A
ǡ
Universidad de Buenos Aires
̷ Ǥ Ǥ
En este trabajo se abordan interrogantes y explicaciones sobre las causas que hicieron de Buenos Aires una ciudad inundable. La hipótesis central es que los desastres naturales no existen,
constituyen la expresión social de un fenómeno natural. Con un análisis que parte de la época
colonial y las fundaciones de la ciudad, destaca aspectos de una cultura que tiende a ocultar
ϐ ××Ǥ
Inundaciones, Buenos Aires, desastres naturales, fenómenos sociales
ϐ
this paper. The main hypothesis is that natural disasters don´t exist, they are a social expression
Ǥ
Flooding, Buenos Aires, natural disasters, social phenomena
͕͚
V
Este trabajo intenta ayudar a comprender un equívoco:
¿cómo es que Buenos Aires llegó a inundarse? ¿De qué modo,
por qué vías, qué conjunto de mecanismos naturales y sociales
hicieron que cada vez que llueve la ciudad se detenga?
Se ha escrito mucho sobre las inundaciones en el área metroǤϐ ǡ
algunas parciales, como las que ponen el acento en el diámetro
de los caños o en su mantenimiento. Otras son coyunturales,
como las que atribuyen el fenómeno a las sudestadas, sin decir
±ϐ
de las crecidas.
El tema de las inundaciones urbanas ha sido estudiado desde
diversos ángulos y con una enorme solvencia1,2,3,4 aunque aún
nos falta una perspectiva transdisciplinaria. La hipótesis central
de este artículo es que los desastres naturales no existen, sino
que nos encontramos ante la expresión social de un fenómeno
natural. La inundación de Buenos Aires no es obra de la fatalidad. Para lograr que se inundara fue necesario un proceso de
lenta construcción social. Decir que sólo lo podemos entender
desde una perspectiva histórica es casi redundante: ocurre lo
mismo con todos los fenómenos que involucran a los seres
humanos. Por eso este trabajo pone el acento en lo que hicimos
con Buenos Aires en sus primeros siglos, lo que condicionó el
urbanismo posterior.
Este trabajo surge, entonces, de un desconcierto: ¿por qué
nuestra cultura tiende a desconocer la importancia del entorno
natural y produce hechos urbanos vulnerables, por ejemplo, a las
inundaciones? ¿Qué nos ha ocurrido para que seamos incapaces
de percibir los fenómenos naturales que tenemos delante de los
ojos? ¿Por qué la naturaleza se nos vuelve invisible, aún para una
mirada profesional, entrenada y sensible? ¿Por qué los decisores
políticos parecen incapaces de comprender este aspecto de la
ǫ ϐ ϐ
ÀϐÀ Ǥ
À ϐ À
× ǡϐ
Indias y las actitudes de las autoridades. El escaso desarrollo
de la tecnología impide grandes intervenciones sobre el medio
natural. Al mismo tiempo, esa situación posibilita una mirada
ingenua sobre los mecanismos de la naturaleza, que permite
respetarlos y convivir con ella.
Antonio Elio Brailovsky
La fundación de ciudades en América seguía normas
ǡϐ ×ǡ
À ϐ ×
inundables. Estas normas se cumplieron estrictamente
× ȋͳͷͺͲȌǡ muestran los planos de los que disponemos.
No parece haber ocurrido lo mismo con la primera fundación hecha por Pedro de Mendoza en 1536. A pesar de
que el cronista Ulrico Schmidl dice con gran seguridad que
Dz dzǡ ϐ
criterios urbanísticos de nuestro primer cronista5.
Si nuestra lectura de los testimonios es correcta, Mendoza parece haber inaugurado la práctica de construir sin tener en cuenta las limitantes del medio natural. La primitiva
Buenos Aires se fundó junto al Riachuelo, en un lugar que
durante mucho tiempo estuvo sujeto a discusión, dado que
ï ϐ6,7. Sabemos de
por lo menos una inundación importante ocurrida durante la
À×ǡ ×ϐ Ǥ
En la primavera de 1536, se destruyó completamente una
± ÀǡDz×
Àdz8 . Esto equivale a decir que esa iglesia fue construída en
la parte baja de la barranca del Río de la Plata, quizás por
haberse creído que ya no era una barranca activa, y por no
haber reconocido la vegetación característica de las áreas
anegables. Es decir, que pensaron el río no llegaría hasta el
borde de la misma, como efectivamente sucedía en esa época.
1580, ahora fundando una ciudad de veras y cumpliendo
para eso con todos los requisitos legales y ambientales de
± ǤǣDz
ǡϐ
de servicio y acarreto, ni en lugares muy bajos, porque suelen
dz9ǤǣDz À
abundante y sano. Que no tengan cerca lagunas ni pantanos,
en que se crían animales venenosos, ni haya corrupción de
dz10 . En forma coherente con esto, Garay
delimita el ejido urbano a partir del borde superior de la
barranca, es decir, dejando afuera las áreas inundables.
El bajo será de uso común, lo que es una forma clara de
ϐ ×Ǥ
el diseño de los repartos de tierras rurales que hace Garay.
Son campos muy alargados, con un pequeño frente sobre
el Río de la Plata, de algunos centenares de varas11 y un
fondo muy largo, de legua o legua y media hacia el interior12.
ͳǤǡǣDzǬ±ǫ ͳͲͲÓ dzǡǡ lización Gestión Ambiental Metropolitana, FADU-UBA. 1999.
ʹǤ ǡ À ǡǣDz × ǣ dzǡ ×
Ǥ͑͵Ǥ ǤǡǤǤÓʹͲͲͳǡ ǡǣDz ϐ ×ǣ dzǡ ×͑͵ͲǡͳͻͺͲǤ
͵ǤDz ǣ dzǤǤ
Ǥ ιͶǡͳͻͻ͵Dz ǣ
dzǤǤ Ǥ
Urbanismo Nº 14, septiembre de 1995.
ͶǤǤǤ Ǥ
5. Tan estricta era esta norma que también los pueblos de indios tenían su Cabildo. Hay crónicas sobre los avatares sufridos por el Cabildo de la
reducción indígena de los Quilmes, después que fueron trasladados al sur de la ciudad de Buenos Aires.
6. Groussac, Paul: Mendoza y Garay, Buenos Aires, 1916.
7. Zabala, Rómulo y Gandía, Enrique de: Historia de la Ciudad de Buenos Aires (Tomo I: 1536-1718). Buenos Aires, Municipalidad de la Ciudad
de Buenos Aires, Secretaría de Cultura, 1980 (1ª edición: 1936).
8. Zabala y Gandía, op. cit.
9. Recopilación de Leyes de los Reinos de las Indias, Lib. IV, Tít. 7. Ley I, de 1523. Madrid, 1841.
10. Idem anterior, Ley III.
11. Una vara mide 0,866 metros.
12. Las leguas comprendían 6 mil varas, o sea 5.196 metros.
Lhawet/Ȉ × À Ȉ Ȉï Ȉ ͖͔͕͕
ǡ
͕͛
×͕͖͛͜
ï͕͕͛͗
La concepción de un uso del territorio que fuese adecuado
ϐÀϐ À
mal que aprendiéramos algo de esa concepción.
Al otorgar tierras en la época colonial, se estaban entregando campos cada uno de los cuales tuviera acceso a una
fuente de abastecimiento de agua, un bajo inundable para
posibles usos ganaderos y un terreno alto (la parte superior
de la barranca) que fuera apto para sembrar y para vivienda.
Garay no lo dice, pero no necesita decirlo: la lectura de los
planos no admite otra posibilidad. Esto se refuerza cuando
vemos el modo en que los campos se subdividen por venta
o herencia durante la época colonial. Se lo hace siempre de
la misma manera. Es decir, partiendo longitudinalmente el
terreno, hasta tener unas largas y delgadas tiras de tierra,
todas paralelas, y todas con un pequeño frente sobre el río
y un larguísimo fondo tierra adentro. A nadie se le hubiera
ocurrido subdividir una propiedad de manera que la parte
seca le quedara a unos y la inundable a otros.
De acuerdo con la ley, en el bañado no podían establecerse
poblaciones. Sin embargo, en muchos casos, los dueños de
los terrenos del alto fueron ocupando los bajos que estaban
en el borde de sus propiedades. Desde el bajo de la Recoleta
hasta Belgrano se fueron levantando cercos o construyendo
zanjas que delimitaban parcelas para huertas, pero se trataba de meros ocupantes de hecho, que no tenían dominio
sobre el suelo.
Esta concepción fue variando, y los terrenos bajos fueron
entregados en propiedad, principalmente para un uso agrícola, durante los siglos subsiguientes. Esta zona pasó a ser el
área de chacras que producían los alimentos para uso diario
de la ciudad, así como también su zona de pesca. Tengamos
en cuenta que los bañados del bajo eran, en algunas zonas,
bastante extensos: un poco menos de media legua, es decir,
dos kilómetros en lo que hoy llamamos el Bajo Belgrano13.
Los registros disponibles muestran que las inundaciones
ϐ ±
colonial. Estas crecidas afectan a una parte de la población,
ϐ
Buenos Aires. En 1713, el plano del agrimensor Bermúdez
muestra una serie de casas y otras construcciones efectuadas
en el bajo14.
À ϐ À
para que podamos suponer que nadie tenía dudas sobre
cuáles eran las zonas inundables, ni existía ambigüedad
social acerca de ellas. Con este criterio, el síndico del Cabildo denuncia la ocupación y el establecimiento de huertas
ǡDz
ÓÀdz15.
Pero un mapa es sólo un texto dibujado. Como en un texto
escrito, lo que muestra y lo que esconde, lo que revela y lo
que miente, tienen una intencionalidad, en este caso política.
Bermúdez agranda descaradamente el Fuerte, tal vez para
intimidar a posibles invasores.
Del mismo modo, en 1781, Domingo Belgrano Pérez
presenta una nota al Cabildo en la que formula una serie de
consideraciones sobre la política ambiental y urbana, y pide,
entre otras cosas, desalojar las viviendas ubicadas en áreas
ǤDzȂ Ȃ
en las riberas y bajos del río desalojen dichos terrenos con
×dz16. Es decir, que se trata de una ocupación realizada por sectores marginales a la vida urbana.
Era el lugar donde se alojaban los esclavos fugados17.
Por su parte, las barracas del Riachuelo son las primeras
construcciones de las que tenemos noticia que estaban adaptadas al carácter inundable de la zona. Allí se hacía el acopio
de cueros para exportación y era necesario preservarlos
de las condiciones climáticas. Aunque las mercancías más
importantes que se depositaban en las barracas eran cueros
13. Casella de Calderón, Elisa: Belgrano: la ciudad yuxtapuesta, en Buenos Aires nos cuenta, N° 6, julio de 1993.
14. Plano del agrimensor Bermúdez, Buenos Aires, 1713, citado en: Compilación de Referencias Documentales..., op. cit.
15. Archivo General de la Nación: Acuerdos del Extinguido Cabildo de Buenos Aires, Tomo VI, serie 3a.
ͳǤ ϐÀǣDz dzǡǡͳͻͳͺǡ ǣ ×
de Buenos Aires. Expediente sobre Policía. Nota de Domingo Belgrano Pérez. Se trata, casi con certeza, del padre del prócer.
17. Bucich, op. cit.
Lhawet/Ȉ × À Ȉ Ȉï Ȉ ͖͔͕͕
͕͜
Antonio Elio Brailovsky
ǤǤǤ͕͔͗͜
humanos, ya que era el punto donde hacían la cuarentena
los esclavos introducidos al Río de la Plata. Para construirǡDzÀǡ
las aguas corrieran debajo, encima se ponían cuatro cueros
doblados por el medio y por arriba iban pilas de hasta 300 y
500 cueros. Una vez terminada la pila, se cubrían con cueros
abiertos y fuertemente atados para protegerlos del viento
dz18.
Un plano anónimo de 1782 muestra cuatro niveles diferentes del terreno urbano y su periferia:
Ȉǡ À Ǥ
Ȉ ×ǡ ǡ ǡϐ
bañados del Riachuelo (donde también hay algunas chacras).
Ȉ ǡǡ
playa del Riachuelo y del Río de la Plata.
Ȉ ǡ ϐcultar la navegación costera19.
Los bordes de cada uno de los niveles aparecen sombreados, como para marcar con mayor claridad esa diferencia. Lo
que nos importa destacar aquí es la precisa delimitación en
las funciones urbanas y formas de uso del suelo para cada
uno de los niveles naturales del terreno, característica de
esta época y que después se fue perdiendo. ¿Por qué esta
información aparece hoy solamente en los mapas especiaǫǬ± ϐÀ
mapas al alcance del ciudadano común?
La vulnerabilidad de la Ciudad a las grandes crecidas
no estaba enmascarada por la combinación de cemento y
mitos que existe en nuestra época, lo que hacía más fácil de
percibir los problemas. Durante la inundación de 1804, un
bergantín fue transportado sobre los juncales y encalló al pie
de la barranca, en un sitio que hoy está a 16 cuadras de distancia del río20. Los días 5 y 6 de junio de 1805 un temporal
À× ǡ×Dz
casas del bajo del río con considerables pérdidas, y socavado
dzǤ
Ni siquiera en este período, la inundación es un fenómeno
exclusivamente natural, debido a las alteraciones que le
provoca la actividad humana. A lo largo de la época colo-
nial, el Riachuelo va taponándose a sí mismo, al aumentar
la cantidad de los sedimentos que arrastra, lo que afecta
necesariamente la forma de su valle de inundación. Este
fenómeno geológico es, por supuesto, acelerado por la deforestación de sus márgenes y por el uso ganadero intensivo
de la cuenca del Matanza-Riachuelo21, tal como se desprende
de una acuarela de Pellegrini, fechada en 1830, que se llama
Dz dzǤ
En esta etapa, los desagües urbanos son los zanjones y
arroyos que atraviesan la meseta. Las crónicas coloniales
explican que las calles se convertían con frecuencia en arroyos, por lluvias un poco más que ligeras.
Comienzan también en este período las primeras intervenciones urbanas que pueden agravar los fenómenos
hídricos por falta de una perspectiva de conjunto. En 1774,
el gobernador Vértiz22 hace pregonar un bando por el que
ordena a los vecinos retirar los residuos domiciliarios. Las
basuras debían arrojarse en las zanjas del Norte y del Sur
Dz dzǡ
explica Vértiz . Lo que el gobernador quiere hacer es poner en
valor terrenos inundables, levantando su nivel al rellenarlos
con basura. Para nosotros es claro que si se taponan con basuras los desagües, el agua irá por otro lado y se provocarán
inundaciones o, al menos, se agravarán los encharcamientos.
Pero Vértiz no parece haberlo tenido en cuenta, sino que su
necesidad de imponer algún ordenamiento urbano lo llevó
a desconocer la función que cumplían esos zanjones.
Con esta política urbana, no debería sorprendernos la
Dz
las calles más céntricas, pues hubo uno tan hondo a pocas
varas de la Catedral, que se pusieron centinelas para evitar
que la gente que lo atravesaba a caballo se ahogara al quedz23.
S
ȍͳͺͳͲǧͳͺͲȎ
Óϐ ×
cierto modelo de sociedad. El pasaje a la vida independiente
ϐ ×Àϐ
por las Leyes de Indias. En ocasiones, parece confundirse la
libertad política con la ausencia de regulaciones urbanas.
En esta etapa histórica la ciudad crece moderadamente, ya
que el modelo de desarrollo económico no es expansivo.
En consecuencia, no existe una presión poblacional fuerte
que lleve a una gran ocupación de áreas inundables. A pesar de eso, comienza el gradual descenso de la ciudad y de
su periferia, a partir de la ocupación de los bajos. Como es
previsible, el descenso comienza en las zonas más alejadas
de lo que hoy es el centro, y donde el control era, por ende,
±Ǥ ͳͺ͵ͲDz ±
boquense. Los terrenos anegadizos van transformándose. En
parte se los rellena. En parte se elevan estacas y las casas se
±dz24.
Durante todo este período subsiste aún la política colonial
de evitar el poblamiento y venta de los terrenos bajos. Las
18. Brailovsky, Antonio Elio: El Riachuelo, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1982.
19. En: Atlas..., op. cit. 20. Casella de Calderón, Elisa: Bajo Belgrano, en Buenos Aires nos Cuenta, Nro. 11, marzo de 1990.
21. Brailovsky, A. E.: El Riachuelo, op. cit.
22. Zabala y Gandía, op. cit.
23. Udaondo, Enrique: Reseña histórica del Partido de Las Conchas, La Plata, Archivo Histórico de la provincia de Buenos Aires, 1942.
24. Bucich, op. cit.
Lhawet/Ȉ × À Ȉ Ȉï Ȉ ͖͔͕͕
ǡ
tierras no son todas iguales desde el punto de vista jurídico,
sino que se hace una diferencia implícita entre las inundables
y las que no lo son. El decreto de fundación del pueblo de
ȋ ͳͺͷͷȌ ÀDz
del terreno de dicho bañado por ahora, y hasta con más
meditación y según los adelantos de la población, pueda la
dz25. Por esta
×ǡDz
bajos recursos. De ahí que sus primitivos pobladores fueran
pescadores, jornaleros y jangaderos, en su mayoría argentinos, cuyas mujeres lavaban y cosían. Las viviendas eran
precarias y la zona insalubre e intransitable por los avances
de las aguas del río, y de las que bajaban desde Chacarita,
Àdz26.
El poblamiento del bajo no representa sólo un sector social
Àϐ ǡ±
lo caracterizan. Estas actividades son distintas de las que
se desarrollan en la ciudad y tienen la impronta del medio
natural del lugar y el uso de sus recursos naturales.
Por ejemplo, el cultivo de hortalizas, el lavado de ropa en
el río, la pesca (con espinel desde un bote o a caballo con
redes de arrastre), o la corta de juncos para cestería. Es decir,
que no se trata de población marginada, como los esclavos
fugados de la época colonial, sino de población pobre, pero
que está integrada a la actividad económica de la ciudad.
Está claro que la decisión de no vender el bajo es un acto de
política urbana, ya que apunta bloquear el poblamiento de
Ǥ± ǡϐÀ
Ǥ ϐ
tanto el temor a la crítica periodística y política, como la
convicción de estar construyendo una de las ciudades más
importantes del mundo.
Un mapa de 1859 muestra, nuevamente, las barrancas, delimitando en forma neta los respectivos valles de inundación27.
ϐ ǡ
sino de una delimitación de juzgados de paz. Esto muestra
que la delimitación de las barrancas del Riachuelo era un
ϐ
para ponerlo en cualquier mapa, aún en aquellos que estaban
describiendo otra cosa completamente distinta.
No sólo los sectores marginados viven en los bajos. El
los peores sitios de Buenos Aires, el bañado de Palermo. Lo
hace para producir un hecho político: inicia la construcción
±ǡDz
en gran agitación, había querido calmar los ánimos con una
× ϐ dzǤ
ǡDz ǡ
quería dar también a sus conciudadanos un ejemplo de lo
que podía hacerse cuando se trataba de vencer obstáculos
À dz28.
Veamos el modo en que Rosas quiso demostrar que su
ǤDz
buena parte del bañado. Por ello, primero procedió a rellenar
los bajíos –de tierra arcillosa, que en algunos lugares tenía
una profundidad de 1 a 2 metros– generalizando una gran
península con la tierra que traía de los antiguos alfalfares
͕͝
͕͙͜͝
que se hallaban en lo que después de su caída habría de
convertirse en el Bajo de Belgrano. También traía tierra de
dzǤ
ǤǤǤDz ×
dzǤ
× ϐ ×
transformarse en uno de los símbolos de ese gobierno. Fue
casi inevitable que, a la caída de Rosas, Palermo se politizara con el signo opuesto. Sarmiento propone transformar
ï ǡDz
dzǡ Ǥ
×± ǡ
consideraba la zona como insalubre. Es claro que Sarmiento
necesitaba contraponer un símbolo tomado del Central Park
de Nueva York, colocado en el mismo lugar del palacio del
dictador. La parquización del bañado de Palermo, hecha con
ϐ × À ǡ ǡ ǡ
hacia la incorporación de los bajos a la ciudad. Con una
diferencia importante, sin embargo. A los integrantes de la
Generación del 80 no se les ocurrió poner viviendas en el
pantano sino que hicieron un parque público. Y si seguimos
la línea de los grandes parques de la Ciudad de Buenos Aires,
vemos la decisión de ponerlos en las zonas bajas, es decir, las
más vulnerables a las crecidas, precisamente para boquear
su poblamiento.
VA
V ȍͳͺͲǧͳͻ͵ͲȎ
Se trata de un período histórico en el que la Argentina se
convierte en proveedor de carnes y cereales de Europa. Es
la Belle Époque argentina, conocida habitualmente como el
×ͺͲǤÀϐ
subestima la cultura local y trata de copiar la de Europa. Esto la
lleva a europeizar el país: se cambia la población mediante una
À Ǣϐ ×
madrileñas y rincones parisinos; se traen especies animales y
vegetales para mejorar (es decir, europeizar) los ecosistemas. Y
también se plantea la necesidad de realizar grandes intervenciones sobre el medio natural para dominarlo, tal como han hecho
los hombres de las grandes potencias en sus tierras respectivas.
25. Cit, en: Casella de Calderón, Elisa: Belgrano,... op. cit.
26. Casella de Calderón, Elisa: Bajo Belgrano,... op. cit.
27. En: Atlas..., op. cit.
28. Mc Cann, William: Viaje a caballo por las provincias argentinas, Buenos Aires, Solar/Hachette, 1958.
Lhawet/Ȉ × À Ȉ Ȉï Ȉ ͖͔͕͕
͖͔
En consecuencia, esta etapa se caracteriza por un grado
creciente de intervención sobre el medio natural. El imperativo cultural y político es que la ciencia y la técnica dominen
a la naturaleza, muchas veces sin preguntarse a qué costo
económico o ecológico. La ideología dominante pone el acento en la conquista del mundo por parte del hombre moderno,
ϐ ×Ǥ
El avance de la propiedad privada lleva a restringir al
mínimo los espacios de uso común. El resultado es que se
establece un límite a los terrenos bajos que serán de uso público. En esta etapa, la concepción de la llamada Generación
del 80 tiende a privatizarlos. En 1870 se aprueba una ley
Dz ×ÓÀ
Paraná y Plata, y que se comprenden dentro de los ejidos de
Ódz29Ǥͳͺ͵Dz×
de 150 varas (es decir, unos 130 metros) para ribera del Río
ï ǤǤǤdzǡ ±30.
ϐ
un ancho de 130 metros, sino que puede alcanzar a varios
kilómetros. La ley rechaza así la posibilidad de utilizar
como límite al medio natural y deja de tenerlo en cuenta.
Recordemos: para Garay el límite era la parte superior de
ǡ Ǥϐ ×
1873 de un límite arbitrario a un área natural abrirá otra
puerta para la posterior ocupación y utilización urbana de
las áreas inundables. El Código Civil va aún más allá, ya
ϐï ͵ͷ31,
× ϐ ȋ
Dz dzǡ
barcos desde la orilla, indispensable en la época de las embarcaciones a vela) y elimina las demás funciones del bajo.
×ϐ Ǥ
de un cambio cualitativo.
En efecto, para el régimen anterior, al bajo debía ser de
uso público por el sólo hecho de serlo, lo que, además, era
una forma de bloquear su poblamiento. Para el Código Civil,
por el contrario, el único uso público que le resta es el del
camino de sirga. El cambio en el status jurídico de los bajos
abrirá la puerta para el cambio en su rol urbano. Sobre el
comportamiento de la parte baja de la barranca, veamos
lo que decía un viajero que estuvo en Buenos Aires entre
ͳͺͷͳͳͺͷ͵ǣDz
las calles se inundan hasta con una yarda (91 centímetros)
de agua y en las barrancas que van de la calle de Mayo a la
Alameda se producen verdaderas cascadas. El 8 de mayo
nos fue dado observar uno de esos fenómenos atmosféricos
que adquirió una intensidad bastante considerable. A los
pocos minutos de iniciada la lluvia el agua rebasó en varios
lugares las aceras, penetró en las casas y a un negro que caminaba en un lugar próximo le llegaba a la cintura. Muchos
accidentes ocurren como consecuencia de estos temporales
cuando son intensos. Se han ahogado personas en las calles,
embarcaciones diversas han zozobrado en la rada y rebaños
Antonio Elio Brailovsky
ϐdz32.
En otras palabras, que no se atendieron las consecuencias
sociales de poblar la parte inferior de las cascadas. Este comportamiento del bajo determina, no sólo la inundación de los
pobres sino también su aislamiento ante cada crecida33.
En este período comienza a construirse en el imaginario
social la idea de que las obras de ingeniería (como los canales
de Suez y de Panamá) pueden alterar las leyes de la naturaleza, por lo cual no debería sorprendernos ver esta concepción
en obras locales. Esto se vincula con la realización de grandes
obras de desagüe de la ciudad. Paradójicamente, la envergadura de las mismas es tal, que la sociedad espera de ellas
más de los que efectivamente pueden responder. Estas obras
se iniciaron en 1873 y terminaron en 1905, desaguando una
ϐ ͳͻ Ǥ
Esta es la época de hacer obras, y las obras se hacen
muchas veces sin destinar muchos pensamientos al enǤǡDzÀ
de 1922 se unieron una terrible sudestada y una lluvia
intensísima. Belgrano se inundó. A ello contribuyó también el hecho de que el ferrocarril Central Córdoba, desde
Retiro a Saavedra, había levantado un alto terraplén que
impedía el desagüe, pues las alcantarillas que había dejado
dz34. Se trata de un aspecto que no es menor, el
de las obras de infraestructura que bloquean el drenaje y
retienen agua que hubiera escurrido sin que ellas existieran.
Es decir que provocan inundaciones. Desde los terraplenes
del ferrocarril hasta las autopistas más recientes, el fenómeno fue absolutamente frecuente a lo largo del siglo ĝĝ y
À ϐ
de las inundaciones. Además, el diseño de nuestras vías de
comunicación, de tipo radial, hace que la mayor parte de
ellas corten la pendiente del terreno. Como la construcción
de grandes desagües encarece las obras, en muchos casos se
construyeron alcantarillas que permiten el paso del agua en
caso de lluvias medianas, pero no de lluvias grandes.
Dzdz
experimenta con los zanjones y después se intenta trasladar
esa experiencia a los ríos, sin pensar que quizás el cambio de
Ǥ Dz
necesidad, pero necesidad imperiosa, de que cuanto antes
desaparezcan los terceros (arroyos que cruzaban la ciudad),
porque resulta imposible conservar empedrado de ninguna
clase. El torrente y la impetuosidad de las aguas que por allí
ǡ dz35.
×Dz dzǡrece representar un punto de vista dominante en la relación
ϐbre nosotros. Se piensa que las obras de ingeniería son capaces
de hacer desaparecer la naturaleza. Al hacerse subterráneos
los desagües, fue posible taponar esos arroyos y pavimentar
las calles. Pero una vez realizadas las obras, cambia la actitud
acerca de lo que ocurre o puede ocurrir en la ciudad. A partir
29. Ley provincial de Ejidos de 1870. Cit. en: Casella de Calderón, Elisa: Bajo Belgrano: Latitud 34* 34’S, en Buenos Aires nos Cuenta, N° 12, abril
de 1991.
30. Decreto Provincial del 27 de noviembre de 1873.
31. Código Civil de la República Argentina, art. 2.639.
32. Skogman C.: Viaje de la fragata sueca Eugenia (1851-1853). ǤǡͳͻͶʹǡ Ǥǣ ǡÀ ǣDz
ǡ × ǣ dzǡ±
Humboldt: América Latina en el Sistema Mundial, Villa de Merlo, San Luis, 19-23/9/2005.
͵͵Ǥ ϐǡǣBrasil and the River Plate in 1868, showing the progress of those countries since the former visit in 1853, Londres, 1869.
34. Casella de Calderón, Elisa: Bajo Belgrano..., op. cit.
35. Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires: Memoria Municipal, 1875.
Lhawet/Ȉ × À Ȉ Ȉï Ȉ ͖͔͕͕
ǡ
͖͕
͕͛͘͜
͕͛͘͜
de la construcción del puerto de Buenos Aires y de los desagües
pluviales, parece instalarse entre nosotros la idea de la solución
ϐ Ǥϐ ×
obra superadora que vence a la naturaleza se hace carne en
la cultura porteña. Insistimos en que las principales causas de
las inundaciones son naturales, pero el que haya inundados
es un fenómeno social, agravado cada vez que se olvidan los
mecanismos de la naturaleza.
Los mapas posteriores van desdibujando gradualmente
los límites naturales. Primero desaparece la barranca del Río
de la Plata; después ocurrirá lo mismo con la del Riachuelo.
ϐ
borrando el medio natural. ¿Para qué consignar un dato inútil?
Si desde que se hicieron las obras, las barrancas ya no serán un
À ×ǡ ϐ Ǥ
ǡϐ ͳͻͳ pletamente la barranca del Riachuelo36. La ciencia y la técnica
han vencido a la naturaleza: la Boca ya no se inundará jamás.
Los mapas de comienzos de este período mantienen las
características principales que vimos en los de etapas anteriores. Por ejemplo, el de 1874 mantiene el cuidado de marcar
y sombrear la barranca del Riachuelo, destacada como un
accidente relevante. En cambio, la barranca sobre el Río de
ϐ × ǡ
se desdibuja en el frente céntrico, el que tiene por centro a la
Plaza de Mayo37. No es que dejara de existir, sino que la mayor
ϐ ×
naturales. Esto es importante, ya que es el origen de uno de
nuestros mitos más difundidos: la idea de que la gran ciudad
hace desaparecer de algún modo mágico los mecanismos de
la naturaleza.
Por su parte, el mapa de Francisco Latzina de 1889 aporta una
notable innovación en el mismo camino que nos llevó a inundarnos. El dato es especialmente relevante porque Latzina es un
Àϐ Ǥ
borra completamente la barranca del Río de la Plata, a la que,
por lo visto, deja de considerar como un dato de algún interés.
Sin embargo, mantiene con mucha claridad la del Riachuelo.
ÓÀ Ó ± ǡ
ϐ Ǥbién dibuja la trayectoria completa de los arroyos Maldonado
y Medrano, lo que en la mayoría de los mapas anteriores no
era considerado relevante, aunque no indica los límites de sus
respectivos valles de inundación38.
± ǡ ϐ
×ǡDz
×dz
Dz Ódzǡ
su inundabilidad. Sin embargo, está claro que no se trata de
ignorancia sino de omisión. Poco a poco, la presencia de la gran
ciudad va haciendo olvidar lo que pasa con la naturaleza. Borges,
en cambio, es bastante más explícito sobre el comportamiento
hídrico de esta cañada. En su obra sobre Evaristo Carriego,
Dzǡ ×ǡ
sin destino desde la Chacarita y que por un milagro espantoso
pasaba de la muerte de sed a las disparatadas extensiones de
agua violenta, que arreaban con el rancherío moribundo de las
dz39. Es decir que las enormes variaciones de caudal de los
arroyos pampeanos, fueon mejor percibidas por un poeta que
por muchos urbanistas, incapaces de comprender este milagro
espantoso.
La mirada popular sobre las inundaciones contiene algunos
ϐ ǡï
este rompecabezas. Por ejemplo, la forma de construir en los
asentamientos espontáneos. En 1869 hay en la Boca 869 casas,
con un promedio de 7,8 personas por casa. Las viviendas son
de madera y cinc, levantadas sobre pilotes40.
También nos interesa destacar la forma en que se perciben los
bordes de las zonas inundables. En esta etapa, según Homero
ǡÀDz ×dzǤ
36. En: Atlas..., op. cit.
37. Plano de la ciudad de 1874, en: Atlas..., op. cit.
38. Mapa de Francisco Latzina, en: Atlas..., op. cit.
͵ͻǤǡ ǣǡǡͳͻ͵ͲǤ
ͶͲǤǣÀǡǣϐ ǡǡͳͺͻǤ
Lhawet/Ȉ × À Ȉ Ȉï Ȉ ͖͔͕͕
͖͖
Antonio Elio Brailovsky
En efecto, el tango describe una transecta que parte de
ǡ
inundable. La ciudad llegaba hasta un lugar que se describe
de este modo:
La esquina del herrero, barro y pampa,
tu casa, tu vereda y el zanjón
y un perfume de yuyos y de alfalfa,
que me llena de nuevo el corazón41.
Es decir, que Pompeya era el borde de la ciudad, ya que la
iglesia ubicada sobre avenida Sáenz está en uno de los puntos
más elevados de la cuenca del Riachuelo42. Esto no es casual,
sino que hace a una larga tradición de levantar iglesias en
los puntos más elevados de cada terreno. El zanjón es uno
de los arroyos temporarios que desembocan en el Riachuelo
y que sólo lleva agua durante las lluvias. Más allá estaban la
pampa y la inundación; es decir, los bajos descampados que
sólo habitaban los pobladores marginales. Faltaba poco, sin
embargo, para que comenzaran a asentarse contingentes
masivos en los valles de inundación de los ríos.
A principios del siglo ĝĝǡ ±
y Villa Lugano en el bañado de Flores. Colaboró con él la
Compañía de Ferrocarril y se construyó así la actual estación que lleva su nombre. Es sugestivo que varias décadas
después de haber privatizado las tierras, se privaticen las
decisiones urbanísticas, al extremo de un particular pueda
fundar un pueblo en un terreno inadecuado. Los testimonios
de época indican que sufrieron graves inundaciones en los
años 1910 y 1911, las que retrasaron su poblamiento, ya
que las personas –con mejor criterio que su fundador– no
querían irse a vivir allí.
Pero además de la ocupación de los bajos por pobladores
ǡ ϐ ×mática de su uso por decisiones industriales. Lo ocurrido
en Villa Crespo sobre el Maldonado es revelador. En 1886
se crea la Fábrica Nacional de Calzado, que será el núcleo
ǤDz±Ó
los trabajadores se trasladaran a vivir en la zona. Muchos de
ellos adquirieron lotes que pagaban en mensualidades. Los
domingos se realizaban los trabajos de construcción con la
colaboración de los vecinos.En invierno, cuando el arroyo
Maldonado crecía, la Fábrica Nacional del Calzado cerraba
sus puertas y los operarios no trabajaban. Los pioneros de
la época, sin embargo, pensaban que a medida que se fueran construyendo las casas de los obreros el Maldonado no
À dz43.
Por alguna misteriosa razón, serían las casas de los trabajadores y no las de los dueños de la fábrica quienes estaban
destinadas a vencer a las inundaciones. Lo cierto es que la
Fábrica Nacional de Calzado inició el cuestionable negocio
de especular con la inundación ajena.
La idea de esconderlo bajo un entubado comienza a tomar
fuerza en los primeros años del siglo ĝĝ. El concejal Remigio
Iriondo, contrario al entubamiento y vecino de Villa Crespo,
presentó el proyecto de canal al Concejo Deliberante, pero el
Director del Departamento de Obras Públicas de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, Carlos María Morales,
×DzdzǤ À
× ͳͻʹͶǣDz
que pusiera en comunicación Palermo con el Riachuelo es
procurar para la ciudad uno de los mejores espectáculos
de belleza, e incorporar a su economía un elemento de
ϐ Ǥ
los productos que de esa manera llegarían directamente al
consumidor, permitirá establecer una verdadera justicia en
ϐdzǤ
La desembocadura del Maldonado, como la de todos los
arroyos de la zona, generaba un pequeño delta, conocida
como los bañados de Palermo. El arroyo, tal como estaba,
era un obstáculo para la ciudad. En la zona de Palermo, por
donde pasaba el camino del Norte (actualmente la avenida
Santa Fe), se formaba una inmensa laguna de agua sucia
que tardaba días en desaparecer. Hacia 1910 se analizó un
ϐ ǡÀ
Municipio hasta su desembocadura en el Río de la Plata. En
1911 se construyó el puente de avenida Santa Fe y Cabildo;
y hacia 1914 se cubrieron con cemento las orillas en el
paseo Bullrich.
La siguiente escena muestra la vida cotidiana en la zona
À ǤDz nes se escuchaban las pitadas de los agentes de la policía y
en seguida aparecían los bomberos, provistos de botes en
ocasiones en todo su recorrido el agua alcanzaba alturas
notables y en 1919 a la altura de Murillo, el agua arrastró
carros y caballos, muriendo ahogados los animales. Cuando
el arroyo crecía, el tranvía dividía su recorrido en tres etapas:
trayecto en tranvía, cruce del Maldonado en lancha (o si era
posible por el puente) y nuevamente tranvía hasta el lugar
de destino, de tal modo que, en los jardines de las casas
aledañas al arroyo, era común ver un bote para cruzar a la
dzǤ
Un testimonio de la época cuenta que a partir de la década
del 20 en que los obreros pudieron comprar lotes baratos, las
Ó ǡDz
fue apareciendo sin solución de continuidad: casas, calles,
escuelas, iglesia, hospital y la expresión ´meter el arroyo en
ƲÀ Àdz44. Casi un siglo más
tarde, las compuertas caseras continuaban utilizándose en
cada lluvia torrencial. En cuanto al día después de la inun ×ǡÀǣDz
las calles en la parte más baja de la ciudad presentaban un
extraño espectáculo; los habitantes poniendo sus muebles
para que se sequen en las azoteas, pues sus casas habían
dz45.
Siguiendo con la línea comenzada al tapar los terceros,
se inician obras sobre los arroyos de curso permanente. En
1912 se hacen obras para canalizar el arroyo Vega. El objetivo
ͶͲǤǣÀǡǣϐ ǡǡͳͺͻǤ
41. ¿Es necesaria la referencia? La damos de todos modos, por simple costumbre académica: Manzione, Homero: Sur, Buenos Aires, 1948.
42. Ministerio de Obras Públicas de la Nación: Planimetría del Riachuelo. Dirección General de Estudios y Obras del Riachuelo, Buenos Aires, 1936.
Ͷ͵Ǥǣ ǡǣǡ Ǥǣ ǡǣDz ǣdzǡ
Buenos Aires, Cátedra de Ecología I de la Mutual Vida Natural, 1994, Inédito.
44. Cit. en: Herzer, Hilda María y Virgilio, María Mercedes: Buenos Aires inundable, op. cit.
ͶͷǤǡǣǯǡ ǡǡ Ǥ
ǡǡͳͺͺͳǤ
Lhawet/Ȉ × À Ȉ Ȉï Ȉ ͖͔͕͕
ǡ
es, como siempre, atenuar las crecidas. Pero una vez avanzadas las obras, aparece otro objetivo que va superponiéndose
al anterior, hasta que termina por hacerse más prioritario:
la valorización de la propiedad inmueble. De este modo,
comienza a cambiar la lógica de las intervenciones urbanas,
la que se pondrá en práctica durante la etapa siguiente. En
septiembre de 1915, los vecinos del Vega presentan una nota
al Intendente Municipal, en la que piden se les exima del
pago de la parte que les tocaba de las obras sobre el arroyo,
argumentando que el valor de sus propiedades se había
Dz ×
dzǤ
Decían que eso daba más cabida en su curso al agua en
los días de lluvias torrenciales, aminorando los desbordes
y atenuando las inundaciones, pero que en nada habían
mejorado las desventajosas condiciones del vecindario ni
Ǥ Dz
aprovechada para el lavado de chatas, carros y coches con
sus caballos, habiendo por lo tanto los dueños de estos
vehículos convertido su cuenca en un verdadero lavadero
dz46.
ǡ ×À ϐ Dz±
òdzǤ ǡ
vecinos pedían su entubamiento para no tener que verlo
todos los días.
La situación va complicándose poco a poco: el avance
de la ciudad sobre los bajos genera problemas que la
tecnología procura resolver mientras va creando otros
nuevos. Cuando la limpieza del canal del Vega resulta
ϐ ǡ
terrenos. Para eso, comienza a rellenar el Bajo Belgrano
con residuos urbanos. A cada instante encontramos la
misma tentación de levantar el bajo para hacer negocios
con esos terrenos, en vez de preguntarse por la función
͖͗
hidrológica del bajo. Esto levanta protestas, por el olor
de la putrefacción que se disemina con cada crecida. A
esto se agrega el riesgo de contaminación del agua para
consumo, por la proximidad de las tomas.
Se plantea, entonces, la idea de levantar las márgenes
de los arroyos Maldonado, Vega, Medrano y White, construyendo terraplenes a lo largo de su curso. También se
proyectaba utilizar los terraplenes del ferrocarril como
diques, drenar la napa freática y poner compuertas automáticas y válvulas exclusas en los conductos de drenaje.
ϐ × ×
falta de pendientes. De nada valía complicar los canales
si después el nivel del río iba a subir con las sudestadas,
impidiendo la salida del agua. Para peor, cada vez parecía haber más agua. Entre principios de siglo y 1914 se
amplió la urbanización en la zona norte de la ciudad, lo
que aumentó sustancialmente la impermeabilización del
suelo. En consecuencia, este arroyo –como los demás–
amplió su caudal. En 1918 comenzaron a rellenarse con
ǡϐ × vir con inundaciones y además agregarle el permanente
olor a podrido. En 1921, una gran inundación, obligó a
repartir víveres, ropa y colchones entre las víctimas. En
julio de 1922, la escena volvió a repetirse; participaron
del salvamento la municipalidad, la policía y la prefectura.
Los evacuados fueron alojados en los colegios de la zona
y en el corralón municipal de la calle Echeverría, donde
ǤÓͳͻʹ͵DzÀ
se salió de su cauce cuatro veces, produciendo nuevos
×dz47.
Lo que, por supuesto, generó la demanda de más y más
obras nuevas. Lo sugestivo es que no encontramos voces que
se hayan preguntado lo que hoy nos parece lo más elemental:
¿qué estamos haciendo en el bajo? ¿Por qué subordinar la
vida de cientos de miles de personas al negocio inmobiliario?
ͶǤ×ǡǣǡǣDzǤǤǤdzǡop. cit.
47. Herzer, Hilda María y Virgilio. María Mercedes: Buenos Aires inundable, op. cit.
Lhawet/Ȉ × À Ȉ Ȉï Ȉ ͖͔͕͕