamente, debemos
sentirnos plenamente libres. Desgraciadamente cuando falta formación ética
bíblica aparecen las polarizaciones peligrosas: “A mí que me digan exactamente lo
que tengo que hacer” o bien, “A mí que me quiten de encima esta insoportable carga de
libertad.”
Cuando la ley religiosa y sus tradiciones ocupan la voz de la conciencia, que
siempre exige más, muchos cristianos derivan hacia el legalismo. ¿Dónde
encontrar reglas fijas para casos complejos y nuevos? Si comprendemos que la
ley en si no tiene poder para transformar al ser humano, ¿cómo desarrollar una
ética sensible que nos haga entender que todos necesitamos más amor del que
merecemos? Aportar elementos de respuesta a estas preguntas es el propósito
del presente trabajo.
2
PARTE I
ÉTICA CRISTIANA Y ÉTICA SITUACIONAL
3
1. La ética cristiana frente a la ética situacional:
En ésta primera parte, buscamos delimitar el tema de nuestro trabajo y lo
haremos sentando algunas bases sólidas para comprender como veremos más
adelante que, aunque la fundamentación de la moral y de la ética estén
estrechamente conectadas, no se identifican.1 A través de unas consideraciones
iniciales nos acercaremos a la ética situacional 2 y repasaremos el legado de sus
promotores.
1.1 Consideraciones iniciales: Ética y moral.
Comenzaremos nuestro estudio definiendo y defendiendo qué entendemos
por una ética teológica, cristiana y reformada3, en diálogo con una ES pero
superándola a través del ejemplo de Jesús. Aspiramos a un sistema ético que
busque siempre el bien mayor para todos, o del mismo modo, un mal menor y
que razone qué es lo mejor en cada situación.
Somos conscientes que a ésta conclusión solo se llega desde la reflexión
bíblica.4 Trataremos para tal fin, de exponer la problemática que nos lleva a
tomar ésta decisión5.
La ética no se limita al mero estudio del aspecto moral de la experiencia
humana.6 La tarea que proponemos de fundamentar la ética cristiana es
Recomendamos se lea el glosario de los términos utilizados en la p.107 del presente trabajo
para un seguimiento más claro de nuestra temática.
2 A partir de aquí y en adelante, la abreviatura para ética situacional es ES.
3 Hemos considerado pertinente posicionarnos desde el principio del trabajo e ir argumentando
nuestra posición. Nuestra aportación respecto a la ética es teológica porque la fundamos en Dios
redimiendo al ser humano. Cristiana por estar basada en el ejemplo de la experiencia ética
vivida por Jesús de Nazaret y reformada, término cercano a nuestro concepto de “verdad”,
porque al igual que Lutero y su famosa declaración “Iglesia Reformada Siempre Reformándose,” la
aplicamos a una ética en construcción constante. Cf. CURVOISIER, Jaques. A reformed theology.
Michigan: John Knox Press, 1963, p. 56
4 Se ha escrito mucho sobre ética y estamos obligados a limitar nuestro campo de investigación.
Cf. VIDAL, Marciano. Conceptos fundamentales de ética teológica. Madrid: Trota, 1992.
5 Como consecuencia de la ética de situación, la cual no defendemos, han surgido problemas
relacionados, por ejemplo, con la bioética, como consecuencia del postulado de Joseph Fletcher,
Cf. BOMBINO, López. El saber ético de ayer a hoy. La Habana: Félix Varela, 2005.
6 VIDAL, Marciano. Moral de actitudes. Vol. 1. 3ª ed. Madrid: Ps, 1975, p.70.
1
4
urgente, por la naturaleza misma de la materia7, y lo es también, porque
consideramos que existe una innegable negligencia en el estudio de la ética en
la teología8 protestante.9 Un creciente número de serios problemas morales,
característicos de la época moderna, exigen solución. Lo que mucha gente llama
la tarea social del cristianismo en realidad es, la tarea moral. Afirmamos que los
principios éticos vividos por Cristo10 ofrecen una verdadera solución para las
enfermedades morales de nuestra época.11 Pero para que las enseñanzas del
Maestro sean más que meras palabras piadosas, es menester que comprobemos
su validez en la vida actual.12 Y esto depende de un sincero desempeño por
nuestra parte, en nuestra tarea ética.13
Pronunciamos una “contradictio in terminis” cada vez que hablamos de ética
cristiana, si es que entendemos que sólo es posible hablar de ética cristiana
como crítica a toda ética. Aquí defendemos que el mensaje cristiano debe actuar
también hoy críticamente como liberador de la sociedad en general, no
pudiendo reducirse al nivel de "cosa privada" del ciudadano piadoso.14 No ha de
servirme a mí solamente el compromiso ético, para lograr un bienestar de
BUCH, Emmanuel. Ética Bíblica. Fundamentos de la moral cristiana. Tarragona: Noufront, 2010,
pp.27-50.
8 Las respuestas variadas, contradictorias y estériles en ocasiones, que provienen desde
desiguales maneras de entender la religión, lo demuestra. Ante estas respuestas, las voces
críticas no son pocas, y urge un conocimiento más profundo y reflexivo sobre el tema.
ARANGUREN, José Luis. De ética y de moral. Barcelona: Tecnos, S.A., 1987, pp. 89-97.
9 A pesar del enfoque pastoral, en la carrera de Teología de la Facultad Adventista de Sagunto,
incluido el Master, no encontramos en todo el programa de estudios, un área que aborde una
disciplina tan importante como es la ética. Cómo actuar en determinadas situaciones y ante
dilemas morales, no parece tener suficiente espacio en la formación del alumnado. La
comprensión de las implicaciones de una ética cristiana, podría aportarnos una orientación más
decidida y segura en el terreno movedizo de la moralidad cotidiana. Disponible en:
http://www.facultadadventista.es/estudios/grado-en-teologia/plan-de-estudios/ [Consulta:
21 junio 2014]
10 La respuesta Cristocéntrica es un hecho desde antes del antropocentrismo y lo será después.
Muchos que creyeron acabada la Biblia como respuesta, (Voltaire) y Cristo como leyenda,
(David Strauss), ven sus propuestas en el tiempo desmoronarse ante la enorme importancia que
cobra la ética del Nazareno. Cf. MOLTMANN, Jürgen. Cristo para nosotros hoy. Madrid: Trotta,
1994.
11 Existen en la sociedad secular y religiosa, comportamientos aceptados pero inmorales, y
algunos morales pero rechazados. Nunca por tanto hay amoralidad. AZPITARTE, Eduardo. El
nuevo rostro de la moralidad. Buenos Aires: San Benito, 2003, p.22.
12 Es necesario un aggiornamiento del vocabulario religioso para el hombre del tercer milenio.
VIDAL, Marciano. Cómo hablar del pecado hoy. 2 a ed. Madrid: Ppc, 1997, pp.195-211.
13 NYENHUIS, Gerald. Christian ethics. Enfoque Bíblico y teológico. Miami: Logoi, 2002.
14 MOLTMANN, Jünger. ¿Qué es teología hoy? Salamanca: Sígueme, 1992, pp.15-63.
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conciencia, ha de servir al otro también por un principio de solidaridad. Ésta
necesidad de afianzar las raíces éticas del cristianismo, ha sido sentida por
importantes teólogos como D. Bonhoeffer:
Algunos teólogos están capacitados para reflexionar, pero incapacitados para
la vida; son mediocres como pensadores porque su empeño es onanista por
infértil y son fatuos como éticos porque siempre parecen saber mejor que los
demás qué hay que hacer y cómo hay que hacerlo.15
En esa dirección va la declaración desafiante de Miroslav M. Kis:
Los sistemas teológicos, tanto en los que el bien supremo es el placer
(hedonismo), el
interés propio (egoísmo), el mejor interés social
(utilitarismo), o un sentido subjetivo de amor (Ética de la situación), no
tienen raíces en la palabra de Dios… Solo cuando los cristianos, armados de
devoción, oración y valor, hacen frente a los dilemas de la vida pueden evitar
el seguir su propia inclinación al pecado16
A pesar de que la ética situacional recibe críticas que pueden ser justificadas
y que veremos más tarde, nos parece que cierta ética de “situación” sí tiene
correspondencias bíblicas17 y consideramos que no le corresponde ocupar el
lugar que le atribuye dicho enunciado.18 Además, no sólo los cristianos hacen
frente a los dilemas de la vida luchando contra su propia inclinación al
pecado.19 Hay quienes se sujetan a una ética responsable sin creencia alguna en
ningún supranaturalismo.20 Por eso, el postulado de Kis nos parece revisable.
La oración entendida como actitud ante la vida y no como exigencia de
respuesta, la devoción como manera de convivencia y no como solución de
problemas y el valor, una virtud demasiado ambigua, que si no está bien
BONHOEFFER, Dietrich: Ética. Barcelona: Estela, 1968, p. 188.
KIS, Miroslav. “La conducta y el estilo de vida cristiano” En: Teología. Fundamentos Bíblicos de
nuestra fe. Vol. 7. Bogotá: Apia, 2008, p. 164.
17 CARVAJAL, G. Luis. Ésta es nuestra fe. 13 a ed. Santander: Sal Terrae, 1989, p.16. Defiende
junto a Ireneo de Lyon, desde Génesis hasta el Apocalipsis, unas situaciones éticas en todos los
libros de la Escritura, mediante la cual, Dios se expresa y guía a la humanidad.
18 Equiparar la E.S al utilitarismo o al hedonismo, definiéndola en base a un subjetivismo
personal, nos parece limitar la enorme importancia de su naturaleza, siendo que su fundamento
descansa sobre el amor agapeísta. Cf. FLETCHER, Joseph. Ética de la Situación. La nueva
moralidad. Filadelfia: Ariel, S.A., 1966, p.14.
19 ¿Sólo los cristianos pueden obtener una victoria ética? El patrimonio del conocimiento de
Dios, o del comportamiento moral sin él, no puede limitarse. Como fundamento de nuestro ser,
Dios ni está arriba ni abajo, sino que es, no el Dios de unos, sino el Dios de todos. “Dios no existe,
es la existencia”. Tillich, Paul. Cit. ROBINSON, J.A. Honest to God. London: Smc press, 1963, p. 56.
20 CORTINA, Adela. La Ética de la Sociedad civil. Madrid: Anaya, 1994, p.69.
15
16
6
fundamentada podría conducir a comportamientos equivocados, nos hacen
desconfiar de la respuesta propuesta.21 Es por esto que considerando que la
Biblia, la fe, lo espiritual y lo humano, enfrentan dilemas de difícil consenso,
necesitamos un campo más amplio en el que poder iniciar nuestra investigación
para llegar a una solución aceptable.22
Comencemos sin más dilación definiendo23 las bases de los términos objeto
de estudio. Para ello lo haremos estableciendo el significado genérico de ética24
y moral25. Para ello, es necesario un aggiornamiento de los vocablos para el
hombre de hoy.26 Para comprender nuestra reflexión, debemos asumir
previamente que, aun cuando la ética no pueda en modo alguno prescindir de
la historia, del análisis lingüístico o de los resultados de las ciencias, cada una
de estas áreas tiene su propio quehacer y sólo como filosofía moral 27podemos
Las respuestas de comportamientos religiosos fundamentalistas a lo largo de la historia han
marcado un velo oscuro que destroza el mensaje de amor que proclaman. Cf. MESSORI,
Vitorio. Leyendas negras de la Iglesia. 11 a ed. Barcelona: Planeta, S.A., 2004.
22 La dificultad de definir los conceptos bueno y malo y la toma de decisiones en según qué
casos, nos impele a no ser categóricos aún con la debida reflexión. QUEIRUGA, T. Andrés.
Repensar el mal. De la ponerología a la teodicea. Madrid: Trotta, 2011, pp. 111.
23Definir conceptos que tienen una larga historia no es tarea fácil, porque a lo largo de los siglos
sus usuarios los han enriquecido con matices diferentes, y querer encerrarlos a todos tras las
rejas de una definición resulta imposible. Este es precisamente el caso de la Ética y la Moral. Su
larga vida como conceptos en el mundo occidental y la gran cantidad de áreas de la vida en que
pueden ser aplicados, hacen que sea muy difícil encerrarlos en una definición que recupere su
sentido primario, original y, a la vez, que dicha definición sea comprensible y acorde a nuestros
tiempos. Cf. GÓMEZ, Carlos. (ed.). Doce textos fundamentales de la ética del siglo XX. Madrid: Es,
2002.
24 Cf. ARANGUREN, José Luis. Ética. Madrid: Alianza, 1983. pp. 15-130. La moral pensada y la
moral vivida son distintivos de la ética y de la moral, respectivamente.
25 Moral: De las acciones o conductas de las personas con respecto al bien y al mal, o relativo a
ellas: GUTIERREZ, José María. Diccionario de Ética. Madrid: Mileto, 2002, p.174.
26 La palabra “ética” procede del griego “êthos”. En su sentido primero y más antiguo significa
“residencia”, “lugar donde uno habita”, y se aplicó en la antigüedad a los lugares donde los
animales hallaban alimento y refugio, pero también a los países de los hombres. El segundo
significado del vocablo “êthos”, y el más común desde Aristóteles, es “modo de ser” o “carácter”,
no en el sentido de “temperamento”, sino como el modo de ser y vivir que cada uno va
construyendo a lo largo de su existencia. Nacemos con una “naturaleza primera” pero con
nuestro actuar la modificamos y vamos modelando y confirmando el carácter día tras día como
una verdadera “naturaleza segunda”. Así que la ética es sencillamente aquel quehacer que
consiste en la forja del carácter. DÍAZ, Carlos: Vocabulario de formación social. Valencia:
Arzobispado de Valencia. Edim, 1995, p.160.
27 Tertuliano (160-240dC) en Apologeticum opone cristianismo y Filosofía. Su frase célebre “Cree
aun cuando lo afirmado resulte absurdo” se opone a la corriente anterior de Justino Mártir (100-165
dC), Clemente de Alejandría, Orígenes y Gregorio el taumaturgo, que sostienen la posibilidad
de que filosofía y religión lleguen a un entendimiento, siendo la filosofía obra de la divina
21
7
hablar de ética.28 Decimos esto porque si los proyectos de vida son poco
entusiasmantes, entonces las exigencias de justicia también serán menores.29
Como dice Adela Cortina:
Es por lo tanto, la ética, una incomprendida y que tal incomprensión la está
dejando sin quehacer, es decir, sin nada que hacer. Sencillamente, porque
nadie sabe bien a las claras qué hacer con ella. Todo menos prescribir la
acción: que no se nos confunda con el moralista.30
Desde el fundamento del pensamiento griego sabemos que a la ética le
concierne la búsqueda de una buena "manera de ser" o la sabiduría de la
acción.31 Ésta rama de la reflexión filosófica parte del supuesto que el sujeto
humano posee" derechos" de alguna manera, naturales: a la supervivencia, a no
ser maltratado, a disponer de libertades "fundamentales" (de opinión, de
expresión, de designación democrática de los gobiernos, etc.).32 Estos derechos
se los supone evidentes y son el objeto de un amplio consenso. La ética consiste
en preocuparse por hacer respetar estos derechos. Se trata de hacer valer, contra
un mal reconocido a priori, el compromiso ético.
La ética está relacionada fundamentalmente con la forja del carácter de las
personas, que es la tarea más importante de la vida. No pudiendo ser otra cosa
que apofáticos33 respecto a Dios, trataremos de ser positivos respecto al hombre.
providencia. Cf. De ALEJANDRÍA, Clemente. Stromata. Preparado por MERINO, Marcelino.
Fuentes patrísticas. Vol. 7. Madrid: Ciudad Nueva, 1996. Ésta discusión continúa en nuestros
días.
28 Êthos significaba costumbre, carácter. Para los romanos Mos (Moris) también tuvo el mismo
significado de costumbre o carácter. Con el fin de acabar con interpretaciones confusas
derivadas del empleo de distintas palabras que se referían a lo mismo, Cicerón, el gran
parlamentario romano, simplemente tradujo el adjetivo griego éticos (referente a la costumbre)
por el adjetivo latino morales. El decreto de Cicerón ofreció al pueblo romano una respuesta que
dejaba en claro el sentido que lo griegos daban al término, aunque la confusión prevaleció por
más tiempo.
29 Reseñamos la enorme distancia en un proyecto de vida abundante propuesto por Jesús en Jn
10.10 frente a códigos restrictivos fundamentalistas que apelan a lo externo y que son menos
exigentes.
30 CORTINA, Adela. Ética mínima. 6 a ed. Madrid: Tecnos, S.A., 2000, p. 38.
31 BADIOU, A. “La ética. Ensayo sobre la conciencia del mal”. El País [Madrid], 14 de abril de
2002, núm. 41.520, p. 12.
32 Declaración derechos humanos. [en línea]. http://www.un.org/es/documents/udhr/
[Consulta: 11 marzo 2014].
33 La palabra apofatismo se deriva del verbo apofasko = apófemo, que significa "negar”.
Ordinariamente por teología apofatica se entiende aquella vía teológica que procede por medio de
negaciones, negándose a referir a Dios los atributos sacados del mundo sensible e inteligible, a
8
¿Qué es ética y para qué sirve? Asumiendo el hecho de que nuestro mundo resulta
incomprensible si eliminamos esa dimensión a la que llamamos moral, la tarea
de la ética es similar a la pretendida por la teología, una “fe que intenta
comprender.”34 Suprimir o reducir la moral a otros fenómenos supone mutilar la
comprensión de la realidad humana. La doble preocupación ética pregunta por
el bien positivo: “¿qué podemos hacer para ser felices?”, y “¿qué debemos hacer
para que cada hombre se encuentre en situación de lograr su felicidad?”. Desde
nuestro marco teológico nos preguntamos ¿qué respuestas ofrece la religión35
para tan encomiable tarea?36
En su vida cotidiana muchas personas aplican de manera indistinta los
términos Ética y Moral37, sin percatarse que ambos términos tienen significados
distintos, pero, no ajenos entre sí. La búsqueda ética es una aspiración que
fin de acercarse a Dios con menos prejuicios. Cf. LOSSKI, Vladimir. Teología mistica de la Iglesia
de Oriente. Barcelona: Herder, 2009.
34 Fides quaerens intellectum. Anselmo. Fue un monje benedictino, arzobispo de Canterbury
(1093-1109.) Teólogo y filósofo escolástico. Doctor de la Iglesia.
35 Cf. BUBBER, Martín. Eclipse de Dios. 2 a ed. Salamanca: Sígueme, 2014, p, 117.
36Agustín quedó profundamente impresionado por Platón y enseñó que el Summum Bonum es el
amor a Dios, en el que todas las facultades del hombre alcanzan su más alta perfección y sus
deseos son completamente satisfechos. Tomás de Aquino , influenciado por Aristóteles, dedujo
que el supremo bien es el conocimiento de Dios. La razón y la fe, aunque distintas, están en
armonía porque ambas provienen de una fuente única de verdad, que es Dios mismo. De
ANDRADE, Correa. (dir.). Diccionario teológico. Con un suplemento biográfico de los grandes teólogos
y pensadores. Miami: Patmos, 2002, pp.32-33 y 291-292.
37 En la actualidad muchos filósofos han resuelto el problema de una manera aparentemente
sencilla: la Ética se ocupa de la reflexión filosófica, mientras que la Moral viene a ser el ámbito
normativo de la vida del hombre, es decir, el terreno donde se gestan las reglas y normas de
conducta en la sociedad. Aranguren, para evitar confusiones terminológicas, crea una distinción
entre una moral vivida y una moral pensada. La moral vivida la realizamos todos los seres humanos
y tiene que ver con nuestro actuar conforme a las reglas establecidas, mientras que la moral
pensada, es la reflexión que los filósofos realizan en torno al comportamiento moral. Mientras
la moral dicta normas y criterios de actuación, la ética trata de fundamentar racionalmente
dichas normas. La Moral tiene una base social, es un conjunto de normas establecidas en el seno
de una sociedad y como tal, ejerce una influencia muy poderosa en la conducta de cada uno de
sus integrantes. En cambio la Ética surge como tal en la interioridad de una persona, como
resultado de su propia reflexión y su propia elección. la Moral es un conjunto de normas que
actúan en la conducta desde el exterior o desde el inconsciente. En cambio la Ética influye en la
conducta de una persona pero desde si misma conciencia y voluntad. En las normas morales
impera el aspecto prescriptivo, legal, obligatorio, impositivo, coercitivo y punitivo. Es decir en
las normas morales destaca la presión externa, en cambio en las normas éticas destaca la presión
del valor captado y apreciado internamente como tal. El fundamento de la norma Ética es el
valor, no el valor impuesto desde el exterior, sino el descubierto internamente en la reflexión de
un sujeto. Cf. ARANGUREN, José Luis. La ética de Ortega. En: Obras completas, Vol. 2. Madrid:
Tecnos, S.A., 1994, pp. 503-540.
9
incluye las exigencias de justicia, y en ese sentido entiende la compasión como
algo fundamental. El quehacer ético consiste en acoger el mundo moral en su
especificidad y en dar reflexivamente razón de él, con objeto de que los hombres
crezcan en responsabilidad acerca de sí mismos, y, por tanto, en libertad.38
Por
coherencia
epistemológica
muchos
éticos
se
han
refugiado
humildemente en una ética de mínimos.39 Las éticas de máximos son los
proyectos de vida feliz que proponen los grandes sistemas, religiosos o no. Sin
embargo a menudo esas éticas de máximos ni siquiera pueden dialogar entre sí
y encontrar unos mínimos de justicia en una sociedad fragmentada, en la que
demasiadas personas no pueden construir nada juntas. Por eso los mínimos de
justicia son fundamentales. Por eso, a mi juicio, es importante que el
cristianismo haga propuestas éticas de máximos que cumplan los mínimos de
justicia, compatibles con los proyectos de felicidad, a los que todos aspiramos.
Para aclarar en qué consiste la moral necesitamos descubrir las razones por
las cuales nos comportamos de manera moral, y analizar cuáles son las
consecuencias presentes que nos acarrea actuar de manera moral. Nos preocupa
que no nos conozcan a los cristianos por la manera de amarnos los unos a los
otros. La Ética se dedica a reflexionar filosóficamente sobre la manera en que nosotros
actuamos haciendo uso de nuestra razón, para dar orden, sentido y valor moral a toda
nuestra vida, nos ayuda a elegir, pero no nos impone rígidamente una elección.
Como orientación de vida, la ética es una ciencia no normativa, ya que no crea o
promulga normas o reglas morales, simplemente determina cuándo un
comportamiento se aleja de estas normas que garantizan el bienestar humano.
De lo anterior, podemos concluir que la ética es la reflexión filosófica de las razones
CORTINA, A. Ética mínima, p.20.
¿Cuál es el fundamento de la moral? Ésta pregunta ha sido objeto de diversas respuestas
desde Aristóteles, Tomás de Aquino, hasta el giro racionalista y autonomista de la ética
kantiana y la crítica despiadada de Nietzsche a la moral judeocristiana. Paralelamente se han
desarrollado diversas teorías para explicar la conducta moral desde otros marcos, como los
análisis de Marx, Freud, Piaget, Skinner, etc. Con todo, a inicios del siglo XXI subsiste una gran
proliferación de escritos sobre la ética que copan gran parte de la filosofía analítica, destacando
la ética del marxismo y la ética de la situación inspirada en los planteamientos de Sartre y
Simone de Beauvoir. La ética kantiana sigue siendo una de las más influyentes. GUTIERREZ,
Raúl. Introducción a la ética. México: Esfinge, S.A., 1978, pp. 155-167.
38
39
10
que conducen a una persona a comportarse de manera moral en cualquier dimensión de
su vida.40
La Moral, por su parte, responde a necesidades concretas de las distintas
sociedades, de ahí que sea difícil hablar de una moral universal, es decir, que
valga para todo el mundo. Podemos entenderla como el conjunto de reglas,
normas y principios de actuación que una sociedad establece para dirigir su
rumbo hacia un estado de bienestar común. En este sentido, lo propio es hablar
de la existencia de diferentes contenidos morales, ya que la reflexión que se
hace
del
fenómeno
moral
puede
realizarse
a
partir
de perspectivas
filosóficas distintas, con fundamentos muy distintos entre sí. Calvino define la
moral como “la verdadera y eterna regla de justicia, ordenada para todos los hombres
en cualquier parte del mundo en que vivan”.41 Para él, la ley sirve para exhortar a
los fieles, despertarlos de su pereza y estimularlos para que salgan de su
imperfección. Pero quizá la ética requiera algo más.
Podemos concluir éste apartado diciendo:
La moral es, pues, cosa de la vida y, por eso, se expresa en el lenguaje de la
vida cotidiana; la ética es reflexión filosófica sobre la moral (filosofía moral) y
utiliza, por tanto, métodos filosóficos, lenguaje filosófico. Así como las
distintas concepciones morales llevan "apellidos" de la vida diaria (moral
cristiana, budista, musulmana) las diversas éticas llevan apellidos filosóficos
(ética aristotélica, utilitarista, kantiana, dialógica).42
Nosotros vamos a proponer una ética cristiana. Pero antes, dentro de éste marco
vamos a ver, en qué consiste la ética de la situación.
En este sentido, la ética nos ayuda a vivir, en el sentido de vivir bien. SAVATER, Fernando. El
arte del saber vivir. Madrid: Planeta, S.A., 1999, p. 33.
41 CALVINO, Juan. Institución de la religión cristiana. Vol 4. Traducida y publicada por Cipriano
de Valera en 1597. Buenos Aires: Nueva Creación, 1968, p.1181.
42 CORTINA, Adela. Ética mínima., p.8.
40
11
1.2 Ética situacional
Si la investigación ética ha de tener una base sólida, es preciso que el teórico
parta de los problemas con que los hombres tropiezan en su vida cotidiana.43
Después podrá definirlos y clarificarlos; podrá dividirlos y sistematizarlos;
podrá abstraerlos de sus contextos concretos en la vida y podrá clasificarlos
después que los haya aislado. Pero si rehúye estos problemas, sólo hablará de
algo que será pura invención intelectual suya, y no hablará de realidades
morales.44
La nueva moralidad que emerge con Jesús libera la conducta cristiana de
los credos rígidos y de los códigos inflexibles humanos. 45 De acuerdo con ella
nosotros observamos la ley, si acaso la observamos, por imperativo del amor46;
pero no ponemos en práctica el amor por imperativo de la ley.47 Nuestra tesis es
que en cierto sentido, la ética cristiana es una ética de situación.48
La ES49 se refiere al concepto que deja de lado la imposición de normas y
principios éticos con excepción del amor, que se supone obligan en todo tipo de
situación50, y apela más bien a una comprensión del contexto específico en el
El uso demasiado simplista de las nociones “bueno o malo” es uno de los principales
obstáculos para el progreso de la recta intelección. CRANE, Ricardo: Psicología: conceptos
psicológicos prácticos para el obrero cristiano. Miami: Unilit, 2003, p.182.
44 DEWEY, John y James H. TUFTS. Ethics. Miami: Hhc, 1908, p. 212.
45 EAVEY, James. “Principies of Christian Ethics”. En: American Ecclesiastical Review. San Diego:
Zondervan, 1958. pp. 29-38.
46 No se trata de un sentido subjetivo del amor, sino de un amor agapeísta. De influencia divina.
47 Idea propuesta en el siglo II por el rabí Akiba (muerto en el año 135 d.C). ordenó el halakot de
una forma más elaborada, aunque todavía verbalmente. Su discípulo, el rabí Meir lo reordenó y
aclaró las partes dudosas. RUSSELL, Javier. El Periodo Intertestamentario. El Paso: Cbc, 1973, p.64.
48 Necesitamos mencionar que algunos autores rechazan considerar cualquier ética situacional
como cristiana (Bennett, Adams, Ramsey, Fitch, Gardiner, Edward), mientras que otros
parecerían darle cabida (Bonhoeffer, Barth, Tillich, Bultmann, Nash).
49 Ésta ética se expresa en la postura de BRUNNER, Emil. “La base del mandamiento divino es
siempre la misma, pero su contenido varía al variar las circunstancias”. Cit. FLETCHER, Joseph. Óp.
cit., p.24.
50 No desconfía del valor protréptico, sino del hecho en el que con los principios morales,
incluso de los más elevados y revelados, no servirían para decirme sin ambigüedad qué he de
hacer en cada situación y en cada momento de la vida. TORRES, Héctor: Comunidades
transformadas con oración. Nashville: Caribe, 1999, p.20.
43
12
que se lleva a cabo cada acción.51 El carácter único52 de cada situación y la
singularidad de sus potencialidades demandan decisiones particulares, que
ninguna norma o ley puede anticipar.53
Pueden darse en una sola y misma situación varias posibilidades de acción, y
esto no sólo de hecho sino también de derecho. La elección entre estas
posibilidades (una elección necesaria y que siempre requiere una decisión
humana histórica), en principio, no puede ser determinada anticipadamente
por ningún principio cristiano54
Los situacionalistas cristianos afirman que el amor 55 es la única obligación
del creyente, y que el hombre es el objetivo principal de la soteriología. Así
Bultmann plantea su ética a través del existencialismo humano que defiende
desde lo religioso. "Con toda sinceridad quisiera convenir en ello: estoy intentando
sustituir la teología por la antropología, ya que interpreto las afirmaciones teológicas
como afirmaciones sobre la vida humana.”56 Y Nash llega a afirmar:
Nada es intrínsecamente bueno excepto el amor; nada es intrínsecamente
malo excepto el no amar… Dependiendo de la situación, el amor puede que
encuentre necesario mentir, robar, presumiblemente hasta fornicar,
blasfemar y adorar falsos dioses. El único absoluto es el amor. 57
Conscientes del riesgo que entraña “lo situacional” como sistema ético
válido, hemos de señalar, en cambio, que esta respuesta que se propone a la
Se plantea la dificultad de resolver el dilema moral en base solamente a lo prescrito y se
postula necesaria una ética que incluya elementos que ayuden a entender esa ley. CASTILLO,
José María. La ética de Cristo. 2a ed. Bilbao: Desclée, 2006, p.10.
52 Ese carácter único es sagrado e íntimo y no puede ser violentado o impuesto por ningún
código, puesto que el valor intrínseco que contiene, se lo proporciona la misma identidad
humana, como ser moral. El encuentro de lo divino y lo humano siempre es único e
intransferible. Karl Barth (1886–1968) desafió al optimismo liberal y enfocó su atención en la
ortodoxia bíblica con miras a evitar la desesperación del escepticismo religioso. CAREY,
William: Una investigación. Sante Fe: Ci, 2001, p.18.
53 La Ley es pedagógica y no estricta. No es un reglamento sino un ideario. No acude a cada una
de las situaciones que pueden presentarse desde el pasado sino que es un camino hacia el
futuro. Cf. El Decálogo como ideario ético. BADENAS, Roberto. Más allá de la Ley. Madrid:
Safeliz, 2000, pp. 69-83.
54 RAHNER, Karl. The Christian Commitment. Londres: Sheed & Ward, Ltd., 1963, pp. 7-8. Existe
una traducción castellana, Misión y Gracia. Vol 1. San Sebastián: Dinor, 1966, p. 45.
55 La comprensión del vocablo “amor” es clave en el entendimiento tanto de la crítica como de
la aceptación o rechazo de ésta ética. No obstante, Jesús mismo resume toda la ley y los profetas
en dos mandamientos, resumidos en un campo semántico que lo incluye todo, el amor. Cf. Mt
22.34-40. Cf para definir amor agape: I Cor 13 y Rom 13
56 BULTMANN, Rudolf. Kerygma and Myth. Vol. I, Texas: H&R, 1961, p.l07.
57 NASH, Ronald. Is Jesus the Only Savior? Nueva York: Zondervan, 1967, p. 16.
51
13
ética normativa, que suele degenerar en el legalismo58, se equivoca, porque a
menudo ignora la intención de la ley aferrándose a la letra.59 Nosotros, en
cambio, apostaremos por la vía que se desprende del ejemplo de Jesús que
analizaremos más adelante.
La ES se apoya en que hay algunos asuntos muy discutidos, sobre los cuales
la Biblia no tiene una respuesta específica, sobre los que es necesario tomar
decisiones responsables.60 En tales decisiones, la teología se ve obligada a
buscar respuestas en la antropología como elemento vital en su búsqueda ética.
Es pertinente constatar que la antropología ha asistido a la teología, juzgando y
encasillando la moral individual y penetrando en la presunta esfera divina con
la sospechosa duda de la supuesta eficacia de la ley como referencia. Un
ejemplo es la declaración del cardenal Newman, en la que una distorsión en la
definición de pecado impide ver las circunstancias específicas del amor.
La Iglesia sostiene que sería mucho mejor que el sol y la luna cayeran del
firmamento, que la tierra se cuarteara y que millones y millones de hombres
que viven en ella sucumbieran de miseria en la más extremada agonía... a
que una sola alma, no digamos ya se perdiese, sino que cometiese un solo
pecado venial61
Para nuestro estudio proponemos el replanteamiento de la moralidad
cristiana, a la luz de cierto “situacionalismo” ampliando así su campo, de modo
que ésta alcance incluso al no creyente.62
Tendencia a la aplicación literal de las leyes, sin considerar otras circunstancias, como en el
fariseísmo. HARRISON, Everett. (ed.). Diccionario de teología. Michigan: Desafío, 1999, p. 260.
59 Por ejemplo. “Hoy por hoy, los cristianos consideran que un adúltero es más perverso que un político
que se deje sobornar, a pesar de que este último causa probablemente un daño infinitamente superior".
RUSSEL, Bertrand. Why I Am Not a Christian. London: S&S, Inc., 1957, p. 33.
60 Hemos de señalar la postura contraria del teólogo moralista irlandés, DALY, C.B A criminal
lawyer on the sancitity of Life. Vol. 25. Cambridge: Gregorian University press, 1959, p. 366.
61 NEWMAN, J. H Certain Difficulties Felt by Anglicans and Catholic Teaching. London: Green &
Co., Inc., 1918, p. 190.
62“El verdadero ateo no es el hombre que niega a Dios, al sujeto; sino el hombre para el cual los atributos
de la divinidad, tales como el amor, la sabiduría y la justicia, no son nada. Y la negación del sujeto no
implica necesariamente, ni mucho menos, la negación de los atributos”. Feuerbach tenía razón cuando
pretendía traducir "teología" por "antropología". Su propósito se cifraba en restituir desde el cielo
a la tierra los atributos divinos que, según él, le habían sido arrebatados para ser atribuidos a un
Ser perfecto, a un Sujeto imaginario, ante el cual el hombre, empobrecido, caía en adoración.
Feuerbach creía que la verdadera religión consiste en reconocer la divinidad de estos atributos y
no en transferirlos a un sujeto ilegítimo (sujeto a quien su discípulo marxista Bakunín motejó de
58
14
Pensamos que no se aprecia lo suficiente, en un análisis superficial de la ES
cristiana cuando se aborda sin la oportuna reflexión, sobre el carácter absoluto
del amor: El amor agapeísta significa entregarse a otras personas como Cristo se
entregó por nosotros.63 ¿Cómo podemos ayudar a los creyentes a asumir
normas adecuadas y bíblicas para que puedan tomar decisiones responsables
sobre los asuntos morales?64
Sería de ayuda que la predicación aportase principios doctrinales bíblicos65
sobre los cuales construir normas adecuadas. 66La predicación debe presentar
normas generales bíblicas y dejar que cada creyente sea responsable67 de sus
propias decisiones.68 Algunos rechazan de plano la ES porque actuar a la luz de
las circunstancias, las cuales pueden ser diversas en los distintos seres humanos,
relativizaría los códigos de moralidad y, por supuesto, sería muy atractiva para
el hombre post-moderno.69 Pero antes de juzgarla, veamos cómo surge y con
quién la ética situacional.
1.3 Joseph Fletcher y T.A Robinson
En todos los tiempos, y en todas las culturas, los seres humanos se rigen por
unas determinadas normas de moralidad; se hacen dignos de aprobación si las
cumplen, y de desaprobación y condena si las infringen. La necesidad de
normas nos conduce a un gran desafío lanzado a la ética bíblica, por la llamada
"el espejismo de Dios"). RUSELL, Bertrand. History of Western Philosophy. Vol.1. London: Alnoah,
e pub., 2014, p.1708.
63 Cf. STANFORD, Orth. Estudios Bı́blicos. La unidad puede ser una realidad. México: Las Américas,
A. C., 1997.
64 Éste es uno de los objetivos de nuestro estudio. Rechazando las respuestas del relativismo y
del legalismo, veremos la situación vivida por Jesús como opción válida atemporal y
metanómica porque entendemos que Jesús vive y enseña una ES.
65 “Es su poder de penetrar en la situación concreta, de descubrir lo que reclama la realidad concreta sobre
la cual se inclina” TILLICH, Paul. Cristian morals today. Nueva York: H&R, 1963, p. 54.
66 Cf. CRUZ, Antonio. Sociología. Una desmitificación. Terrasa: Clie, 2001.
67 Eso sería una ética de la responsabilidad convencida. ROVIRA, Rogelio. Teología ética. Sobre la
teología racional según los principios del idealismo transcendental de Kant. Madrid: Encuentro,
1986, p. 245.
68 1 Co. 10:23.
69 Pero esto es una deducción arriesgada y rápida, características típicas del dogmatismo
primitivo, que sin hermenéutica adecuada y compasión ejercitada, se lanza a juzgar. Cf.
ESTRADA, Juan Antonio. Por una ética sin teología. Estudio de Habermas como filósofo de la
religión. Madrid: Trotta, 2004.
15
Nueva Moralidad que fuera popularizada a mediados del siglo XX por
conocidos eclesiásticos como el Obispo J. A. T. Robinson 70, Joseph Fletcher,
Harvey Cox, James Pike, y otros. Tras la publicación inicial de sus puntos de
vista, algunos de estos autores han modificado sus posturas. Pero todos tienen
en común el enfocar la moralidad basándose sobre dos convicciones: primero,
que el curso de acción apropiado para un conjunto dado de circunstancias debe
ser determinado por la situación misma y no por una norma ética
predeterminada (ni siquiera bíblica), y segundo, que el único absoluto para
cualquier situación ética es el requisito del amor.
La base general de la ética situacional es que la ley del amor, no siempre
fácil de discernir, es el único principio normativo y absoluto al cual está sujeto
todo ser humano. Todo está bien si no lastima a otra persona. 71 La ES, fue
popularizada por Joseph Fletcher,72 pero identificar está teoría con un solo
individuo es erróneo pues muchos han contribuido a ella.73 Fletcher74 se da
cuenta que la palabra “amor” es una palabra “resbalosa”. 75 Reconoce que hay tres
Según Él, la idea de un Dios “allá arriba” (física, metafísica o metafóricamente) es anticuada,
sin sentido y errónea. Hace falta una nueva imagen de Dios y una reinterpretación radical de la
doctrina cristiana. Dios es “el Fundamento de nuestro ser mismo” y la iglesia de Dios nunca debió
convertirse en una organización para personas religiosas. ROBINSON, A.T. Op, cit., p.21.
71 De acuerdo con este enfoque, la fornicación y el adulterio no son necesariamente malos. El
bien o el mal del acto depende de si “ayuda” o “lastima” a otra persona. De manera similar, el
mentir, el robar, y muchas otras cosas que hasta ese entonces habían sido consideradas como
malas, no deben ser necesariamente evitadas. FLETCHER, J. Ética de la Situación. La nueva
moralidad. Filadelfia: Ariel, S.A., 1966, p.31.
72 La obra Situation Ethics, revisada en 1997, controvertida desde su primera publicación, sigue
siendo discutida por su tesis en la cual sostiene que algunos actos (como la mentira y el
asesinato) pueden ser moralmente correctos, dependiendo de las circunstancias.
73 Dietrich Bonhoeffer con “Ethics” (Ética), Emil Brunner con su “The Divine Imperative” (El
imperativo divino), Paul Lehmann con su “Ethics in a Christian context” (La ética en el contexto
cristiano), aportan las raíces de la postura situacional de Fletcher.
74 Profesor de ética en un seminario Episcopal en Boston publicó en 1966 un libro titulado
“Situation Ethics” (Éticas de Situación). De inmediato su postura resultó muy atractiva, sobre
todo en algunos círculos liberales. Esta teoría afirma que la ética cristiana no impone otro deber
que el deber del amor. Al enfrentar una decisión de índole moral en una situación dada, la ES
nos dice que todo lo que tenemos que hacer es preguntarnos cuál es la forma más amorosa de
actuar en ese caso en particular. Ibid., p.26.
75 Fletcher presenta seis proposiciones principales sobre el amor: 1. Solo el amor es
intrínsecamente bueno; 2. La única norma absoluta es el amor; 3. Justicia y amor son sinónimos;
4. El amor no es un mero sentimiento; 5. El fin justifica los medios; 6. El amor es situacional, no
prescriptivo. Cf. Obra en inglés. FLETCHER, Joseph. Situation Ethics: The New Morality.
Philadelphia: Westminster Press, 1966, pp. 57, 69, 87, 103, 120, 134.
70
16
aproximaciones fundamentales a la toma de decisiones éticas: Legalismo,
Antinomianismo y Situacionismo. El define el legalismo como la preocupación por
la letra de la ley. Según ésta posición los principios de la ley no son meros
lineamientos o principios que esclarezcan una situación dada, sino que son
directivas que deben de seguirse en forma absoluta, con soluciones
preestablecidas que uno puede “buscar en el libro”.76
Resulta de gran utilidad su análisis sobre el moralismo como una segunda
distorsión fatal de la ética cristiana. Así como el legalismo absolutiza la ley y el
pietismo individualiza la piedad, el moralismo trivializa la moralidad y reduce
la ética a una microética. Sin embargo “Hay momentos en que un hombre tiene que
dejar todo de lado y hacer lo correcto”.77
Por otro lado, el antinomianismo no se preocupa ni se interesa por la ley.
Cada decisión es puramente existencial. Las decisiones morales se toman al azar
en forma espontánea. Fletcher advierte que el legalista tiene demasiadas
máximas y el antinomianismo ninguna. Por eso intentó encontrar un camino
intermedio78 entre la ética legalista y antinómica. 79 Sostiene que el situacionismo
es una posición intermedia para una ética más elaborada. El situacionismo
respeta los principios tradicionales de su herencia, pero siempre está listo para
Fletcher distingue entre los principios que guían y las reglas que mandan. El establece los
siguientes principios que operan como lineamientos, al elaborar las aplicaciones de la ley del
amor: 1.Pragmatismo: Lo bueno y lo verdadero son determinados por lo que sirve;
2.Relativismo: El situacionista evita las palabras como “nunca”, siempre“, “perfecto”,
“absolutamente” al negar la existencia de los absolutos. Fletcher afirma que hay solamente un
punto de referencia absoluto para el “relativismo normativo”: el amor. 3. Positivismo: El
situacionista evalúa sus situaciones como ciertas, en función de si son positivas para un caso
particular. 4. Personalismo: La ética trata de las relaciones humanas. El legalista pregunta
siempre “¿Qué dice la ley?” El situacionista pregunta “¿quién es el beneficiado?”, pues se
interesa por las personas antes que por las ideas o principios abstractos. Ibid., pp.55-71.
77 Ibid., p.249.
78 En la misma idea de Fletcher, tratan de abordar la problemática pero con soluciones
insuficientes. HENNING, Stevan y DAVID Teran. (trads.). Cuando las cosas buenas le suceden a
gente mala: El cristiano y la envidia. Guadalupe, Costa Rica: CLIR, 2009.
79 Seguimos con la pregunta ¿Qué preguntarnos para descubrir lo que exige el amor en una
situación dada? ¿cómo protegernos de una visión distorsionada del amor?, Fletcher ofrece
cuatro preguntas para considerar: 1.El fin: ¿hacia qué resultado estamos apuntando? 2. Los
medios: ¿Cómo podemos garantizar ese fin? 3. El motivo: ¿Por qué este es el blanco al que
apuntamos? 4. Las consecuencias: ¿Qué es lo que predeciblemente puede pasar? FLETCEHER, J.
Op cit., pp.179-192.
76
17
descartarlos si, en la situación dada, el amor parece mejor servido con esa
actitud. Su argumento se centra en negar principios morales absolutos cuando
se ponen por encima de las personas. El único absoluto que se puede afirmar es
el amor. Pero ¿cómo se define este amor universal? Para Fletcher, hay que definirlo
en un sentido utilitario. Cualquier acción que produce el mayor beneficio para
la mayor cantidad de personas, es un acto de amor. En otras palabras sugiere
que el fin justifica los medios.80Así para él, un aborto sería justificable en ciertos
casos porque un bebé que no fue deseado ni planificado no debería
nacer.81¿Quién decide cuál es la definición de beneficio mayor?82 Fletcher cree
que no existen leyes absolutas que no sean la ley del amor Ágape y que todas
las leyes se establecieron con el fin de conseguir la mayor cantidad de este
amor.83 El lema que Él propone es: “Ama a Dios y haz lo que quieras,”84
Esto significa que todas las leyes son únicamente una guía para lograr este
amor, y por lo tanto se pueden ignorar si otra línea de acción se traduciría en
más amor, porque a veces “estás tan repleto de lo correcto que no puedes ver lo
bueno.”85
También han entrado en este debate los obispos A. T. Robinson, ya
mencionado, con su famoso “Honest to God”86 y James Pike, construyendo sobre
En su concepto utilitario del amor, el adulterio o la mentira se podrían justificar en ciertos
casos. Por ejemplo: si un marido está casado con una mujer discapacitada que no puede
satisfacer sus necesidades podría ser un acto de amor tener una relación con otra mujer. Ibid.,
p.253.
81 Ibid., p.51.
82 Cf. NYENHUIS, Gerald. Ética cristiana. Miami: Unilit, 2002.
83 TILLICH, Paul "El amor es la ley fundamental." El amor es el principio ontológico de la justicia
distributiva. En: Amor, poder y justicia. Oxford: Ariel, S.A., 1970, p.41.
84 Frase popularizada por AGUSTIN de Hipona. Ama Deum et fac quod vis.
85 Disponible en: http://centrodeartigo.com/revista-digital-universitaria/contenido-35211.html
[Consulta: 12 abril 2013].
86 Sincero para con Dios es un libro escrito por el Obispo anglicano John AT Robinson, criticando
la teología cristiana tradicional. Tras su publicación en SCM Press en 1963 se desató una
tormenta de controversia. Robinson ya había alcanzado notoriedad por su defensa de la
publicación de El amante de Lady Chatterley. Robinson, evaluando su libro Sincero para con Dios,
asumió que se definía desde una mirada secular, distante y post moderna en la constante
exploración de lo que significa estudiar a Dios. Declaró que la principal contribución de este su
libro fue su síntesis satisfactoria de la labor de teólogos aparentemente opuesto como Paul
Tillich, Dietrich Bonhoeffer y Rudolf Bultmann. Ofrece una reinterpretación de Dios, a quien
definió como amor. La aportación del best-seller del obispo Robinson provocó un cambio de
80
18
supuestos “situacionalistas” como los de, entre otros a los que no podemos
definir como situacionalistas ya que el movimiento propiamente dicho se
origina tiempo después al de sus obras y por las dudas que presentan sus obras
en las que se percibe un distanciamiento. Barth Karl, Dietrich Bonhoeffer o Paul
Tillich, entre otros. Para ellos87
son legalistas el judaísmo, el catolicismo
romano y el protestantismo clásico. (Episodios de burdo legalismo de la historia
de la iglesia fueron por ejemplo quemar homosexuales en la hoguera durante la
Edad Media.) Debemos aclarar no obstante que:
Brunner por ejemplo, habla de un movimiento de la conciencia y la razón
abierta a lo transcendente, fundamental e irrenunciable como verdadero
principio ético y no aplicable de diferente forma a situaciones cambiantes. Lo
mismo ocurre en Pannemberg y Rahner donde la ética humana no es tendente a
lo humano en sentido material y es imprescindible el sentido espiritual como
fundamento de un más allá real y determinante en su libertad y no variable
según las circunstancias.
No deberíamos asociar a Bonhoeffer con el
movimiento situacionalista posterior pues hay serias dudas sobre su
vinculación con el pensamiento liberal de su época. El hombre para él tiene que
decidir entre el bien y el mal, pero no puede determinar lo que es bueno y malo
ya que es una prerrogativa exclusivamente divina.88 Como respuesta a la Nueva
Moralidad propuesta por la ES debemos decir que el amor podría ser una guía
adecuada para el curso de acción correcto si fuéramos capaces de amar como
ama Dios y de tener pleno conocimiento de la situación y de todas las
consecuencias de nuestras acciones. Pero casi nunca somos capaces de amar de
ese modo. Nuestro amor es egoísta. Además, no podemos conocer todas las
paradigma que hizo reflexionar, incluso en la ética del no creyente. ROBINSON, A.T. Honest to
God. London: Smc press, 1963, pp. 63, 75, 105, 115, 127, 130.
87 “Cuando el hombre que aborrece el nombre de Dios y se cree ser sin Dios, se consagra por entero al
diálogo con el Tú de su vida, como un Tú que no puede ser limitado por otro, entonces está dialogando
con Dios.” BUBER, Martin hablando de una persona que ostensiblemente niega a Dios: I and
Thou, p.76, Cit. Tillich En: The protestant Era. Nueva York: Paidós, 1965, p. 65.
88 Cf THIESSEN, Mark. Bonhoeffer the assian? Challenging the myth, recovering his call to
pacemaking. Michigan: Grand Rapids, 2013.
19
consecuencias que nuestra acción “desinteresada” y “generosa” puede tener.89 El
estándar cristiano “es tan difícil y tan contrario a nuestros instintos” 90 que es
evidente que algo está mal en nosotros personalmente y en nuestra sociedad.
Entonces debemos reconocer que todos somos pecadores, y que tampoco los
cristianos somos por ello victoriosos. Nos hemos de preguntar, ¿En qué consiste
nuestra vida ética? ¿Es Cristocéntrica? ¿Cuál es su objetivo principal? ¿Dejar de
pecar y ser moralmente “buenos” o vivir con el maestro? Lejos de los estándares
de Dios ¡Cuánta miseria hemos traído sobre nosotros y sobre otros como
consecuencia!91 Podemos criticar los límites de la ES: Primero, su escasa atención
al problema del pecado; segundo, su falta de una definición de lo que es
“situación”; tercero, su confusión de cualquier ética basada en normas con el
legalismo; y cuarto limitar la definición de amor con la de 1 Corintios 13 dejando
de lado otras como la de Romanos 13.8-10 que Fletcher no tiene en cuenta.92
Uno de los problemas más graves de la ES consiste en definir lo que exige el
amor. En la Biblia en cambio, lo que Dios manda es lo que Dios ama. Tras la
problemática que suscitan las propuestas de la ES, debemos en el siguiente
apartado, fundamentar el camino que proponemos seguir.
2 Categorías Fundamentales contrastadas
En éste segundo punto pretendemos pasar revista a los principales sistemas
éticos de modo que podamos tener una sólida base que nos permita escoger
nuestras opciones de modo más seguro. Queremos pasar de un planteamiento
ético absolutista o relativo para encontrar una fundamentación basada en una
autonomía moral teónoma, que sea también heterónoma.
Un ejemplo que cuestiona la postura situacionalista: Una pareja puede decidir que mantener
relaciones sexuales antes del matrimonio les será beneficioso y que ninguno de ellos se verá
perjudicado. Pero no lo pueden saber con certeza, y muchos, si no todos, que han razonado de
esta manera se han equivocado. Hay demasiada culpa, demasiados patrones de infidelidad
profundamente incorporados, y demasiados niños no deseados, para hacer de la Nueva
Moralidad una opción valedera. THOMPSON, Les. La persona que soy. 3 a ed. Miami: Logoi,
1997, pp. 79-82.
90 LEWIS, C.S. Mere Christianity. Miami: Caribe, 1977, p. 75.
91 BOICE, James Montgomery: “Los diez mandamientos: el amor a los demás”. En: Ética
Cristiana. Miami, Unilit, 2002, pp. 443-444.
92 Cf. WILKENS, Steve. Beyond Sticken Ethics. Downers Grove: IVP, 1995, pp.174-177.
89
20
2.1 Sistemas éticos clásicos
Los filósofos griegos Sócrates, Platón y Aristóteles93 fueron los primeros en
formular teorías éticas. Para ellos y sus seguidores,94 las acciones morales se
determinan en los contactos sociales,95 y son el resultado de deliberadas buenas
acciones habituales.96 Aristóteles, por ejemplo, definía la virtud como un estado
de propósito moral deliberado “determinado por la razón y por la prudencia.”97 En
términos muy generales, las tres “escuelas” clásicas de la ética filosófica son la
deontológica98, la teleológica y la ética de las virtudes.99 Todas buscan
Para Sócrates, la virtud y el conocimiento eran una sola cosa. Trató de identificar la excelencia
del carácter con la visión intelectual. Platón vio la ética como la búsqueda de la justicia. Para él,
la moral era una rama de la política. Lo que se logra en un buen estado es válido también para
los individuos que lo componen. La justicia es una armonía en la que la sabiduría gobierna
sobre los intereses y apetitos personales. El hombre justo deja que la sabiduría lo controle. El
valor permanente del sistema de Platón es que pone el bien supremo en el reino del espíritu. El
bien es espiritual en su naturaleza. Su efecto es como el sol en el mundo físico, que da luz y vida
a todas las cosas. Así, la idea de lo bueno se revela a sí misma en cada cosa que de verdad
existe. Es la fuente de toda verdad, conocimiento, belleza y bondad moral. Aristóteles (384322 a.C.) considerado como uno de los pensadores más destacados de la antigua filosofía griega
y posiblemente el más influyente en el conjunto de toda la filosofía occidental, fue más práctico
para tratar el tema. Él vio al hombre como un ser social en su esencia. RUSSELL, Bertrand.
History of Western Philosophy. Vol.1. London: Alnoah, e pub., 2014, p.1708.
94 CICERÓN, Marco Tulio traduce al latín el término ética griego como moral e introduce este
concepto en el pensamiento romano. Su obra De officiis. Libro I, Cap. VII. (Sobre los deberes, o De
oficios) es una obra filosófica que trata de los deberes a los cuales cada hombre debe atenerse en
cuanto miembro del Estado. Fue compuesto en los últimos meses del año 44 a. C.
95 El amor al prójimo como ideal moral sólo se produce en plural. El prójimo se da en sociedad y
en relación. LAVIGNE, Jean-Claude. El prójimo lejano. Una espiritualidad de la sociedad
internacional. Maliaño.: Sal Terrae, 1992, pp.86-93.
96 En general, creyentes y no creyentes, ayudarían a una anciana a cruzar la calle. Parece existir
un derecho natural, una conciencia hacia la acción “buena”. Somos malos por naturaleza pero
existe un reconocimiento innato de la buena acción. CHOZA, Jacinto. Los otros humanismos.
Estella: Eunsa, 1994, pp. 137-142.
97 Ética a Nicómaco, obra escrita por Aristóteles para su hijo, Nicómaco, consta de diez libros y su
contenido versa sobre la felicidad. Está considerada una de las dos obras fundamentales en que
posteriormente se basó la ética occidental. BRENTANO, Franz. Aristóteles. Barcelona: Labor,
1983, libro 2, capítulo. 6.
98 Cf. KOHLBERG, Lawrence 1927-1987. Procedente de la Universidad de Chicago y Yale,
en 1968 se incorpora a la Universidad de Harvard, donde permanece hasta 1987. En esta
universidad desarrolla la parte más importante de su reflexión acerca del desarrollo moral y de
la autonomía. Sus planteamientos éticos asociados a las etapas de infancia (deontología) el qué.
adolescencia (teleología) el por qué. y madurez (virtudes) aspira a lo mejor y evita lo peor. Para
su investigación retomó gran parte de las aportaciones de Jean Piaget al estudio de la moral
dentro de la Psicología. Su trabajo se continuó en el “Centro para el Desarrollo y la Educación
Moral”. Cf. HIGGINS, A. La educación moral según Lawrence Kohlberg. Barcelona: Gedisa, 1999.
Ver en Pablo (I Cor 6.12 y 10.23).
99 El panorama de la ética filosófica es obviamente mucho más complejo que lo que aquí se
presenta, ya que por ejemplo, se puede dividir la deontología y la teleología en varias
93
21
principalmente que el sujeto ético 100 tome la decisión correcta en una situación
determinada.
El acercamiento de la deontología (del vocablo griego dei, “es necesario” o “es
correcto”) evalúa si un acto es correcto o incorrecto sobre la base de principios
previamente establecidos o considerados normativos.101 Su desafío es la
elección de la norma correcta para la situación específica. Se trata de una ética
de la ley.
La teleología (de la palabra griega telos, “fin”) busca cuidadosamente
sopesar las consecuencias (tanto las posibles como las probables, inmediatas o
remotas) de una acción y tomar una decisión de acuerdo con la acción que
podría mejor promover el mayor bien para la mayoría, o en su defecto, evitar lo
peor.
La ética de las virtudes recibió su expresión clásica en el cuarto siglo a. C,
con La ética nicomáquea de Aristóteles, que sería más tarde reelaborada por el
escolasticismo.102 Este planteamiento ha tenido una especie de resurrección en
las últimas dos o tres décadas, especialmente a través de los escritos del
filósofo-eticista Alisdair MacIntyre.103 Su enfoque se concentra en el carácter
moral de la persona, con la meta de formar el carácter, es decir, la conducta,
actitudes y hábitos, a fin de que la persona pueda discernir, elegir y vivir cada
vez mejor cada acción en las diversas situaciones de la vida. Es una cuestión de
subcategorías. Las tres escuelas no son mutuamente exclusivas, y cada una refleja en su propia
perspectiva algunos aspectos de las otras. Se trata más de una cuestión de énfasis. Para un
panorama detallado de la deontología y la teleología, véase Ian C. M. Fairweather y James I. H.
McDonald, The Quest for Christian Ethics: An Inquiry into Ethics and Christian Ethics (Edimburgo:
The Handel Press, 1984): 3–64.
100 ROVIRA, Rogelio. Teología ética. Madrid. Encuentro, 1986, pp.32
101 En las religiones del libro, la Torá, la Biblia o el Corán.
102 Cf. HELLER, A. Aristóteles y el mundo antiguo. Barcelona: Peninsula, 1983.
103 MACINTYRE, Alisdair. After Virtue: A Study in Moral Theory, 2a ed. Indiana: University of
Notre Dame Press, 1985. Who’s Justice? Who’s Rationality? 1988. La meta de MacIntyre es escribir
una crónica de los movimientos históricos que han conducido a la incoherencia moral de las
sociedades modernas de Occidente y propulsar el valor de la tradición moral aristoteliana.
22
llegar a ser un individuo ético, que crece en madurez hacia un estilo de vida
marcada por la integridad, la sensibilidad y la coherencia.104
¿Cómo alcanzar éste nivel de moralidad en la vida cotidiana?105 Los
componentes fundamentales según la ética de las virtudes son: Primero, definir
el “bien” hacia el cual toda reflexión ética se debe dirigir. El “bien” es aquel fin
supremo que idealmente debe orientar e inspirar toda nuestra existencia. Es
logrando este bien que cumplimos mejor nuestro propósito como seres
humanos. Este bien trascendente al cual todas las otras metas en última
instancia deben dirigirse, no puede limitarse a alguna ganancia material
cuantificable o a alguna satisfacción emocional.106 Frente a los límites de la
razón,
que
deja
siempre
un
espacio
abierto
a la
trascendencia
indemostrable,107 el bien tiene valor absoluto en y por sí mismo y se debe buscar
por lo que es en sí. Para Aristóteles, el bien supremo para los seres humanos es
la “dicha” (eudaimonia), algo que va más allá de los sentimientos asociados con la
felicidad.108 Muchos comentarios bíblicos sobre el Decálogo hacen eco de esta
expresión clásica, y se sitúan en la perspectiva de una ética de la virtud.
El segundo término que requiere de una definición es “virtud”,109 según la
teología cristiana tradicional, siendo Tomás de Aquino110 la figura más
conocida. La virtud supone adquirir las destrezas requeridas por el
razonamiento moral y exhibir los hábitos de conducta conmensurables con el
Cf. GALILEA, Segundo. El reino de Dios y la liberación del hombre. 3 a ed. Bogotá: Paulinas,
1982.
105 TURIENZO, A. Saturnino. El hombre y su soledad. Una introducción a la ética. Salamanca:
Sígueme, 1983, pp. 295-322.
106 Cf. REINARES, T. Alesanco. Filosofía de san Agustín. Síntesis de su pensamiento. Madrid:
Agustinos, 2004.
107 ESTRADA, Juan A. El sentido y el sin sentido de la vida. Madrid: Trotta, 2010, p. 219.
108 Es difícil encontrar equivalentes adecuados para algunos de los términos técnicos empleados
por Aristóteles en griego. MacIntyre da algunos ejemplos de este problema. Cf. MACINTYRE,
Alisdair. After Virtue: A Study in Moral Theory, 2a ed. Indiana: University of Notre Dame Press,
1985.
109 Cf. Axiología. Las virtudes son aquellas disposiciones que se necesitan poseer para
aproximarse al “bien” encarnado. Usualmente se agrupan en dos categorías fundamentales: las
cuatro virtudes cardinales (prudencia, justicia, valor y templanza) y las tres virtudes teológicas
(fe, esperanza y caridad o amor). HARTMANN, Nicolai. Ética. Madrid: Encuentro, 2012, p.287.
110 Cf. RAMOS, Alejandro. La ciudad de Dios en la ciudad de los hombres. Mar del Plata: Fausta,
2008.
104
23
bien. 111 Todo esto demanda un proceso que dura toda una vida de disciplina en
el razonamiento moral, la transformación constante de uno mismo y la práctica
ética continua.112 Así, por ejemplo, la definición convencional de justicia es
suum cuique, “a cada quien lo que debidamente le corresponde”. 113 En un primer
nivel, esta virtud es visible por criterios externos, como la búsqueda de actos de
justicia y el respeto por las leyes de la comunidad. Sin embargo, ser justo es
también tener ciertas actitudes internas que inspiran a hacer lo que es correcto
para con otros, independientemente de las exigencias o prohibiciones sociales o
eclesiásticas. En otras palabras, para responder realmente a una ética de la
virtud no basta con hacer lo correcto; el interés por la virtud buscará ir más
lejos.114Además, un compromiso con la justicia involucra “sentimientos de
empatía”, esos lazos emocionales que son cruciales para la práctica de la virtud
cristiana. Una virtud así debe conducirnos a mostrar misericordia hacia otros.
El tercer factor que interviene en la ética de las virtudes es la comunidad.
Cada comunidad establece por sí misma qué es el “bien” para sus miembros y
trata de formarlos en consonancia con él. 115 La formación del carácter moral de
sus miembros se fundamenta en un particular conjunto de tradiciones116 y en
111 En realidad hay más de siete virtudes; muchos consideran que estas son las más
preeminentes. La lista de virtudes compuesta por Aristóteles era bastante larga. Cf. LLEDÓ,
Íñigo. (ed. y trad.) “Ética nicomáquea-ética eudemia”. En: Biblioteca Clásica Gredos, Madrid:
Gredos, 1985, pp.129–409. Aristóteles dividió las virtudes en dos categorías, las intelectuales y
las morales, que debían de entenderse según la doctrina del punto medio, es decir, en la
elección de conductas y actitudes que mediaban entre extremos opuestos (por ejemplo, el valor
como el punto medio entre la temeridad y la cobardía). Algunas virtudes que serían
fundamentales para una ética cristiana no aparecen en la lista de Aristóteles, por ejemplo, la
humildad y la caridad. Cf. MACINTYRE, Alisdair. After Virtue: A Study in Moral Theory. Pp.162–
63.
112 2 Ped 3.9
113 Tradicionalmente se ha catalogado la justicia en tres formas básicas: la justicia recíproca entre
individuos; la justicia distributiva, por la cual la sociedad actúa de manera correcta hacia los
individuos; y justicia legal, a la cual todos los individuos idealmente deben responder. Es
importante señalar que el contenido de cada uno de estos conceptos dependerá en gran medida
de la particular comunidad o tradición bajo consideración. Cf. RAWLS, John. Teoría de la justicia.
Méjico: Cambridge: Harvard University Press, 2000.
114 La ética de la virtud busca la excelencia moral y no se limita al cumplimiento de expectativas
comunitarias. Cf. ANDRÉ, ComteSponville. A Small Treatise on the Great Virtues: En: The Use
of Philosophy in Everyday Life. Nueva York: Metropolitan Books, 2001, pp. 60–85.
115 Las tradiciones no siempre están basadas en un criterio ético justificado. Cfr. Mt 15.6. Mc 7.3.
116 APEL, Otto precisa el carácter “utópico” de la ética discursiva en Estudios éticos. Barcelona:
Herder, 1986, pp. 175-219.
24
sus propias explicaciones de la naturaleza, de la sociedad humana y del
significado de la vida. El bien también se modela a partir de ciertos individuos
ejemplares que mejor demuestran las virtudes en sus vidas cotidianas.117
¿Cómo evolucionaron los sistemas éticos desde entonces? Los estoicos y los
epicúreos reaccionaron contra el intelectualismo de estos sistemas.118 Los estoicos
encontraron que una vida buena consiste en suprimir las emociones. Para ellos
la virtud principal era la firmeza. Para los epicúreos119 el ideal era el placer.
Estas ideas éticas han viajado a través de la historia del pensamiento
hibridándose con otras.120 Los griegos raramente trataron el problema de la
obligación moral, es decir, el por qué alguien debería perseguir el bien.121 El
pueblo judío elabora un sistema ético basado en el estudio de la ley divina,
denominado “Pilpul”122 y el cristianismo elaboró diversos sistemas éticos
basados en la Biblia,123 y en las diversas tradiciones eclesiásticas.
Cf. PIEPPER, Joseph. Las virtudes fundamentales. 3 a ed. Madrid: Rialpsa, 2010.
Disponible en: http://filosofia.laguia2000.com/general/principales-doctrinas-estoicas-yepicureas. [Consulta: 4 enero 2015].
119 DUPRÉ, Bern. 50 cosas que hay que saber sobre filosofía. Londres: Planet., 2010, pp. 45-56.
120 Cf. ESTRADA, Juan Antonio. Op. cit., p.219.
121 Enseñaron que conocer el bien era suficiente para desearlo. La naturaleza específica del
deber tendía a perderse en tales sistemas de pensamiento. AUDI, Robert. (ed.). Diccionario de
filosofía. Madrid: Akal, 1999, p.266.
122 Por pilpul se conoce uno de los métodos empleados por los estudiosos talmúdicos para tratar
de descubrir las razones de los mandamientos. Consiste en examinar todos los argumentos
pensables, tanto los pro como los contra, en procura de hallar argumentos lógicos para los
preceptos. Para esto se desmenuza y analiza cada sentencia de la Torá, se despeja el sentido
correcto de cada vocablo o expresión y luego se reintegra el objeto a su estado original
dotándolo de un sustrato probable y razonable. Luego, se examina el objeto en relación a su
contexto, y si se halla que el análisis de lo particular no coincide con el campo que lo rodea,
entonces se retoma el análisis. Cuando lo particular y lo contextual concuerdan, se examina en
relación a sentencias similares en otras partes de la Torá, para verificar la consistencia de lo que
se presume haber hallado. Cuando se cree haber despejado definitivamente la incógnita,
entonces se parte de cero, se retorna al análisis particular de la sentencia, pero ahora desde la
perspectiva antitética. Y así se continúa el proceso hasta saciar todas las posibles
argumentaciones. SUAREZ, Luis. Los judíos. Barcelona: Ariel, 2003, pp.514.
123 Algunos teólogos modernos emplean la expresión bibliolatría (adoración al libro) para
descalificar a quienes creen en la inspiración e infalibilidad de las Sagradas Escrituras. DE
ANDRADE, Correa. Diccionario teológico. Con un suplemento biográfico de los grandes teólogos y
pensadores. Miami: Patmos, 2002, pp.32-33 y 291-292.
117
118
25
Las tensiones entre estas categorías fundamentales frente a las hipotéticas
del situacionalista, son inevitables. Brunner Emil124 observa que: "Este es el
estigma de la moralidad cristiana: haber considerado siempre que la actitud más
legalista era la más seria". Ésta tensión puede llevar lejos de la integridad
moral. El problema radica en designar la razón y la caridad, o la Biblia como
categorías fundamentales a la hora de discernir la moralidad. Nos interesa saber
si las normas bíblicas son lo suficientemente claras como criterios únicos de
conducta, o bien, como sostiene la ES, solamente la razón y la caridad servirán
en función del amor, como “esclavas” al servicio de éste.
Observando la tradición judía y cristiana, vemos que ambas intentan
regular la conducta humana a partir de unos textos prescriptivos, a la vez que
quieren rendir homenaje al amor. Obedeciendo a la ley se ha entendido
tradicionalmente que se sirve al amor y así se elimina el conflicto entre ley y
amor, pero repasado la historia vemos que la realidad es bien distinta.125 Si lo
que más importa no es la legalidad de una acción sino su poder constructivo, el
relativismo moral cobra importancia en su utilidad práctica, aunque como
sistema no sea seguro.126 Aquí no apoyamos el antinomismo127, sino una
comprensión más bíblica de la conciencia moral,128 que tenga como imperativo
fundamental al amor y lo demás como variables.129 No olvidemos que el
proyecto que nos ocupa conlleva la máxima exigencia de conducta y ante ella
nos preguntamos por las herramientas de que disponemos.
BRUNNER, Emil. The Divine Imperative. A Study in Christian Ethics. Cambridge:
Luttherworth press, 1932, p.68.
125 Parte de la explicación de la histórica confrontación entre los pueblos “del libro” arranca de
los tiempos de Abraham. Cf. WRIGHT, Bryant. Semillas de conflicto. Las raíces bíblicas de la
crisis inevitable en el medio Oriente. Nashville: Nelson, 2011.
126 Cf. FLECHA, A. José Román. Moral de la persona. Madrid: autores Cristianos, 2002.
127 Teológicamente, el antinomismo es la creencia de que no hay leyes morales que Dios espere
que obedezcan los humanos. LOCWARD, Alfonso. Nuevo diccionario de la Biblia. Miami: Unlit,
1999, p.643-644.
128 “La Teología moral católica del futuro tendrá que hacer un esfuerzo notable por repensar y reformular
la función de la conciencia moral a fin de que en ella se articule la tendencia hacia el ideal y la sensibilidad
hacia las situaciones especiales en que se encuentran las personas.” VIDAL, Marciano. Nueva moral
fundamental. El hogar teológico de la ética., Bilbao: Desclée, 2000, p.693. En la misma línea se sitúa
el esfuerzo del filósofo VALADIER, P. Elogio de la conciencia. Madrid: PPC, 1995, p.53.
129 Pero un amor agapeísta fundado en la familia. Cf. DUCH, Luis. Ambigüedades del amor.
Antropología de la vida cotidiana. Madrid: Trotta, 2009, p.171.
124
26
¿Cómo pretender entonces ser cristianos con una moral adulta? No
podemos hacerlo en base a categorías extra bíblicas como pretende el
naturalismo, basándose en una teología secular de la cultura.130 Porque el
naturalismo131 en sus diversas formas, no se ocupa de la cuestión de la
obligación moral. Reconoce que tal teoría puede tener su lugar en una historia
de la ética, pero la cuestión del por qué algunas acciones son buenas o malas o
por qué deberíamos procurar lo bueno y combatir lo malo, la suele pasar por
alto.132 Al evolucionar moralmente133, el individuo desarrolla su mente, cuya
característica es la libertad y la capacidad de reflexionar por sí mismo y de
criticar sus ideas. Pero la personalidad pensante no puede explicarse sobre
bases naturalistas. Si la explicación naturalista no es suficiente, deberemos
volver a investigar el origen de la conciencia moral, buscando un sistema más
valido.
Kant134 separó la obligación del amor egocéntrico basándose en principios
racionalistas, propios de un argumento deontológico. Para él, el deber por el
deber es el motivo moral. Más tarde, pero en una dirección diferente,
utilitarismo
teleológico135
expuesto
por
J.S.
Mill136
con
su
el
principio
130 Llamamos “teología secular” a un sistema doctrinal que defiende una mayor participación de
la Iglesia con el mundo, teniendo como objetivo la solución de los muchos y agudos problemas
sociales. DE ANDRADE, Correa. Op. cit., pp.288.
131 El naturalismo pretende no descartar la religión, sino simplemente aquellos elementos de la
religión que dependen en última estancia de una estructura no física del universo. Por ejemplo:
una mente divina, una interpretación teleológica del universo como un todo, etc. Los
naturalistas teístas como Julián Huxley, Henry Nelson Wieman y Bernard Meland mantienen
que todos los valores religiosos verdaderos que tradicionalmente se asocian con el teísmo
sobrenatural podrían mantenerse en un marco puramente naturalista. KANTZER, Kenneth.
(ed.). Diccionario de Teología. Vol. 2. Michigan: Desafío, 1960, p. 416.
132 El obispo BUTLER, Joseph cuyo libro de texto se adoptó en colegios y universidades de
Oxford durante muchos años, veía en la conciencia la autoridad moral suprema. Cf. Conscience,
consciousness and Ethics. Philosophy and ministry. Nueva York: Boydell press, 2011.
133 La evolución moral del individuo es un hecho. No lo es la discusión moral sobre dicha
evolución. Algunos pretenden abocarnos hacia una mejoría otros en cambio hacia una
degeneración universal. Cf. GREEN, G. Dialogando con la evolución: Una perspectiva bíblica.
Enfoque del escepticismo moral. San José: Clir, 1997, pp. 33-37.
134 Kant postuló que cada ser racional tiene el concepto de obligación; la ley moral compromete
a todos los seres racionales como tales. Es categóricamente imperativa, no admitiendo
excepciones. El agente moral debe actuar únicamente sobre la máxima de que lo que él desea
tendría que poder llegar a ser una ley universal. Cf. KANT, Immanuel. Crítica de la razón
práctica. 11 a ed. Madrid: Materiales de filosofía. En: Universidad de Valencia, Alfaguara, 2000.
135 HARRISON, Everett. Diccionario de teología. Michigan: Desafío, 1999, p. 260.
27
determinante “el mayor bien dentro del mayor número” hace del bien el objetivo de
la acción moral.
En cambio, la ética cristiana137 parte del principio de que el conocimiento
de la obligación moral es dado por Dios mismo. El Espíritu Santo no solamente
da la iluminación para saber lo que es bueno, verdadero y bello, sino también el
deseo y el poder de ir tras ellos. Supera la deontología, la teleología y a las
virtudes. Pero los creyentes se preguntan: ¿Actúa el Espíritu en todas las
circunstancias y en todas las personas, de la misma manera? ¿Cómo confiar en
los presuntos depositarios de ese Espíritu, cuando se han desdicho con sus
obras? Antes de avanzar una respuesta, repasemos las categorías que integran
ésta problemática.
2.2 Absolutismo y relativismo éticos
En un contexto ético, lo “absoluto” suele referirse a una regla que conserva
su fuerza obligatoria bajo todas las circunstancias. 138 El absolutismo ético no
permite excepciones.139 Su corpus de teología moral140 dice que ciertas cosas son
siempre malas y nada puede hacerlas buenas y ciertos actos son siempre
pecado. Eso hace que los absolutistas consideran preferible vivir en un confort
moralizante a la apertura espiritual de tomar decisiones. Estos absolutistas
religiosos, se conforman con los límites de su obligación, a diferencia del amor
MILL, J.S (1806-1873). Economista, lógico y filósofo británico. Hijo del también economista
James Mill, fue educado de forma exclusiva por éste según los estrictos principios del Emilio de
Rousseau. Dotado de una inteligencia extraordinaria, a los diez años estaba versado en griego y
latín y poseía un exhaustivo conocimiento de los clásicos. A los trece años su padre le introdujo
en los principios de la lógica y de la economía política. PAPINEAU, David. Filosofía. Barcelona:
Blume, 2004, p.139.
137 El bien supremo del hombre es la unión con Dios. Esta unión del espíritu humano con el
Espíritu Santo purifica el motivo del amor egocéntrico desordenado y en su lugar otorga el
ágape, el amor desinteresado de un ser humano como hijo de Dios, fundamento de la ES. Cf.
CONGAR, Yves. Sobre el Espíritu Santo. Espíritu del hombre, Espíritu de Dios. Salamanca:
Sígueme, 2003, pp.51-69.
138 ATKINSON, David y David FIELD. (eds.). Diccionario de ética cristiana y teología pastoral.
Terrasa: Clie, 2004, p.191.
139 Ibid., p.193.
140 Llamamos teología moral a la rama de la teología que, basándose en las Sagradas Escrituras y
las diversas ramas de la tradición y de la jurisprudencia cristiana, procura dirimir los problemas
y las dudas en cuanto a la conducta del cristiano en sociedad. DE ANDRADE, Correa: Op. cit.,
p.57.
136
28
responsable, que busca el mayor bien posible en cada situación. Objetamos que
acciones muy buenas como pueda ser dar limosna, deben ser interiorizadas
previamente para que cobren su significado verdadero.141 Un ejemplo lo
encontramos en la enseñanza apostólica: “Deja que tus limosnas se empapen del
sudor de tus manos hasta que sepas a quién has de darlas” 142
En el legalismo, que es una forma de absolutismo moral, se mantiene con
firmeza que determinadas leyes nunca deben ser violadas, así como se enseña
que las enseñanzas de la Biblia siempre están perfectamente claras, y como
consecuencia suscitan la oposición de quienes no lo ven así.143
Por otro lado, tenemos el relativismo moral. Muchos críticos ven un peligro
en el situacionalismo que definen como la anarquía “moral”, creyendo que
podemos eludir los conflictos morales acogiéndonos a un conjunto de leyes.144
El enfrentamiento entre el absolutismo moral y el subjetivismo relativo
constituye una realidad a la que debemos responder los creyentes.145Porque la
ética cristiana no es para los cristianos solamente, sino que tendría que ser
válida para todos. La situación concreta real hay que considerarla como un
lugar de encuentro y de respuesta, “del hombre para los demás” como propuso
Bonhoeffer. La ética del cristiano en el mundo es la ética del “divino imperativo”
del que habla Brunner. Si viviésemos siempre según la prescripción divina
encontraríamos seguridad, excepto si esa prescripción quedara interpretada por
quién no discierne lo situacional del individuo, porque no puede o no quiere.
FLETCHER, Joseph. Op cit., p.31.
URDEIX, Josep. La didajé. 3 a ed. Barcelona: Cpl, 2004, p.6. Es el texto no canónico más
antiguo que conocemos. Algunos doctores del siglo III, como Clemente de Alejandría, llegaron
a citar la Didajé como escritura divinamente inspirada. En la enseñanza de la cita, lo importante
no es la acción de dar limosna, sino el por qué, el para qué darla.
143 Es evidente que algunas de las enseñanzas del galileo no siempre estaban claras ni siquiera
entre sus seguidores. Los cristianismos posteriores y el gnosticismo lo demuestran. Así como la
sabiduría oculta de la que habla la teología paulina. PIÑERO, Antonio. Cristianismos derrotados.
Madrid: Edaf, 2007, p.48.
144 Tal posición suscita problemas de justicia civil. Cf. VARONA, G. Daniel. “El miedo
insuperable y la ética del hormiguero: Reflexiones sobre el papel de las eximentes fundadas en
la inexigibilidad de otra conducta.” En: Revistas de estudio de justicia, 2010, núm. 12.
145 Especialmente ante la evidente existencia de desafíos morales. Cf. Reflexiones sobre dilemas
actuales de varios autores. IURONO, Edgardo. (ed.). Dilemas éticos actuales. San Martín: ER,
2015.
141
142
29
En éste caso, volvemos a la inseguridad y al miedo. El diálogo “tú-yo” del que
habla Bubber es el del creyente inspirado por una manera correcta de
interpretar lo religioso, en la que el ejercicio de la voluntad se da siempre en
libertad.146
No es posible encasillar todos los supuestos morales que se puedan
presentar en la vida a partir de una ley de mínimos interpretada de forma
legalista.
El valor pedagógico de su esencia queda así falseado por la
preocupación por la imagen y por la apariencia, ya que la decisión ética, debería
tomarse “ante rem”147 es decir, separada de los hechos, e “in rebus” esto es, en el
acontecimiento vivido.
Algunos creyentes desean un sistema ético de moralidad prefabricada para
poder apoyarse en normas seguras e inflexibles que les evite conflictos a la hora
de la toma de decisiones.148 Es un confort más seguro pero sólo en apariencia ya
que pretende actuar utilizando la Biblia pero no busca su esencia, y la finalidad
de sus leyes, que es la disciplina redentora.149
Los absolutos los encontramos tanto entre los biblicistas como entre los
naturalistas. La obsesión fanática por la obediencia ha ocasionado, en opinión
de algunos, más daño a los hombres y a la sociedad que “todos los vicios
juntos”.150 Prummer Dominie se pregunta: “¿Podemos hacer reglas para casos
complejos?” Las respuestas afirmativas suelen obedecer al probabilismo o al
prudencialismo, pero no siempre pueden solucionar ciertos dilemas. Por otro
lado, numerosos absolutistas cristianos se niegan a reflexionar sobre la equidad
KÜNG, Hans. Libertad conquistada. Madrid: Trotta, 2003, pp.427-517.
Si las pautas sobre el comportamiento adecuado las prescribo “anteriores a las cosas vividas”
hablamos entonces “ante rem”. Si las vivo en la situación concreta, hablamos de in rebus. Es la
tensión entre realismo y nominalismo. HARRISON, E. Op. cit., pp.159-160.
148 Si sigo con KÍS, Miroslav, un modelo normativo en el cual la voluntad de Dios no es
arbitraria ni imposible de cumplir, y no reconozco que la situación puede no ser previsible, entonces
encuentro dificultades en la vida moral que he escogido. Op. cit., p.175.
149 Cf. MOLINA, C. Francisco. Leer la Biblia como Palabra de Dios. La lectio divina. Estella: Verbo
divino, 2009.
150 RUSSELL, Bertrand. History of Western Philosophy. Vol.1, p.148.
146
147
30
en ciertos actos,151 en su interpretación de la ley porque alegan que Dios ha
previsto todos los supuestos y todas las situaciones de antemano. La realidad es
que subsisten demasiadas lagunas para depender de un sistema así.
Tampoco es convincente el relativismo152 porque procede sin principios
seguros, más allá de los propios del derecho natural o de la voz de cada
conciencia.153 Por eso, es fácil que derive hacia el nihilismo moral o el
minimalismo solapado. Un uso inadecuado de la libertad hace peligroso el
relativismo, el teológico especialmente, pues genera dudas, incertidumbres y
opacidad, además de orgullo y arbitrariedad.
Por otro lado, hemos de admitir que las doctrinas en las que creemos,
ejercen una gran influencia en nuestras decisiones éticas, al igual que aquellas
cosas en las que no creemos.154 Las religiones mayoritarias, muy a caballo sobre
sus dogmas parecen haber fracasado en el ámbito de la ética.155 Contra ellas ha
cobrado cierta relevancia la moral secular sin religión, pero también ha
mostrado su debilidad, lo que nos lleva a un replanteamiento de nuestra
teología de cara al mundo secularizado, para desprendernos de una forma de
cristianismo que hoy no parece ofrecer nada más que cualquier religión,156 y
alcanzar una vivencia cristiana de mayor nivel.
Igualdad: proviene del latín "equitas". Equivalencia, uniformidad, paridad. Si se trata de
cantidades o valores, se utiliza equivalencia; de forma, uniformidad; de calidad, categoría o
clase social, paridad. FORONDA, Eladio. Diccionario manual de sinónimos y antónimos: de la
lengua española. Barcelona: Larousse, 2007, p.432. La imparcialidad reconoce el derecho de cada
uno. La equidad adapta la regla para un caso concreto con el fin de hacerlo más justo. Grecia es
considerada la cuna de la justicia y de la equidad, jugando un papel importante en el derecho
romano. Cf., 2 Co 8:13, 14; Col 4:1.
152 Sistema que subraya la dependencia de todo conocimiento humano respecto de factores
externos. Como tales considera, ante todo, la influencia del medio y del espíritu del tiempo, la
pertenencia a un determinado círculo cultural y los factores determinantes contenidos en él.
DEIROS, Pablo A. Diccionario Hispano-Americano de la misión. Bellingham: Deiros, 2006, p.458
153 BADIOU, Alain. Ética de la conciencia del mal. Disponible: [en línea]. www.elortiba.org.
[Consulta: 13 enero 2014].
154 Por ejemplo: si dejo de creer en una ideología que me oprime, experimento liberación.
ROBINSON, T.A. Op.cit., p.46.
155 La importancia de los mensajes defensivos de las doctrinas religiosas no son escuchadas hoy
en día en sociedades que parecen haber dejado de creer en la inmanencia de Dios. Cf.
RATZINGER, Joseph. ¿Dios existe? Madrid: Espasa, 2008.
156 ROBINSON, T.A. Op.cit., p.75.
151
31
Desde la sociedad o desde la religión parece que se exige, o bien un nivel de
moral ínfimo, o bien no alcanzable.157 El absolutismo ético suele oprimir y el
relativismo no sabe poner límites. La ética cristiana necesita estructurarse. La
ciencia no tiene conciencia, la tecnología no tiene compasión y la teología no
siempre está a la altura. Todo va a depender entonces de lo que consideremos
primordial. Hoy, el hombre, religioso o no, no quiere hallarse bajo tutela de
normas. Por una parte, abandonar como sostienen los relativistas, reglas rígidas
no representaría una mayor liberación y su estricta observancia por otra parte,
como pretenden los absolutistas, no significaría una mayor moralidad.158 Existe
un miedo bastante generalizado a la libertad 159
entre los cristianos con
respecto a la ley religiosa. No obstante, debemos dar respuesta ética a los
desafíos de la vida porque hay situaciones sin retorno. 160 Tras las deficiencias de
las propuestas que hemos analizado ¿Cuál podría ser la ética más segura? Si
falla el absolutismo y el relativismo, ¿cómo acceder a un mejor discernimiento?
Si la ley religiosa no es para los creyentes el criterio y el camino seguro
que les conduce hacia Dios, ¿dónde podemos encontrar ese criterio y camino?
En el discernimiento libre resultante de la interiorización de esa ley. Eso es lo
que propone la Biblia (Jer 31.33, Heb 8.7-13).
2.1 Autonomía y Teonomía moral
Si bien buscamos una teonomía moral autónoma y una ética situacional
individual y colectiva de base bíblica como punto de reflexión, aún para la
No se respetan los mínimos ante la codicia en una sociedad corrupta. Necesitamos aprender
a vivir sin tantas necesidades artificiales resultantes de una sociedad de consumo tecnológica y
cruelmente competitiva. Cf. BILBENY, Norbert. La revolución en la ética. 2 a ed. Hábitos y
creencias en la sociedad digital. Barcelona: Anagrama, 1997.
158 “La ética y la plegaria son el interior y el exterior de la misma realidad, un encuentro de lo
incondicional en lo condicionado y es indispensable lo transcendente en la concepción de una moralidad,
el Ser de Dios en sí mismo”. ROBINSON, T.A Op.cit., p.86.
159 Cf. VILLACORTA, José Luis. “Religión y miedo a la libertad” En: Cuadernos de teología,
Bilbao: Universidad de Deusto, 1996, núm. 8.
160 Si por ejemplo estamos en una embarcación a la deriva en un río. Éste termina en una
cascada sin retorno. No hay medio alguno de escapar ante la toma de una decisión. Saltar al
agua o seguir hacia la cascada. El tiempo no se detiene. ¿Qué hacer?
157
32
teonomía161 el camino para definir el bien es un itinerario complejo. ¿Por qué?
Porque no estamos capacitados completamente para saber siempre si una
acción es buena o mala en sí misma. Cómo hacer bien y a quién, es la verdadera
cuestión ética. Nuestro encuentro con Dios no se realiza en la Iglesia solamente,
sino en la vida cotidiana y el Espíritu Santo no es controlable. Nos afecta la
conciencia decidiendo, trabajando, y nos interesa su función más que la
facultad. ”Hay que decir la verdad”; “Hay que respetar la vida” son máximas pero
no reglas. Las acciones son buenas o malas según si esas acciones ayudan o
perjudican. Pero a veces lo que es bueno en un caso puede ser malo en otro,
según las circunstancias.162
Las narrativas fundacionales de Israel son relatos acerca de una identidad,
que sirven, entre otras cosas, para inspirar la motivación ética del pueblo de
Dios. Estas historias proporcionan a Israel una perspectiva distinta en cuanto a
la responsabilidad moral, diferente de las narrativas rivales y de los modelos
sociales de las culturas de su entorno.
La Biblia desempeña un papel central en la inculcación de las virtudes en la
ética cristiana.163 En ella los lectores se reconocen a sí mismos, con sus
preocupaciones personales y sociales, en tipos de personas similares a quienes
ellos conocen y en situaciones que ellos viven. Adquieren de la Biblia una visión
franca y fidedigna de la vida humana y acerca de Dios, que les ayuda a ser
hábiles para distinguir entre su percepción del bien y las ilusiones falsas y de
autoengaño que predomina en la sociedad dentro de la cual viven.
Los creyentes y la comunidad aprecian el texto bíblico como un “documento
de identidad” que define quiénes son, por qué están aquí y son diferentes del
Doctrina según la cual Dios es libre para actuar en el universo moral de acuerdo con su
voluntad y conforme a su naturaleza santa, justa y sabia. La teonomía es la condición de ser
gobernado por Dios. Los teonomistas promueven la subyugación de la tierra por medio de la
ciencia, la educación, las artes, y todos los otros intereses para efectuar el dominio de Dios sobre
todas las cosas. CALDWELL, R. Charles. Teología básica. Miami: Unilit, 2003, p.509.
162 FLETCHER, Joseph. Op cit., p.37.
163 Los que adoptan la perspectiva de la ética de las virtudes subrayan el papel del texto bíblico
en el desarrollo de la imaginación moral. Cf. BRUEGGEMANN, Walter. Texts under Negotiation:
The Bible and the Postmodern Imagination. Minneapolis: Fortress Press, 1993.
161
33
mundo que les rodea y cómo relacionarse con él. Pero los textos no son relatos
prescriptivos todos ellos, ni reflejan todos ellos la voluntad de Dios, y por eso el
discernimiento de esa voluntad no siempre se realizó correctamente.
En la Biblia la información ética se comunica en general por medio de los
mandamientos y exhortaciones directos, dentro de lo que llamamos “teología
teónoma”. Muchos eticistas con razón recalcan estas partes de la Biblia, pero
por sí solas no son suficientes para establecer una ética eficaz. En una variedad
de escenas poderosas, vemos a diversos creyentes luchando con dilemas éticos.
De sus limitaciones, reflexiones, fracasos y triunfos podemos aprender también
acerca de la clase de personas que debemos ser hoy.
La ética propuesta por tanto en la Biblia apunta por una parte, a una
autonomía164 moral, porque el sujeto ético es capaz de tomar decisiones
libremente, pero por otro lado, se basa en una teología agapeísta, en la que Dios
ama al individuo, a pesar de que, a veces su comportamiento sea censurable. El
amor agapeísta es el único principio que puede obligarnos en conciencia pero
no es algo que tenemos, sino algo que usamos, cuando buscamos el mayor bien
posible.165 Obrar según el amor agapeísta podría consistir en hacer algo
aparentemente contradictorio166. “Para saber si un hombre es bueno no hemos de
preguntarle por sus creencias ni por sus esperanzas sino por el objeto de su amor.” 167
En la Biblia, Dios no se define como “razón”, sino como amor, pero se sirve
de la razón como instrumento de su amor. 168 Ese amor no puede ser cosificado
y definido por conductas únicamente determinadas,
y exige una “nueva”
definición de pecado: ¿Qué podría ser peor que el mal? la respuesta sería: la
indiferencia hacia él. Una conciencia atada por la ley, cosifica el bien y el mal.
Por consiguiente, podemos afirmar que la ética bíblica requiere un esfuerzo por
La autonomía moral es heterónoma, según Locke. Cf. HABERMAS, J. Israel o Atenas. Ensayos
sobre religión, teología y racionalidad, Madrid: Trotta, 2001.
165 FLETCHER, Joseph. Op. cit., p.89.
166 Ibid. p.184.
167 Ibid. p.91.
168 Ibid. p.91. Cit. HEINECKEN, Martín. God in the Space Age. London: Holt, Rinehart &
Winston, Inc., 1959, p. 168.
164
34
cooperar con Dios en la reconstrucción de la imagen divina en su ser, con
madurez y autonomía, dentro del marco relacional descrito entre Dios, el ser
humano y la creación. Es así como se realiza el proyecto de Dios en su vida, a la
vez que se “plenifica” su existencia personal y social, y se convierte en un
instrumento con capacidad de contribuir más eficazmente a la tarea de Dios en
el mundo. Concretar este rasgo de autonomía, especialmente en el plano social,
puede demandar grandes esfuerzos, pero es necesario en función de la
dignidad humana.169.
En ésta universalidad ética, muchos comentaristas han observado que las
palabras de Jesús de Mt 7.12 Así que todas las cosas que queráis que los hombres
hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos, pues esto es la Ley y los
Profetas, se parecen a diferentes afirmaciones hechas por otras grandes figuras
de las religiones del mundo170. Esta afinidad proporciona una base sobre la cual
el creyente y el incrédulo juntos pueden edificar un mundo en paz, buena
voluntad y fraternidad.171
La fuerza de la ES está en que responsabiliza al yo de sus decisiones. Ahora
bien, lo que subestima el situacionalismo es la teonomía de quien quiere tener
un vínculo personal con Dios, que no se confunde con el entorno y que actúa a
través del Espíritu.172 Esta teonomía que produce autonomía moral, dirige la
conducta de los hombres desde el Espíritu, utilizando los medios para lograr tal
fin, al mismo tiempo que, intenta disciplinar la conducta. Estas dos
169 La teología de la liberación, destaca la dignidad humana y el compromiso ético. Cf.
BULLÓN, H. Fernando. Misión y desarrollo en América Latina. Buenos Aires: Kairós, 2000.
170 Confucio, dijo: “Ésta es la suma de toda verdadera justicia: Trata a otros como quieres ser tratado.
Nada hagas a tu prójimo que después no quieras que tu prójimo te haga a ti” Mahabarata XIII, p.5571.
La regla del rabí Hillel: “No hagas a tu prójimo lo que te resulta aborrecible; ésta es toda la ley; todo el
resto es explicación” Talmud babilónico, Sabbat 31a. Textos de Filón “No debe uno hacer lo que le
disgusta que le hagan” Tobías 4:15 “Lo que odias, no lo hagas a nadie”. Aristóteles “Debiéramos
soportar a los demás de la misma manera que ellos nos soportan a nosotros” Isócrates “Lo que otros
hacen que te produce enojo, no lo hagas a ellos”. Cf. Disponible: [En línea].
http://www.biografiasyvidas.com/[Consulta: 23 junio 2014].
171 Uno de los más conocidos defensores de una ética universal es KÜNG, Hans. Lo que yo creo.
Madrid: Trotta, 2011, p.63.
172 La relación que Dios puede tener en libertad y amor con ese ser lo constituye en persona
capaz de discernir. Cf. RAHNER, Karl. Espíritu y mundo. Metafísica del conocimiento finito según
santo Tomás de Aquino. Barcelona: Herder, 1963, pp. 242-289.
35
concepciones son distintas y hablan dos lenguajes distintos, aunque confluyen
de distintas maneras.173
Desde nuestra posición teológica, para comprender la solución teónoma,
hemos de entender que Dios es el “fondo mismo de nuestro ser.” Pero eso no
significa que haya de abandonarse lo sobrenatural ni la revelación. Si Dios es la
realidad última, una discusión sobre moralidad debe expresarse en términos
que hoy se comprendan.174 Se trata de intentar una comprensión no religiosa de
Dios que permita una autonomía moral y que sea a la vez, teónoma. 175
El teísmo ha convertido a Dios en “persona celeste”176 completamente
separada de la humanidad.177 Sin embargo, la teología kenótica178 muestra un
camino diferente, porque Dios se ha hecho accesible en Cristo mismo.
Para el cristianismo, el hombre caído,179 vive lo sagrado en lo común. Esto
comporta un desafío ético para el creyente, que se pregunta cómo hacerlo.180
Apel y Habermas son claros ejemplos de la ética discursiva como puente intermedio. Había
que criticar tales fenómenos para lograr que la sociedad se volviera más libre, racional, justa y
humana. Los partidarios de la teoría crítica deseaban lograr que el progreso técnico y científico
alcanzado por el hombre sirviera para liberar a los individuos, en vez de caer en los mismos
errores del pasado. CRUZ, Antonio. Sociología. Una desmitificación. Terrasa: Clie, 2001, p.27.
174 “No es posible separar a Dios del milagro pero sí interpretarlos y anunciarlos a ambos de un modo no
religioso” Carta de Bonhoeffer desde la cárcel en 1944 a Bultmann. Cit. ROBINSON, A.T. Op.
cit., p.75.
175 Bonhoeffer explora que el Dios de la "religión" sea un Deus ex machina. Debe estar "ahí" para
proporcionamos respuestas y explicaciones en cuanto rebasamos el punto en que fallan nuestra
comprensión y nuestras capacidades. Pero semejante Dios es rechazado constantemente y cada
vez más lejos a medida que asciende la marea de los estudios seculares. En ciencia, en política,
en ética, ya nadie siente la necesidad de un suplefaltas o un parachoques así; y ya no se le
requiere para que garantice, para que resuelva, o para que venga a redimir nada en ningún
sentido. “Dios nos hace saber que hemos de vivir como hombres que logran vivir sin Dios.”
BONHOEFFER, Dietrich. Ética. Barcelona: Estela, 1968, pp.142-145.
176 “Un Dios en los cielos no era una dificultad en el siglo I, no embarazaba en lo más mínimo a los
autores del N.T, no había supuesto ninguna dificultad intelectual. No era un ultraje contra la fe, en
cambio hoy, son expresiones espaciales burdas que asimilamos normalmente.” ROBINSON, T.A. Op
cit., p.14.
177 TILLICH, Paul. Teología sistemática. La razón y la revelación. El ser y Dios. vol. 1. 3 a ed.
Salamanca: Sígueme, 1953, p. 271.
178 Despojamiento de Cristo de sus atributos divinos. Fil 8.11. La palabra kenótica proviene del
verbo griego kenoo, usado en Fil. 2:7, donde dice que Cristo “se vació a sí mismo”. Algunos
Teólogos kenóticos como Tomasio, W.F. Gess, J.H. August Ebrard y Hans L. Martensen han
sugerido teorías que han sido rechazadas por teólogos conservadores, entre otras razones,
porque todas ellas afectan la doctrina de la Trinidad. CARBALLOSA, Evis L. La deidad de Cristo.
Michigan: Portavoz, 1982, p.67.
173
36
Hoy, no basta buscar a Dios desde un telescopio como en la Edad Media ni con
un microscopio, propio de los tiempos de la razón:181 el camino más adecuado
es Cristo mismo.182 (Jn 14.6)
Desde esta perspectiva ética, necesitamos humanizar la vida, construir un
mundo más comprensivo porque Dios no es propiedad de los “buenos”, y la
humanidad no está sola, sino que camina en buenas manos pese a todo. 183 Esta
ética cristiana comporta la responsabilidad de encontrarme con otros,
compartiendo todo lo que poseo, esperando el hallazgo de Dios en el camino y
no desviarme nunca de Él.184 En respuesta a la pregunta de Heidegger de cómo
alcanzar la “piedad del pensamiento”,185 lo cotidiano ha de ser el locus de la
encarnación, en una vida de secularidad sagrada.186 Por eso, cuanto más uso
hagamos de Dios para oponernos a una nueva comprensión de la moralidad,
tanto más anticristiana la hacemos.187
Hoy las prescripciones del Sinaí han perdido para millones de seres
humanos su poder “aterrador” y la autoridad de Jesús ya no se acepta, excepto
en círculos reducidos: en cambio su llamada, a pesar de estar distorsionada por
telepredicadores más preocupados de su exaltación propia que de la adoración
de este Jesús ético, sigue cautivando al mundo. 188
RAHNER, Karl. Espíritu en el mundo. Metafísica del conocimiento finito según Tomás de
Aquino. Barcelona: Herder, 1963, p. 386.
180 Vincular el acontecimiento cotidiano a la vida espiritual es vital en el entendimiento del
proyecto que proponemos. VENN, John. ¿Interesado en las cosas espirituales? 4 a ed. London: SBL,
2004, pp.21-25.
181 “Ve y pídele a Dios que te ilumine ¿pero no hay una luz que ya ilumina a todo el mundo?”
ROBINSON, A.T. Op.cit., 54.
182 Cf. RAHNER, Karl. Oyente de la palabra. Barcelona: Herder, 1976, p.133.
183 CULLMANN, Oscar. Una teología de la historia de la salvación. Barcelona: Estela, 1966, pp. 97121.
184 Cristo muestra más claramente que nadie la exégesis del Padre. BARTH, Karl. Church
dogmatics. Vol. 4. The doctrine of reconciliation. Edinburgh: T&t, 1958, pp. 727-824.
185 Frase emblemática de un confuso pero influyente HEIDEGGER, Martin. Cf. Ser y tiempo. Para
un resumen de su legado. Cf. CAPELLE-DUMONT, Phillippe. Filosofía y teología en el
pensamiento de Martín Heidegger. Buenos Aires: Fce, 2012.
186 ROBINSON, T.A. Op.cit., p. 56.
187 Ibid., p.58.
188 DELÁS, Eduardo. Seguir a Jesús hoy. Barcelona: Ateneo, 2011, pp. 77-87.
179
37
Su llamada ocurre en el fondo mismo de nuestro ser, no en el exterior. Es
teónoma y capaz de producir en el ser mismo una autonomía por descubrir y
una moral por encarnar. Las imágenes y textos bíblicos tienen su lugar, pero no
han de convertirse en ídolos, ya que se necesitaría romper con su
dependencia.189 El reto del creyente postmoderno sería mantenernos firmes en
Cristo y ser extraordinariamente libres para todo lo demás.
Si hablamos de teología autónoma moral, debemos preguntarnos si vivimos
de acuerdo con la regla de oro o según algún nivel inferior de compromiso con
nuestro prójimo. Considerando esto, ¿qué implicaciones conlleva una decisión
de aceptar una ética de este tipo?
3 Implicaciones éticas
En el último apartado de esta primera parte, una vez asentado el
pensamiento ético que proponemos, procedemos a observar sus implicaciones.
Partiendo
del “yo responsable” desde el punto de vista humano y del
“Summum bonum” desde el punto de vista divino, intentaremos describir una
ética práctica “en el ser y en el tiempo.”
3.1 El yo responsable
Un sistema ético bien fundamentado supone implicaciones, aunque de la
moral pensada a la moral vivida hay un gran techo incluso para el “yo”
responsable.190
Partiendo del esfuerzo de la fe para entenderse a sí misma, el yo creyente se
descubre en el diálogo.191 Vivimos como seres responsables primero en la
RICOEUR, Paul. Fe y filosofía. Problemas del lenguaje religioso. 3 a ed. Argentina: Prometeo,
1992, pp.55-58.
190 NIEBUHR, H. Richard. El yo responsable. “Un ensayo de filosofía moral cristiana”. En:
Conferencias en la Universidad de Glasgow, 1960. Bilbao; Desclée de Brouwer, S.A. 2003.
191 El creyente debe esforzarse por comprender la ética en el diálogo abierto ante la alteridad. Cf.
URE, Mariano. El diálogo yo-tú como teoría hermenéutica en Martín Bubber. Buenos aires. Eudeba,
2001.
189
38
reflexión y después en la acción192 y nuestra obligación recae sobre nosotros en
un proceso continuo de interacción con otros seres y con la sociedad. Una vida
ética, tiene implicaciones morales para quien es responsable de sus acciones.193
¿Ante quién soy responsable y en qué comunidad de interacción me
encuentro?194 El yo responde lo que como sujeto recibe.195
Lo que buscamos es una ética religiosa que se inspire de los más altos
niveles de la fe y de lo transcendente, que hace del amor agapeísta un ideal en
el que se apoya una visión trascendente del otro. Un enfoque solamente místico
desprecia la historia secular buscando la comunión con Dios sin preocuparse
por el prójimo y un enfoque exclusivamente hermenéutico fragmenta el texto
sagrado y podría fabricar una ética sin moral. En cambio, una ética del amor
agapeísta, siempre busca unir la justicia con el ideal, sabiendo que el amor se
vive a nivel personal y que la justicia a nivel social.196
Tratamos a veces, consciente o inconscientemente ser los arquitectos no sólo
de nuestro propio futuro sino también del de Dios, cuando encasillamos todos
los supuestos de nuestra vida dentro de una ley pre-existente y cuando la
“dimensión escatológica” desaparece casi por completo. Así, no dejamos lugar a
otras posibilidades y perdemos la oportunidad de crecer, porque el brillo
piadoso de realidades etéreas, que no siempre comprendemos, nos impide vivir
la aventura ética del fracaso. Nos exigimos demasiado y este podría ser el
peligro de un yo responsable “ciegamente literalista”.
192 Se trata de sentirse responsable respecto a sus hermanos y ante la historia. La
verdadera grandeza del hombre es la razón ética, mucho más que la razón especulativa o la
razón operante. VIDAL, Marciano. Moral de actitudes II. Madrid. Ps, 2ª ed. 1977, pp. 12
193 Es la acción moral la que es propiamente humana, a saber, aquella que tiene una
intencionalidad en la que se alían la intencionalidad cognoscitiva y la volitiva, de modo que
hay conciencia y libertad, con lo cual puede haber responsabilidad. BEUCHOT, Mauricio.
Ética. Méjico. Torres, 2004, p. 102
194 El análisis del individuo como alguien que responde y es responsable en su carácter social
debe ser considerado en mayor profundidad. ¿Fueron responsables de sus acciones morales los
soldados nazis de los campos de concentración? FREGROSO, Guadalupe. Ética. México.
Instituto politécnico nacional. 1995, pp.86
195 Todavía nos quedamos con tan sólo la vía estrecha, un camino muchas veces difícil de encontrar, de
vivir cada día como si fuese nuestro último día, pero en la fe y con la responsabilidad de vivir como si un
gran futuro estuviese todavía delante nuestro. BONHOEFFER, Dietrich. Letters & Papers from Prison.
Londres: Collins-Fontana Books, 1966, p.146.
196 Cf. TILLICH, Paul, Amor, poder y justicia. Oxford: Arielsa, 1970.
39
El problema consiste en que la ética religiosa tradicional tiende a interesarse
más en el “biblicismo” ideal del creyente, que en contemplar las consecuencias
específicas del amor. Tal preocupación por la fidelidad a unos textos, que tiene
sus virtudes, puede ser peligrosa en ciertos casos.197 El individuo responsable y
que responde no es ciertamente una máquina, sino que está influido por la
tradición y la memoria. ¿Qué hacer en una situación determinada? La reflexión
ética no se limita a dictar el “hacer concreto” sino que busca criterios para
enfrentar la situación y actuar. El creyente asume sus propias responsabilidades
en cuanto ser social al mismo tiempo que construye un modo de ser, sobre una
escala de valores bíblica. Pero los valores incluyen también nuestros propios
deseos, esperanzas e intereses.198
¿Cómo debe ser la conducta del yo responsable?199 La bondad o maldad en
una ética teleológica se definen con respecto a un bien supremo último. Unos
hablarán de hacer el bien para alcanzar la felicidad, mientras que muchos
cristianos hablarán de hacer el bien para alcanzar el cielo, que es para ellos el
bien supremo último. Pero esto no es suficiente para el yo responsable no
creyente, porque necesita razones empíricas para los actos que provengan de su
experiencia. Estas razones no tienen validez en el caso de que no se acepte el
bien último, en éste caso el cielo. Si no me interesa ir al cielo no practico el bien.
Tales razones no dejan al sujeto tener autonomía, es decir no le permiten
determinar por sí mismo la ley que lo regirá. Cuando la ley llega desde afuera,
el individuo no decide su propio comportamiento. Pero, cuando la ley del amor
Como ha demostrado la institución de la esclavitud, es posible que cristianos sinceros,
motivados por el amor, no se movilicen de manera vigorosa en contra de las injusticias sociales
de la sociedad que, como ellos saben muy bien, están en conflicto con sus ideales religiosos y
morales. Por el contrario la teología de la liberación ha seguido el camino inverso. Cf.
ANTONCICH, Ricardo y JOSE MIGUEL Munarriz. Doctrina social de la Iglesia. 2 a ed. Madrid:
Paulinas, 1986.
198 BOSCH, David Jacobus: Misión en transformación: cambios de paradigma en la teología de la
misión. Michigan: Libros Desafío, 2000.
199 “El yo responsable aparece con respecto a esto como aquel que responde al acontecimiento natural,
como cuando el niño llama al cordero ‘gatito’ y su madre le corrige, o como cuando un científico publica
su teoría del origen de las especies y espera su verificación, corrección, y negación por sus colegas
científicos, filósofos, teólogos, y por la comunidad en general; o como cuando otro científico que mantiene
la realidad de la percepción extrasensorial y responde a la incredulidad social masiva se encuentra con
una certeza individual, si bien esperando una verificación social futura.” NIEBUHR, Richard. El yo
responsable. Un ensayo de filosofía moral cristiana. Bilbao: Desclée, 2003, p.97.
197
40
está escrita en el corazón, en una ética ideal, el yo responsable actúa no movido
por una causa externa, sino independiente de ella y sus actos están razonados
de modo autónomo, determinando su propia conducta sin que se le impongan
principios externos. Kant resume sus creencias básicas, o sus absolutos en dos
realidades: “el cielo estrellado sobre mí y la ley moral en mí”.
Según la ética deontológica, el sentido del deber caracteriza al yo
responsable.200 Pero ante los dilemas morales el yo responsable debe actuar en
base a la libertad.201 Hay que admitirla como necesaria. Si no existiera la libertad,
el hombre no podría ejercitar la voluntad y cumplir el deber, por lo tanto no
existiría la acción moral. Debe saberse que el bien supremo se realizará en otra
vida, no en esta, pero en esta, es necesario buscarlo. Para ello, es necesario
admitir la existencia de Dios, porque necesitamos de un ser que pueda
ejemplarizar la moralidad perfecta y conceder la felicidad suprema,
inalcanzable para el hombre sin la gracia divina.202
La tradición cristiana ha buscado la autorrealización en el más allá, a través
de la renuncia y ha exigido abnegación en las cosas de este mundo, pero ha
fallado en destacar la confianza en la vida y en uno mismo 203 como necesarias
para una personalidad sana. Necesitamos construir una cultura más positiva204
acerca de la felicidad.205
200 QUEIRUGA, T. Andrés. ¿Qué queremos decir cuando decimos infierno? 2 a ed. Bilbao: Sal Térrae,
1995, pp.30-40.
201 La libertad entendida como libertad cristiana, abierta a lo transcendente, a Dios. LÓPEZ,
Antonio. “El concepto de libertad en el pensamiento de Jacques Ellul”. Tesis doctoral inédita.
Facultad de Teología Vicente Ferrer, Valencia, 2012, p.112.
202 Cf. BARTH, Karl. Al servicio de la palabra. Salamanca: Sígueme, 1985, pp.189-197.
203 Hablamos de la formación de la autoestima desde el punto de visto psicológico y
pedagógico. Cf. PÓLL, Wilhelm. Psicología de la religión. Barcelona: Herder, 1969, p.368.
204 Como propone A.T. Robinson: En los próximos años, seremos llamados a ir mucho más allá de lo
que requeriría una simple reiteración, en términos modernos, de la ortodoxia tradicional. Si nuestra
defensa de la fe se limita a semejante tarea, con toda probabilidad descubriremos luego que todo lo hemos
perdido, salvo un pequeño remanente religioso. A mi juicio se precisa una refundición mucho más radical,
en cuyo proceso deberán entrar en fusión las categorías más fundamentales de nuestra teología—las
categorías de Dios, de lo sobrenatural e incluso de la misma religión. ROBINSON, A.T. Op cit., p.2324.
205 KÚNG, Hans. Lo que yo creo, p.90.
41
Comprendiendo nuestra responsabilidad ética y sus implicaciones morales,
es importante que definamos el bien supremo.
3.2 El Summum Bonum206
Uno de los errores que ha cometido la ética cristiana tradicional ha sido
interpretar la moral mosaica como bien supremo, aplicándola en todas las
generaciones a todas las situaciones concretas sin excepción. Nuestra propuesta
ética es inductiva y no se deduce desde la experiencia veterotestamentaria
solamente. Algunas prácticas de entonces como la ordalía207 han perdido su
valor ético hoy. La evolución histórica por la búsqueda del bien supremo
recorre innumerables caminos. Dios parece hacerse entender de forma
encarnada, porque “Dios se adapta a la humanidad”, como demuestra el
ministerio de cristo incluido su sufrimiento redentor.208
En contraste con la ética griega, la Biblia centra la bondad en Dios. Las ideas
del helenismo sobre la naturaleza del Summum Bonum no conducen a un Dios
personal viviente como el fundamento del bien. Se ha dicho con razón que “Si
no hay Dios, entonces todas las cosas son permisibles.” Porque sin el bien supremo,
no puede haber bien en absoluto.209
En el judaísmo el estudio de la Tora es el Summum Bonum del hombre.210En
la ética darwinista, el bien es lo que favorece el desarrollo de la supervivencia
de la especie. Tras la ilustración y el egoísmo ético proveniente del naturalismo
filosófico, la exaltación del antropocentrismo lleva a la búsqueda de una
206 El pensamiento filosófico se ha ocupado desde Agustín de Hipona de este problema bajo el
título de “bien y bondad” (bonum et bonitas). Cf. ZUBIRI, Xabier. Naturaleza, historia, Dios. 12 a
ed. Madrid: Alianza, 2012.
207 Procedimiento jurídico practicado en la antigüedad consistente en dejar que la divinidad
revele la culpabilidad o inocencia del acusado. Cf. BADENAS, Roberto. Más allá de la Ley.
Madrid: Safeliz, 2000, p.64.
208 VAUCHER, F. Adolf. La Historia de la salvación. 4 a ed. Madrid: Safeliz, 1988, p.34.
209 Frase de Dostoievski. SPROUL, R. C. La Santidad de Dios. Graham: Pfc, 1998, p.167.
210 El proceso es: El descubrimiento de los mandamientos recibidos (hay 613: 248 positivos, 365
negativos), la protección de estos mandamientos por medio de otros nuevos que garantizan el
respeto de los primeros, “haciendo un cerco alrededor de la Tora”, la aplicación de estas leyes
ampliadas a todas las esferas imaginables de la vida. LACUE, Juan. Introducción al Antiguo
Testamento. El Paso: Cbp, 1999, p. 304.
42
moralidad interior.211 Pero después del holocausto, hemos detectado el fracaso
de los planteamientos clásicos y la búsqueda de otro tipo de coordenadas.
Entonces, ¿cómo definir el bien máximo? Hans Küng afirma:
El “bien” no es lo que los tradicionalistas e integristas creen que ha tenido
validez siempre y en todas partes. Lo “antiguo bueno” ha resultado ser hostil
a los seres humanos. Pero tampoco es el bien lo que los revolucionarios y
agitadores siempre creían, ha resultado ser poco humanitario también. Lo
bueno es lo que ayuda a ser verdaderamente humano.212
Ante la crisis de identidad y el fracaso en muchas partes del mundo de las
de las religiones mayoritarias, podemos preguntarnos entonces por la
responsabilidad que tenemos los creyentes en esta situación de desconcierto
ético.
Un experimento sobre el peligro de basar la moralidad de las acciones
humanas en la obediencia ciega a la ciencia de parte del “hombre arrojado al
mundo” lo encontramos en el experimento del Dr. Milgram. 213
STÉVENY, George. “La debilidad de Dios.” En: De la antropología a la Cristología. Barcelona:
Aula7 activa, 2005, p.60.
212 KÚNG, Hans. Lo que yo creo. p.66.
213 En los años 60, el psicólogo, Stanley Milgram realizó un estudio que desveló que la mayoría
de las personas corrientes son capaces de hacer mucho daño, si se les obliga a ello. Los
participantes fueron 40 hombres de entre 20 y 50 años y con distinto tipo de educación, desde
sólo la escuela primaria hasta doctorados. El procedimiento era el siguiente: un investigador
explica a un participante y a un cómplice (el participante cree en todo momento que es otro
voluntario) que van a probar los efectos del castigo en el aprendizaje. Les dice a ambos que el
objetivo es comprobar cuánto castigo es necesario para aprender mejor, y que uno de ellos hará
de alumno y el otro de maestro. Les pide que saquen un papelito de una caja para ver qué papel
les tocará desempeñar en el experimento. Al cómplice siempre le sale el papel de "alumno" y al
participante, el de "maestro". En otra habitación, se sujeta al "alumno" a una especie de silla
eléctrica y se le colocan unos electrodos. Tiene que aprenderse una lista de palabras
emparejadas. Después, el "maestro" le irá diciendo palabras y el "alumno" habrá de recordar
cuál es la que va asociada. Y, si falla, el "maestro" le da una descarga eléctrica. Al principio del
estudio, el maestro recibe una descarga real de 45 voltios para que vea el dolor que causará en el
"alumno". Después, le dicen que debe comenzar a administrar descargas eléctricas a su
"alumno" cada vez que cometa un error, aumentando el voltaje de la descarga cada vez. El
generador tenía 30 interruptores, marcados desde 15 voltios (descarga suave) hasta 450 (peligro,
descarga mortal). “Los aspectos legales y filosóficos de la obediencia son de enorme importancia, pero
dicen muy poco sobre cómo la mayoría de la gente se comporta en situaciones concretas. Monté un simple
experimento en la Universidad de Yale para probar cuánto dolor infligiría un ciudadano corriente a otra
persona simplemente porque se lo pedían para un experimento científico. La férrea autoridad se impuso a
los fuertes imperativos morales de los sujetos (participantes) de lastimar a otros y, con los gritos de las
víctimas sonando en los oídos de los sujetos (participantes), la autoridad subyugaba con mayor frecuencia.
La extrema buena voluntad de los adultos de aceptar casi cualquier requerimiento ordenado por la
211
43
En cambio, en el marco de una ética cristiana donde la Biblia es importante
como testimonio acerca de Cristo y no cómo obligación legal, ya que su mensaje
es ofrecido libremente al hombre, cabe preguntarnos ¿Es la secularización y el
abandono de la religión214 en occidente fruto del tipo de cristianismo mal vivido
por las mayorías?215
3.3 Ética en el ser y en el tiempo.
En la búsqueda del bien supremo por parte del sujeto ético es importante
reflexionar sobre el tiempo y la evolución que experimenta toda situación y
todo individuo. “Uno de los aspectos esenciales para comprender la ética es observar el
proceso de la Historia humana.”216 Hoy la ética de los derechos del individuo,
patrón
moral de
los
tiempos
modernos democráticos,
es
laica
y
universalista, no religiosa.217Porque subsiste una persecución humana del ideal
de bien, para regular la sociedad civil o por la necesidad de autorrealización.218
De ahí que respondamos a todas las acciones219 sobre nosotros y sobre los
demás con un modo de evaluación y un método de correlación. Los seres
humanos pueden parecernos buenos o malos según sus obras se consideren o
no aceptables.220Encerrar el bien en fórmulas de un tiempo pasado o definirlo
desde una confesión determinada puede dificultar el desarrollo moral. Este
autoridad constituye el principal descubrimiento del estudio.” Cf. BADENAS, Roberto. “Gérmenes
de violencia.” En: La no violencia. Barcelona: Aula7 activa, 2004, pp.5-8.
214 La teología de la muerte de Dios se fundamenta en la constatación del alto grado de
secularización de la sociedad. COX, Harvey, en The Secular City, 1965 estima que para fines del
siglo XX, los cristianos verdaderos serían en Occidente una minoría rodeada de un paganismo
agresivo y arrogante. en el que trata de mostrar que la secularización no es la enemiga del
evangelio sino el fruto del mismo. Por secularización, Cox entiende el proceso histórico por el
cual las sociedades se liberan del control de la iglesia y de sistemas metafísicos cerrados. En su
posición el Dios de la Biblia tiene que ser redefinido como el Dios de este mundo. En: Colección
de pensamiento cristiano. Vol 13: Madrid: Península, 1973, p.302.
215 Declaración mundial sobre ética. [en línea]. Disponible en: http://www.weltethos.org/
[Consulta: 23 enero 2015].
216 BUBBER, Martín. Eclipse de Dios. p.86.
217 LIPOVETSKY, Gilles. El crepúsculo del deber. 5 a ed. Barcelona: Anagrama, 2000, p.22.
218 Ibid., p.155.
219 “De esta manera nuestras acciones de respuesta tienen el carácter de ser o no adecuadas. Tratamos de
adecuarlas dentro de un proceso de interacción. Las cuestiones que planteamos sobre ellas no son sólo
aquellas de su rectitud o equivocación, de su bondad o maldad, sino también las que se refieren a su
adecuación o inadecuación en el movimiento total, en la conversación completa.” Ibid., p.113.
220 Pensamiento dicotómico muy común en religión que no asume otras opciones. Cf.
FLETECHER, Joseph. Op. cit., p.40.
44
mecanismo de acción afecta a los grupos religiosos desde los fariseos del Nuevo
Testamento hasta a aquellos creyentes que temen que Dios pueda morir si ellos no
sobreviven.221Esto sería adueñarse de la noción del bien y hacerla nuestra, por
muy legítimo que sea el que la queramos poseer.222
A lo largo de la historia constatamos que existe una evolución en la manera
de entender la moral.223 Comprender que las situaciones son cambiantes, no
debe impacientarnos.224 El actuar de Dios no es estático sino dinámico225 y no
puede ser comprendido más que en parámetros que admitan el desarrollo.
Nuestra teología necesita ser compatible con un espíritu secular, aunque se
presente como un movimiento contracultural. Por eso nuestras decisiones éticas
personales no pueden ser individualistas sin importarnos lo que ocurre
alrededor. No pueden ser sólo “verdades para mi” porque hemos de ser sensibles
al mundo que nos rodea.226
Toda existencia bien compuesta y templada tiene que ser a la par religiosa y
moral. El esfuerzo ético rectamente cumplido se abre necesariamente a la
religiosidad, termina por desembocar en ella…la actitud religiosa eficaz
fructifica en acción moral, en buenas obras.227
En el proceso de la redención del ser caído, es preciso que surja “el nuevo
ser” con una nueva naturaleza, capaz de verdadera compasión.228 Nos
encontramos, para Tillich y otros, ante una evolución ontológica.229 ”La religión
entonces, no es una función especial de la vida espiritual del hombre, sino la dimensión
Ibid. p. 115.
UNAMUNO, Miguel. La agonía del cristianismo. Buenos Aires: Losada, 1938.
223 Utilizar personas en un coliseo para que fueran devoradas por
fieras y que fuera un
espectáculo para la plebe es un ejemplo que hoy sería inadmisible. El derecho a la vida se ha ido
haciendo camino. Formas de pensar y vivir la paz atestiguan cierto desarrollo moral. Cf.
TÁCITO, C. Cayo. Historias de Cayo Cornelio Tácito. 2 a ed. Trad. COLOMA, Carlos. Madrid: Em,
69 d.C.
224 Cf. REALE, Giovani y DARIO, Antiseri. Historia del pensamiento filosófico y científico. 2 a ed.
Vol 2. Barcelona: Herder, 1995.
225 Cf. VALLÉS, G. Carlos. Dejar a Dios ser Dios. 12 a ed. Santander: Sal Térrae, 1997.
226 NIEBUHR, Richard. Cristo y la cultura. Barcelona: Ep, 1968, p.252.
227 ARANGUREN, L. José. Ética. Vol 2. Madrid: 1994, p.200.
228 Cf. TILLICH, Paul. Teología de la cultura y otros ensayos. Buenos Aires: Amorrortu, (eds.). 1968.
229 Al considerar los libros bíblicos como producto de un proceso histórico, algunos llegan a la
conclusión de que representan etapas sucesivas que van llevando a un conocimiento cada vez
más elevado de Dios y de sus leyes morales. KIERKEGAARD, Soren. Temor y temblor. Madrid:
Tecnosa, 1998, p.11.
221
222
45
de la profundidad en todas sus funciones.”230 Cuando influye la ética cristiana,
surgen descubrimientos a partir de la fe, de un hombre nuevo, un sujeto lleno
de posibilidades.231
En el curso de la historia han aparecido intuiciones morales que preceden a
los juicios morales. Hasta los pueblos más primitivos desarrollan normas
sociales y morales.232¿Qué criterios deben servir de guía a la conciencia, del
todo moldeable? Uno de ellos es la libertad. Pero no sólo como factor que
explica el origen del mal, sino que en ella captamos el pasado, presente y futuro
de nuestros actos y de nosotros mismos. 233
Entonces, suponiendo que la situación actual de nuestro contexto religioso
es la mejor posible dadas las circunstancias en las que vivimos, hemos de
admitir entonces a la ES como una herramienta útil a la hora de nuestras
relaciones con el entorno y a la hora de comprender la libertad.234Así accedo a
entender la moral civil como un intento de convivir mejor.
La moral civil descansa en la convicción de que es verdad que los hombres
son seres autolegisladores, que es verdad que por ello tienen dignidad y no
precio, que es verdad que la fuente de normas morales sólo puede ser un
consenso en el que los hombres reconocen recíprocamente sus derechos, que
es verdad que en el mecanismo consensual no es lo único importante en la
vida moral, porque las normas constituyen un marco indispensable, pero no
dan la felicidad. Y los hombres, eso también es verdad, tienden a la
felicidad.235
Nuestra primera parte de estudio ha planteado, desde un acercamiento
filosófico, la necesidad de una ética metanómica y situacional. Abordaremos a
continuación, en una segunda parte, la ética cristiana desde un acercamiento
más bíblico.
TILLICH, Paul. Teología de la cultura. London: Jht, 2000, pp.5-6.
RAHNER, Karl. Curso fundamental sobre la fe. 5 a ed. Barcelona: Herder, 1998, pp.147-167.
232 Los indígenas sin escritura ni tecnología también han desarrollado una ética elemental con
una jerarquía de valores: vida, propiedad, honor, familia. KÚNG, Hans. Lo que yo creo. pp.54-57.
233 RICOEUR, Paul. Finitud y culpabilidad. Madrid: Trotta, 2000, p.17.
234 Cf. GONZÁLEZ, L. Ángel. Las demostraciones de la existencia de Dios según Leibniz. 2 a ed.
Pamplona: Eunsa, 2004.
235 CORTINA, Adela. Moral civil en una sociedad democrática. Valencia: Razfe, 1985, p.361.
230
231
46
PARTE II
LA BIBLIA Y LA ÉTICA
47
1. El A. Testamento y La ética cristiana
Buscamos en la “Sola Scriptura” un estudio de la ética bíblica. El ser humano
creado
en
una
situación
prelapsaria236,
ahora
vive
una
naturaleza
postlapsaria.237El cambio situacional afecta su moralidad.
Si consideramos la Biblia, patrimonio de la humanidad,238 como una
propuesta ética con un alto nivel moral de contenido para el individuo y para la
sociedad, debemos encontrar en ella un sistema ético valido, ya en el tiempo del
viejo
testamento.
El
problema
es
que
algunas
descripciones
de
comportamientos “éticos” que aparecen en el texto bíblico, difieren de las
prescripciones morales específicas que Dios desea enseñar.
Algunos dilemas y aparentes contrasentidos teológicos nos hacen
reflexionar sobre la existencia en la Biblia de cierta ES, no como un sistema ético
deliberado, sino como una realidad que convive con la cultura.239
1.1 Éticas descriptivas del A. Testamento
Se trata de una ES que avanza en el tiempo, construyéndose desde la
creación del hombre en Génesis hasta el Apocalipsis, abarcando en una “misio
Dei” 240 a toda la humanidad en todos los momentos. Ahora bien, si escuchamos
a nuestros feligreses y atendemos a sus preguntas, debemos entender que
algunos pasajes les perturban:
236 Prelapsaria (antes de la caída) y postlapsaria (después de la caída). CALDWELL, R. Charles.
Teología básica. Miami: Unilit, 2003, p.31.
237 BARTON, John. ¿Qué es la Biblia? Bilbao: Desclée, 2004, p.21.
238 UNESCO, (La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la
Cultura) [en línea]. Ha declarado a la Biblia como Patrimonio de la Humanidad. Disponible en:
http://www.unesco.org/new/es [Consulta: 12 agosto 2014].
239 Un estudio actual de éste tipo de influencias recíprocas de las que nadie está exento lo
encontramos en: BARON, A. Robert y DONN, Byrne. Psicología social. 10 a ed. Madrid: Pearson
Education, S.A. 2005, pp.357-397.
240 La misión de Dios existe desde mucho antes de su descripción en la Biblia. La ética
situacional de Dios buscando al hombre para volver a cubrirlo de pieles y no de hojas es toda
una propuesta por iniciativa divina con un alto contenido moral por encima del esfuerzo ético
del individuo. MEJÍA, Moisés y LEVI Decarvalho. (eds.) Glosario del manual de perspectivas.
En: Misión global. California: Clm, 2006, p. 360.
48
Hay cosas que no comprendo sobre Dios que me dejan moralmente turbado.
Algunas de estas son cosas que suceden en la propia Biblia, y especialmente
en el Antiguo Testamento. Hay una gran cantidad de violencia: actos
violentos, palabras violentas, metáforas violentas. El acontecimiento
sobresaliente en que todo el mundo piensa es la destrucción de los cananeos
cuando los israelitas del Antiguo Testamento se apoderaron de la tierra que
Dios les había prometido. ¿Hay alguna manera en que podamos interpretar
esas cosas que sea consistente con lo que nos dice el resto de la Biblia sobre el
carácter de Dios?241
Tomando como ejemplo el marco violento del sistema patriarcal, y sin ser
el tema de nuestro trabajo, lo citamos como ejemplo de situaciones que han
cambiado. Existen costumbres, no prescritas por Dios pero si descritas en la
Biblia. En Jesús tenemos el filtro adecuado para depurar unas de otras. El
sistema ético revelado por Dios no empieza ni termina en una serie de proof
texts, sino que se basa en la analogía de la fe.242Y para ello necesitan toda la
Biblia.243
Ahora bien, si leemos un pasaje bíblico, y es importante saber cómo hacerlo,
sobre aspectos desconcertantes del A. Testamento, y lo hacemos
sin las
pertinentes precauciones, podemos encontrar una situación de riesgo en la que
no solamente dejamos de comprender la enseñanza vital del pasaje sino que nos
arriesgamos a compartir con los demás un mensaje sesgado, pueril e incluso
dañino. Veamos un ejemplo:
Al verlo Fineas hijo de Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, se levantó de en
medio de la congregación, tomó una lanza en su mano y fue tras el israelita a
la tienda. Y atravesó a ambos con su lanza, al israelita y a la mujer, por su
vientre. Así cesó la mortandad entre los hijos de Israel. Los que murieron en
la mortandad fueron 24.000. Entonces Jehovah habló a Moisés diciendo:
“Fineas hijo de Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, ha hecho que mi furor se
aparte de los hijos de Israel, manifestando entre ellos mi celo. Por eso yo no
he consumido en mi celo a los hijos de Israel.” Por tanto digo: “Yo le concedo
WRIGHT, Christopher. Cit. “Re: Facebook” [en línea] 27 enero 2015. Disponible en:
https://www.facebook.com/alfonso.p.ranchal.3/posts/408152526017506?comment_id=408316
392667786&ref=notif¬if_t=comment_mention [Consulta: 27 enero 2015].
242 Hay que diferenciar entre textos descriptivos (que describen situaciones, a menudo no
deseadas por Dios pero que adopta para cambiarlas en el tiempo) y textos prescriptivos (en los
que claramente se manifiesta una intencionalidad divina) Hoy, si no diferenciamos éste hecho
básico, explicaremos equivocadamente la Escritura.
243 Cf. Para una profundidad sobre el tema de la violencia en el A. Testamento y su vinculación
a la imagen de Dios y su posible interpretación sesgada. BARBAGLIO, Giuseppe. Dios.
¿violento? Verbo divino: y STÉVENY, George. La no violencia de Dios y de los hombres. Aula 7
activa.
241
49
mi pacto de paz.” El y su descendencia después de él tendrán un pacto de
sacerdocio perpetuo, porque tuvo celo por su Dios e hizo expiación por los
hijos de Israel. 244
¿Qué sistema ético y qué contenido moral se deducen de la intervención de
un Dios creador y amoroso que acepta y bendice según la descripción del
hagiógrafo, tras la violenta acción de Fineas?245
La
lectura
del
Antiguo
Testamento
debe
hacerse
siempre
con
precauciones246 y procurando evitar los riesgos de un literalismo247 insensato
que nos impida ver los supuestos y las tradiciones que subyacen a los textos tal
como nos han llegado hasta hoy. En tiempos
de
la Biblia las personas
ignoraban muchas de las leyes de la naturaleza. No pensaban con mentalidad
científico-natural y, en consecuencia, entendían los relatos de milagros como
violación de leyes naturales. Así, lo importante no es que tiemble el monte
Sinaí, sino el mensaje de la alianza entre Dios y su pueblo que Moisés recibe
con ocasión de dicho temblor. Lo esencial no son las plagas de Egipto,
sino el testimonio
de
Dios, quien
demuestra
su poder
salvador. Lo
significativo no es el milagroso paso del mar Rojo, sino el mensaje sobre Dios, a
quien el pueblo experimenta como Dios de la liberación.248
Es muy evidente que la elección de Israel como pueblo de Dios obedece a
un propósito salvífico destinado a abarcar a la humanidad entera, no a una
exclusión de los demás seres humanos.249 De ahí que, al leer la historia de Israel
deba encontrar la intención última de los relatos. Al entenderse a sí mismo
como pueblo de Dios, Israel entendió sus guerras, sus victorias y sus masacres
de otros pueblos como actos salvíficos de Dios a su favor, sin cuestionarse si
Núm. 25.7-13. La ética del A. Testamento es la ética de Jer 9.24.
No pretendo hacer una exégesis del texto. Entendemos que se trata de descripciones que el
hagiógrafo expone desde un tiempo y unas costumbres diferentes. Con el tiempo, Dios irá
revelando los contenidos morales de las acciones, el principio del valor sagrado de la vida,
todavía inmaduro para un pueblo nómada y en un contexto bélico.
246 El problema de las conquistas de la tierra prometida requieren una sosegada observación a la
hora de interpretarlos. Cf. VON RAD, Gerhard. Estudios sobre el antiguo testamento. Salamanca:
Sígueme, 1976.
247 Cf. TREBOLLE, B. Julio. Crítica histórico-filológica. La Biblia como caso de estudio. Madrid: Trotta,
2002.
248 KÜNG, Hans. Lo que yo creo. p.152.
249 Cf. ANDIÑACH, R. Pablo. Introducción hermenéutica al antiguo testamento. Estella: Evd, 2012.
244
245
50
algunos eventos pudieran tener otras lecturas posibles.250 De ahí esas imágenes
terribles para nuestra sensibilidad cristiana. Son lecturas respetables que los
antiguos hebreos hicieron de su historia nacional.251 Para saber cómo es Dios en
realidad, hemos de recurrir a la totalidad de la revelación y buscar al Jesús
revelado en los Evangelios. Y si queremos encontrarlo en el Antiguo
Testamento, ha de ser leyéndolo a la luz del Nuevo, (Heb 1.1-3) Esto no
deforma su lectura sino que la sitúa.
La narrativa bíblica descriptiva, por su naturaleza, desempeña funciones
distintas de las que tiene la moral normativa.252 No trata de juzgar para
establecer cuál deba ser la actitud moralmente buena o el comportamiento
moralmente recto. Más bien se limita a constatar el dato que de hecho existe y a
describirlo para que deduzcamos y saquemos enseñanzas.253 El fenómeno
moral, se integra en la historia, en la cultura, en la práctica de las relaciones
socio-personales y en la mutua interferencia de la esfera sociopolítica con la
individual. Por eso se la tiene que estudiar en todas sus características y
estratificaciones diacrónicas y sincrónicas. Toda persona y todo grupo social,
todo pueblo y toda cultura poseen su propio ethos, con diferentes contenidos
morales.254La Biblia se dirige a toda la humanidad, a pesar de integrarse en un
pueblo, en el tiempo y en el espacio. No obstante deberíamos diferenciar moral
descriptiva y moral narrativa.
La estructura moral es intrínseca al ser humano. No se puede prescindir de
ella. Otra cosa muy diferente es el contenido moral. Cada pueblo no tiene “su
moral” sino unos contenidos diferentes. Pongamos por ejemplo, cómo se
BRUGEMANN, Walter. Teología del antiguo testamento. Un juicio a Yahvé. Salamanca:
Sígueme, 2007, pp. 435-441.
251 EICHROD, Walter. Teología del antiguo testamento. Dios y hombre. Vol 2. Madrid: Cristiandad,
1975, pp.235-2167.
252 Esta disciplina fue popularizada por el importante teólogo. Cf. SCHLEIERMACHER, D.E.
Friederich. Estética. LASTRA, Antonio. (trad.). Madrid: Verbum, 2004.
253 Describimos cómo se comporta el mundo, otra cosa es qué debemos hacer. HABERMAS,
Jürgen. “Ética discursiva.” En: Doce textos fundamentales de la ética del siglo XX. GÓMEZ, Carlos.
(ed.). Madrid: Alianza, 2002, pp. 174-185.
254 El A. Testamento es enormemente avanzado. Cf. CORTINA, Adela. La Ética de la Sociedad
civil. Madrid: Anaya, 1994.
250
51
justifican torturas en cualquier parte del mundo. No se puede justificar nada
alegando que se trata de la moral de aquel pueblo porque a todos hoy nos parece
una atrocidad. Esa es la estructura moral que triunfa con el tiempo. Ahora bien,
un código de normas que guía la vida de los individuos y de la sociedad y que
inspira la orientación de las relaciones interpersonales puede describir
contenidos morales diferentes y esto es lo que encontramos también en el A.
Testamento.
El problema ético que enfrentamos es que algunos asuntos son descritos en
pasajes bíblicos que, citados fuera de su contexto, parece presentar un Dios
diferente del Dios del Nuevo Testamento. Este es un argumento que utilizan
algunos críticos para negar la autoridad bíblica.255
Para aceptar una ética que se desarrolla en el tiempo tendría que ser en
cierto sentido “situacional”, es decir, aceptar que los mismos asuntos no son
entendidos de la misma manera con el paso del tiempo.256 Vivir el amor de Dios
como “ethos” (costumbre) y como “pathos”257 (vivencias), marca una manera de
afrontar la vida espiritual, de forjarse un carácter que es la evidente intención
del profeta.258
255 Cf. BULTMANN, Rudolf. Habla del A. Testamento como si en ocasiones se presentara
dificultando la posibilidad de creer, como un “aborto de la fe” en su imposibilidad de ver un Dios
como el de los evangelios y se especializa en la Teología del N. Testamento. Creer y comprender.
Vol 1. Madrid: Estudium, 1974.
256 Cf., RODRIGUEZ, Pepe. Los pésimos ejemplos de Dios. Barcelona: Temas de hoy, 2008, pp.1617.
257 Concepto ético referido a todo lo recibido por la persona, biológica y culturalmente desde el
sufrimiento. LAWRENCE, Eleanor. (ed.). Diccionario Akal de términos biológicos. Madrid: Akal,
2003, p.686.
258 En la experiencia profética el mensajero destaca que ha recibido una inspiración, que no
parte de sus conocimientos ni de su experiencia, un mensaje de lo alto que excluye la idea de un
sistema ético que solamente proceda del ser humano. “Así ha dicho Jehová”. (Deut. 31.2, I Sam
2.27, 2 Sam 7.5, Isa 37.6, etc.) Los profetas buscaron una comprensión de la situación que vivían
para hacer frente al drama del pecado. Cf. SICRE. L, José Luis. Los profetas de Israel y su mensaje.
Sevilla: Cristiandad, 1986.
52
¿Cómo entender entonces la ética bíblica? ¿Está completa la educación ética
de Israel en el Antiguo Testamento? 259¿Cómo comprender una ética descriptiva
desde una revelación progresiva?
Hemos de reconocer que el Antiguo Testamento260 debe entenderse como
parte de una enseñanza progresiva, y sujeta a revelaciones posteriores.261 La
Biblia debe ser considerada como un sistema de enseñanza, de principio a fin, y
cada libro como parte de un todo. 262 Tener en cuenta el orden canónico es
importante así como una lectura en perspectiva.263
La
finalidad
del
mandato
bíblico
no
es
evitar
la
transgresión
exclusivamente, ni evitar el conflicto entre lo que Dios quiere y lo que el
hombre decide, sino forjar una identidad redentora en medio de un ambiente
hostil.264
En muchas ocasiones Dios traspasa las fronteras de su mensaje
universalmente valido para todos los pueblos y no exclusivamente adoptado
por un nacionalismo,265aunque se vea forzado a adoptar sistemas no queridos
inicialmente, para poder adaptarlos después; tal es el caso del patriarcado, por
ejemplo:
En el lenguaje figurado bíblico, se le atribuyen a Dios muchas acciones, no
porque él las haya realizado, sino porque a pesar de su omnipotencia y su
omnisapiencia, no impide que se realicen. Si se entiende éste principio, se
explican muchas afirmaciones que parecen contradecir lo que enseña la
Biblia en cuanto al carácter puro y santo de Dios.266
Partiendo desde la reflexión filosófica, la asociamos con la hermenéutica
porque las reglas que de ella se derivan nos pueden ayudar al pensamiento
DE LA FUENTE, Tomás. Claves de interpretación bíblica. Texas: El Paso, 1985, p.65.
DE LA FUENTE, Tomás. Claves de interpretación bíblica. Texas: El Paso, 1985, p.133.
261 Ibid., p.175.
262 GILLIS, Carroll. El Antiguo Testamento: Un Comentario Sobre Su Historia y Literatura, Tomos IV. vol. 1. Texas: El Paso, 1991, p.80.
263 Cf. ANDIÑACH, R. Pablo. Introducción hermenéutica al Antiguo Testamento. Estella: Verbo
divino, 2012.
264 MURRAY, Jhon. La redención. Consumada y Aplicada. Michigan: Desafío, 2007, pp. 79-87.
265 Un ejemplo de la universalidad del mensaje divino es Jetro. 2 Cron 19.6-7, Ex 18.13-27.
BADENAS, Roberto. Más allá de la Ley, p.63.
266 Comentario bíblico adventista. Vol 4. Idaho: Api, 1985, p.676.
259
260
53
propuesto, por eso si no tengo en cuenta la época, el pueblo de entonces y sus
circunstancias, asociaré la poligamia, la violencia bélica, la enfermedad de los
hijos producida por los pecados de los padres, la esterilidad, la pobreza como
intervenciones divinas. Todo por no leer el texto desde sus premisas
situacionalistas.267
En la formulación de la letra de la ley, por ejemplo, no se busca matar a los
adúlteros, sino evitar el adulterio. Verlo de otra manera sería deducir una ética
de mínimos. La ética descriptiva del Antiguo Testamento presenta unas
diferencias muy notables respecto a otras culturas.268 El camino de la Torá
señala un sistema ético innovador y moderno que se adelanta a su tiempo en
ejemplos como:
las relaciones laborales, preceptos humanitarios, contra la
xenofobia, contra la esclavitud, protección de la mujer, en la restitución de los
bienes encontrados, condena del fraude, la prohibición de recibir intereses por
los préstamos entre israelitas, contra la codicia, principios de reparación del
daño ocasionado y muchos otros casos de alto contenido moral que nos indican
que muchos males de nuestro tiempo podrían haberse evitado si hubiéramos
escuchado la vieja ley.269
Ahora bien, ¿es lógico hablar de una ética en los profetas? Por un lado ya
hemos mencionado que están convencidos de ser portadores de un mensaje
revelado por Dios, pero además, son conscientes de que su mensaje se dirige al
pueblo, a la corte, al ciudadano, y de que su contenido lucha contra la opresión
de los poderosos y critica los desmanes de la sociedad donde viven. También
prometen un mundo mejor, cuyos valores se impondrán un día, no sólo en
Israel sino en toda la tierra. La ética profética tiene un ámbito nacional y otro
internacional.270
ARANGUREN, José Luis. Doce textos fundamentales de la ética del siglo XX, p.274.
Las diferencias y parecidos con las fuentes encontradas anteriores incluso a la Torá escrita
son muy significativas. BADENAS, Roberto. Más allá de la ley. pp.68-75. La propuesta ética
bíblica nace desde el monoteísmo (Is 45.22). Para una moderna paráfrasis Cf. p.81.
269 Lv 25.35-36, Núm. 15.14, Ex 12.49, Ex 20.12, Ex 21.15. Ibid. pp.57-58.
270 SICRE, L. José. “Profetismo y ética” En: Conceptos fundamentales de ética teológica. Madrid:
Trotta, 1992, pp.53-55.
267
268
54
Si observamos la relación existente entre la moral y la religión en la historia
de la humanidad, vemos que las formas de desarrollo de los catálogos morales
no son idénticas en todas las culturas. Lo novedoso del A. Testamento respecto
a todas, es el aspecto relacional más que el normativo de la religión Israelita,
aunque contenga su propia legislación. Esto aún hoy resulta incomprensible
para algunos, que aunque hayan encontrado valores morales en la
secularización271 y ésta los tenga, reconocen que el hecho de una divinidad que
busca por iniciativa al ser caído y no le exija “acciones de redención” es singular
con respecto a todas las religiones.272
Puesto que muchos problemas importantes del derecho natural y de la ética
no tienen una respuesta explícita en la biblia hay que buscar una
fundamentación convincente y razonada, que no se apoye sólo en la simple
autoridad del libro.273El recurso a la Biblia puede no ser suficiente si en nuestras
afirmaciones éticas, no tenemos en cuenta la debilidad humana al vivirlas. Es
necesaria pues, una sólida fundamentación teológica de la moral bíblica.274
El legado del A. Testamento es de enorme utilidad, porque no es suficiente
con que los filósofos hablen del imperativo categórico de la conciencia en
abstracto, o con que los políticos hablen de justicia en términos generales. El
dilema no existe tanto en el texto como en el receptor que vive enmarcado en
una cosmovisión concreta que le genera determinados escrúpulos. Es necesario
pronunciarse de forma concreta, valiente y juiciosa sobre valores y criterios
éticos de contenido irrefutable. Porque “La simple autoridad, en el caso concreto,
no podrá nunca imponer actualmente una exigencia moral, cuando no logra hacer
verdaderamente comprensible la justificación positiva de la exigencia presentada.”275
Sin embargo, para los tradicionalistas y los lectores que interpretan
literalmente la escritura sin atender a la ES, se plantean situaciones a las que no
Cf. GELLNER; Ernest. Posmodernismo, razón y religión. Barcelona: Paidós, 1994, p.100.
VELASCO, M. Juan. “Religión y moral” En: Ibid., pp.185-191.
273 AZPITARTE, L. Eduardo. “Magisterio eclesiástico y moral” En: Ibid., pp.213-216.
274 VIDAL, Marciano. “Fundamentación de la ética teológica” En: Ibid., pp. 233-241.
275 No todo el mundo comprende de la misma manera y en el mismo momento la moral del
texto. RAHNER, Karl. Reflexiones en torno a la “humanae vitae”. Madrid: Ec, 1968, p.68.
271
272
55
pueden dar respuesta desde esa metodología. A los dilemas morales bíblicos,
¿puedo responder seguro y siempre con un “socorrido” escrito está?
1.2 Dilemas morales
En la Biblia, se plantean dilemas morales que implican a la cultura, a la
genética, a las orientaciones sexuales, a los derechos humanos, a la libertad de
expresión, a la política, a la economía, al bienestar social, etc., El dilema moral
se da en una situación donde aparecen dos o más principios, virtudes o normas
en conflicto.276 Aquí no abordamos este problema desde la exégesis del texto.
Decimos que por lo menos es necesaria una reflexión antes de cualquier
decisión. Nuestro objetivo es plantear el reconocimiento de la existencia de una
ES en la Biblia que no puede ser identificada con el subjetivismo. Pero no
solventamos el problema de un plumazo con la ES, ni decimos que tenga la
solución al problema axiológico. Ante el dilema, las situaciones son diferentes y
solo importa la voluntad de Dios. Todos los episodios bíblicos han de leerse en
relación a un contexto situacional, en la tensión entre los principios divinos
inmutables y las situaciones humanas, siempre variables. Así, intentar discernir
las intenciones divinas.277
Una cuestión que perdura en el tiempo es saber si el ser humano es capaz
de obedecer la Ley de Dios.278 La Ley del talión279 por ejemplo, lejos del ideal,
Un dilema moral específico en que cualquier acción que se decida tomar incurriría en una
infracción o en varias. JIMÉNEZ, Pablo. Introducción a los ministerios juveniles. Decatur: Aeth,
1997, p.62.
277 “La ceguera intelectual y moral es un dilema que se plantea al hombre a causa del mal uso de su
libertad y de su incapacidad para usar plenamente la inteligencia.” KING, Luther. La fuerza de amar.
Colección de sermones. Madrid: Acc, 1999, pp.39-47.
278 Cf. KAPLAN, A. Précis de pensé juive. Paris: Vida, 1976, pp. 253-312.
279 En las sociedades primitivas nada había que limitase la ira del agraviado. Las represalias
podían ser ilimitadas y no guardaban proporción con el daño causado. La llamada ley del
talión con la célebre fórmula del ojo por ojo y diente por diente, pese a lo bárbara que hoy nos
parece, representó un gran avance en comparación con la venganza ilimitada anterior, porque
estableció al menos una proporcionalidad entre el daño inferido y la represalia de la víctima.
Esta ley aportaba una limitación en el ejercicio de la venganza. Ordenamientos jurídicos se han
inspirado en la ley de talión, desde la Edad Antigua y hasta hoy. La aplicación de la pena, con
barbarie, a lo largo de los siglos, no implica un defecto de la ley, sino un defecto de los
aplicadores. El Código de Hammurabi, 1760 a.C. es uno de los conjuntos de leyes más antiguos y
se basa en la aplicación de la ley del Talión. Otras leyes del Cercano Oriente permitían a la
víctima infringir más herida que la recibida. Ex 21.24 hace la ley más equitativa. . CF. LASOR,
276
56
suponía un avance en una situación donde las venganzas eran crueles. Y es que
el mero hecho de conformarse a una ley o a una regla (aunque sea divina) no
convierte mi cumplimiento de esa normativa en un acto totalmente aceptable,
desde el punto de vista moral. Porque ha de darse una interiorización de esa
ley, una “relación consigo mismo”280 más allá de la conciencia. La ley siempre ha
de darse en libertad si se quiere comprender su plenitud. Sin la libertad, el acto
será útil o conveniente solamente.
Para comprender mejor la situación en la que viven los personajes bíblicos,
debemos asumir la realidad de la caída y las consecuencias que esto tiene. Al
intentar entender el significado “de lo pecaminoso” nos encontramos con una
hosquedad irritante y nos preguntamos cómo definirlo mejor.281
Algunas de las situaciones que algunos padres de la Iglesia encuentran en
la Escritura, y que los depositarios de la fe de Israel definían como “pecado”, no
son en realidad más que frutos de un desajuste estructural o económico. 282 Por
eso es tan importante comprender la definición del vocablo en un entorno
moral.283
W. Sanford. Panorama del Antiguo Testamento. Mensaje, forma y trasfondo del Antiguo
Testamento. Grand Rapids: Desafío, 2004.
280 En el campo de la sexualidad por ejemplo. Cf. FOUCAULT, Michael. Historia de la sexualidad.
Vol 2. El uso de los placeres. Madrid: Siglo veintiuno, 1987, p.29. En relación con la sexualidad.
281 Un ejemplo de la dificultad que tiene hablar de pecado hoy, lo encontramos en el moralista
Juan de Ávila: “Hay muchos que están mucho tiempo de su vida ocupados en pensar los pecados que han
hecho, y nunca osan pensar en la pasión o en otra cosa que les de algún consuelo. El contrario de lo cual
hacen otros que, el primer día que comienzan a servir a Dios, olvidan sus pecados del todo, y con
liviandad de corazón se dan a pensamientos más altos que provechosos. A los cuales les está cercana la
caída como a casa sin edificio.” ÁVILA, de Juan. Audi Filia I. Obras completas del Santo maestro
Juan de Ávila. Madrid: 1970, p.482.
282 Un ejemplo la situación del pobre, huérfano o enfermo congénito. Su situación social era
achacada al pecado suyo o de sus padres, o a una maldición. (Jn 9) Cf. BRAVO, R. Sierra. El
mensaje social de los padres de la Iglesia. Madrid: Herder, 1989.
283 Kierkegaard intuía la angustia que genera la definición de pecado. KIERKEGAARD, Soren.
La repetición. Un ensayo de psicología experimental. Buenos Aires: Jve, 1997, p.3.
57
La ética del AT constituye una ética revelada pero incompleta, está
enraizada en la historia más que explicando los hechos, reconociéndolos dentro
del marco del pacto.284
La ética teocrática entiende que el hombre fue creado a imagen de Dios y
que un elemento de dicha imagen es su naturaleza moral. Cada individuo debe
encontrar sentido a su existencia. Para Jean Paul Sartre, la angustia es un rasgo
básico de la vida humana que está “condenada a ser libre”. El hombre
aparece también para él como un ser constitutivamente moral, siendo lo
moral parte de la estructura humana, se sobreentiende la existencia de un
contenido moral, a fin de que el hombre pueda hacer frente a la realidad
de un modo responsable.285
La ES afirma que es innecesario buscar soluciones concretas e inmediatas
para los problemas éticos puesto que basta con el amor. 286 Pero como el
amor no proporciona las reglas concretas pertinentes para cada caso, éstas
deben
ser
deducidas
de
la
situación
real, sin tener que recurrir
necesariamente a un mandato objetivo venido de Dios. De esta manera, a la
rigidez de la ley sucede la libertad del amor y a la imposición de la
autoridad, las lecciones de la experiencia.287
La ética bíblica, en cambio, supera a la ES y encuentra innecesaria la
contradicción entre la ley y el amor afirmando la importancia de la situación en
armonía con los principios divinos para encontrar reglas apropiadas. Hace del
BRUGGEMANN, Walter. Teología del Antiguo Testamento. Un juicio a Yahvé. Salamanca:
Sígueme, 2007, pp. 757-763.
285 La oración es para este autor, una manera de existir. Cf. CASTILLO, M. José. Oración y
existencia cristiana. 2 a ed. Salamanca: Sígueme, 1995.
286 La definición del tipo de amor al que se refiere esta ética, saber si es un amor agapeísta o si es
un amor subjetivo resulta primordial a la hora de evaluar sus aplicaciones. El estudio de un
amor divino que sufre por el rescate y que supera la dimensión subjetiva del hombre es crucial
para superar el legado situacionalista. Cf. VARONE, Francois. El Dios sádico. Santander: Sal
Terrae, 1985, pp. 249-251.
287 Cf. DE LA PEÑA, L. Juan. Las nuevas antropologías. Un reto a la teología. 2 a ed. Santander: Sal
Terrae, 1983, pp. 204-208.
284
58
hombre un ser autónomo, desde la teonomía, y aclara la diferencia entre lo
secular y la secularización.288 ¿Provoca esto un contrasentido?
1.3 Contrasentidos éticos y teológicos
Tras exponer algunas disyuntivas sobre diferentes actuaciones en distintas
situaciones, hemos de preguntarnos si la Biblia plantea contrasentidos éticos, o
incluso contradicciones, frente a una religión compasiva de fuerza moral.
Veamos algunos ejemplos:
El sacrificio de Isaac plantea aparentemente una crueldad.289 Un acto contra
la vida puede ser el mayor acto de amor solicitado de Abraham aun cuando no
sea del todo comprendido. Y es que, desde el conocimiento de la ley solamente,
no podemos mantenernos en un camino recto.290Se necesita algo más que
conocerla. Necesitamos discernirla con una conciencia crítica. Kierkegaard
escribe que todos los mandamientos éticos son trascendidos por los deberes
religiosos, tal como Abraham tuvo que dar “un salto de fe” trascendiendo toda
moral para sacrificar a Isaac.291
Otro ejemplo: Plantear la posibilidad de perfección moral en un mundo
caído es un contrasentido ético, porque si creemos que es eso lo que Dios pide
de nosotros, ¿cómo conseguirlo si el hombre es pecador antes de cometer pecados?
Por otro lado, ¿qué sentido tiene la vida espiritual sin ese objetivo de perfección
CARVAJAL, G. Luis. Cristianismo y secularización. Cómo vivir con una sociedad secularizada.
Santander: Sal Térrae, 2003, p.39-71.
289 En el episodio en Gn 22, la "Akedá de Yitzjak" los hebraístas muestran una manera de leerse el
texto diferente de la de escribirse y mucho más en sus interpretaciones posteriores en donde no
se tienen en cuenta detalles que transcienden al contrasentido ético del sacrificio y lo dibujan
con otra sintonía. La figura del padre Abraham es exaltada en el judaísmo y la del hijo Isaac en
el cristianismo. Cf. LASOR, William. Manual de hebreo bíblico. Vol 2. Bogotá: Clc, 2001.
290 Rom 2.14s. Una ley escrita en los corazones de los gentiles que no la conocen frente a los
depositarios de ella que no la reconocen en el otro. Cf. Publicaciones de la comisión teológica
internacional sobre ética universal. [en línea]. Discusión sobre ley natural y moral. Disponible
en: http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/cti_documents/rc_cti_indexdoc-pubbl_sp.html [Consulta: 12 septiembre 2009].
291 “Pero cuando me pongo a reflexionar sobre Abraham, me siento como aniquilado. Caigo a cada
instante en la paradoja inaudita que es la sustancia de su vida; a cada instante me siento
rechazado, y, a pesar de su apasionado furor, mi pensamiento no puede penetrar esta paradoja ni
siquiera el espesor de un cabello. Para descubrir un escape pongo en tensión todos mis músculos;
instantáneamente me siento paralizado.” KIERKEGAARD, Soren. Temor y temblor, pp.24-25.
288
59
cristiana? En mi planteamiento, la fidelidad moral y su aspiración, tienen otro
caminar. El objetivo primordial no es no pecar, sino permanecer en la fe.292
Analicemos el contrasentido de la impecabilidad. La Ley del Antiguo
Testamento contiene principios morales universales que forman la base para las
leyes civiles particulares. La ley moral “la verdadera y eterna regla de justicia,
ordenada para todos los hombres en cualquier parte del mundo en que vivan” 293 es el
fundamento concreto que no puede ser cambiado. Toda nuestra moralidad está
construida sobre una idea de responsabilidad consciente. Tratar de armonizar
un concepto jurídico de imputación, según el cual cada acto es voluntario, y un
concepto biológico de herencia, que me imposibilita su cumplimiento, es el
primer paso para una comprensión ética de nuestra situación como raza
caída.294 ”El pecado es mi verdadera situación ante Dios.”295 El pecado es “una
realidad ontológica de la existencia.”296. Ahora bien, para cambiar nuestra realidad,
no lo podemos hacer desde la apresurada costumbre de actuar en nombre de
Dios, exigiendo máximos. Se trata de comprender la situación de cada uno para
poder comprender el contrasentido entre lo que fuimos, lo que somos y lo que
seremos.
Otro contrasentido surge al intentar combinar un Dios todopoderoso y un
Dios vulnerable, que elige a lo más débil para que sea lo más fuerte: El mesías
sería un “siervo sufriente”.297 Israel, pueblo casi insignificante, fue el pueblo
escogido por Dios, depositario de su ley inmutable y eterna. Sus principios
fueron revelados paulatinamente.298Sin embargo, ¿ha fracasado en su misión
292 Cf. KNIGHT, R. George. Guía del fariseo. Para una santidad perfecta. Un estudio sobre el pecado
y la salvación. Miami: Api, 1998.
293 CALVINO, Juan. Institución de la religión cristiana. Vol 4. p.1182.
294 RICOEUR, Paul. Cit. PACHECO, H. Javier. Corrientes actuales de filosofía. Vol 1. La escuela de
Fráncfort. La filosofía hermenéutica. Madrid: Tecnos, 1997, pp.310.
295 Ídem. Finitud y culpabilidad. Madrid: Trotta, 2004, p.278.
296 Ídem. Culpabilidad, ética y religión. Buenos Aires: Apa, 1976, p.419. Sócrates ya preguntaba que
si somos libres e inteligentes, ¿por qué hacemos el mal?
297 CULLMANN, Oscar. Cristología del Nuevo Testamento. Salamanca: Sígueme, 1998, pp. 351-391.
298 Heráclito, filósofo de la antigüedad griega, ya había planteado que: “Nunca se baña uno dos
veces en el mismo río, porque el agua siempre es nueva”. De esa manera señalaba el cambio constante
que afecta todo nuestro existir. Si todo está continuamente cambiando entonces, nada
permanece igual. Todo es relativo en cuanto a la manera en que las cosas son en un momento.
60
mesiánica? Dios los escogió a pesar de sus debilidades. El protagonismo que
nos otorga Dios mismo, es admirable.
Los dilemas nos ponen ante nuestra realidad y no siempre tenemos una
solución rápida.299 Karl Jaspers explica bien que cualquier situación en la que el
individuo o un grupo que se encuentre en el límite de sus posibilidades,
provoca una situación límite, esta conlleva en ocasiones la necesidad de escoger
entre dos males.300
La teología enfoca ideas mientras que la ética enfoca circunstancias. La
teología nos dice qué creer y hacer mientras que la ética nos dice por qué creer y
hacer y cómo debemos vivir, aunque ese momento del vivir suponga un
atentado a nuestra estructura tradicional de pensamiento, ya que puede ocurrir
que descubramos situaciones hoy, que no discerníamos de la misma manera en
el pasado.301
Unas de las intuiciones más interesantes que ofrece la ES, es que no toma
las decisiones éticas en el vacío, sino que las deduce de contextos muy reales, a
menudo dolorosos. Estos contextos deben considerarse. El alto valor atribuido
al amor y al valor de las personas es positivo, pero insuficiente si consideramos
el llamado de Cristo. Ahora bien, ¿no es acaso un absoluto escoger
arbitrariamente en base a la ley del amor? ¿Qué exige el amor? Por un lado, si
deposito toda mi confianza en el amor, fuera de la revelación divina, ¿no olvido
el valor de la inspiración? Por otro lado, si obedecemos las Escrituras como si
fueran un libro de reglas, somos legalistas. Pero si miramos la Biblia como la
revelación de aquel que es amor, entonces, debemos tomar muy en serio lo que
el amor ha mandado.
¿Cómo puede algún valor ser absoluto? Cf. HEIDEGGER, Martín. Heráclito. Barcelona: Ariel,
1986.
299 ARRIBÉRE, Roberto. Bioética y derecho. Dilemas y paradigmas en el siglo XXI. Buenos Aires:
Cathedra, 2008.
300 Cf. BIEMEL, Walter y HANS, Sanner. (eds.). Martin Heidegger y Karl Jasper. Correspondencia.
(1920-1963). Madrid: Síntesis, 1990.
301 Cf. Inspiración verbal o de la personalidad, debate llevado hasta la década de 1970 en la
SDA. KNIGHT, R. George. Nuestra identidad. Origen y desarrollo. Florida: Apia, 2005, pp. 65-100.
61
Necesitamos urgentemente un fundamento ético302, sin el cual a la larga
ninguna sociedad puede mantenerse, un ordenamiento en el terreno de la
ética, sin el cual no pueden
funcionar bien ni siquiera las finanzas
internacionales. Debemos actuar desde la responsabilidad por una cultura de la
no violencia y el respeto a toda forma de vida, conforme a la antiquísima
máxima: “no matarás”, “no torturarás”, “no maltratarás”, (Ex 20.13). Desde la
responsabilidad por una cultura de la solidaridad y un orden económico justo,
por una cultura de la tolerancia y la vida veraz, por una cultura de la igualdad
y la colaboración entre el varón y la mujer. Éstos imperativos éticos no son
leyes que deban ser aprobadas. Están dadas de antemano y requieren un
compromiso personal voluntario. Son prescripciones propias del Dios del A.
Testamento de rigurosa actualidad hoy.303
No obstante, atrincherarse en el “escrito está” puede ser una trampa, si no se
discierne correctamente cada texto, cuando nos posiciona en un callejón sin
salida. La Biblia está repleta de reflexiones humanas, interpretaciones
particulares de la realidad, un ejemplo lo encontramos en el libro de Job y que
tiene poco que ver con la revelación divina si se toman aisladamente de sus
contextos. El fenómeno de la inspiración difiere del de revelación y no hay que
confundirlo con la interpretación.304
Para una interpretación aceptada del Antiguo Testamento necesitamos el
testimonio de la revelación en Jesús, exégesis del Padre. Y si admitimos que
Jesús era lo que enseñaba, comprendemos la importancia que Cristo tiene en la
comprensión de la ética bíblica.
2. El N. testamento y la ética cristiana
La conexión entre ambos testamentos no es motivo de consenso hoy en día
si bien en nuestra reflexión sobre la ética encontramos una clara evidencia de
KÜNG, Hans. Lo que yo creo. pp.70-72.
“Sé el que eres”. No te dejes determinar por otros, define tú mismo tu papel. Pero no
gires en torno a ti, no seas un egocéntrico. No cedas. ¡Avanza! me escribió a mano el gran
Karl Barth en una tarjeta personal para mi tesis doctoral sobre La justificación. Ibid., p.73.
304 Cf. JUNQUERAS, J.R. Diario de un cristiano impertinente. Zaragoza: Domoesfera, 2014, p.185.
302
303
62
que los postulados anteriores del A. Testamento se ven explicados
especialmente por Jesús, en las epístolas de Pablo y en las reflexiones de la
comunidad joánica.305
La ética de muchas religiones es el medio por el cual el hombre logra su
salvación. En cambio, la enseñanza ética cristiana empieza siendo un dedo
acusatorio contra nosotros y termina siendo el fruto de la salvación en Cristo. Si
la ES nos ayuda a comprender las circunstancias de nuestras acciones, la ética
cristiana nos aporta soluciones diferentes a las meramente legales.306¿De qué
manera la podemos conocer mejor el mensaje ético del Nuevo Testamento?
2.1 El logos protréptico y el nomos pedagógico
En nuestro recorrido por los relatos bíblicos observamos a un “Logos”
divino que parece viajar en el tiempo intentando ser entendido. Es un Logos
que educa, y aún atado y herido permea las mentes de los hombres, actúen
como actúen. Esta es una premisa situacional, que razona para dar respuestas a
la luz de Cristo.
De esta manera, el Logos que ama plenamente a los hombres, solícito
de que alcancemos gradualmente la salvación, realiza en nosotros un
hermoso y eficaz programa educativo: primero, nos exhorta (nos invita
a la conversión); luego, nos educa como un pedagogo, finalmente, nos
enseña.307
¿Qué
es
el
Logos
protréptico?308Es
el
Logos
presentado
como
acontecimiento, como acción divina que a lo largo de toda la existencia,
interpela al ser humano con un valor de enseñanza, corrección, capaz de
estimular y persuadir, poderoso para hacernos cambiar. Entender que un
Cf. ALLETI, N. Jean. Eclesiología de las cartas de Pablo. Estella: Verbo divino, 2010.
VIDAL, Marciano. Para conocer la ética cristiana. 3 a. ed. Estella: Verbo divino, 1989, pp.349361.
307 ALEJANDRÍA de, Clemente. El pedagogo. Madrid: Gredos, 1988, p.41.
308 Término procedente de Aristóteles y los sofistas adoptado por Clemente de Alejandría. En
sus obras Stromata, Protréptico y Pedagogo, muestra que la filosofía fue el camino que Dios usó
para atraer a los gentiles. GONZÁLEZ, L. Justo. Historia del cristianismo. Vol 1. Miami: Unilit,
2003, p.91.
305
306
63
“acontecimiento” es capaz de persuadir la conciencia de los pueblos y del
individuo, es un hecho capital en la comprensión del mensaje del evangelio.309
El logos encarnado en Jesús plantea una reflexión. Toda la ética del N.
Testamento gira en torno a la persona de Jesús y todo el contenido moral de
esta fe, que influenciará al mundo, se basa en aparentes fracasos.310 Sin
embargo, Jesús va tomando la dirección de nuestras vidas. No vino tanto para
hacernos “buenos” como para comunicarnos su fe en la bondad de Dios. Por eso,
la ética del N. Testamento es una ética de agradecimiento, caracterizada, no por
sus normas sino por su motivación y por eso la acracia o falta de incentivos debe
ser combatida.311La ética del N. Testamento es sobre todo cristocéntrica y no
pregunta qué he de hacer solamente sino qué es lo que ha hecho Dios ya. La
obediencia al mandamiento no es una cuestión de salvación sino de vocación.
La conducta cristiana no se basa en un código fijo establecido sino en un
esfuerzo continuo de superación relacional.312
¿Qué ha hecho la ortodoxia tradicional con éste mensaje? Logró hacer casi
imposible la verdadera proclamación del evangelio, que viaja a nuestro
alrededor pero no hace mella en el hombre moderno, y lo que es peor, a penas
lo lamentamos.313
La ley acompaña al crecimiento espiritual, pero no tiene poder de
transformación. El carácter pedagógico de la ley queda superado por la gracia
que actúa a través de Cristo.314 Ley y gracia, son fases sucesivas de un mismo
proyecto. La intención protréptica de la ley supone un objetivo de persuasión y
no de fijación legal. Hay principios éticos que van a ser descubiertos solamente
Experiencia personal. Cf. AGUSTIN. Confesiones. Madrid: Alianza, e-pub. 2000.
Fracaso de la nación ante su cometido, fracaso de los justos que sufren, fracaso en la
esperanza mesiánica, fracaso en las expectativas, fracaso en la vida de un galileo que es
crucificado y con él su mensaje que parece estar suspendido en el tiempo hasta que cobra vida y
es progresivamente entendido. PIÑERO, Antonio. Guía para entender el N. Testamento. Madrid:
Trotta, 2006, pp. 213-215.
311 FLETECHER, Joseph. Op. cit., p.122.
312 Ibid. pp.126-132.
313 ROBINSON, A.T. Op. cit., p.15.
314 BADENAS, Roberto. Más allá de la ley. p.271.
309
310
64
a partir de la fe.315”No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran
decepción sino por el encuentro con un acontecimiento”316
En el Logos que educa y en la norma que enseña hay diferencias. Los
auténticos problemas de conciencia los hallamos en la penumbra ética.317 A
diferencia del legalismo, que ante dos acciones supuestamente incorrectas
condenará al menos una de ellas, el Logos es paciente mientras que la norma no
tiene en cuenta el tiempo y sólo puede evaluar la conducta. El logos es capaz de
ofrecer la posibilidad de volver a empezar. El logos no ignora las variables y
entiende que el moralismo pueril ha de hacerse adulto.318Lo que pretende
nuestro enfoque es la equidad ante la flaqueza humana sin mirar lo que dice el
texto de la ley solamente sino lo que en ella pretende el legislador. Miramos no
solamente el acto sino también la intención, no la parte sino el todo.
La historia del N. Testamento ha cumplido con el mensaje del A.
Testamento pero no ha concluido todavía. Las portavoces de un movimiento
por el que nadie apostaba, esos “judíos disidentes”, siguen hablándonos hoy.
Hay grandes ejemplos en ellos de valentía, fervor, dedicación y compromiso sin
un corpus doctrinal plenamente establecido, pero con un sistema ético elevado
en torno a la figura de un Maestro en el que casi nadie creía. ¿Quién es Jesús y
quién fue?319 Es indudable que su mensaje ha moldeado el mundo que vivimos
y nadie está libre de su influencia. Tan importante fue su impacto.320
El N. Testamento sigue presentando desafíos al hombre de hoy321 porque
como máximo ideal encontramos que “la ética inculcada por el evangelio no
Ibid., p.125.
BENEDICTO XVI, Deus cartas est. Encíclicas. [en línea]. Disponible en: http://w2.vatican.va
[Consulta: 4 febrero 2013].
317 FLETCHER, Joseph. Op. cit., p.207.
318 El legalismo vive en el pasado, la esperanza lo hace en el futuro pero sólo la ES lo hace en el
presente. La ética cristiana en cambio, supera todas las expectativas.
319 Cf. BONHOEFFER, Dietrich. ¿Quién es y quién fue Jesucristo? Barcelona: Ariel, 1971.
320 Cf. La visión de Jesús que tiene este autor judío. VERMES, Geza. Jesús el judío. 2 a ed.
Barcelona: Muchnik, 1979.
321 DODD, H. Charles. La Biblia y el hombre de hoy. El N. Testamento y su consideración hacia el
hombre moderno. Madrid: Cristiandad, 1973, pp.83-116.
315
316
65
reconoce otra norma sino la perfección de la mente de Dios, de la voluntad de Dios”322,
en una conducta inspirada por Jesús, “Imago Dei.”
2.2
Jesús como “Imago Dei”
¿Qué es la imagen de Dios? ¿Dónde está presente en el ser humano caído?
¿En la voluntad? ¿En la conciencia moral?323
Desde el punto de vista de la antropología bíblica, el concepto de “Imago
Dei” es dinámico. Esta imagen afecta a la totalidad de la teología.324
Comprender la Imagen de Dios en el hombre tropieza con dos grandes
dificultades:
la imposibilidad
de
conocer
a Dios y
la
de
conocer
exhaustivamente al hombre.325 Ahora la figura de Jesús, nos clarifica esa
dificultad porque no solamente va a mostrarnos una enseñanza situacional, sino
que la va a vivir desde su misma esencia.326
Uno de los más altos ideales al que hemos sido llamados es, restaurar la
imagen de Dios327 en el hombre. Para ello, inspirarnos de la acción moral del
galileo es una urgencia. Para tal osadía el episodio registrado en Jn8.1-11 es
nuestra referencia.328
Jesús de Nazaret ha sido por veinte siglos el personaje dominante en la
historia de la cultura occidental. 329 A pesar de los más de doscientos libros que
investigó el nobel Albert Schweitzer en su búsqueda histórica y los esfuerzos
de D.F. Strauss en su crítica feroz contra su persona, lo cierto es que nadie ha
WHITE, G. Ellen. A fin de conocerle. p.131.
Cf. DE LA PEÑA, R. Juan Luis. Imagen de Dios. Antropología teológica fundamental. 3 a ed.
Santander: Sal Terrae, 1988, pp. 61-84.
324 Cf. MOLTMANN, Jürgen. El hombre. Antropología cristiana en los conflictos del presente.
Salamanca: Sígueme, 1976.
325 LEÓN, Jorge A. La comunicación del evangelio en el mundo actual. Buenos Aires: Pleroma, 1974,
p.19.
326 Cf. FLUSSER, David. Jesús en sus palabras y en su tiempo. Huesca: Cristiandad, 1974.
327 Cf. QUEIRUGA, T. Andrés. Del terror de Isaac al abbá de Jesús. Hacia una nueva imagen de
Dios. Estella: Verbo divino, 2000.
328 Para las dificultades del texto Cf. CAMACHO, F. Juan Mateo. Evangelio. Figuras y símbolos.
Córdoba: Almendro, 2007, pp.180-186.
329 Cf. SCHILLEBEECKX, Edward. En torno al problema de Jesús. Claves de una cristología.
Madrid: Ec, 1978, pp.75-142.
322
323
66
podido eliminar su influencia ética y metanómica. Una formulación ética que
implica mucho más que prohibiciones, puesto que comporta pensar
positivamente en maneras en las que ayudar a los demás y atender a sus
necesidades. No hacer a otros lo que no quieres que te hagan a ti es un principio
ético de carácter universal, básico en todo trato civilizado. Pero vivir pensando
en cómo podemos agradar a otros implica una nueva actitud positiva de amor.
La ética de Jesús atenta no solamente contra los pecados de comisión, sino
también despierta a la conciencia contra los de omisión. Constituye un
llamamiento, no sólo a no vulnerar los derechos ajenos, sino también a
disponernos para el sacrificio, la abnegación, el altruismo y la negación de
nosotros mismos; en una palabra, para el amor, porque como dice el refrán
español: Mal hace el que no hace bien, aunque mal no haga.330
Lejos de la idea de santidad como distancia del otro, apartado de su
miseria, en Jesús vemos a un Dios que desde el principio se ha “manchado” las
manos por el hombre al crearlo todavía más al querer recuperarlo.331En
momentos de inseguridad y riesgo, existe el peligro de atrincherarnos en
“Iglesias fortaleza” en las que me pueda proteger tanto, que olvide la miseria y
desesperación del prójimo y me sirva de la institución para mi propio egoísmo
inconsciente.332 El ejemplo de Jesús me advierte contra ese riesgo.
Jesús no es un sacerdote del Templo. Dios no se ha encarnado en un
profesional de la Religión.333 “Dios no se ha encarnado en un moralista
preocupado por la ley,”334 le interesamos nosotros más que lo que hacemos.
330 Cf. Refranero español. [en línea]. Disponible en: http://www.refranerocastellano.com/
[Consulta: 30 enero 2015].
331 Cf. MOORE, Johnnie. The dirty God. Jesus in the trenches. Nashville: Nelson, 2013.
332 Cf. SCHWARZ, A. Cristian. Cambio de paradigma en la Iglesia. Cómo el desarrollo natural de la
Iglesia puede transformar el pensamiento teológico. Barcelona: Clie, 2009.
333 PAGOLA, A. José. Recuperar la espiritualidad de Jesús. Bérriz: Ppc, 2011, p.3.
334 Los que sostienen la impecabilidad deben entender que es imposible controlar todas las ideas
de forma normativa. El periodista británico Mike Holderness en la revista New Scientist
concluyó que 10 elevado a 80.000.000.000.000, una cifra que supera el número de átomos que
hay en el universo, es la cantidad de neuronas que caben en la cabeza y las conexiones de todas
estas células entre sí. ¿Cuántas de esas ideas no están contaminadas por el pecado? La moral cristiana
es un camino no un resultado. Jesús cambia a las personas desde las entrañas y no desde la
norma. Cf. GOLEMAN, Daniel. Inteligencia emocional. 17 a ed. Barcelona: Kairós, 2008, p.21.
67
En este relato (Jn 8.1-11), asistimos al encuentro de Jesús con una mujer
acusada de adulterio. Dejamos aparte un objetivo exegético porque lo que nos
interesa observar es la sorprendente libertad con la que Jesús vive y enseña la
ley, punto central de la religión judía, a la que pertenece. Él busca directamente
qué bien puede hacer a las personas en la situación en la que se encuentran. 335
Lo decisivo en él es el amor. Este episodio en la vida del maestro resume y
ejemplifica nuestra tesis sobre las aportaciones de “cierta ética situacional” a la
ética cristiana.336
Jesús fue
desconcertantemente
liberal
en
algunos asuntos y
asombrosamente exigente en otros. Por eso, se comprende el desconcierto
que produjo su predicación y su conducta. La conducta del cristiano tiene
que ser un reflejo, lo más perfecto posible, de lo que fue la conducta de
Jesús. Y tiene que ser, por eso, una conducta que para unos resultará
escandalosa, mientras que para otros será sencillamente apasionante. Una
conducta más liberadora que todos los proyectos liberadores de este
mundo.
Y
al
mismo tiempo
una
conducta
más
exigente de lo que
seguramente nadie puede desear.337
La escena es cautivadora338. Una mujer condenada por adulterio339, pero
nadie habla del varón implicado en el acto, aunque, paradójicamente, es a él a
PAGOLA, A. J. Recuperar la espiritualidad de Jesús, pp.250-251.
Jesús adoptó una conducta que rompía los códigos morales vigentes en aquella sociedad.
Trataba públicamente con mujeres y las admitía entre sus discípulos. Si es imagen de Dios,
logos encarnado, tiene algo que decirnos. Jn 8.1-11. Este conmovedor episodio, integrado hoy en
el evangelio de Juan, es probablemente un fragmento de un evangelio perdido o un relato
suelto que circuló por la comunidad cristiana. Hasta los investigadores más críticos piensan
que, en alguna ocasión, Jesús actuó defendiendo a una mujer adúltera con esa manera tan suya
de acoger a los pecadores más despreciados y mostrarles la compasión de Dios. PAGOLA, A.
José. Jesús. Aproximación histórica. 6 a ed. Madrid: Ppc, 2007, p.214.
337 Cf. CASTILLO, M. José. El discernimiento cristiano. Por una conciencia crítica. 2 a ed. Salamanca:
Sígueme, 1984.
338 Jesús escandaliza también por relacionarse con mujeres de mala fama. Lo que es más molesto
no es verle en compañía de gente pecadora, sino observar que se sienta con ellos a la mesa. Cf.
PAGOLA, A. José. Jesús. Aproximación histórica. p.200.
339 No dijo no sea apedreada, para que no pareciese que hablaba contra la Ley. Tampoco dijo sea
apedreada, porque había venido, no a perder lo que había encontrado, sino a buscar lo que se
había perdido. ¿Pues qué responderá? "El que entre vosotros esté sin pecado, tire contra ella la piedra
el primero". Esta es la voz de la justicia. Sea castigada la pecadora, pero no por los pecadores.
Cúmplase la Ley, pero no por medio de los mismos que la quebrantan. Y habiéndoles herido
335
336
68
quien la Torá exigía no poseer ni desear a una mujer que ya pertenece a otro. 340
La conciencia en los dispuestos a ejecutar sentencia, provoca un aparente
movimiento de alejamiento inconsciente de la ley.
La mujer había estado temblando de miedo delante de Jesús. Sus palabras:
"El que de vosotros esté sin pecado, arroje contra ella la piedra el primero",
habían sido para ella como una sentencia de muerte. No se atrevía a alzar sus
ojos al rostro del Salvador, sino que esperaba silenciosamente su suerte. Con
asombro vio a sus acusadores apartarse mudos y confundidos; luego cayeron
en sus oídos estas palabras de esperanza: "Ni yo te condeno: vete, y no
peques más". Su corazón se enterneció, confesando sus pecados con amargas
lágrimas… Comenzó de una vida nueva. Esto fue para ella el principio de
una nueva vida, una vida de pureza y paz, consagrada al servicio de Dios. Al
levantar a esta alma caída, Jesús hizo un milagro mayor que al sanar la más
grave enfermedad física. Curó la enfermedad espiritual que es para muerte
eterna. Esa mujer penitente llegó a ser uno de sus discípulos más fervientes.
Con amor y devoción abnegados, retribuyó su misericordia perdonadora. En
su acto de perdonar a esta mujer y estimularla a vivir una vida mejor, el
carácter de Jesús resplandece con la belleza de la justicia perfecta. Aunque no
toleró el pecado ni redujo el sentimiento de culpabilidad, no trató de
condenar sino de salvar. El mundo tenía para esta mujer pecadora solamente
desprecio y escarnio; pero Jesús le dirigió palabras de consuelo y esperanza.
El Ser sin pecado se compadece de las debilidades de la pecadora, y le tiende
una mano ayudadora. Mientras los fariseos hipócritas la denunciaban, Jesús
le ordena: "Vete, y no peques más". No es seguidor de Cristo el que,
desviando la mirada, se aparta de los que yerran, dejándolos proseguir sin
estorbos su camino descendente. Los que se adelantan para acusar a otros y
son celosos en llevarlos a la justicia, son con frecuencia en su propia vida
más culpables que ellos. Los hombres aborrecen al pecador, mientras aman el
pecado. Cristo aborrece el pecado pero ama al pecador; tal ha de ser el espíritu
de todos los que lo sigan. El amor cristiano es lento en censurar, presto para
discernir el arrepentimiento, listo para perdonar, para estimular, para
afirmar al errante en la senda de la santidad, para corroborar sus pies en
ella.341
El pasaje resultante es de una belleza inmejorable. En el relato observamos
un aspecto incluso eucarístico deducible del encuentro así como una
transferencia del peso de la ley desde la pecadora y su pecado al redentor y su
redención. La ley ya no recaerá sobre la mujer sino sobre Jesús. Su respuesta de
con los rayos de la justicia, ni se dignó a verlos caer, sino que separó de ellos su mirada. Por esto
sigue: "E inclinándose de nuevo, continuaba escribiendo en la tierra" Cf. AGUSTÍN, in Joannem, tract.
33.
340 Éxodo 20,14-17. Al varón le está prohibido tener relaciones sexuales con la esposa o
prometida de otro. El adulterio equivale a un robo. Al dar la ley, se piensa en los varones como
los verdaderos responsables de la sociedad; luego, al reprimir el delito, se castiga a las mujeres.
Jesús no soporta esta hipocresía social construida por los varones. PAGOLA, A. José.
Aproximación histórica, p.215.
341 WHITE, G. Elena. El deseado de todas las gentes. Buenos Aires: Aces, 1979, pp.426-427.
69
amor produce en los acusadores un sano remordimiento, se sienten
pecadores.342 El planteamiento ético iniciado por Jesús coloca a todos,
acusadores y acusada en una misma situación.343 Pero si esta mujer pecó, ¿no
decía la ley que debía ser apedreada? Eso era lo que deseaban sus acusadores,
pero Jesús aunque puede hacerlo con toda la autoridad moral que demuestra su
vida, sin embargo busca otra salida. Sabe que el objetivo de la ley no es matar
adúlteros sino prevenir el adulterio y confía en ella, quiere para ella lo mejor y
la anima a no pecar, sin condicionarla en absoluto. De sus labios no brota
ninguna condena. Únicamente quedaron dos frente a frente, la miseria y la
misericordia. Jesús se coloca en el lugar de la mujer y comprende su
situación.344 No la enseña desde una cátedra sino desde el suelo, con ella, a su
lado, confiando a pesar de todo en su decisión (haga después lo que decida
hacer, el texto no lo dice). No la obliga, la deja libre, no le impone otra
oportunidad, se la regala.
Lo que transforma a la mujer no es el susto de haberse visto ante la muerte
por apedreamiento,345 sino descubrir la verdadera imagen de Dios, enternecido
por su criatura caída sin pedir responsabilidades, sin registros morales
acusadores, tan sólo comprendiendo lo que vive y lo que probablemente
342 El pecador debía manifestar su arrepentimiento mediante los sacrificios apropiados en el
templo; debía abandonar su vida alejada de la Alianza y volver al cumplimiento de la ley; por
último, los daños y ofensas al prójimo exigían la debida restitución o reparación. Si Jesús
hubiera acogido a su mesa a pecadores para predicarles el retomo a la Ley, logrando que
publicanos y prostitutas abandonaran su vida de pecado, nadie se hubiera escandalizado. Al
contrario, lo hubieran admirado y aplaudido. Lo sorprendente es que Jesús acoge a los
pecadores sin exigirles previamente el arrepentimiento, tal como era entendido
tradicionalmente, y sin someterlos siquiera a un rito penitencial, como había hecho el Bautista.
Les ofrece su comunión y amistad como signo de que Dios los acoge en su reino incluso antes
de que vuelvan a la ley y se integren en la Alianza. PAGOLA, A.J Jesús, aproximación histórica.,
p.207.
343 Mc 7.15 y el Evangelio apócrifo de Tomás 14.5 que circuló de manera independiente entre los
primeros cristianos refleja la verdadera naturaleza de la inmoralidad. No se produce en el
exterior sino en el interior del ser humano y cualquier intento de entender la ley desde el
exterior no produce bondad sino injusticia. Cf. Ídem, p.251.
344 EI no pretende la violación de la ley mosaica, sino su total cumplimiento, Mat. 5. 1720. Solo Jesus hubiera tenido el derecho de aplicar la ley de Moisés. El encontró el medio
de hacer sentir la justicia y el valor de la ley, al mismo tiempo que suspendía la
ejecución. ROCHEDIEU, Louis. Comentario práctico de Juan y Hechos. Vol 2. Terrasa: Clie, 1980,
pp.44-46.
345 No era muy frecuente este tipo de castigo, según el rabino Cf. SHLTA, B. Moshe. Leyendas del
Talmud. Jerusalén, Instituto Majon Haktav, 1993.
70
deseaba vivir y no pudo. “Lo que no se puede tolerar es que una ley impida a la gente
experimentar la bondad de Dios y ninguna ley que provenga de Dios ha de impedir
aliviar las necesidades vitales de quienes sufren.”346
Eso no significa que Jesús no condene el adulterio, porque en otro momento
Jesús alerta contra la lujuria del varón347 considerada menos grave ante los ojos
de la sociedad que la seducción de la mujer, y pone el acento en la
responsabilidad de ambos. La insensibilidad de los acusadores contrasta con la
ética metanómica348 que aplica Jesús. Entiende el propósito de la ley, conoce a
su legislador y comparte su espíritu. No excusa al pecador, ni al pecado, sino
que asume la ley, la interioriza, la comprende y así ataca al pecado en su centro
vital, que es la separación o el alejamiento de Dios.
Lo que mueve a la gente a apedrearla349 no es su alto sentido de la
moralidad, ni tampoco el respeto a la ley, sino el celo desmedido por acabar con
un joven maestro que por amor está dispuesto a guardar silencio antes de
actuar sin la debida reflexión.350 Así fue capaz de mostrar el sentido de la
redención, que es la liberación del pecado.351 Pero aparentemente, para los
fariseos, Jesús es un transgresor. Pagola, explica esta actitud de Jesús en los
siguientes términos:
Jesús no se concentra en la Torá. No la estudia ni obliga a sus discípulos a
estudiarla. A menudo habla de Dios sin basarse en la ley y sin preocuparse
de si su enseñanza entra en conflicto con ella. No vive pendiente de
observarla escrupulosamente, tal como se vivía, por ejemplo, en Qumrán.
Para él, la Torá no es lo fundamental. Tampoco entra por iniciativa propia en
CASTILLO, J. María. El discernimiento cristiano. p.254.
Mt 5.28,29
348 El no pronuncia ningún perdón a la mujer en posición de superioridad moral o de juez que le
perdona la muerte. Se sitúa para provocar un nuevo autoconcepto en el alma desesperada ante
una situación límite. Cf. BARRETT, Charles. The Gospel according to John. 2 a. ed. Filadelfia:
Westminster Press, 1978.
349 La manera de aplicar disciplina en la Iglesia es un tema pendiente de revisión, ya que, no
siempre obedece a la sensibilidad cristiana necesaria. Cf. AGUIRRE, A. José. Disentir con la
Iglesia. Reflexiones de un cura. Buenos Aires: Brujas, 2008.
350 Cf. LOIS, Julio. Jesús de Nazaret. El Cristo liberador. Móstoles: Hoac, 1995, pp.55-59.
351 Un resumen del episodio de especial belleza se encuentra en: BADENAS, Roberto.
Encuentros. Madrid: Safeliz, 1991, pp.75-85.
346
347
71
discusiones sobre la interpretación correcta de las normas legales. Jesús
busca la voluntad de Dios desde otra experiencia diferente.352
Aunque no concordemos con todo lo que este autor afirma, comprendemos
la reacción de Jesús ante este caso de adulterio se trata de una situación
específica y no extrapolable a todo adulterio.353 Su primo Juan el Bautista había
condenado con toda valentía354 el adulterio de Herodes con Herodías. El
adulterio, símbolo de idolatría355, había sido seriamente censurado por Jesús en
muchas ocasiones, pero la actitud religiosa de los acusadores que aparentaban
“combatir el pecado”, para él era absolutamente inmoral.356¿Jesús actuaría en
cada situación de la misma manera? No parece ser esa la conclusión si leemos
en contexto los evangelios, más bien, estos presentan al Maestro asumiendo los
mínimos de una ley disuasoria que busca sobre todo, la redención del ser
humano y recuperar su dignidad, si se atiende a su espíritu y no solamente a la
letra, que es como la entendían aquellos religiosos.357 Y a parir de esos mínimos,
Jesús propone los más elevados ideales (Mt 5.48).
Existe, en la vida y en la enseñanza de Jesús, una especie de paradoja que
resulta
profundamente
sorprendentemente
liberal
significativa:
frente
a la
por
una
parte,
él
fue
ley, las tradiciones y los hábitos
PAGOLA, J.A. Jesús. Aproximación histórica. p. 249.
El episodio es de tal impacto que no sólo no se conservaron manuscritos, probablemente por
lo ofensivo del mensaje para una tradición aún reacia a tal enseñanza. Ningún padre oriental lo
citará y si lo hará Jerónimo en la Vulgata. San Agustín captó su hermosura y la dejó plasmada
en una brillante fórmula latina: “Relictisunt duo: misera et Misericordia” (Quedaron los dos: la
miserable y la Misericordia) ALDAY, C. Salvador. El evangelio según San Juan. Estella: Verbo
divino, 2010, pp.266-267.
354 KLAUSNER, Joseph. Jesús de Nazaret. Vida, época y enseñanzas. Barcelona: Paidós, 1989,
p.185.
355 LACUE, Juan: Introducción al Antiguo Testamento. El Paso: Casa Bautista De Publicaciones,
1999, p.147.
356 La moral y la religión aparecen siempre unidas y en conflicto en la historia humana. La unión
tiende a la confusión en las épocas más pacíficas y al dominio de una sobre la otra en tiempos
de crisis. Hubo etapas en que la religión absorbió a la moral convirtiéndola en una simple
manifestación suya, sometida a sus dictados. En otras, la moral tiende a erigirse en señora
absoluta. Jesús, que no funda ninguna iglesia en particular pero se convertirá en el fundamento
de todas, muestra una actitud moral relacionada con la situación desesperada de una mujer
injustamente tratada desde la religión inmoral practicada. SCHNACKENBURG, Rudolf. El
testimonio moral del nuevo testamento. Vol. 7. Madrid: Rial, 1965, pp. 257-262.
357 El aprendizaje de la dignidad, es aprendizaje de los gestos dignos, que tienen lugar en
cualquier momento, en cualquier circunstancia, y en cualquier edad. MASSÍA, Juan. (ed.). Ser
humano, persona y dignidad. Madrid: Desclée de Brouwer, 2005, p. 342.
352
353
72
sociales y religiosos de su pueblo y de su tiempo; pero, por otra parte, Jesús
fue también exigente y radical hasta lo inconcebible en otras cosas, como se
ve
claramente leyendo
el sermón
del monte, punto clave de su legado
moral.358
Urge hoy, una renovación de la Imagen de Dios que supere el “criterio de la
inmediatez.” Nuestro mundo ya no acepta las viejas historias de dioses y
demonios que todo lo explicaban. Hoy el mundo parece funcionar sin Dios y
hay quienes opinan que, es bueno que lo haga.359 Sin embargo, se sigue
necesitando responder a las preguntas más fundamentales de la existencia, en
donde Dios, sigue siendo absolutamente necesario.
La Biblia ha ido superando cada imagen destructora de la identidad de Dios
hasta llegar al puro amor y al puro perdón, en la figura de Jesús, verdadera y
definitiva “Imago Dei”.360 (Heb 1.1-4). Tomar parte de la Biblia como si en ella
tuviésemos una “revelación suficiente” no nos permitiría ver la belleza y la
riqueza de su mensaje total.
Fragmentar el mensaje de Jesús,361 centrándolo solamente en su pasión y
muerte, y no en su vida, es limitar su enseñanza. Pero es su vida la que
quisieron recordar sus más directos seguidores incluyendo su muerte y
resurrección. A partir de sus testimonios podemos construir una ética bíblica
coherente.
Con la venida de Jesús el Mesías, con su muerte y con su resurrección, se
ha producido una transformación radical en las relaciones del hombre con
CASTILLO, Mª José. El discernimiento cristiano, p.137.
No necesitamos a Dios desde un sentido utilitario, egoísta de la vida. Ésta no parece precisar
su presencia, pero por otro lado, el hombre sigue necesitando responder a las cuestiones
fundamentales sobre su ser mismo, en éste sentido, seguimos necesitando su implicación. Cf.
QUEIRUGA, T. Andrés. Recuperar la salvación. Para una experiencia liberadora de la experiencia
cristiana. 2 a ed. Santander: Sal Terrae, 1995, pp.216-225.
360 Cf. QUEIRUGA, T. Andrés. Repensar la revelación. Barcelona: Trotta, 2008.
361 En los primeros tres siglos se representaba a Jesús como el lampiño y juvenil “buen pastor”.
Las dos representaciones más antiguas del Crucificado que se han conservado proceden del
siglo v. Así pues, rechazo la cruz no sólo como signo para guerreros y gobernantes, sino
también para blandengues y cobardes. Todo ello muy alejado de aquel joven intrépido y
valeroso Jesús. KÜNG, Hans. Lo que yo creo. pp.193-195.
358
359
73
Dios.
Esta
transformación
consiste
en que al
régimen
basado
en la
observancia de la ley, le ha sucedido otro régimen, el régimen filial362, que
comporta una situación muy distinta. (Gal 4.4-6). El amor revelado por Cristo
a la humanidad sigue siendo hoy tan actual y necesario como lo fue entonces.
En este amor se manifiesta una gran libertad: un amor semejante no se
guía ya por el precepto o la prohibición que debe ser observada de forma
automática, sino por lo que la realidad misma exige y posibilita. Así es
como la imagen de Dios busca ser redimida en el hombre
Como la flor se dirige hacia el sol para que sus brillantes rayos le ayuden a
perfeccionar su belleza y simetría, así deberíamos volvernos hacia el sol de
justicia, a fin de que la luz celestial brille sobre nosotros y nuestro carácter se
transforme a imagen de Cristo.363
¿Puede el poder del amor cambiar realmente la vida? Küng subraya la
importancia de vivir bajo la premisa de un amor puro: “La fe sin amor nos hace
fanáticos, la fe vivida en el amor nos hace pacíficos.”364 Quien cumple esta "ley del
Mesías" no entenderá la libertad de una manera opresora, ni se dejará
llevar por los bajos instintos (Gal 5, 13). Es más, el que cumple esta "ley del
Mesías", con eso nada más cumple la ley entera. 365
Tras a penas evocar la práctica de cierta “ética situacional” por parte de
Jesús, enmarcada como una “imagen de Dios” vamos ahora a esbozar las
implicaciones eclesiásticas que esta ética tiene en nuestra vivencia personal y a
Las relaciones de intimidad familiar no se plantean a partir de un reglamento o de
una codificación legal. Sería sencillamente absurdo que dos personas, que se quieren a
ese nivel, se pusieran a redactar un reglamento en el que se estipulara taxativamente
cómo se tienen que agradar mutuamente. Cuando se trata de una relación personal, vivida
en esa profundidad, es el dinamismo del amor el que hace a cada uno inventar su
propia conducta, descubrir lo que agrada al otro y evitar a toda costa lo que puede
distanciar a los que se quieren de esa manera. En este sentido, es interesante indicar que
Pablo pone en estrecha relación el discernimiento cristiano con el amor. (Flp 1.9-10)
afirma que lo que él más desea en los cristianos es la expansión y la maduración de un amor
cuyo objeto es conducir al creyente hasta una "penetración" y una "sensibilidad" que
le capacitarán para "discernir lo mejor". Es justamente la experiencia de la relación
amorosa.
363 WHITE, G.E. El camino a Cristo. Madrid: Safeliz, 2008, p.76.
364 KÜNG, Hans. Lo que yo creo, p.208.
365 “Dios hizo al hombre perfectamente santo y feliz; y la hermosa tierra no tenía, al salir de la mano del
Creador, mancha de decadencia, ni sombra de maldición. La transgresión de la ley de Dios, de la ley de
amor, fue lo que trajo consigo dolor y muerte. Sin embargo, en medio del sufrimiento resultante del
pecado se manifiesta el amor de Dios.” Cf. WHITE, E. El camino a Cristo, p 5.
362
74
apuntar las ventajas de aplicar la enseñanza del Maestro, vista de esa manera,
en nuestra organización.
75
PARTE III
LA ÉTICA CRISTIANA Y LA PRÁCTICA
76
1. Aplicaciones prácticas de la ética cristiana
El cristiano no puede ver a Dios solamente como el solucionador de
nuestros problemas ni como la respuesta a nuestros interrogantes. 366 Visto de
esa manera, lo haríamos un Dios propio de las “cuestiones últimas” que no se
corresponde con un Dios presente en medio de la vida, en cada situación de la
vida.367 Tampoco entendemos que el cristiano tenga que vivir exclusivamente
entre otros cristianos, ni que sus situaciones personales sean entendidas por
todos los demás. El mismo Jesucristo vivió en medio de sus enemigos y, al final,
fue abandonado por todos sus discípulos. 368Lo que decimos es que no podemos
encasillar a Dios como solución. El Dios de Jesús, no es un “Deus ex - machina”
introducido como solución allí donde no llega la razón del hombre o donde le
parece necesitarlo, sino que es un Dios presente en el fondo último de nuestro
ser, en la misma esencia de nuestra existencia.
Una problemática que existe a la hora de comprender la ética cristiana,
procede de una posible deformación hermenéutica, y de un “malestar” moral369
que algunos miembros de iglesia denuncian. Trataremos aquí de dar respuestas
útiles que apoyen a la ética metanómica como herramienta de reflexión y
Cf. QUEIRUGA, T. Andrés. Creo en Dios Padre. El Dios de Jesús como afirmación plena del
hombre. Santander: Sal Terrae, 1986, pp.151-187.
367 BONHOEFFER, Dietrich. Resistencia y sumisión. Salamanca: Sígueme, 2004, p. 455.
368 Ídem., Vida en comunidad. Salamanca: Sígueme, 2003, p.10. Pese a todo, la presencia sensible
de los hermanos es para el cristiano fuente incomparable de alegría y consuelo.
369 La búsqueda de una religión más moral y personal que ayude a hacer frente a problemas
sociales. Algunos creyentes consideran que no se sienten comprendidos y en ocasiones sufren
unas situaciones incómodas que dificultan la pertenencia social. Del mismo modo, el pastor
enfrenta situaciones complejas. Cf. “La búsqueda de una religión más moral dispara el
evangelismo.” El País Internacional [en línea]. Washington: 13-11-2014. Disponible en:
http://internacional.elpais.com/internacional/2014/11/13/actualidad/1415854297_029972.ht
ml [Consulta: 15 enero 2014].
366
77
enfoque comunitario.370¿Cómo valorar mejor a la ES y aplicarla a la vida en la
iglesia? ¿Para qué puede servir hoy?371
Desde una crítica reflexiva, pretendemos reducir la distancia entre una
filosofía de vida y lo que ocurre en la práctica cotidiana. La distancia entre lo
que se dice que debe ser una vida moral cristiana y lo que acontece en nuestras
vidas.372 Para reducir esta distancia tenemos que empezar por asumir que
“Cristo no es un objeto de religión, sino algo muy distinto, esto es, Señor del mundo”373
1.1 La problemática
Algunos cristianos mantienen la absoluta división Iglesia-mundo374 como
antípodas de la realidad humana. Su idealización de la Iglesia, impide ver su
humanidad, su propósito. En ocasiones, parece existir un menosprecio
arrogante por los que están fuera, y eso no contribuye a que el cristiano se
ubique adecuadamente en la realidad en la que vive.375
En su obra Vida en comunidad, Bonhoeffer destaca enfáticamente un doble
postulado eclesiológico: en primer lugar, la hermandad cristiana no es
meramente un ideal sino una realidad; en segundo lugar, y por fundarse en
Jesucristo, esa comunidad es una realidad espiritual más que una realidad
social y, como tal, absolutamente diferente de todas las demás comunidades.376
370 Los problemas morales son, por lo general, muy complejos. No se presentan dos situaciones
iguales. Cada una de ellas requerirá un estudio cuidadoso y, aunque las diferencias entre un
caso y otro sean mínimas, cada situación requerirá una solución particular. El Espíritu debería
ser siempre requerido por quienes tengan que resolver problemas morales. Fideicomisarios del
patrimonio White. Cf. WHITE, E. Consejos sobre conducta sexual y adulterio. Miami: Api, 1994.
Presenta diferentes soluciones a casos que tienen el común la violación del 7º mandamiento.
371 Cf. RAMOS, A. Marcos. El pastor en la Iglesia de hoy. Nashville: Convention Press, 1991.
372 Como el desarrollo natural de la Iglesia puede transformar el pensamiento teológico. Cf.,
SCHWARZ Christian. Cambio de paradigma en la Iglesia, pp. 219-271.
373 Ibid., p.405.
374 Cf. HABERMAS, Jürgen y JOSEP Ratzinger. Entre razón y religión. Dialéctica de la
secularización. México: Fondo de cultura europea, 2008.
375 LEÓN, Jorge A. Psicología pastoral de la iglesia. Miami: Caribe, 1978, p.25.
376 BONHOEFFER, Dietrich. Vida en comunidad. 9 a. ed. Salamanca: Sígueme, 2003, pp.22-33.
78
A pesar de que la iglesia es depositaria de un sistema ético hermosamente
integrado en una filosofía adelantada a su tiempo, y a pesar de los desajustes377
propios del pasado, y porque no decirlo del presente, es evidente que muchos
creyentes no reconocen con facilidad su verdadera identidad como grupo
social.378
En nuestra propia denominación, conviven más de 200 naciones, utilizando
más de 700 idiomas, y diferentes culturas. Este movimiento fue iniciado hace
casi dos siglos en su mayoría por gente joven cuyas ideas eran innovadoras y
creativas. Si la iglesia insiste en usar modismos del siglo XIX para alcanzar a
jóvenes en el siglo XXI, finalmente terminará como los Amish, que han
mantenido sus formas y tradiciones pero han perdido su misión en el
mundo. El mundo post-moderno tiende también a ser post-denominacional. La
iglesia ya no puede esperar una lealtad irreflexiva o estimulada a partir de
sentimientos de culpa entre sus jóvenes, solo porque éstos hayan nacido
adventistas y sigan creyendo que el adventismo tiene la verdad. Al contrario, la
iglesia necesita demostrar que es verdad lo que proclama y que está utilizando
sus recursos fielmente en la misión que le ha sido confiada. Un ejemplo: tras
minimizar la importancia de las nuevas tecnologías en la terminación de la obra
de la iglesia, el programa NET379 ha puesto a los adventistas a la vanguardia de
algunos tipos de comunicación mundial. ¿Qué otras ideas hay ahí afuera
esperando ser descubiertas? ¿Y cómo podemos utilizarlas mejor?
Hay grados de conocimiento y grados de fidelidad a lo conocido, como por
ejemplo, el secreto profesional que no debe ser violado por el pastor, que ni
Podemos aprender del legado adventista y criticarlo con el fin de aprender de sus errores y
valorar sus triunfos, pero no imponer, sino proponer como objetivo eclesiástico su modelo de
vida y aplicarlo a la situación actual. Cf. KNIGHT, George. Nuestra identidad. Origen y desarrollo.
Florida: Apia, 2005.
378 Según Jn 13.34, es el amor lo que marca la seña de identidad cristiana, más que la doctrina
del santuario o las profecías apocalípticas.
379 La radio en 1930 era demasiado nueva, demasiado radical, demasiado innovadora,
demasiado no probada, “un desperdicio del dinero del Señor.” La idea de NET (programa de
emisiones vía satélite) era loca. ¿Quién iría a una iglesia para ver a un predicador en una
pantalla? Para un resumen sobre la historia del movimiento adventista; Cf. KNIGHT, George.
Anticipating the advent. A brief History of seventh day Adventists. Idaho: Pppa, 1993.
377
79
siquiera presionado a actuar bajo la inmediatez o el ansia por aplicar una
disciplina, debe ocasionar más daño del que pretende evitar. ¿Cuál puede ser el
origen del problema? ¿Puede ser que exista una manera equivocada de
interpretar el mensaje ético de la Biblia? ¿Puede existir el riesgo de ministrar
bajo una hermenéutica deformada?
El desafío es formar una generación de pastores y administradores
adventistas, sensibilizados con la ética bíblica, que estén preparados, que
tengan la habilidad de ayudar a la gente a usar sus talentos en la obra de
alcanzar al mundo. Los pastores necesitan ser capacitadores, no “mamás gallinas
cubriendo a sus polluelos.” Una congregación saludable no es un grupo de
individuos aislados del mundo, sino una unidad de creyentes alcanzando a la
comunidad que está a su alrededor. ¿Qué puede hacerse para generar salud en
nuestras congregaciones locales? Cada vez más adventistas se están dando
cuenta de que hay otras maneras de gestionar la iglesia en el mundo
posmoderno. La iglesia necesita reformular sus creencias en términos de qué es
básico y qué es secundario, o de qué es central y qué es periférico.380
¿Qué pasos se pueden tomar para dar a la ética del Espíritu el lugar que le
corresponde dentro del adventismo? ¿O esperamos completar nuestra obra sin
abordar este asunto? Cualquier tema antiguo serviría: desde los estilos de
adoración, hasta las normas del vestir. ¿Qué puede hacerse? No podemos
pensar de forma tribal, nacionalista o racial. En la iglesia no caben las luchas de
poder. En las situaciones más difíciles necesitamos comportarnos como
hermanos nacidos de nuevo, capaces de discutir sin perder de vista la misión de
la iglesia, lo que hace que cada asunto debe ser tratado en su lugar apropiado.
Por ejemplo: ¿Cuándo se regocijan algunos adventistas? ¿El viernes al atardecer
o el sábado al atardecer? Hay quienes actúan como si el sábado fuese el castigo
por ser adventista, en vez de una señal de nuestra salvación y la bendición más
380 Algunos adventistas sostienen que todas sus creencias son de igual importancia, siendo que
la realidad es que el tener una relación salvadora con Jesús está en el centro mismo del
cristianismo. Todo el cristianismo genuino fluye de una relación salvadora con Jesucristo. Es
fácil ser adventista sin ser cristiano. Cf. KNIGHT, R. George. Nuestra Iglesia. Florida: Apia, 2005.
80
grande de la semana. Esta actitud desafortunada se da en algunas de nuestras
iglesias.
Comunidad cristiana significa comunión en Jesucristo y por Jesucristo.
Ninguna comunidad cristiana debería ser más ni menos que eso. Y esto es
válido para todas las formas de comunidad que puedan formar los creyentes,
desde la que nace de un breve encuentro hasta la que resulta de una larga
convivencia. Si podemos ser hermanos es únicamente por Jesucristo y en
Jesucristo.
El adventismo necesita desarrollar mecanismos para enriquecer e iluminar
su multiculturalismo y su internacionalidad. Se necesita más que una doctrina
correcta para mantener viva una iglesia. No solo necesitamos verdades
doctrinales, sino la verdad tal y como está en Jesús. Los desafíos deben ser
tratados de manera abierta, honesta y cristiana. El éxito no vendrá por
accidente. Será el producto de la reflexión, la planificación y la acción
deliberada.381
Los pastores no podemos vivir el ministerio detrás de escritorios, a base de
papeles, a través de comisiones, sin contacto con la gente. Tenemos el mandato
de ayudar a llevar la carga del otro (Gal 6.2). Hay hermanos que soportan
grandes cargas, mundo en dónde cada uno busca lo mejor para los suyos. La
seriedad de la espiritualidad cristiana se muestra en su capacidad de
sobrellevar los unos las cargas de los otros y asumir esa carga lleva a la
hermandad y a la comunión y no a la mera camarería. Cristo no es solo
mediador entre Dios y los hombres sino también entre un hombre y otro.382
381 George R. Knight presentó este discurso en la sesión de la Conferencia General del año 2000
en Toronto. Disponible en: http://www.adventistreview.org/2000-1544/devil.html [Consulta:
4 febrero 2015].
382 BONHOEFFER, Dietrich. Vida en comunidad, p.85.
81
1.2 Deformación hermenéutica
Conscientes del hermoso llamado al servicio del que somos deudores,
destacamos aspectos que podrían mejorar no solamente la vida del pastor sino
también la vida en comunidad.383
Algunos pastores presentan ciertas lecturas de la Biblia384 como acabadas y
definitivas, y eso en ocasiones deforma el mensaje del texto original, que quizá
tenía sobre todo la intención de suscitar un encuentro personal. Por eso es
preferible la dificultad “del entender” del feligrés a una posible seguridad
forzada del ministro, que tiene su momento y su lugar.385 En ocasiones, los
caminos ofrecidos como respuestas por algunos ministros, son distintos del
camino del amor ágape, cuando el orgullo o el error imposibilitan al ministro
percibir más allá de sus propios miedos: Miedo a la institución, miedo a la
secularización, miedo al pecado, miedo al desafío ético, miedo al consejo de
iglesia, etc. La devoción personal en la vida del pastor, es de extrema
importancia. “Si no me detengo a meditar la Palabra en oración, abusaré de ella desde
el púlpito.”386
Ante los riesgos de una hermenéutica fundamentalista387, saber callar ante
la palabra de Dios, en cambio, hace que la entendamos mejor y la expongamos
La revista brasileña “Cristianismo Hoje”, publicó un artículo, traducido por
noticiacristiana.com, sobre el creciente número de pastores que abandonan el ministerio. Las
investigaciones realizadas en los Estados Unidos revelaron los problemas a los que se enfrenta
el gremio. Depresión y estrés. Muchos no se sienten preparados, dicen que sólo leen
la Biblia cuando
“la necesita” para preparar sus
sermones.
Disponible en:
http://www.renuevodeplenitud.com [Consulta: 4 marzo 2015].
384 Cf. BERKHOF, Louis. Principios de interpretación bíblica. Michigan: Libros Desafío, 2005.
385 Del mismo modo, el uso y abuso en ocasiones de los escritos de Elena G. White, queriendo
construir teología sin ser ese su cometido, pueden generar tensiones alienantes “Los cristianos
deberían seguir a Cristo y vestirse de acuerdo a la Palabra de Dios. No deben irse a los extremos”
WHITE, G.E. Mensajes selectos. Tomo 3. Florida: Aces, 1979, p.276. Cf. Ellen G. White Estate.
GELABERT, Ramón, (ed.). Ellen G. White y la hermenéutica. En: Aula 7. Barcelona: 2007.
386 BONHOEFFER, Dietrich. El precio de la gracia. Salamanca: Sígueme, 1968, p.946.
387 El fundamentalismo constituye una forma de suicidio de pensamiento. Apoyarse con versículos
bíblicos y citas de Elena G. de White tomadas fuera de contexto, e interpretar literalmente todos
los detalles de la Biblia sin el buen uso de un buen método ofrece interpretaciones piadosas,
pero falsas. En relación al fundamentalismo, Cf. PAGOLA, Juan Antonio. Jesús. Aproximación
histórica, p. 477.
383
82
adecuadamente.388 También, la obsesión desmedida por preservar “la imagen”, a
toda costa, puede añadir una posible deformación, inconsciente incluso, en las
relaciones afectivas.389 Creer que sólo hay una forma de hacer algo y que todos
tienen que proceder de esa única manera, ocasiona tensiones. Por ejemplo: el
estilo de la adoración.390 De ahí que, aplicar soluciones fijas391 y no comprender
la importancia de la situación individual, no comprender la verdad bíblica que
es progresiva, ni la realidad del entorno, etc., plantea problemas en temas como:
el divorcio, el control de la natalidad, el aborto, la eutanasia, la
homosexualidad, la discriminación racial, las relaciones con el gobierno, el uso
del dinero, etc., Se pueden dar respuestas genéricas y vagas que resultan
insuficientes para el que las demanda.392 No es cuestión solamente de
posicionarse sobre lo que está mal o bien, sino de vivir en comunión con las
situaciones que experimentan los demás, independientemente de lo que en ese
momento practiquen o crean.393
388 El método de emplear muchos textos bíblicos con el fin de sustentar una idea, aparenta
erudición, pero eso no garantiza que la idea sea fiable ni veraz. Ha de tenerse en cuenta el orden
del pensamiento del autor, los motivos de los escritos, los destinatarios de los mensajes, la
lengua empleada, la gramática, las diferentes cosmovisiones, la conexión entre las frases, etc.
No podemos sostener la idea del “texto prueba”. Cf. FERRARIS, Mauricio. La hermenéutica.
Madrid: Taurus, 1998, pp.28-38.
389 LEÓN, Jorge A. Tres caminos para conocerse a sí mismo y alcanzar la salud integral. Buenos Aires:
Apia, 2006.
390 “No todas las mentes deben ser alcanzadas por los mismos métodos” Cf. WHITE, Ellen. Testimonies,
Tomo. 6, Florida: Aces, 1979, p. 116. Los estilos de adoración, por ejemplo, están relacionados
con la clase socioeconómica de una persona. Lo que tal vez alcance a algunas comunidades de
clase media-alta quizás no alcance a pentecostales o anglicanos u ortodoxos o islámicos. El
adventismo no necesita una o dos maneras de adorar, sino muchas.
391 Es necesario una buena exégesis y una buena hermenéutica. Cada cual toma un pasaje, lo
interpreta a su manera. Se siguen interpretaciones tradicionales muchas de las cuales no tienen
nada que ver con el mensaje evangélico y no se logran siempre los resultados que se desean.
LEÓN, A. Jorge. La comunicación del evangelio en el mundo actual. Buenos Aires: Pleroma, 1974,
p.38.
392 Cf. GRUDEM, Wayne: Doctrina Bíblica: Enseñanzas esenciales de la fe cristiana. Miami: Vida,
2005.
393 Jesús no cambia la conducta de las personas para que se sientan amadas ni les otorga su paz
cuando obtienen victorias sino que al amarlas y darles una paz incomprensible sus vidas
comienzan a cambiar, progresivamente, sin la inmediatez que les exigimos los demás. Cf. FAUS
GONZÁLEZ, J. Ignacio. Acceso a Jesús. 3 a ed. Salamanca: Sígueme, 1980, pp. 142-158.
83
El hombre394 post-moderno no siempre es tan maduro como para
comprender sus deberes, por eso nuestra ayuda no ha de centrarse
principalmente en su conducta sino en sus relaciones. Para Dios, aún más que la
conducta, que lo que hacemos, le interesamos nosotros. 395 La psicología social396
enseña que las relaciones se producen mediante diálogos.397 Si la manera de
relacionarnos es deficiente y no empatizamos398 con nuestros interlocutores
podríamos dar lugar a un “malestar” moral como grupo, en la iglesia, donde
podemos apenas conocernos realmente.399 La ética cristiana aprende entonces
de una manera concreta de la ES.400 Pero la considera y la utiliza, la supera y la
mejora. 401
Cf. VILLAMAR, Winston: La educación teológica en la iglesia local. Decatur: Asociación para la
educación teológica hispana, 1998.
395 Cf. Diferentes teorías sobre el comportamiento religioso visto como consecuencia o como
causa. ARGYLE, Michael. Conducta religiosa. Buenos Aires: Paidós, 1996, pp.182-222.
396 La influencia del individuo sobre el grupo, la identidad base y la individual son aspectos que
se desarrollan en la personalidad, de gran importancia. Cf. BARON A. Robert y DONN Byrne.
Psicología social.10 a ed. Madrid: Pearson Educación, S.A, 2005.
397 El pastor debe dominar el análisis transaccional. Facilitar el análisis de las formas en que las
personas interactúan entre sí, mediante transacciones psicológicas, con sus estados del yo
Padre, Adulto y Niño, aprendiendo a utilizar el primero para dar cuidados, el segundo para
individualizarnos y el tercero para buscar y recibir cuidados, tanto en nuestra interacción con
los demás, como también en nosotros mismos, creciendo en el logro de una personalidad
integradora. Cf. BERNE, Eric. What Do You Say After You Say Hello? London: Corgi books, 1975,
p.462.
398 Cf. STEIN, Edith. El problema de la empatía. Madrid: Trotta, 2004, pp. 132-134.
399 Sobre el abandono de la Iglesia en adolescentes y jóvenes, los asuntos relacionados con la
forma de aplicar disciplina, la incoherencia de los mensajeros, la relación hogar y escuela son
determinantes. El tipo de liderazgo, la forma de evaluar y la falta de amor incondicional son
claves en el estudio del Dr. Dudley. Cf. DUDLEY, L. Roger. Why teenagers reject religión?
Washington: R&H, 1998. El proyecto patrocinado por la división Norteamericana y la Sierra
University conocido como “Valuegenesis” entre los años 2000-2002 destaca la demanda de
enseñanza bíblica y una falta de comprensión de la ética religiosa como fundamento de la
felicidad, una falta de confianza en el espíritu de profecía, escasa calidad en los programas de
las iglesias y una separación frente a la ortodoxia en algunos aspectos en los que no hay
consenso. El estudio sugiere una formación pastoral más eficiente y una manera diferente de
presentar las doctrinas. Cf. Ibid., Valuegenesis. Faith in the balance. Washington: La Sierra
University press, 2002. En general, tras los estudios del Dr. Dudley, las causas principales del
abandono son la alienación, la intolerancia, la irrelevancia, la convivencia, los conflictos
personales y el no sentirse aceptados. Cf. Ibid. Why our teenagers leave the church. From a 10-year
of study. Hagerstow: R&H, 2005.
400 Cf. CALVO, M. Diego. “El ciego de nacimiento. Un evento escatológico” Disponible en:
http://www.aula7activa.org/edu/investigador/documentos/elciegodenacimiento.pdf
[Consulta: 12 enero 2012]. Ejemplo de un acercamiento situacional.
401 Robinson ataca la ética cristiana tradicional por tender a ser antihumana, orientada hacia
principios sobrenaturales que a veces tienen precedencia sobre las personas, y a los cuales hay
que conformarse prescindiendo de las circunstancias, pero eso obedece a una visión de
394
84
En gran parte del mundo evangélico,402 la excesiva preocupación “pastoral”
ha hecho que el mínimo hermenéutico exigido haya bajado. La hermenéutica
bíblica tiene unas reglas y en los temas relacionados con la espiritualidad, tales
como la devoción personal, la oración, etc., no sirve la política del que “todo
vale” mientras se practique. Pero, ¿tenemos la seguridad de que tales prácticas
garantizan la calidad de una vida espiritual personal efectiva? “Hay muchos que
profesan creer la verdad pero son de moral corrupta, empañan la pureza de pensamiento
y los impulsos de otros, arruinan las almas bajo la pretensión de salvarlas.” 403
Pongamos un ejemplo relacionado con la oración. Se ha dado por admitido
que todo creyente entiende lo que es orar y por supuesto el saber hacerlo pero
lo cierto es que no es así. “El corazón por naturaleza no sabe orar” y limitar la
oración a ciertos momentos, es desaprovechar este privilegiado recurso. Para
orar no basta abrir el corazón cuando esté lleno, sino también cuando está vacío.
“No queremos orar a Dios entre el falso y confuso lenguaje de nuestro corazón, sino en
el lenguaje claro y puro con el que Dios nos ha hablado en Jesucristo.” 404
interpretar la ética cristiana y no a la ética de Cristo. Al reducir el deber ético a un
enfrentamiento y respuesta de cada momento, la moralidad situacional frustra la exigencia
cristiana de una pauta de vida consecuente, predecible. Jesús consideró la obediencia a los
mandamientos como una prueba de su amor (Jn. 15: 8-10, 14) Dar por supuesto que el "amor
tiene una brújula moral incorporada" tan poco afectada por el pecado y corrupción del hombre
que en forma intuitiva elegirá bien. Esto está muy lejos de lo que Pablo dice acerca de la "brújula
moral" del hombre en Romanos 1:18-32 o Romanos 3:10-18. El amor, dirigido por el corazón
humano, no puede ni escoger bien ni escoger en forma beneficiosa para los demás (Mt. 15:19).
Sus decisiones siempre están centradas en el yo. La ética situacional elabora su programa sin
atención ninguna al arrepentimiento, al juicio, a la fe, y a la redención. Cf. CARL, Henry. The
Uneasy Conscience of Modern Fundamentalism. Nueva York: Grand Rapids, 1984.
402 Durante el siglo pasado, el número de cristianos evangélicos creció de forma explosiva en
todo el mundo. Se estima que el 75% de ellos viven en África, Asia o América del Sur y, aunque
es imposible saberlo a ciencia cierta, se calcula que hay cerca de 2,2 millones de iglesias
evangélicas en todo el mundo. Sin embargo, el 85% de ellas están dirigidas por pastores con
poca o ninguna formación teológica. Cf. Trabajo de la comisión evangélica góspel. Disponible
en: http://www.thegospelcoalition.org/blogs/tgc/ [Consulta: 13 marzo 2013]. Algunos que
hace unas décadas ridiculizaban el estudio teológico, hoy sienten la necesidad de estudiar para
obtener un título. Unas ofrecen títulos baratos y rápidos por internet, y otras sin un campus
ofrecen sus cursos en iglesias locales alrededor de América Latina. Algunos ejemplos: "Latin
University
of
Theology"; "Miami
International
Seminary";” la Asociación
Internacional
Hispanoamericana de Capellanes (AIHCA); "Universidad Nuestro Pacto Internacional". SEGURA,
Osías. “Aunque la mona se vista de seda, mona se queda”. Ayuda pastoral, 27 Agosto 2010.
403 Con relación a ministros que están en la obra. Cf. WHITE, G. Ellen. Testimonios acerca de
conducta sexual, adulterio y divorcio. Miami: Api, 1994, p.221.
404 BONHOEFFER, Dietrich. Vida en comunidad, p.108.
85
Desde siempre, el proceso de secularización y sus secuelas han sido un
verdadero desafío para los cristianos, pero frente a un mundo secularizado lo
que necesitamos es una teología más “secular” en su formulación, no una
secularización y una humanización de lo religioso. 405
Se valora en exceso hoy una forma de “pastorear” demasiado tradicional y
no se toma en cuenta, con el rigor suficiente, el valor académico del encuentro
con el texto bíblico, como tampoco parecen apoyarse otras formas pluralistas de
realizar el trabajo pastoral. Debemos vivir en libertad para afrontar la vida
desde el compromiso, para allí encontrar la vía hacia la verdadera
felicidad.406Para tal fin, necesitamos una ética con sensibilidad, porque la ética
cristiana no consiste en una negación de los sentimientos, de los instintos ni de
los deseos de la naturaleza humana. Por el contrario, esta ética promueve una
actitud en la que las pasiones humanas son reconocidas, pero se colocan bajo el
dominio de Cristo y de su voluntad.407¿Es realmente éste el caso de nuestras
congregaciones? ¿Hemos contribuido debidamente a formar su identidad?
Nuestra denominación, en el campo afectivo y social, afronta una seria
problemática. Muchos lamentan la pobreza y la falta de imaginación de
sermones que carecen de integración orgánica, o bien, no invitan a la adoración.
Muchas veces los servicios de culto se convierten en entretenimiento emocional
con un barniz religioso. También hay quienes lamentan el anti-intelectualismo y
la parálisis doctrinal que tiene a la iglesia fija mirando al pasado “glorioso” del
siglo XIX. Si bien la fe de los santos del primer siglo es la misma fe de los santos
del siglo XXI, la vivencia de las doctrinas, necesariamente, debe adaptarse al
momento histórico actual.408La fe con que se cree en Dios, y las doctrinas con
Deiros, Pablo A.: Historia del Cristianismo: El cristianismo denominacional (1750 al Presente),
Formación Ministerial. Buenos Aires, Argentina : Ediciones del Centro, 2012
406 Cf. Donner, Theo G.: Fe y posmodernidad: Una cosmovisión cristiana para un mundo fragmentado.
Terrasa: Editorial CLIE, 2004.
407 DEIROS, Pablo A. Liderazgo Cristiano, Formación Ministerial. Buenos Aires: Publicaciones
Proforme, 2008.
408 Reconociendo esto, los que formularon las veinte y siete doctrinas fundamentales del
adventismo hicieron claro en su preámbulo que no se trataba de un credo y que no debía usarse
el documento para juzgar a los miembros de la iglesia. Sin duda cuando se añadió la doctrina
veinte y ocho, se estaba proclamando que las doctrinas no son permanentes. Son cambiables.
405
86
que explicamos al Dios en el cual creemos tienen la misma base pero no la
misma expresión. En nuestra iglesia hay quienes creen que cada página de la
Biblia fue dictada por Dios y quienes creen que la Biblia fue escrita por seres
humanos cuya iluminación por el Espíritu Santo respetó los límites de su
humanidad. Hay quienes piensan que la organización de nuestra iglesia es el
modelo de organización perfecta, que nuestra liturgia es admirable y nuestras
doctrinas son las únicas perfectamente cristianas. Tal ilusión cercana a la
soberbia es, sin duda, lamentable y hace que algunos defensores de ortodoxias
se conviertan en cazadores de brujas.409
A pesar del trabajo en común, de la devoción en común, de la oración en
común, es posible que un cristiano adventista siga profundamente solo, “porque
tenemos comunión como creyentes, como piadosos, pero no como impíos, no como
pecadores. La piadosa comunidad no deja que seamos pecadores, y así cada uno esconde
el pecado de sí mismo y de los otros.”410 Cuando existen diferencias, no es fácil
Por desgracia hay quienes mantienen que la iglesia está constituida por sus doctrinas y las ven
publicadas en el Manual de la Iglesia como inmutables e infalibles. Muchos, a propósito, se
olvidan del preámbulo que las introduce, o dejan de publicarlo cuando las reproducen. El único
inmutable e infalible es Dios, y las doctrinas siempre han sido y seguirán siendo cambiables. Cf.
“Growing in Christ” Revista: Adventist News Network. Núm.2005-07-04.
409 Hay quienes creen que el Señor no vendrá mientras no haya en la tierra un pueblo que haya
alcanzado la perfección frente a la ley igual a la del Cristo encarnado y hay quienes creen que lo
único que cuenta es la fe y el amor. Hay quienes enseñan que hay en el cielo un santuario
material con dos salones y que el 22 de octubre de 1844 Cristo entró por primera vez al segundo
salón, el lugar santísimo, y quienes creen que desde su ascensión Cristo está sentado a la diestra
del Padre disponiendo y gobernando. Otros, sin embargo, piensan que ambas descripciones de
las actividades de Cristo en el cielo son metafóricas, parábolas que nos exigen despertar nuestra
imaginación. Hay quienes creen que es imposible creer en el Dios creador de todas las cosas y
tomar en serio las conclusiones del consenso de los científicos que formula un proceso evolutivo
y quienes creen que tal cosa no sólo es posible sino necesaria. Hay quienes conceden al gobierno
la autoridad para imponer y efectuar la pena de muerte a los declarados culpables de serios
crímenes y hay quienes creen que el mandamiento “No matarás” incluye a castigos penales.
Sobre esa base, hay quienes se niegan a portar armas y quienes entran como voluntarios al
ejército como combatientes dispuestos a matar. Ninguna de estas contraposiciones puede ser
considerada de menor importancia, pero los que las mantienen conviven dentro de la iglesia.
Cf. WEISS, Herold. Considerando al disidente. 15-06-2009. [en línea] Disponible en:
http://spectrummagazine.org/node/16951
410 BONHOEFFER, Dietrich. Vida en comunidad, p.93.
87
saber qué hacer de acuerdo a la ética cristiana.411 Y esto especialmente, en
situaciones de enfermedad.
1.3 Ética y enfermedad
Una de las situaciones más evidentes en las que puede apreciarse la
importancia de la comprensión de una ética metanómica cristiana, es la que
experimenta el paciente terminal. En situaciones de desesperación ante el dolor,
las convicciones de todos se ven afectadas.412
Hasta hace muy poco, la mayoría de los países tenían leyes que prohibían la
eutanasia (muerte con dignidad), asociada con la corrupción de la medicina en
la Alemania nazi. Pero recientemente, nuevas técnicas aplicadas en la medicina
con el objeto de prolongar la vida humana, han causado que mucha gente
cuestione acerca de qué calidad de vida es la que se está prolongando. ¿Estamos
realmente salvando vidas o simplemente prolongando el proceso de la muerte?
La pregunta surge con mucha mayor frecuencia en aquellos países que son
suficientemente ricos como para cargar con la responsabilidad de una
tecnología eficiente. Habiéndose originado en los Países Bajos y continuado en
los Estados Unidos y en otros países, percibimos una nueva voluntad pública
de "ayudar" a aquellos que están pereciendo, acortándoles la vida
intencionalmente. ¿Pero puede considerarse la interrupción del cuidado médico
a un paciente, lo que a veces pareciera añadir más sufrimiento al moribundo,
moralmente equivalente a terminar activamente la vida del mismo? ¿Existe en
verdad una diferencia en los casos en los que los profesionales de la salud
tomen parte activa en la administración de las medidas para la eutanasia, o que
el paciente mismo se las administre, en un “suicidio asistido” por el profesional
411“Los
que buscan reglas que rigen lo que se debe hacer en el caso de desacuerdos deben estar preparados
para ser chasqueados. A veces lo mejor es confrontar. En otros casos es más conveniente tomar un desvío
por la periferia. A veces es mejor renunciar. Otras es mejor quedarse. No se trata de encontrar la única
respuesta correcta. No existe la regla que rige la conducta en todas las circunstancias”. Cf. HASS,
Richard. Publicó en el número del 11-18 de mayo, 2009, del semanario Newsweek. [en línea]
Disponible
en:
http://www.cfr.org/experts/afghanistan-iraq-middle-east-and-northafrica/richard-n-haass/b3350
412 Para un acercamiento al nuevo paradigma médico; Cf.BONNIN, S. P. Moral de la vida.
Manual de bioética teológica. México: Dabarsa, 2005.
88
de la salud? ¿Tiene el cristiano (opuesto tradicionalmente al suicidio y a la
eutanasia) respuestas a los dilemas actuales introducidos por la capacidad de la
tecnología de controlar la etapa final de la vida?
La bioética413 nace como consecuencia de la ES. Los dilemas morales414y los
casos diversos que trata, nos empujan a una reflexión compasiva en una ética
de la sensibilidad responsable. Uno de esos casos es la línea delgada que existe
entre la decisión de prolongar la vida o la de terminar con ella. En sociedades
como la nuestra, la actual medicina, ofrece la oportunidad de prolongar
artificialmente
la
vida
o
de
interrumpirla
anticipadamente.
Ambas
posibilidades están al alcance de quienes se adentran en los últimos momentos
de la vida.
El Código Internacional de Ética Médica sitúa la tarea del médico en el
ámbito de “la compasión y respeto por la dignidad humana”.415 Las sociedades más
desarrolladas nos han puesto en este dilema: ¿Es lícito diferir o acelerar la
muerte? ¿Y prolongar la vida? ¿Son compatibles los caminos de la religión, la
ley y la medicina? ¿Cuál es el límite entre la medicación para prolongar la vida
y la que busca suprimir el sufrimiento? ¿Cuál es la manera adecuada de
presentar la información acerca de este aspecto en los medios eclesiásticos?416
No pretendemos abordar la temática de la eutanasia, sino tan solo
mencionarla como ejemplo, porque para nosotros un espacio ético debe servir
para elaborar una moral pensada antes de aplicar cualquier decisión. “Cuando
no se puede hacer nada algunos se obstinan por el camino del encarnizamiento
terapéutico. La vida es un increíble privilegio, no un implacable deber” 417
Sobre este punto nuestra denominación declara lo siguiente:
413CAPILLA,
J. Diego. El nacimiento de la Bioética. Madrid: biblioteca nueva, 2007.
CORREDOR, Juan. Cuestiones bioéticas sobre homosexualidad. Madrid: digi, 2009.
415BADENAS, Roberto. Frente al dolor. Madrid: Safeliz, 2012, p.150.
416Hoy en día, la eutanasia voluntaria encuentra apoyo entre un sector importante del clero
protestante. Los problemas morales en juego se discuten por Willard L. Sperry, The Ethical Basis
of Medical Practice. Cf. Joseph Fletcher, en su libro, Morals and Medicine, defiende vigorosamente
la eutanasia voluntaria.
417 BADENAS, Roberto. Frente al dolor, p.216.
414Cf.
89
La compasión Cristiana nos llama al alivio del sufrimiento (Mateo 25:34-40;
Lucas 10:29-37). En el manejo de los agonizantes, es responsabilidad de los
Cristianos la de aliviar en todo lo que sea posible el dolor y el sufrimiento,
pero esto no incluye la activa eutanasia. Cuando está claro que la
intervención médica no curará al paciente, el principal objetivo debería ser
cuidar que el paciente sufra lo menos posible.418
Respetar la vida no significa prolongarla sin más, con tratamientos que sólo
prolongarán la agonía, frustrando el derecho a una muerte digna: La ética
cristiana prepara para aceptar con sobriedad y responsabilidad la llegada de la
inminente muerte y respeta el derecho a vivir esos momentos de manera tal que
podamos prepararnos, si es posible, a asumirla. Sin embargo, a la hora de
abordar la cuestión, es notable apreciar que en muchos de los planteamientos
que se leen y escuchan en los más diversos foros, la muerte, tanto como el
ineludible proceso previo en que ella desemboca, son temidos, viviéndose en
forma angustiosa por quienes están obligados a admitirla y gestionarla, como lo
son los médicos y los familiares del moribundo, y sobre todo por quien sufre su
proximidad con indecibles padecimientos.
El paciente terminal queda sujeto a la hospitalización, en condiciones de
aislamiento prácticamente total, sometido a prácticas que responden a un
cerrado paternalismo médico, pero el creyente debe respetar la autonomía y la
libertad de aquellas personas que, en forma personal o mediante testamento de
vida, decidan ejercitar, o no, su derecho a morir de una forma determinada. Un
ejemplo sin rigor objetivo pero real es el experimentado por uno de los
promotores de la ética universal.419Obviamente no pretendemos posicionarnos
ni es objetivo del trabajo el decidir por el lector su propuesta sino tan solo
reflexionar sobre la situación de alguien profundamente afectado por la
situación de la enfermedad y la ética que el pretende.
Disponible en: http://adventista.es/creeemos/declaraciones-oficiales/#el-paciente-terminal
[Consulta 12 diciembre 2014].
419 Hans Küng, enfermo de Parkinson, se plantea recurrir al suicidio asistido en: Religión digital
http://www.periodistadigital.com/religion/mundo/2013/10/01/hans-kung-enfermo-deparkinson- se-plantea-recurrir-al-suicidio-sistido-iglesia-religion-dios-jesus-muerte-vida.shtml
[Consulta 2 enero 2015].
418
90
Cuando nos referimos a ética y enfermedad no queremos dejar pasar por
alto las situaciones cotidianas de personas que arrastran desajustes emocionales
y físicos, que no desaparecen repentinamente con la conversión. Por otro lado,
la medicina y la psicología han avanzado lo suficiente como para aligerar
muchas de las situaciones que viven los feligreses y que en la comunidad
fueron censurados y llevados a cargar con una culpa innecesaria.420Esto se ha
hecho como consecuencia de teologías poco reflexivas.421
En ciertos sermones del pasado, observamos una ética que consideraba la
depresión un pecado, siendo que es una enfermedad. Desde sistemas similares
de pensamiento, juzgamos culpable el consumo de drogas, y considerábamos
responsable de su enfermedad, a la víctima mostrando poca sensibilidad ética
por nuestra parte. El comportamiento del individuo puede ser irresponsable y
eso ha podido hacerle enfermar, pero no todas las personas que consumen
drogas contraen la adicción, y desde absolutos religiosos los hemos tratado
igual a todos, sin la demandada compasión cuando lo que realmente estaba
ocurriendo, no era una falta de voluntad del acusado por escapar de ese
infierno, sino una enfermedad del cerebro, comparable a otras.422
La ES nos ayuda pues a juzgar mejor a aquellos que son esclavos de malos
hábitos. “Muchos consideran a estos extraviados como casos desesperados; Pero Dios
no los considera así, pues comprende todas las circunstancias que han hecho de ellos lo
que son, y se apiada de ellos.”423
420 Casos como la depresión, el suicidio, las patologías duales, adicciones diferentes a las
producidas por sustancias químicas pero que operan de forma similar, como por ejemplo el
sexo, el trabajo, etc., no siempre han sido sensiblemente ubicadas en el terreno que les
corresponde como enfermedad. Cf., SANABRIA, Ambrosio. Psicobiología de la drogadicción.
Cerebro y drogas. Madrid: Manuel Moderno, 2013.
421 WIERSBE, W. Warren: Bosquejos expositivos de la Biblia: Antiguo y Nuevo Testamento. Nashville:
Caribe, 1995, p.65.
422 Obtuve el alta médica tras un largo periodo enfermo. Una titulación por la UNED
(Universidad Nacional Española a Distancia) en psicobiología de la drogadicción me acerca al
comportamiento adictivo de forma teórica y práctica. Cf. CALVO, Diego. “Efectos dopaminérgicos
de la educación adventista en la disforia sexual pornográfica y el clorohidrato de coca” Trabajo
desarrollado durante el curso académico. Disponible en: https://www.academia.edu/ [En
Línea].
423 WHITE, G. Ellen. La temperancia. Buenos Aires: Aces, 1979, p.112.
91
Superando sin embargo, la idea de aplicar exclusivamente una ES como
sistema ético suficiente por sí mismo, para responder a las exigencias morales
de la iglesia, ¿qué consecuencias puede tener una sana ética cristiana, en un
futuro?
2. Hacia una de una ética metanómica
La ética cristiana debe contemplar, dentro de la tecnosfera en la que
vivimos, un horizonte abierto a nuevos dilemas y desarrollar una ética de la
responsabilidad, “más allá de la ley”.
2.1 La teología ética del futuro
La tecnología424 ha dejado de ser un mero instrumento para convertirse en
entorno determinante de medios y fines. El mundo tecnológico del que depende
ahora la humanidad se ha convertido en una mediación en las relaciones
cognoscitivas y pragmáticas entre el ser humano y la naturaleza, un sistema
mundo que domina la vida social, una matriz cognitiva y pragmática a partir de
la cual nos relacionamos con todo. Así pues, el entorno en el que vivimos ahora
es, por primera vez, un mundo tecnológico. La mayoría de los humanos ya no
vivimos en realidad dentro de la naturaleza, sino en una tecnosfera425 rodeada
de la biosfera. Este factum histórico es el resultado de la expansión del poder
tecnológico que está transformando nuestro mundo por medio de las
comunicaciones.
Estos progresos tecnológicos, entre los que destaca Internet, también
proveen recursos excelentes para el estudio de la Biblia, pero junto a sus
enormes oportunidades plantean riesgos éticos a la hora de su utilización que
deben ser considerados.426¿Cuál es la influencia ética de las redes sociales en
Cf. BROOKS, Ron: Apologética: Herramientas valiosas para la defensa de la fe. Miami: Unilit, 1997,
p.101.
425 Un espacio de generación de cultura, vida e interrelaciones comunicativas y sociales regidas
por la intermediación tecnológica. La influencia de Ellul consolidó los estudios políticos y
sociales sobre la tecnología. Cit. PADILLA, René en “Hay lugar para Dios en la política”, en
Discipulado y misión: Compromiso con el Reino de Dios. Buenos Aires: Kairós, 1997, p.87.
426 LAWRENCE, Richards. Enseñemos la Biblia creativamente. Miami: Logoi Inc, 2001, p.106.
424
92
nuestra sociedad? ¿Cómo debemos manejar los cristianos los cambios de la
tecnología de modo responsable?427
En la educación de los niños428 cada vez pierden más importancia la familia
y la escuela a favor de la televisión, los móviles, la tecnología y las redes
sociales que se han convertido en los protagonistas de esa labor. Los niños
hacen más caso a lo que dicen los amigos y a la tele que a lo que dicen sus
padres. La publicidad los manipula, pues, aunque no se den cuenta, todos
quieren ir a la moda para ser aceptados en la sociedad. Se defiende el derecho a
la diferencia, pero cada vez más, tendemos a hacer todos lo mismo. Todos
necesitamos educación moral, pero más los niños y adolescentes, pues estos no
tienen aún la conciencia moral plenamente formada y su personalidad es
modificable. En una tecnosfera como la de la sociedad actual, urge una
sensibilización y concienciación del problema y para ello se precisa informar,
formar y prevenir desde todos los estamentos y en todas las áreas.
Mucha gente considera más importante la enseñanza de las habilidades
técnicas y sociales que la enseñanza moral, ya que piensan que de esta última
no se puede sacar nada productivo. Hablan mucho de sí mismas, y quieren ser
escuchadas, pero no quieren escuchar. Buscan una comunicación sin
compromiso. De ahí la búsqueda de la interacción distante, los amigos
invisibles, las amistades del e-mail y del chat. Si no es educada moralmente la
nueva sociedad, corre el riesgo ante la tecno-adicción, de que sus ciudadanos se
conviertan en “hombres masa”. 429La cultura de la libertad personal, el pasarlo
bien a toda costa, y la libertad total de expresión emergen hoy como un
derecho. Los medios masivos de comunicación determinan la opinión pública,
los modelos de conducta y de consumo. El egocentrismo y la superficialidad
que de ellos derivan acarrean una crisis de autoridad que involucra las
LAMMÉ, Nicolás. Una mente cristiana. Guadalupe: Clir, 2012, p.209.
Disponible en: http://www.abc.es/familia-padres-hijos/20150112/abci-educacion-felicidadgregorioluri-201412231135.html [Consulta: 27 marzo 2015].
429 Cf. BARTH Karl. Ensayos teológicos. Barcelona: Herder, 1978.
427
428
93
instituciones tradicionales. Nuestra cultura posmoderna ha perdido el amor por
la verdad.
Por otra parte los controladores del poder430 están a favor del monismo
moral, es decir, de que impere un único código moral impuesto, ya que opinan
que si hay diversidad de opiniones no se puede manejar fácilmente a las masas.
Los más independientes piensan todo lo contrario: que cada uno debe pensar
como quiera, pero sin ser influido por los demás: Hay que respetar las demás
opiniones, pero cada cual debe ir a lo suyo. Esto se llama politeísmo moral,
posición que defiende que, en cuestiones de moral, no se necesita llegar a
ningún acuerdo universal si no es de forma casual. El pluralismo moral
defiende que cada persona es libre de tener unos ideales, pero que, sin
embargo, todos debemos compartir unas opiniones iguales sobre lo que es
justo, aunque no ya sobre lo que es bueno. La ética imperante en los media se
interesa sobre todo del valor del consumo y del ocio.431
La “sociedad del riesgo global” constituye una nueva fase de la modernidad en
la que los riesgos sociales, tecnológicos, ecológicos se escapan cada vez más del
control de las instituciones protectoras típicas de la sociedad industrial. Según
Beck432, en contraste con los primeros riesgos industriales, los nuevos riesgos de
la industria nuclear, química o biotecnológica, no pueden controlarse ni es
posible asegurarse contra ellos; no se limitan en el espacio ni en el tiempo; y lo
peor es que no pueden exigirse responsabilidades por ellos, dados los actuales
marcos legales.
Un problema específico al que nos enfrentamos es, cómo vivir en privado
nuestra vida espiritual, en un mundo que mide la vida en base a parámetros
cuantitativos en lugar de cualitativos.433 Como creyentes hay que plantearse la
pregunta de si nos interesa inspirar moralmente a la sociedad y si nos importa
Cf. BLOCH Ernst. Marx y la dialéctica idealista. Madrid: Cica, 2009.
Disponible
en:
http://elpais.com/elpais/2015/03/27/eps/1427474949_926013.html
[Consulta: 28 marzo 2015].
432 BECK, Ulrich. La sociedad del riesgo global. Madrid: Siglo XXI, 2000.
433 WELLS, David F. Losing Our Virtue. Michigan: Grand Rapids, 1998, pp. 23-30.
430
431
94
de verdad transmitir a los niños una moralidad humanizadora. Es preciso
enseñar a las futuras generaciones que las personas no son medios, sino fines en
sí mismas.434Igual que a lo largo de los siglos se han descubierto fórmulas
matemáticas que son transmitidas a través de la educación, y no se exige que
cada uno vuelva a descubrirlas, lo mismo pasa con los valores. Para acabar de
formar nuestra moral hay que asumir una actitud dialógica, y enseñar a los
individuos a fomentar la autoestima.
El creyente siempre pertenece a una comunidad de comunicación, y
aprende de ella y en ella. La educación ética se desarrolla en medio de
controversias sociales y conflictos de valores entre los diversos agentes que
participan en su conformación. La relación de la sociedad con el poder
tecnocientífico se ha modificado (de la simple aceptación pasiva y la confianza
plena, a la preocupación e interés por controlar sus posibles efectos negativos y
disfrutar al máximo de sus beneficios). Esto genera una discrepancia entre lo
que hemos sido capaces de producir y lo poco que somos capaces de conocer y
de comprender. La sociedad del riesgo global no debería generar en el creyente
una especie de fatalismo y de pasividad política. Por el contrario, el escenario
de los riesgos mayores del mundo tecnológico da lugar a que la iglesia se
vuelva más reflexiva y consciente de su entorno. La conciencia de los peligros
globales debería favorecer la reflexión de las instituciones internacionales, a la
vez que la formación de una “esfera pública global”, un estado de espíritu en el
que los creyentes se atreven a participar políticamente de manera no
convencional.
También es indispensable una ética para el mundo tecnológico que se
enfrente a dilemas y problemas cuyos efectos son de largo plazo, tanto en el
tiempo como en el espacio; una ética que defienda los derechos de las
generaciones futuras y que prevenga los riesgos mayores. En síntesis, una ética
que construya un nuevo concepto de responsabilidad colectiva y que establezca
“Obra de tal modo que trates a la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro siempre
al mismo tiempo como un fin, y nunca solamente como un medio.” BARBOSA, Pedro. (ed.). KANT,
Manuel. Fundamentación de la física de las costumbres. Puerto Rico: Creative Comuns, 1921, p.130.
434
95
las bases para una acción ético-política a nivel global, más que para la mera
toma de conciencia y acción individual. Para ello, la ética para el mundo
tecnológico necesita expandir el horizonte de la consideración moral para
enfrentar los diversos problemas globales en diversos horizontes, a partir de
unos mínimos de justicia. Pero si la ética cívica es una ética de mínimos, la ética
cristiana es una ética de máximos que nos indica qué caminos seguir para
alcanzar la felicidad, por las mejores vías.
Los pilares del hogar, la Iglesia y la escuela, están en crisis435 y este hecho se
manifiesta de diversas maneras: la adoración de la juventud y el consentimiento
de sus caprichos; el dinero como símbolo de éxito y felicidad; una economía de
mercado donde en vez de “ser” importa “tener”: consumir, usar y tirar; la
identidad definida por las adquisiciones y no por las convicciones. En contraste
con la ética del trabajo y el ahorro, propia de la modernidad, la búsqueda de
gratificación, de placer y de realización personal es hoy para muchos el ideal
supremo. El culto a la independencia personal y a la libertad irresponsable de
estilos de vida se ha vuelto en algo generalizado. El pluralismo relativista
provee una multiplicidad de valores, con muchas opciones individuales, pero
ninguna de ellas absoluta o segura. Las diferencias ideológicas y religiosas son
tratadas superficialmente como modas. Todo esto ocurre en el marco de un
axioma aceptado por casi todo el mundo: un mínimo de austeridad y un
máximo de deseo y disfrute, menos disciplina y más comprensión. Al mismo
tiempo, Los medios reemplazan las interpretaciones religiosas y éticas
pretendiendo una información puntual, directa y objetiva colocando la realidad
más allá del bien y del mal. Paradójicamente, la influencia de los medios
aumenta a medida de que se generaliza una crisis de comunicación. En el
planteamiento del futuro y para evitar lo ocurrido en el pasado, la impaciencia
y la rapidez a la hora de evaluar deben ser revisadas.
PEREDA F. Crisitina. “¿Necesitamos tantos científicos?” El País Internacional. [en línea].
Washington:
09-05-2015.
Disponible
en:
http://internacional.elpais.com/internacional/2015/05/09/actualidad/1431193122_055781.ht
ml [Consulta: 09-05-2015].
435
96
2.2 Crítica del juicio irreflexivo
Si el discernimiento ético se debe llevar a efecto, de acuerdo con el Espíritu,
es lógico preguntarse: ¿cómo se puede alcanzar ese saber que comunica el
Espíritu de Dios? O dicho más claramente: ¿cómo puede saber cada persona lo
que Dios quiere de ella, en cada circunstancia y en cada situación concreta? La
moral tradicional tenía una respuesta clara y terminante para esa pregunta: el
hombre encuentra lo que Dios quiere en primer lugar en la ley divina, y
después en el dictamen de la propia conciencia.436
Las leyes y las normas, por el hecho de ser principios generales, no pueden
ser operativos en cada caso particular nada más que a través de la mediación de
la conciencia. Para el cristiano, en último término, todo se reduce a la puesta en
práctica del amor agape, en cada situación particular. (I Cor 11.28, 29, II Cor
13.5). Pero éste es un proceso lento que tarda en madurar. Aquellos que siempre
tienen prisa para juzgar, sentenciar y condenar al ostracismo a quienes no les
dan la razón, caen en la sinrazón y la intolerancia. 437
El discernimiento, distinguir una situación de otra y saber la diferencia
entre ambas, no surge solamente en relación a una norma, una ley o un
reglamento que se trate de aplicar a la vida de los creyentes. O no aparece
milagrosamente con el poder transformador que sí otorga el espíritu de Dios. El
discernimiento no está restringido por la fiel ejecución de lo que ya está
determinado en la ley o en las decisiones que otros han tomado. El
discernimiento cristiano va más allá de todo eso, porque está abierto a todo lo
que es bondad, servicio y amor. El discernimiento es fruto de una experiencia
436
Cf. HORTELANO, A. Moral responsable. Conciencia moral cristiana. Salamanca: Herder, 1969, p.
61.
437 “La conciencia se presenta como la voz de Dios y como la norma de la relación con los demás hombres.
Por consiguiente, de la correcta relación consigo mismo, el hombre debe recuperar la correcta relación con
Dios y con el hombre. Esta perversión es la pretensión del hombre equiparado a Dios en su saber sobre el
bien y el mal. El hombre se ha convertido en el origen del bien y del mal. No niega su mal, pero en la
conciencia el hombre se llama a sí mismo, que ha venido a ser malo, para que retorne a su ser auténtico, a
su yo mejor, al bien. Este bien, que consiste en la unión del hombre consigo mismo, debe ser el origen de
todo bien. Se trata del bien de Dios y del bien para el prójimo. Llevando en sí el saber del bien y del mal, el
hombre es juez de Dios y del hombre, tanto como lo es de sí mismo.” BONHOEFFER, Dietrich. Ética.
p.14.
97
espiritual auténtica creciente: La experiencia del amor cristiano hacia los demás.
Este amor, que desborda la vida afectiva del creyente, se traduce en
conocimiento profundo y práctico; y en una sensibilidad o tacto afinado, que
descubre, con cierta naturalidad y espontaneidad, lo que agrada al Señor, lo
mejor y lo más acertado, en cada situación y en cada circunstancia concreta.
(Rom 12.1-2) discernir equivale a escoger lo mejor y eso no se hace imponiendo
una conducta a cada individuo para cualquier situación.
Por eso, es necesaria la formación de los cristianos en una mentalidad
ética, sanamente crítica. La lucidez que da la fe, nos orienta y nos impulsa
por el auténtico camino a seguir por la vida, para proceder en todo
rectamente y de acuerdo con las exigencias de nuestra fe en Jesucristo.
Ahora bien, la dificultad más seria que plantea el discernimiento cristiano:
que el creyente puede engañarse y tomar por voluntad de Dios lo que, en
realidad, no es sino su voluntad propia. Frente a la necesidad de constatar
resultados a largo plazo, el creyente debe dar tiempo al proceso espiritual de las
consecuencias de la ética de Jesús y de sus implicaciones morales.438
Discernir equivale a examinar constantemente cuál es la voluntad de
Dios.439 Porque el juicio, sobre la moralidad de una acción, no depende sólo
del conocimiento de los principios universales de la moralidad. Además
de eso, requiere también una interpretación correcta de la situación concreta
en que se encuentra el sujeto. Y por experiencia sabemos que esto último
no siempre es fácil. Sobre todo, si se tiene en cuenta que, en estas cosas, el
propio egoísmo suele jugar una carta importante y, con frecuencia, puede
incluso oscurecer la decisión a tomar. He ahí el engaño al que llega todo
aquel que, en su comportamiento ético, no ejerce el debido discernimiento.
438 “Quizá durante algún tiempo la buena semilla permanezca inadvertida en un corazón frío, egoísta y
mundano, sin dar evidencia de que se ha arraigado en él; pero después, cuando el Espíritu de Dios da su
aliento al alma, brota la semilla oculta, y al fin da fruto para la gloria de Dios. No es una cuestión que nos
toque decidir.” WHITE, G. Ellen. Palabras de vida del Gran Maestro. Miami: Api, 1971, p.47.
439 BONHOEFFER, Dietrich. Ética. p.24.
98
Solamente la intervención del Espíritu Santo puede conseguir que nuestra
conducta sea coherente y agradable a Dios (Rom 8, 9-11).
Pero hay todavía otra causa de posibles engaños para nuestra conciencia.
Se trata de la acción del pecado arraigado en nuestra naturaleza, que interviene
misteriosamente en la vida de los cristianos, para desviarlos del buen
camino (Rom 7.7-25). Por lo tanto, nos preguntamos con qué criterios cuenta
el creyente para saber que en sus decisiones acierta y no se engaña. La
transformación y santificación del cristiano es obra del Señor (Rom 8, 11; Fil 3,
21), a través del Espíritu (2 Cor 3, 6; cf. Jn 6, 63). Resulta que, con bastante
frecuencia, las prácticas y las observancias religiosas se suelen utilizar para
tranquilizar la propia conciencia. De sobra sabemos que, muchas veces, no
queremos y buscamos para los demás lo que queremos y buscamos para
nosotros mismos. Pero como somos fieles en tal o cual práctica religiosa,
aunque sea de tipo legalista, entonces nos decimos que "valga lo uno por
lo otro". De ahí la legitimación de tantas conductas marcadas por el egoísmo.
La práctica
religiosa,
la
observancia
legal y cualquier
otra
cosa, por
importante que sea, tiene valor ante Dios en tanto en cuanto está
informada por el amor y es, por eso mismo, manifestación del amor
cristiano. Por eso mi enfoque busca el hecho de reflexionar sobre el riesgo de la
“inmediatez” con la que gestionamos las experiencias cristianas y la necesidad
de reflexionar acerca de las ventajas de una ética metanómica.
2.3 Consideraciones finales
Es comprensible que las autoridades eclesiásticas no suelan ver con buenos
ojos el que se hable de libertad en la ética cristiana. Quizá porque existe un
cierto miedo a que el creyente se sienta demasiado libre de decidir por sí
mismo, lo que representaría una pérdida de autoridad y por consiguiente,
el miedo a la anarquía en el interior de la comunidad de los fieles. Se suele
pensar que el tema de la libertad es una materia peligrosa, de la que lo
mejor es no hablar mucho; o si se habla, hacerlo en términos tan generales
que en realidad no es gran cosa lo que se viene a decir sobre el
99
particular. De ahí que no es frecuente encontrar libros o escuchar
predicaciones que hablen claramente sobre la libertad de los creyentes. Me
refiero al miedo que muchos experimentan cuando se trata de la libertad,
ante la ley religiosa. En efecto, por más extraño que parezca, es un hecho
que la libertad constituye, a un tiempo, la aspiración más grande de la
vida y el terror más profundo de las personas. Es decir, la libertad es, al
mismo tiempo, lo más deseado y lo más temido de este mundo.440
Las consecuencias
prácticas de lo dicho son importantes. Porque la
cuestión ética no es una cuestión meramente especulativa. El problema es
práctico, eminentemente práctico.
Y de los más cruciales en la vida
cristiana. Porque, en definitiva, se trata de saber cómo tienen que
organizar correctamente su conducta los cristianos. La conciencia cristiana
tiene que contar, ante todo, con las exigencias fundamentales del amor al
prójimo, tal como esas exigencias aparecen descritas en los preceptos de la
ley (no matar, no robar, etc.), que prohíben hacer daño a los demás. Pero, la
conciencia tiene que contar también con leyes, tanto religiosas como
civiles, que organizan la convivencia y promueven el bien común. Ahora
bien, con todo eso no basta. Porque más allá de esos preceptos limitados, la
conciencia cristiana tiene que contar con las exigencias ilimitadas del amor
a los demás. ¿Cómo formar entonces la conciencia?
Si reducimos el papel del Espíritu441 a ayudarnos a observar con toda
fidelidad lo que dispone la iglesia mediante sus normas, es evidente que
entonces estamos convirtiendo al Espíritu de Dios en un simple ayudante
de los hombres. El Espíritu no es ya, en ese caso, quien tiene la iniciativa, sino
que tal iniciativa procede de una instancia humana, de tal manera que el
Espíritu divino queda supeditado a lo que deciden los hombres. Y esto
sigue siendo verdad aun en el caso de que la institución tenga un origen
divino, como ocurre con la iglesia. Porque por más que la institución eclesial
CASTILLO, J. María. El discernimiento cristiano, pp. 34-84.
Cf. GLADDEN, Ron. Plantar el futuro. ¡Hay muchas Iglesias, por qué plantar más! Buenos
Aires: Aces, 2000.
440
441
100
tenga su origen en los designios de Dios, lo que no se puede decir es que,
una vez fundada la iglesia, el Espíritu Santo queda supeditado, de la
manera que sea, a la institución y a la organización eclesial (Rom 14.17-18).
Lo que agrada a Dios por encima de una conducta determinada es la
entrega total, que da discernimiento al individuo, en un caminar continuo y no
como un camino predeterminado, aunque este exista (Rom 12.1-2).
El discernimiento me permite saber que no toda manifestación de
religiosidad es auténtica (Heb 5.14).
Por lo tanto, la medida de una vida
auténticamente cristiana no es, propiamente hablando, la manifestación de
cierto grado de
devoción (Ef 4.22-23). Porque con esas cosas y sin
discernimiento se puede caer también en el fanatismo y la autosuficiencia.
Según san Pablo, los judíos tenían un gran fervor religioso, pero un fervor
mal entendido (Rom 10, 2). Es decir, un fervor sin el debido discernimiento,
que les incapacitó para ver por dónde iban los verdaderos caminos de Dios y
para comprender la significación del mensaje de Jesús.
Por otra parte, la medida de la vida cristiana no está tampoco en la
docilidad pasiva o en el mero sometimiento, por más que eso sea predicado
en ciertos programas de espiritualidad. En este sentido, cabe recordar, una
vez más, que el hombre de fe ha de tener en cuenta, al formarse su propia
conciencia, las exigencias del amor al prójimo tal como se especifican en los
preceptos del decálogo, que prohíben hacer daño al hermano en sus bienes
esenciales. Además, ha de tener en cuenta las normas y leyes, que en toda
sociedad regulan la convivencia, así como las decisiones de la autoridad
legítimamente constituida. Pero la cuestión está en saber quién tiene la última
palabra cuando se trata de actuar en conciencia.
Para algunos cristianos, hablar del discernimiento es, en el fondo, hablar
de sí mismos, de su propia manera de pensar y de su propia manera de
resolver las cosas. De ahí, el empeño que muestran en canonizar, a base de
discernimiento, sus propias iniciativas. Por supuesto, todo eso resulta
101
inadmisible cuando el tema del discernimiento se plantea correctamente.
Discernir cristianamente no es defender
y afirmar
el propio saber, sino
exactamente al revés: renunciar al saber que procede del orden presente,
para encontrar el saber que procede de Dios. Por eso, la clave del
discernimiento es la renovación y transformación de la persona, que hará
posible el paso de un saber a otro saber, de la escala de valores del mundo a
la escala de valores que proyecta la cruz. Por lo demás, es evidente que esta
manera de plantear el tema del discernimiento representa una subversión
de nuestros esquemas habituales de pensamiento. Dietrich Bonhoeffer supo
formular
esta
subversión
con
particular acierto en donde se precisa
“desnudarse” del propio saber, de la propia manera de entender por uno
mismo y entrar en una dimensión profundamente espiritual:
Por consiguiente, no se puede examinar por sí mismo simplemente cuál
es la voluntad de Dios, partiendo del propio saber del bien y del mal, sino
totalmente al contrario, sólo puede hacerlo aquél a quien se le ha privado
del propio conocer el bien y el mal y que, por tanto, ha renunciado a saber
por sí mismo la voluntad de Dios, aquél que vive ya en la unión de la
voluntad de Dios, porque la voluntad de Dios se ha realizado ya en él.442
Lo primero que hay que hacer, para acertar con lo que Dios quiere, es
renunciar a las propias ideas asumidas del ambiente o del sistema
institucional, acerca de lo que es la voluntad de Dios. Tal renuncia,
obviamente, nos puede parecer ilógica o incluso quizá absurda. Pero
téngase en cuenta que no se trata de quedarse en esa renuncia, sin más. La
clave está en la renovación y transformación de la persona.443
El
peligro
está en concebir la conciencia como
una
realidad
incontaminada, un juicio infalible como la aplicación de una ley universal y
abstracta a un caso particular, ignorando el enorme influjo que tiene la
intuición en estas cosas. Además, resulta que, en muchos casos, la
experiencia nos enseña que no existe propiamente una ley que aplicar, sino
que hemos de tratar de descubrir la voluntad de Dios a través de las
BONHOEFFER, Dietrich. Ética, p.24.
HORTELANO, Antonio. Moral responsable. Conciencia moral cristiana. Salamanca: Herder,
1969, p.61.
442
443
102
circunstancias concretas. De ahí que los religiosos formados en ese estilo
de moral suelen ser poco prácticos, como demuestra la experiencia. La
dificultad más seria que representa esa manera de concebir la voz de la
conciencia, y por lo tanto el problema de la moralidad consiste en que el
hombre, inevitablemente, se repliega sobre él mismo, de tal manera que,
desde la relación a sí mismo, enjuicia y dictamina su relación a Dios y a los
demás. O dicho de otra manera, la propia conciencia se constituye en
centro,
de
donde
resulta
que, paradójicamente,
hasta
Dios
queda
desplazado a segundo término.
En la ética cristiana metanómica, la voz de la conciencia no es la voz del yo,
sino la voz del Espíritu. La
ética que brota así de la ética teónoma que
proponemos conserva una espontaneidad que la preserva de todo legalismo
y una identidad que supera al situacionalismo. 444 El fundamento de la ética
cristiana no es la recta razón esgrimida por la moral filosófica sino que es Cristo
mismo. Por eso es Cristo vivo quien debe inspirar nuestra conducta; él infunde
vida a la iglesia a través de su Espíritu. En el misterio de la iglesia se presenta
Cristo ante nosotros y dice a la vez: “¡Tus pecados quedan perdonados!” y “ve y
no peques más”.445
Ampliando más el horizonte, a una visión del Nuevo Testamento, podemos aceptar el
razonamiento de J. Blank: no hay ningún principio universal para un sistema ético del
nuevo testamento. Éticas basadas en el reino de Dios, en la imitación de Cristo, en el amor,
en la escatología, en la comunidad, en el Espíritu..., todos estos puntos de vista son tan
variados como justificados, pero ninguno puede convertirse en absoluto, pues todos están
interrelacionados y cada uno subraya un aspecto del ethos del Nuevo Testamento. Vienen
a demostrar la complejidad de la ética del nuevo testamento y cuan distinta es esta
situación del legalismo y la sistematización ética. J. BLANK, Sobre el problema de las normas
éticas en el nuevo testamento: Concilium 25 (1967) 191. Una cuestión muy distinta es si se
puede y se debe admitir la existencia de normas humanas, que tengan una dimensión
absoluta, en cuanto que corresponden a la humanidad del hombre, porque en tales
normas el hombre se expresa y se realiza. Aquí ya no nos situamos al nivel de la
reflexión estrictamente cristiana, sino en el plano del comportamiento ético general.
Ahora bien, desde este punto de vista, los moralistas (al menos los católicos) están
generalmente de acuerdo en que, efectivamente, se debe admitir la existencia de tales
normas, que serían la expresión de lo que es humanamente recto y justo. El fundamento
último de tales normas sería lo humano como recta razón, prescindiendo de las
discusiones sobre la llamada "ley natural".
445 BOECKLE, Franz. Hacia una conciencia cristiana. Conceptos básicos de la moral. Estella: Verbo
divino. 1971, p.220.
444
103
CONCLUSION
Las normas bíblicas no evitan los conflictos a la hora de tomar decisiones y
las respuestas estériles que provienen de deficientes maneras de entender la
religión nos hacen buscar algo mejor que no sea el legalismo o el relativismo
moral. Ahí, la ES ha ayudado a la ética cristiana a comprender el significado de
un amor agapeísta diferente al de un amor subjetivo. Resumiendo nuestro
estudio ante la problemática del dilema moral, nos decantamos por una ética
bíblica, cristiana, metanómica y reformada que dialoga con “cierta ética
situacional” buscando desde la compasión y la sensibilidad hacer el mayor bien
posible al mayor número de personas o en su defecto, un mal menor.
Entendemos que hay base bíblica para reconocer la existencia de una cierta
“ética situacional” mediante la cual Dios se expresa y que se contrapone al
mensaje fundamentalista, que ignora el mensaje de amor que quiere defender.
En cambio, la ética vivida por Jesús responde a una ética de la responsabilidad,
siendo su amor el principio ontológico sobre el que se apoya. Debemos
mencionar la perspectiva escatológica y antropológica que transciende el
dilema a una solución divina que penetra en lo humano.
Las tradiciones eclesiales no siempre están basadas en criterios éticos
justificables. Resolver los dilemas morales que enfrenta cada persona en cada
situación, en base solamente a lo prescrito en la ley sin considerar una ética que
interiorice esa ley, no nos parece justificado, porque la ley es pedagógica.
Además, la dimensión relacional con la que Dios ha dotado al hombre requiere
el discernimiento necesario para vincular el acontecimiento cotidiano a la vida
espiritual, un desafío mucho más exigente que cualquier ley. Lo vemos en las
secciones éticas descriptivas del Antiguo Testamento, que se desarrollan en el
tiempo y se revelan progresivamente. No todo el mundo comprende de la
misma manera la moral del texto revelado. La base del mandamiento divino es
siempre la misma pero su aplicación varía al variar las circunstancias.
El creyente debe esforzarse por una ética de la alteridad, donde su
razonamiento moral supera al especulativo y donde el sujeto ético llega a ser un
104
yo responsable. Para ello la libertad debe ser entendida como cristiana, abierta a
lo transcendente. De ahí que, los que sostienen la impecabilidad deben entender
que es imposible controlar todos los pensamientos de forma normativa. La ética
cristiana es un caminar y no solo un resultado. Por eso, defendemos la
necesidad de un aggiornamiento del lenguaje ético religioso y proponemos una
solución teónoma que desarrolle en el individuo autonomía moral desde la
libertad y desde el discernimiento crítico de una conciencia guiada por el
Espíritu divino.
Las decisiones éticas son parte de la vida diaria. Los cristianos debemos
entender lo que está en juego, porque si no lo entendemos, no tendremos
ningún impacto en los debates acerca de la vida que están sacudiendo a nuestra
sociedad. La discusión ética necesita ser iluminada por la revelación divina.
Debemos reconocer que la ética humanista es una pendiente resbalosa. Los
cristianos debemos entender la naturaleza compleja de los asuntos éticos.
Debemos aprender a pensar bíblicamente y cristianamente acerca de asuntos
éticos, así como a defender nuestra posición. Debemos no solamente saber lo
que creemos, sino también saber explicar por qué lo creemos. Por eso, la
revisión de la moral tradicional es fundamental para generar un sistema de
comportamiento receptivo a la reforma que conduzca a la compasión y a la
equidad. Ahí parece emerger desde la ES. No podemos olvidar que el
discernimiento divino también ocurre desde la propia humanidad y en ella
también encontramos elementos que pueden ayudarnos en los dilemas morales
que enfrentaremos.
Entendemos que la conducta no es tan importante para Dios como lo es la
motivación. La ética normativa podrá completar su desarrollo a través de una
pedagogía más eficaz basada en la relación con Dios, que hace del creyente que
sea coherente además de obediente.
A la voz del Espíritu, el Antiguo Testamento responde desde enseñanzas
éticas incompletas, pero reveladas progresivamente, aportando una educación
metanómica que permite superar los contrasentidos teológicos desde un prisma
105
transcendental. Con el Nuevo Testamento, la imagen de Dios se manifiesta a
través de Jesús. En relación con la ley por ejemplo, su encuentro con la mujer
sorprendida en adulterio muestra que su intención no es disciplinaria sino
preventiva y disuasoria y resuelve el caso no con una aplicación rigurosa de la
ley sino apelando a la gracia divina.
Fundamentando bíblicamente la ética cristiana desde una perspectiva
metanómica, impulsamos desde la sensibilidad, mejores comportamientos, más
humanos que consideren las circunstancias personales de los demás. Esta
reflexión nos lleva a implicaciones morales en nuestra comunidad. A vivir en
comunidad mejorando la sensibilidad moral y corrigiendo las posibles
deformaciones que hallemos. Ante la problemática de lo inmediato
respondemos con la sensatez, el amor agapeísta y el ejemplo ético de Jesús para
que nuestra membresía se convenza de que la intolerancia es un mal moral que
debemos superar.
Las situaciones por ejemplo, ante la enfermedad y el entorno peculiar en el
que cada uno nos movemos, deben ser comprendidas antes de prescribir
normas. En la nueva realidad que vivimos, necesitamos comprender el lenguaje
en el que deben darse pautas para solucionar dilemas que provienen de nuevas
situaciones tecnológicas. Para ello, el discernimiento ha de ser tan bíblico como
espiritualmente maduro. Para vivir de acuerdo con nuestras nuevas situaciones,
debemos fijar la vista en Cristo. Una ética cristiana metanómica es una
herramienta indispensable para formar un discipulado coherente. Por eso,
considera relevantes las aportaciones de la ES.
El punto de partida de todo razonamiento ético cristiano, tiene que ser la
revelación de Dios. Dios se ha revelado y por eso podemos conocer su voluntad
para nosotros en el área ética. Es nuestro deber, como estudiosos de las
verdades de la revelación de Dios inspirarnos de estas en base a nuestro
quehacer ético. Por todo ello, la manera de aplicar disciplina en la Iglesia
necesita ser revisada, ya que no siempre manifiesta la sensibilidad cristiana
necesaria. Los problemas morales son complejos y cada uno requiere un estudio
106
cuidadoso. Podemos aprender de errores pasados y buscar una señal de
identidad basada en el amor que aprenda a utilizar los textos bíblicos con una
hermenéutica adecuada sin los riesgos del mal uso del “texto prueba”.
Concluimos destacando los desafíos que nos presenta una sociedad
necesitada que vive ya en una tecnosfera. Ante los nuevos paradigmas a los que
se ve enfrentada nuestra fe. Proponemos que se conceda más espacio para el
estudio ético dentro de una teología moral, en los planes de estudios del
programa de grado.
Nuevos caminos de investigación se abren ante las múltiples aplicaciones
que tiene el estudio de la ética cristiana y sus implicaciones morales hoy.
Convencidos por tanto, de su importancia invitamos a la investigación en sus
distintas áreas, con el fin de encontrar las mejores herramientas con las que
construir desde la ética cristiana, un mundo mejor, más justo y coherente.
107
GLOSARIO DE TÉRMINOS USADOS EN ESTE TRABAJO
En este trabajo utilizamos los términos que se enumeran a continuación en el
sentido siguiente:
AGAPE:
Término griego empleado para describir el amor en su más
elevada acepción. Es el amor que no se preocupa por recibir, sino por dar, por
buscar el bien del otro. Somos objetos del amor agape de Dios
independientemente de nuestros méritos y obras.
ANTINOMISMO: Literalmente significa contra la ley. Doctrina que afirma que
ya no hay necesidad de que se prediquen ni se observen las leyes morales del
Antiguo Testamento. Calibrando esta afirmación, alegan los antinomistas que,
salvos por la fe en Jesucristo, ya estamos libres de la tutela de Moisés.
APOFATISMO:
Del griego apofático, literalmente “sin palabra”. Fue un
término muy común en la teología de los primeros siglos para referirse al
sentido de asombro que el teólogo siente ante el misterio divino, para el que no
tiene palabras con que expresarlo. La teología apofática después de decir todo
lo que puede, guarda silencio respetuosamente, para entregarse a la veneración
y adoración. Es el correctivo a las teologías catafáticas, de corte intelectual y
racionalista, que tratan la Biblia como un manual de textos dispuestos para su
orden y su clasificación, sin reparar en su contenido sagrado y profundo, en
cuanto tienen a Dios como origen y fin.
BIBLICISMO Y BIBLICISTA:
Es la posición que defiende un método de
interpretación de la Biblia exclusivamente literal, poniendo su énfasis en los
vocablos y las expresiones del texto en sus sentido inmediato y rechazando la
aplicación a la Biblia de métodos científicos, y en particular, del método
histórico-crítico. Su problema no está en el afán de profundizar en el sentido
literal de los vocablos, sino en el rechazo de cualquier otro medio de
investigación para una exégesis correcta. Los biblicistas usan de preferencia la
asociación libre un determinado número de versículos o porciones del texto
108
sagrado sin tener en cuenta sus contextos para demostrar una idea o doctrina
presuntamente bíblica (método del Proof.-text o del “texto prueba”).
ÉTICA:
Nos referiremos a la ética como la rama de la filosofía que estudia
los comportamientos en cuanto pueden ser considerados como “buenos” o
“malos”. Tiene como centro de atención las acciones humanas y aquellos
aspectos de las mismas que se relacionan con el bien, la virtud, el deber,
la felicidad y la vida realizada.
ÉTICA BÍBLICA: Cuando hablamos de “ética bíblica” designamos así el
estudio sistemático de los deberes y las obligaciones del ser humano conforme a
los escritos del Antiguo y del Nuevo Testamento. Teniendo en cuenta su
elevadísimo valor moral y ético, la Biblia es la única regla de fe y conducta del
cristiano.
ÉTICA CRISTIANA:
Llamamos así al conjunto de principios basados en
las Sagradas Escrituras, comprendidos a través de las enseñanzas de Cristo y de
sus apóstoles, cuyo objetivo es orientar la conducta del cristiano como miembro
de una comunidad eclesial y como ciudadano del mundo.
ÉTICA DE SITUACIÓN: Designamos con esta expresión la reflexión ética que
tiene en cuenta las circunstancias específicas que se puedan dar en relación con
un comportamiento determinado, y la situación ante lo que se experimenta y
en el acontecimiento vivido. Supone una comprensión racional y sensible de las
variables posibles del comportamiento ético. Tiene en cuenta a las personas y su
particularismo.
ÉTICA METANÓNICA: Ética que “va más allá de la ley” como marco de
referencia. Tiene en cuenta la sensibilidad responsable y atiende al espíritu de la
ley, a su equidad, y a la intencionalidad de su legislador. Incluye la gracia como
motor de arrepentimiento y redención. Supera a los planteamientos de la
deontología y de la teleología de la ley.
ÉTICA SITUACIONAL: Se refiere al concepto que deja de lado la confianza
en las normas y principios éticos, que se supone obligan en todo tipo de
109
situación, y apela más bien a una comprensión y juicio simpático del contexto
específico en el que se lleva a cabo la acción. El carácter único de la situación y
la singularidad de los propios requerimientos y potencialidades son tales y
requieren una decisión tan particular, que ninguna norma o ley puede
anticipar. Movimiento popularizado por Fletcher Joseph, James Pike, Harvey
Cox entre otros a mediados del siglo XX en contraposición a la moral
tradicional.
IMAGO DEI :
Marca que el Señor Dios imprimió en el ser humano,
distinguiéndolo de las demás obras creadas (Génesis 1:26). Con esta expresión,
basada en la Biblia afirmamos que nosotros, aunque pobres mortales, nos
parecemos en algo al Señor Dios. La encarnación del Cristo demuestra que
siendo Él Dios mismo, pudo ser engendrado semejante a nosotros.
KENOTICISMO: Este vocablo procede del gr. kénosis = vaciamiento y éste,
del vb. kenóo, usado en Fil. 2:7 para expresar el “anonadamiento” que comporta
la encarnación del Verbo Hijo de Dios en Jesús de Nazaret .
LEGALISMO RELIGIOSO:
Tendencia a reducir las vivencias de la fe a los
aspectos puramente materiales y formales de las observancias, prácticas y
obligaciones (personales y eclesiásticas) estipulados por las leyes, reglamentos y
tradiciones del grupo religioso al que se pertenece.
LOGOS PROTÉPTICO:
En las obras Stromata, Protréptico y Pedagogo,
Clemente de Alejandría argumenta que la filosofía fue el camino que Dios usó
para atraer a los gentiles. El logos protréptico es el nombre dado al logos divino
que educa, enseña, motiva y permea las conciencias a lo largo del tiempo,
penetrando en el interior del ser humano y modificando su entendimiento y
conducta.
MORAL:
Son las reglas, posicionamientos, normas o consensos por las que
se rige y juzga el comportamiento o la conducta de un ser humano en
una sociedad (normas sociales). En ese enfoque lo que forma parte del
comportamiento moral está sujeto a ciertas convenciones sociales no siempre
universalmente compartidas. Por otra parte la mayor parte de las sociedades
110
humanas parecen compartir un núcleo de consensos sobre la conducta correcta
y sobre la inaceptabilidad de ciertas conductas ampliamente rechazadas
MORAL HETERÓNOMA:
La moral heterónoma se origina por la presión
del adulto sobre el niño al imponerle normas de tipo: sí o no, correcto o
incorrecto, bien o mal, justo o injusto. Es una moral primitiva que simplemente
acepta normas y no lleva a distinguir ni apreciar las circunstancias, ni las
intenciones, ni sabe distinguir entre errores, probabilidades, azar o conducta
intencionada.
SECULARIDAD SAGRADA: Término empleado por T. A. Robinson para
describir el factor divino que actúa en lo profano, y que la Iglesia ha evitado
tener en la debida consideración. Dios mismo en el fondo de nuestro ser puede
convertir lo secular en sagrado si admitimos que Dios no ha deseado que la
Iglesia se constituyese solo para personas religiosas sino precisamente para los
que no pertenecen a ella, ya que toda la humanidad es el campo en el que
debería mostrase el amor divino.
111
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