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"La evolución del monedaje o morabatí en el Reino de Valencia entre 1266 y 1385", en 'Fisco y moneda. El uso del dinero y las economías urbanas en los reinos hispanos, siglos XIV-XVIII', Instituto de Estudios Fiscales, Madrid, en prensa

Se analiza la evolución del tributo directo pagado por el mantenimiento de la ley de la moneda propia del reino, el real de Valencia, llamado inicialmente «monedatge» («monedaje») pero que con el tiempo adquirió también la denominación de «morabatí», que era la cantidad –un «maravedí», en castellano–, equivalente a 7 sueldos, pagada con dicho objetivo inicialmente cada siete años por cada hogar con un patrimonio valorado en más de 105 sueldos. Con dicho análisis se resuelve una duda historiográfica en torno a su recaudación, establecida inicialmente cada 7 años, pero que a partir de 1379 se fijó cada 6 años

LA EVOLUCIÓN DEL MONEDAJE O MORABATÍ EN EL REINO DE VALENCIA ENTRE 1266 Y 1385* Vicent Baydal, Universitat Jaume I de Castellón El caso del reino cristiano de Valencia, el único de nueva creación en la península Ibérica durante el siglo XIII con leyes y Cortes propias, pesos, medidas y moneda diferenciales y uniformes para el conjunto de su territorio, resulta un campo de observación interesante a la hora de comparar cualquiera de aquellos aspectos con los desarrollados en otros territorios políticos coetáneos sobre evoluciones previas que no partían de cero, como sucedió en este caso a partir de su fundación por parte de Jaime I en 1238. A dicho factor cabe añadir el hecho de que los fondos seriados de la cancillería real aragonesa comienzan a conservarse precisamente desde muy poco después, a partir de mediados de la centuria, por lo que se puede reseguir el desarrollo de ciertas cuestiones prácticamente desde su inicio, con datos e informaciones fiables y relativamente abundantes, en especial a partir de la organización del archivo real ordenada por Jaime II a comienzos del siglo XIV1. Una de dichas cuestiones es la evolución del tributo directo pagado por el mantenimiento de la ley de la moneda propia del reino, el real de Valencia, llamado inicialmente «monedatge» («monedaje») pero que con el tiempo adquirió también la denominación de «morabatí», que era la cantidad –un «maravedí», en castellano–, equivalente a 7 sueldos, pagada con dicho objetivo inicialmente cada siete años por cada hogar con un patrimonio valorado en más de 105 sueldos. De hecho, tanto la creación de la mencionada moneda en 1247 y el posterior desarrollo monetario del Reino de Valencia durante la baja edad media como el beneficio fiscal obtenido por la Corona a partir de la instauración del monedaje o morabatí en 1266 han recibido la atención de varios investigadores a lo largo de las últimas décadas. En particular, por lo que respecta al primer aspecto Felipe Mateu fue quien más estudios dedicó a la cuestión, cuyos análisis sobre la emisión de moneda y su circulación en los circuitos económicos han sido necesaria y considerablemente renovados por Josep Torró2. Por otra parte, en cuanto al segundo aspecto, el fiscal, desde los trabajos de John C. Russell y Pedro López Elum, que analizaron con cierto detalle algunas de las recaudaciones del citado impuesto a partir de mediados del siglo XIV, no se han realizado investigaciones de fondo sobre dicho asunto, con la única excepción de un estudio sobre su proceso de creación3. Es por ello que en el presente trabajo trataremos de aportar y examinar algunas de las informaciones sobre el monedaje o morabatí disponibles fundamentalmente en los diversos fondos del Archivo de la Corona de Aragón durante su primer siglo largo de existencia, desde su creación en 1266 hasta su vigésima colecta, realizada en 1385 (véase la Tabla 1, al final del artículo). En concreto, hasta el momento únicamente se habían analizado documentalmente las recaudaciones realizadas a partir de 1355, ya que con anterioridad solo se habían aportado algunos datos extremadamente fragmentarios o simples conjeturas sin base archivística, a pesar de que en los registros de la Real Cancillería y del Real Patrimonio del Archivo de la Corona de Aragón se conservan cuantiosos y valiosos datos sobre el asunto, especialmente * Este trabajo se inserta en el proyecto de investigación sobre «La coyuntura económica y demográfica en Cataluña a fines de la época medieval: análisis crítico de los indicadores fiscales y financieros», HAR-201454205-C2-1-P, del Ministerio de Ciencia e Innovación. 1 LÓPEZ RODRÍGUEZ 2007. 2 MATEU 1929; 1931; 1947; 1956; 1963-1964; 1966; TORRÓ 2000; 2006; 2014. 3 RUSSELL 1962; LÓPEZ ELUM 1972; BAYDAL 2006-2008. 1 a partir del inicio del reinado del citado Jaime II en 1291. Por una parte, hasta dicha fecha contamos con los catálogos y transcripciones de documentos de los fondos cancillerescos relativos al Reino de Valencia que prepararon Robert I. Burns, Ernest Martínez Ferrando y Rafael Gallofré4, entre los que se encuentran ciertas informaciones sobre las cinco primeras colectas del impuesto. Por otra parte, desde la efectuada en 1296 se conservan diversas órdenes reales a los recaudadores del monedaje –tanto de la moneda jaquesa como de la valenciana– en determinados registros de la Cancillería real habitualmente denominados «Monetatici» o «Monete» –por orden cronológico, los números 324, 304, 538, 1503, 1504, 1314 y 1241–, al tiempo que en los libros del maestre racional se documentan algunos de los rendimientos de cuentas presentados por los encargados de realizar cada colecta. Así, analizando individual y colectivamente las veinte recaudaciones del período seleccionado, trataremos de observar la evolución de diversos aspectos del impuesto monetario en el territorio valenciano: su repartición entre la Corona y los poseedores de señoríos laicos y eclesiásticos; los métodos y técnicas de gestión y recaudación; las regulaciones normativas sobre los sujetos contribuyentes, fruto de los diversos conflictos generados a lo largo del tiempo; sus rendimientos económicos y, por último, una cuestión que había pasado inadvertida hasta el momento pero de gran significación, como es el paso de la periodicidad de su cobro cada siete años, según se establecía en el privilegio de creación, a cada seis años, como empezó a ser solicitado por decisión unilateral del monarca desde mediados del siglo XIV. En este sentido, uno de los aspectos que más llama la atención de aquel primer siglo largo de existencia del monedaje o morabatí es la importancia de la negociación política en torno al cobro del impuesto. No solo en el momento de su fijación en 1266, sino también con posterioridad, ya que el pago era adelantado o retrasado en función de los intereses o urgencias de la Corona y la aprobación o las resistencias de los núcleos reales, que eran sus principales interlocutores político-fiscales en este caso. Así, desde su instauración pasó a ser un importante activo en el conjunto de recursos e ingresos de la hacienda real, con elevados resultados económicos que podían ser utilizados para aliviar de manera coyuntural las habitualmente maltrechas arcas reales. No obstante, también se observa su pérdida de importancia cuantitativa a partir del último tercio del siglo XIV, coincidiendo justamente con las transformaciones que condujeron a la estabilización de un sistema fiscal regnícola basado en las imposiciones locales indirectas, la emisión de deuda pública y los donativos de Cortes gestionados por la Diputación del General. Así pues, a continuación examinaremos los datos hallados en las fuentes indicadas y en algunas otras colecciones documentales o trabajos relativos a las sucesivas recaudaciones del monedaje en el Reino de Valencia entre 1266 y 1385. Lo haremos agrupándolas en tres períodos diferentes, en función de diversas características que las homogeneizan, como la función que cumplió el impuesto en el conjunto de la hacienda real, la regularidad en el período de su recaudación o el inicio de los cambios que condicionarían su naturaleza a partir de finales del siglo XIV y durante las centurias posteriores. 1. LAS RECAUDACIONES DE 1266 A 1289: UN IMPUESTO DE NEGOCIACIÓN POLÍTICO-FISCAL A finales del siglo XII y principios del XIII los monarcas de la Corona de Aragón recurrieron de manera frecuente, tanto en Aragón como en Cataluña, a mutaciones monetarias o reemplazos de la moneda circulante bajo tarifas de cambio abusivas para 4 BISSON 1979. 2 obtener notables beneficios económicos5. Sin embargo, en 1236 Jaime I negoció con las Cortes del Reino de Aragón el establecimiento del impuesto del monedaje para mantener la estabilidad perpetua de la moneda real de Jaca, estableciendo una periodicidad de pago de siete años y una tasa de un maravedí, equivalente a 7 sueldos jaqueses, por cada familia que poseyera bienes por valor de 10 áureos, es decir 70 sueldos, o más, cuya primera recaudación se destinó fundamentalmente a la conquista de la ciudad musulmana de Valencia6. Una vez conquistada la urbe y creado el reino homónimo en 1238, en mayo de 1247 el propio Jaime I creó el «real de Valencia» como moneda del territorio valenciano y de las Baleares –donde circuló de manera oficial hasta la acuñación del «real de Mallorca» en 13017–, comprometiéndose a mantenerla bajo las mismas condiciones «in tota vita nostra et post per decem annos continuos et completos»8. No obstante, mucho antes de su muerte, como ya había establecido en Aragón o como habían aprobado también las Cortes de Castilla y de León a principios de la centuria9, en 1266 promulgó, previa negociación, la instauración de un tributo periódico para garantizar la invariabilidad de la ley y el curso legal de la moneda valenciana. Como hemos explicado con detalle en otro artículo, la coyuntura que condujo al establecimiento del monedaje en el Reino de Valencia fue la revuelta musulmana acaecida en 1264 en el Reino de Murcia, que Jaime I se encargó de aplastar en favor de su yerno Alfonso X el Sabio, ocupado en aquellos momentos en aplacar las revueltas islámicas de Andalucía occidental10. Durante quince meses el monarca se dedicó a reunir el dinero necesario para organizar un ejército de centenares de caballeros y miles de peones y ballesteros, a través de una variedad de impuestos directos que fue solicitando a sus súbditos: pechas y redenciones de ejército a las ciudades y villas reales aragonesas, questias a las catalanas, tallas a las aljamas de judíos y musulmanes, décimas a la Iglesia, un bovaje que fue aprobado por los brazos eclesiástico, nobiliario y real de las Cortes catalanas, etc. En el caso valenciano la instauración del monedaje fue la forma elegida para contribuir, también a través de un tributo directo, aunque exclusivamente otorgado por los núcleos reales, dado que la nobleza aragonesa, intensamente enfrentada por entonces a Jaime I, se negó a conceder ninguna ayuda ni en Aragón ni tampoco en Valencia, donde en aquellos momentos fundacionales del reino era mayoritaria y controlaba las decisiones de su estamento. Así, en noviembre de 1265 la ciudad de Valencia y las villas reales prometieron la concesión del tributo y Jaime I comenzó a realizar asignaciones «sobre el monedatge», que fue formalmente instaurado al regreso de la triunfante expedición murciana, en abril de 1266, mediante una reunión a la que asistieron representantes de los principales núcleos urbanos del realengo. En una anotación archivística del siglo XV se recordaba el hecho de la siguiente manera: Com lo dit rey Jacme en lo temps de la conquesta hagués ordenat que certa moneda corregués en la ciutat, viles e Regne de València, e la ciutat de València, Xàtiva, Aljezira, Morvedre, Borriana e altres viles reyals se temessen que·l dit senyor rey no mudàs la dita moneda a aquells, per si e sens los braços dels cavallers e clergues e religiosos, e sens Corts Generals, composaren-se per si e per les altres viles e lochs reyals ab lo dit alt rey Jacme que 5 BURNS 1985-2007; MARTÍNEZ FERRANDO 1934; GALLOFRÉ 1968. Fori Aragonum 1979, 89-92. 7 En el mismo momento de creación de dicha moneda, Jaime II de Mallorca también instauró el correspondiente impuesto septenal del «monedatge» o «morabatí», que hasta entonces no se había solicitado en tierras baleares: SANTAMARIA 1981-1984; RIERA 1986, 193-196; SASTRE 1989. 8 CORTÉS 2001, doc. 24 (8-V-1247). 9 FRANCISCO OLMOS 2002, 327-328. 10 BAYDAL 2006-2008. 6 3 aquell no mudàs la dita moneda e aquells darien de set en set anys un morabatí valent set sous cascú. E de açò és fama11. En consecuencia, a pesar de que en el privilegio de creación del tributo se indicaba que deberían pagarlo al rey «omnes habitatores civitatis et villarum predictarum et etiam regnorum predictorum pro singulis domibus»12, en ningún momento se solicitó directamente a los habitantes de los «lochs termenats» que pertenecían a nobles con jurisdicción señorial propia, ya que estos pasaron a recaudarlo por su cuenta, quedándose con el resultado de la colecta13. En cambio, aunque no estuvieron presentes como brazo en la reunión que aprobó la creación del monedaje, los señores eclesiásticos –que nunca sobrepasaron el 20% del total de los dominios señoriales del Reino de Valencia14,– sí que se vieron afectados por el impuesto, aunque, como comprobaremos, algunos de ellos acabaron obteniendo parte o la totalidad de la recaudación. No obstante, tanto los clérigos como los caballeros quedaron personalmente libres del pago, según se fue indicando en el desarrollo de las colectas posteriores15. Por otra parte, el monedaje también se exigió, evidentemente, a los núcleos cristianos de realengo –incluyendo las señorías menores o heredades comprendidas dentro de sus términos municipales, aunque también con excepciones, según veremos– y, asimismo, a las aljamas musulmanas que eran propiedad de la Corona o de la Iglesia. Con todo ello, que a la altura de 1266 era una enorme porción del reino, aunque este todavía se encontraba en pleno proceso de colonización16, se preveía obtener un mínimo de 142.150 s. (sueldos)17, que fue la cantidad por la que se realizaron asignaciones al resultado futuro del tributo. No obstante, desconocemos su producto final, ya que, a pesar de que se conservan certificaciones de los recaudadores ante el rey –en un momento en que no existía el cargo de maestre racional–, estas son genéricas y están mezcladas con las cuentas de otros tributos variados. En cualquier caso, muestran que el monedaje se cobró a lo largo del año 1266 y que los encargados de la colecta fueron el escribano real Jaume Sarroca y el portero mayor Bonanat de Guia, respectivamente en las dos grandes circunscripciones administrativas que tenía por entonces el reino, divididas por el río Júcar: «citra Xucarum» y «ultra Xucarum»18. Por otro lado, si se consiguieron recaudar los aproximadamente 140.000 s. previstos o una cifra similar, la suma del monedaje representaba la mayor cantidad conseguida por el rey hasta aquel momento en el territorio valenciano, muy por encima de las obtenidas a través de las peticiones de questias a los núcleos reales o de los 100.000 s. de servicio que se habían otorgado en las Cortes de 126119. En este sentido, cabe tener muy presente el contexto de negociación político-fiscal en el que se forjó la concesión del impuesto, en un período en que el monarca comenzaba a recurrir de manera cada vez más frecuente a la solicitud de tributos directos, mediante questias, redenciones de ejército o subsidios parlamentarios20. En este caso el brazo real valenciano, liderado por la ciudad de Valencia, accedió a la instauración del monedaje a 11 Archivo del Reino de Valencia, Real, reg. 614, fol. 5v; transcrito por: LÓPEZ ELUM 1972, 30. CORTÉS 2001, doc. 74 (14-IV-1266). 13 LÓPEZ ELUM 1972, 155-158. 14 A finales del siglo XV representaban el 18,33% del conjunto del reino en extensión y el 12% en cuanto al total de la población: GUINOT 1992a. 15 LÓPEZ ELUM 1972, 324-327. 16 GUINOT 1997; TORRÓ 2006, 100-102; BAYDAL 2014, 174-176. 17 Hablaremos siempre de sueldos valencianos o barceloneses, que aparecen indistintamente en la documentación como equivalentes. 18 BURNS 1985-2007, doc. 709 (9-I-1267); doc. 841 (7-V-1268). 19 BAYDAL 2011. 20 Ibidem. 12 4 cambio de notables contraprestaciones, como la franqueza perpetua de toda exacción real a los habitantes de las ciudades y villas que tuvieran caballo y armas, la institucionalización de un gobierno municipal conformado únicamente por ciudadanos –con la exclusión total de nobles y caballeros– y su intervención en la elección del fundamental cargo real de justicia de la ciudad21. De hecho, a pesar de que el privilegio de promulgación de 1266 establecía claramente la periodicidad septenal del pago del tributo –«imperpetuum a proximo venturo festo Natalis Domini in septem annos et ex tunc de septennio in septennium imperpetuum»–, durante el resto del reinado de Jaime I y el de sus hijos, Pedro el Grande y Alfonso el Liberal, el monedaje fue habitualmente adelantado y vinculado a nuevos contextos de negociación político-fiscal, en función de las necesidades de la Corona. El propio Jaime I, por ejemplo, lo utilizó como mecanismo de recaudación del siguiente donativo de las Cortes valencianas, aprobado en abril de 1271, nuevamente en solitario por el brazo real. En esta ocasión la contrapartida obtenida por los habitantes de los núcleos reales fue la confirmación de todas sus propiedades por parte del monarca, a pesar de que este acababa de comprobar, mediante inspecciones generales, que se habían producido numerosas irregularidades que quebraban las condiciones del reparto de casas y tierras realizado durante la conquista del territorio a los musulmanes. A cambio de la renuncia del monarca a revisar las donaciones, la ciudad y las villas reales concedieron un avance del monedaje que debía pagarse en 1273 –«in solutum primi venturi monetatici quod a primo venturo festo Natalis Domini ad duos annos dare deberetis»–, a cuyo pago de 7 sueldos (1 maravedí) por cada casa con un patrimonio valorado en un mínimo de 105 sueldos se añadió una contribución extra a las familias más adineradas: 14 sueldos en total (2 maravedíes) para aquellas con fortunas valoradas entre 700 y 2.100 sueldos y 21 sueldos en total (3 maravedíes) para las que superaran los 2.100 sueldos en bienes. Con toda probabilidad, dicho sistema de pago por tramos se implementó dado que los sectores más acomodados eran los que más se habían beneficiado del proceso de desregulación del reparto de tierras y deseaban, ante todo, consolidar las posiciones alcanzadas. De hecho, el mismo privilegio de confirmación de las posesiones de los habitantes del realengo indicaba que aquella suma adicional pagada aparte del avance del monedaje se otorgaba como servicio por las disposiciones en él contenidas: «ultra unum morabatinum dicti monetatici quod dare debebatis, dedistis nobis residuum dictorum morabatinorum pro servicio predictorum»22. Desconocemos, no obstante, los resultados de la recaudación, que debía realizarse en la extensa área del realengo cristiano que estaba en manos de Jaime I en aquellos momentos, cuyos núcleos principales se explicitaban en la concesión: Valencia, Xàtiva, Morella y sus aldeas, Sagunto, Alzira, Peníscola, Burriana, Onda, Segorbe, Llíria, Cullera, Gandia, Albaida, Ontinyent y Cocentaina. En todo caso, sabemos que, como consecuencia de la naturaleza mixta del pago, en concepto de monedaje y de servicio negociado, los oficiales reales encargados de la colecta –los bailes locales– contaron en esta ocasión con la colaboración de prohombres elegidos por cada municipio: «duobus bonis hominibus unumcumque ville»23. Además, es posible que también se aprovechara para recaudar el monedaje en los señoríos eclesiásticos, ya que, cuando menos al comendador de Alcañiz, de la orden de Calatrava, se le concedió la facultad de recibir las cantidades que sus lugares 21 BAYDAL 2006-2008. CORTÉS 2001, doc. 91 (29-IV-1271). 23 Al lado de bailes reales como Arnau Escrivà, Borràs de Montornés, Pere Gilabert o Simó Guasch, encontramos prohombres urbanos como Bernat Dalmau y Ramon de Poblet de Valencia, Elies Esteve y Pere Andreu de Xàtiva o Arnau de Torrefreita y Ramon Escrivà de Dénia: BURNS 1985-2007, doc. 1157 (27-IV1271). 22 5 debían pagar en el «presentem monetaticum»24. Se iniciaba así un proceso de reparto del impuesto con algunas señorías de la Iglesia que, como veremos, se acabó definiendo entre finales del siglo XIII y comienzos del XIV. Por contra, los que no pagaron por entonces el tributo fueron los musulmanes del reino, ya que, en su condición de minoría segregada, habían quedado completamente al margen de lo negociado en las Cortes de 1271. En consecuencia, el monedaje de los musulmanes del rey y de la Iglesia, aquellos que no habitaban en «castels de richs hòmens, o de cavalers, o de ciutadans, ab tèrmens», fue solicitado a finales de 1272 para ser recaudado, como correspondía, a lo largo de 1273, encomendándose su colecta «citra Xucarum» al alcaide del castillo de Uixó, Berenguer d’Albió, y «ultra Xucarum» al escribano Pedro Ximén de Espluga25. A continuación, según la septenalidad inicial establecida en 1266, el siguiente pago del monedaje debía producirse en 1280, como se indicaba en el propio adelantamiento realizado en 1271: «a iamdicto festo Natalis Domini ad novem annos primos venturos et continue completos»26. Y, en efecto, la siguiente noticia localizada sobre su recaudación se corresponde con dicho año de 1280, ya en el reinado de Pedro el Grande, ante ciertas noticias de señores eclesiásticos y laicos –probablemente con señoríos incluidos en los términos municipales de los núcleos reales– que se negaban a pagar «predictum monetaticum»; en dicha ocasión, por otra parte, los encargados de la gestión fueron nuevamente dos oficiales de la administración real, Yosef Ravaya y Juan Pérez de Vitoria27. No obstante, en contraste con el pago ordinario de aquel monedaje, el siguiente, que se debía colectar en 1287, fue otra vez objeto de una negociación político-fiscal vinculada a las urgencias militares del monarca. En concreto, tras haberse entronizado como rey de Sicilia, Pedro el Grande tuvo que enfrentarse a la desposesión de sus territorios proclamada por el papa en favor de Carlos I de Valois y a los ataques de los ejércitos franceses en la segunda mitad de 1283, justo cuando, aprovechando su posición de debilidad, se desencadenó la revuelta aragonesa de la Unión. Una de las principales reivindicaciones de los rebeldes era, precisamente, la observancia de los Fueros de Aragón en el territorio valenciano, contra la voluntad de los gobernantes de la ciudad y las villas reales valencianas, que defendían férreamente la validez exclusiva en su reino de los Fueros de Valencia. Es por ello que en aquel contexto el monarca, para ganarse el apoyo del brazo real valenciano, tuvo que celebrar una reunión en la capital en diciembre de 1283, en la que promulgó el denominado Privilegium Magnum, una serie de disposiciones que aseguraban la preeminencia del ordenamiento foral valenciano en detrimento del aragonés y concedían grandes libertades a los sectores urbanos, con la creación de Consejos municipales en los que, por ejemplo, se daba paso a la presencia de miembros del artesanado y otras destacadas franquezas28. En contraprestación, para sufragar las necesidades económicas del rey, se volvió a recurrir a un avance del monedaje, nuevamente con un incremento progresivo en concepto de «servicium» por los privilegios otorgados29. En esta ocasión las cantidades adicionales a los 7 sueldos (1 maravedí) por cada familia con un patrimonio valorado en más de 105 sueldos afectaban a un menor número de gente, ya que los tramos económicos eran más elevados: 14 sueldos en total (2 maravedíes) para las unidades familiares que poseyeran bienes por valor entre 3.500 y 7.000 sueldos y 21 sueldos (3 maravedíes) para las que 24 Archivo de la Corona de Aragón (ACA), Cancillería (C), reg. 16, fol. 248r (18-VII-1271). ACA, C, reg. 18, fol. 94v-95r (1-XII-1272). 26 CORTÉS 2001, doc. 91 (29-IV-1271). 27 ACA, C, reg. 48, fol. 141 (2-IX-1280). 28 BAYDAL 2014, 269-276. 29 ACA, C, reg. 46, fol. 181v (10-IV-1284). 25 6 superaran las fortunas estimadas en más de 7.000 sueldos30. En cualquier caso, sus resultados debieron ser igualmente elevados, aunque no los conocemos con detalle, ya que las únicas noticias que tenemos sobre el rendimiento de sus cuentas, tras haberse procedido a la recaudación durante 1284, hablan genéricamente de «denariis serviciorum» y de «eo quod colligit de morabatino Valencia seu aliis»31. En concreto, fue el portero Juan de Pertusa quien certificó la recaudación ante el rey, aunque cabe remarcar que, como había sucedido en el monedaje-servicio de 1271, también los prohombres urbanos tuvieron ahora su papel en la recaudación. De hecho, se explicitaba que eran las universidades las que debían nombrar a los «collectores seu juratos deputatos» y que estos serían ayudados en aquello que necesitaran por los porteros reales, a quienes transferirían finalmente las cantidades reunidas32. Así se comprueba, por ejemplo, en una queja presentada por un representante del Temple ante el justicia de la villa real de Burriana, ya que «los jurats e los altres pròmens d’aquel logar» compelían a pagar a los vasallos de la orden que habitaban en el término municipal «per rahó del monedatge d’aquest an present»33. Desconocemos el resultado de dicho conflicto, pero en el caso del lugar de Moncada, dentro de la contribución de Valencia y también perteneciente al Temple, el monarca decidió que la cantidad recaudada por el monedaje incrementado fuera a parar finalmente a manos de los señores templarios, en un eslabón más del proceso de reparto del impuesto entre la Corona y las órdenes militares34. Por otra parte, en esta ocasión el avance del monedaje comportó una cancelación y sustitución del siguiente pago previsto para 1287: «in solucionem primi monetatici quod nobis dare debebatis facitis nunc nobis servicium de quibusdam quantitatibus morabetinorum iuxta ordinacionem inde factam, propter quod nos a monetatico proximo venturo vos, dictam universitatem Valencie et aliorum locorum regni, vos et bona vestra pro presentem cartam duximus absolvenda»35. En consecuencia, realizado el pago del monedaje-servicio de 1284, la siguiente contribución del impuesto septenal debería haberse realizado en 1291, pero nuevamente se produjo un adelantamiento de la recaudación, en otro contexto de negociación. En concreto, se concedió en las Cortes de Monzón de 1289, que inicialmente debían ser generales para catalanes, aragoneses y valencianos, pero en último término, por el citado conflicto entre los partidarios de los Fueros de Aragón y los de Valencia, se destinaron únicamente a los asuntos de Cataluña y dieron lugar a sendos encuentros posteriores del rey con los aragoneses en Zaragoza y con los valencianos en Valencia36. Así, al comenzar las Cortes de Monzón, en medio de una grave crisis producida por el reinicio de los ataques franceses y de las reivindicaciones unionistas, los representantes de los núcleos reales valencianos ofrecieron, a mediados de octubre de 1289, pagar el monedaje de inmediato, avanzándolo en «duobus annis». Sin embargo, el fracaso de la asamblea para gestionar los negocios valencianos y aragoneses comportó que a las pocas semanas la concesión quedara anulada hasta que «sit tempus monetaticum»37. No obstante, cuando finalmente se celebró una reunión con el rey en Valencia, entre agosto y septiembre de 1290, el otorgamiento quedó confirmado y se ordenó el inicio de su recaudación38. 30 ACA, C, reg. 51, fol. 9v (11-IV-1284). ACA, C, reg. 56, fol. 56 (9-IV-1285); reg. 58, fol. 103v (16-VII-1285). 32 ACA, C, reg. 51, fol. 9v (11-IV-1284). 33 GUINOT 2010, doc. 18 (20-VII-1284). 34 ACA, C, reg. 56, fol. 53v (IV-1285). 35 ACA, C, reg. 46, fol. 181v (10-IV-1284). 36 BAYDAL 2014, 317-332. 37 ACA, C, reg. 80, fol. 69v (15-X-1289) y 89r (6-XI-1289). 38 ACA, C, reg. 82, fol. 63r-v (14-VIII-1290); BAYDAL 2014, 326-331. 31 7 En principio, el supervisor general de la colecta debía ser el escribano real Ramon Escorna, aunque se fueron nombrando también otros encargados, como Bernat Gombau, también de la casa real, para el caso de las villas de Xàtiva, Morella y sus aldeas, Sagunto y Alzira, o el baile Bernat de Llibià para las aljamas musulmanas de las «montanearum Valencie»39. Además, también conocemos el nombre de algunos recaudadores locales, probablemente nombrados por aquellos oficiales reales, como Martín Pérez de Deza en Cocentaina o Pere Galceran y el notario Ponç de Paners en Morella, los cuales, en este último caso, rindieron cuentas directamente al maestre racional tras haber reunido 18.383 s. 3 d. en el municipio morellano y el conjunto de sus aldeas, que fueron distribuidos entre deudores del monarca, aparte de costear los gastos inherentes a la recaudación40 –cabe señalar, en este sentido, que a veces se certifican cifras que no son múltiplo de 7 sueldos como resultado de dichos costes o porque en ocasiones los colectores concedían rebajas en la tributación cuando las condiciones familiares lo propiciaban41–. Asimismo, también en el caso de las órdenes militares se nombraron colectores específicos, como Pedro Pelegrín en las posesiones valencianas de los hospitalarios, en un momento en que estaban a punto de llegar a un acuerdo para repartirse a medias con la Corona el resultado de los monedajes42. De aquella manera, pues, se procedió a realizar el quinto cobro del monedaje desde el inicio de su recaudación en 1266, finalizando un intervalo en el que, como hemos visto, el impuesto fue sobre todo utilizado como una herramienta de negociación político-fiscal estrechamente vinculada a las urgencias militares de la monarquía y a las peticiones realizadas tanto a los estamentos como por parte de los estamentos en diversos contextos parlamentarios. 2. LAS RECAUDACIONES DE 1296 A 1342: UN IMPUESTO SEPTENAL CASI ORDINARIO Durante un período de casi medio siglo, desde el reinado de Jaime II hasta los inicios del de Pedro el Ceremonioso, el monedaje pasó a convertirse en el Reino de Valencia en un tributo con las características con las que se había diseñado inicialmente: se recaudó habitualmente cada siete años, de manera ordinaria cuando llegaba su plazo correspondiente y en el conjunto del realengo cristiano y musulmán, además de en las posesiones señoriales eclesiásticas. Asimismo, a lo largo de dicho intervalo, a demanda de los porteros encargados de colectarlo y como consecuencia de los conflictos que se iban generando en su tarea, se dieron diversas ordenanzas reales que fueron clarificando y definiendo numerosos aspectos del proceso de recaudación, relativos, sobre todo, a la especificación del sujeto contribuyente. Una buena muestra de dicha regularización del tributo, en conjunción con la organización del archivo real establecida por entonces, es su inclusión en registros específicos: inicialmente en los denominados «Subsidiorum» y a continuación en los «Monetatici» y «Monete». En primer lugar, a pesar de que en el avance de dos años del monedaje realizado durante las Cortes de Monzón de 1289 Alfonso el Liberal había prometido a los representantes del brazo real valenciano «quod venturus monetatico elogabuntur de duobus annis» y que, por lo tanto, el siguiente no se cobraría «usque ad novem annos primos venturos», es decir, en 129843, lo cierto es que su sucesor, el mencionado Jaime II, lo solicitó 39 ACA, C, reg. 80, fols. 138r (10-XII-1289) y 137r (17-XII-1289); reg. 82, fol. 63r-v (14-VIII-1290). TORRÓ 2009, doc. 129 (19-III-1290); ACA, Real Patrimonio (RP), Maestro Racional (MR), Libros de albalaes, reg. 620, fol. 112v (24-VI-1295). 41 FERRER I MALLOL 1988, 160. 42 ACA, C, reg. 82, fol. 5v (26-I-1290); GUINOT 1985-1986, 317. 43 ACA, C, reg. 80, fols. 69v (15-X-1289) y 105r (18-XI-1289). 40 8 a los siete años de aquella concesión, en 129644. Y en esta ocasión fueron cinco los porteros reales entre los que se distribuyó la recaudación de las diferentes partes del territorio valenciano: Berenguer de Torrelles, Berenguer de Cardona, Berenguer de Maçanet, Bernat de Ginebret y Sancho de Tena, supervisados por el escribano real Bertran Desvall y con la ayuda en ciertos asuntos del baile general del reino, Pere de Llibià. Tenían orden de ingresar las cantidades en la «taula» del cambista valenciano Bernat Ferrer, que debía estar adelantando dinero a cuenta del tributo45, y el conjunto de lugares de su gestión, que se explicitaba con detalle por primera vez en la documentación relativa al monedaje, radiografiaba el mapa del realengo y los señoríos eclesiásticos sobre el que pensaba cobrarse el impuesto. En concreto, las propiedades directas del rey habían disminuido desde mediados del siglo XIII –y continuarían haciéndolo hasta finales del XIV46–, pero este todavía conservaba muchos de los núcleos más importantes. Entre las universidades reales se encontraban Valencia, Xàtiva, Morella y sus aldeas, Sagunto, Alzira, Castellón, Burriana, Vila-real, Ademuz, Castielfabib, Alpuente, Llíria, Gandia, Montesa, Pego, Dénia, Penàguila, Biar, Castalla y Xixona, además de los musulmanes que vivían en Xàtiva, Valencia, Castellón, Uixó, Sagunto, Alzira, Siete Aguas, Madrona, Bolbaite, Ayora, Beniopa, Xixona y los valles de Pop y Gallinera. Por otra parte, los señoríos eclesiásticos no eran tan amplios ni potentes, aunque tampoco fueran, en absoluto, desdeñables: los del obispado de Valencia sobre los que se pedía el monedaje eran Puçol, Albal y las aljamas musulmanas de Chulilla y Gartx (en la actual Bolulla); los del obispado de Tortosa eran Cabanes, Miravet, Benlloch y Albalat y sus tenencias y Almassora; al obispado de Zaragoza pertenecían los cristianos y musulmanes de Betxí; los dominios de la orden del Hospital eran las casas y bailías de Valencia y de Burriana, Cervera y su bailía –que incluía la pujante villa de Sant Mateu–, Vilafamés, Torrent, Silla, Sueca y los cristianos y musulmanes de Onda y de Perputxent; los del Temple eran las casas y bailías de Valencia y de Burriana, y Coves y su tenencia, Culla y su tenencia –con algunos musulmanes–, Ares, Peñíscola y sus aldeas, y Moncada con su bailía; los de Uclés eran Fadrell y Museros y las aljamas musulmanas de Enguera, Anna y Orxeta; los de Calatrava eran Massamagrell, Massanassa, Xirivella y las aljamas musulmanas de Bétera y Bejís; y los de los monasterios de Portaceli, San Vicente de la Roqueta y Valldigna eran, respectivamente, el lugar de Beniparrell, los musulmanes de Quart de Poblet –más tarde sustituidos por población cristiana– y las aljamas musulmanas del valle de Alfàndec47. Quedaban fuera de las localidades citadas algunas posesiones eclesiásticas, como, por ejemplo, las del monasterio de Benifassà, cuyo abad debía tener transferido el derecho a recaudar el monedaje. De hecho, así sucedía en otros de los casos acabados de mencionar, como en el de los abades de Portaceli, San Vicente y Valldigna, que pronto desaparecieron de los registros de las colectas, haciendo constar que se les había traspasado el impuesto. Por otra parte, algunos prelados reclamaron insistentemente, hasta conseguirlo, el monedaje de sus lugares, como en el caso de Puçol y Albal por parte del obispo de Valencia48. Asimismo, en aquella colecta de 1296 ya se hacía referencia a los acuerdos a los que se había llegado con las órdenes militares del Temple y del Hospital para que recibieran «medietatem monetatici» y en la recaudación, junto al colector real, estuviera presente otro recaudador 44 ACA, C, reg. 324, fols. 126r-131v. De dichos folios provienen los datos presentados a continuación. BAYDAL 2013a. 46 GUINOT 1997. 47 ACA, C, reg. 324, fols. 126r-131v. 48 ACA, C, reg. 304, fol. 135v (2-I-1323). 45 9 elegido por ellas49. Finalmente, también se indicó por entonces a los porteros reales que las aljamas de judíos del territorio valenciano no habían contribuido nunca en el tributo y que, en consecuencia, no debían ser requeridas a pagarlo50. De hecho, aquella progresiva concreción del proceso de recaudación se vio reforzada durante el siguiente pago del monedaje, realizado nuevamente a los siete años, en 1303, como correspondía a su periodicidad. En este caso fueron dos los porteros regios encargados de la colecta, Bernat de Ginebret y Arnau Cortit, que, según se señala en los escasos datos anotados en el registro cancilleresco sobre la cuestión, transfirieron el dinero recogido a Bertomeu Despuig y al noble Jaspert de Castellnou51. Y a requisición de aquellos colectores, Ginebret y Cortit, que elevaron una serie de cuestiones en forma de capítulos al monarca, Jaime II realizó en mayo de aquel año unas «declaraciones facte super collecta monetatici Regni Valencie»52. En dicha ordenanza se decidía sobre casos y conflictos generados durante el proceso de recaudación, relacionados, por ejemplo, con la contribución de las viudas, de los habitantes de los lugares de caballeros que estaban en los términos municipales de los núcleos reales, de los que perdían o incrementaban su fortuna súbitamente, de los legatarios de testamentos, de los caballeros y los clérigos o de los miembros de sus séquitos, del plazo de duración de la colecta, etc. Además, durante aquella recaudación también fueron diversos los nobles y caballeros que reclamaron para sí el resultado del tributo en los lugares que poseían en los términos de las ciudades y villas reales, como en los casos de Canet (en la contribución de Castellón de la Plana), Torres Torres, Serra, Beselga, Albalat dels Tarongers, Foyos, Alboraya o Almàssera53. Ambos procesos, el de la definición de los sujetos contribuyentes y el de la posible cesión del tributo a los señores de núcleos menores, continuaron durante las siguientes recaudaciones, como la de 1308. En este caso la petición del monedaje, que correspondía según la septenalidad a 1310, se adelantó dos años como consecuencia del fallido donativo de las Cortes valencianas de 1301-1302, que pretendía recaudar un sueldo por cada habitante del reino durante cinco años consecutivos, pero tuvo que cancelarse y reformarse en febrero de 1304, dado el malestar de Jaime II ante sus imprevistos y exiguos resultados54. Así, probablemente como método de resarcimiento al rey, también se procedió a adelantar oficialmente la fecha en la que se había pagado el monedaje acabado de exigir, mediante un reconocimiento público que indicaba que se había solicitado «in anno Domini millesimo CCCº primo»55 –aunque realmente se tratara de una ficción–. Y, como hemos señalado, en la nueva recaudación de 1308 se continuó concretando a quién y quién debía pagar el monedaje. Por un lado, los señores de los lugares de Benifaió, Alginet, l’Alcúdia de Uixó, Alcoçayba, Quart de les Valls y Segó, incluidos en términos de localidades reales, lo reclamaron para sí, mientras que, por otro lado, al parecer Jaime II, a instancias de las preguntas de los porteros encargados de la recaudación, realizó unas nuevas declaraciones sobre el pago de las viudas, los adolescentes con legados testamentarios –los mayores de 15 años debían contribuir–, los que vivían en concubinato, los tonsurados que en realidad no ejercían ningún oficio eclesiástico –que también debían pagar en dicho caso–, los acabados de llegar a una localidad y los que cambiaban de residencia, etc.56 49 ACA, C, reg. 324, fols. 126r (20-IX-1295) y 130v (6-II-1296). ACA, C, reg. 324, fols. 129v (1-IV-1298) y 130v (22-VIII-1298). 51 ACA, C, reg. 304, fol. 155r. 52 ACA, C, reg. 304, fols. 153r-154v (4-V-1303); transcritas y analizadas por: LÓPEZ ELUM 1972, 249-280. 53 ACA, C, reg. 304, fol. 155r-v. 54 BAYDAL 2012-2014. 55 ACA, C, reg. 304, fol. 155r (15-II-1304). 56 Archivo del Reino de Valencia, Real, reg. 659, fol. 549r-552r. Son unas declaraciones sin fechar de las que no hemos encontrado copia en el Archivo de la Corona de Aragón. Por el destinatario –el portero Arnau Cortit– 50 10 Asimismo, se repetía la orden de traspasar la mitad del resultado de la recaudación a la orden militar del Hospital, mientras que las posesiones del Temple, que estaba en pleno proceso de desaparición, habían pasado provisionalmente a manos del rey. En relación con todo ello, en esta ocasión contamos por primera vez con las cifras de una rendición de cuentas significativa, ofrecidas por el portero Arnau Cortit, que era el encargado de la gestión de los lugares «citra Xucarum», mientras que el también portero Bernat de Ginebret lo era «ultra Xucarum». En concreto, Cortit declaró ante el maestre racional haber reunido, descontando los gastos inherentes al proceso de recaudación, un total de 73.712 s. 6 d., a los que cabía añadir 730 s. de la habitual «rebusca» que se realizaba al año siguiente de la colecta principal para reclamar los pagos pendientes o los de aquellos que habían sido incluidos en los libros del monedaje en una revisión posterior del censo de contribuyentes57. Así pues, es probable que, sumando a aquellos 74.442 s. 6 d. una proyección con los datos de las localidades «ultra Xucarum» que tenemos de otras recaudaciones posteriores, se superaran en total los 130.000 s., una cifra nuevamente muy elevada en el contexto de los subsidios pagados al rey en el territorio valenciano durante aquella época58. De los dos siguientes monedajes no tenemos datos de recaudación, pero sabemos que se continuó con la progresiva tónica de definición y delimitación del impuesto. El primero, tras haberse realizado un reconocimiento público de contribución del anterior correspondiente a 130859, se cobró, como tocaba, en 1315. Sin embargo, el siguiente se adelantó tres años, solicitándose en 1319, «pro servicio faciendo» y «ad preces» de Jaime II, para satisfacer una serie de cantidades prestadas por el obispo de Barcelona y otros socios60. No obstante, con el objeto de respetar la septenalidad del tributo, el monarca prometió simultáneamente que no lo volvería a exigir «usque ad decem annos», es decir, hasta 1329, como así sucedió, ya en época de su hijo, Alfonso el Benigno. En aquel adelantamiento de tres años solo se incluían los miembros del brazo real valenciano, quedando excluidos, por tanto, los señoríos eclesiásticos; con todo, unos meses después Jaime II también lo requirió a la recién fundada orden de Santa María de Montesa, que heredó las mismas condiciones respecto al tributo –recibir la mitad de la recaudación y contar con colectores auxiliares propios– que tenían el Temple y el Hospital, con cuyas posesiones se había formado su patrimonio61. , la intitulación del rey –sin declararse ya rey de Murcia– y su propio contenido en comparación con otras declaraciones reales semejantes, consideramos que probablemente se produjeron en el contexto de la colecta del monedaje de 1308; fueron transcritas y analizadas por: LÓPEZ ELUM 1972, 300-309. Por otra parte, en las Cortes valencianas de 1314 los representantes del brazo real valenciano se quejaron de que las declaraciones que había realizado Jaime II –tal vez estas y las de 1303– «agreugen les gents» y solicitaron –sin éxito– que fueran «examinades, corregides e millorades» con su consentimiento: ACA, C, Cartas reales, Legislación, Legajo 8.2, cap. XIX. 57 ACA, RP, MR, Libros de albalaes, reg. 623, fol. 108r (13-VIII-1310); reg. 624, fols. 50v-51r (25-IV-1311). No se detallaban las localidades contribuyentes. Además, también se recaudaron 9.149 s. 2 d. de los lugares que pertenecían a la reina Blanca, que había colectado su baile en el Reino de Valencia, Ponç de Soler; concretamente, poseía Corbera, Cullera, Sueca, Gallinera, Dénia, Ontinyent, Alzira, Gandia y Pego, y el resultado de aquella recaudación se refería a los seis primeros lugares, ya que los tres últimos tenían una exención temporal de monedaje: ACA, RP, MR, Libros de albalaes, reg. 624, fol. 171r (31-III-1313). 58 Por ejemplo, el mencionado donativo de las Cortes de 1301-1302 pensaba recaudar 140.000 s. de manera anual, pero no lo consiguió: BAYDAL 2012-2014. Asimismo, en 1287 el conjunto de las rentas reales del Reino de Valencia fue vendido a diferentes arrendatarios por 196.870 s.: ACA, C, Cartas reales, Alfonso el Liberal, nº 119; citado por: TORRÓ 2014, 549. 59 ACA, C, reg. 304, fol. 114v (31-III-1310): «In anno Domini Mº CCCº octavo, in festo, scilicet, Natalis Domini eiusdem anni, fuit per nos jactatum monedaticum in civitate et aliis locis Regni Valencie». 60 ACA, C, reg. 304, fol. 124r-v (8-XII-1319). 61 ACA, C, reg. 304, fol. 129r (14-VII-1320). Sobre la creación de la orden de Montesa entre 1317 y 1319, véanse: GUINOT 1985; GARCÍA EDO 1990. El resto de lugares sometidos al pago del monedaje debieron 11 La recaudación la llevaron a cabo nuevamente porteros reales, a los que se asignaron las diversas regiones de norte a sur del país: Arnau Cortit y Lope de Sos en 1315 y Arnau Cortit (sustituido, tras su muerte, por García de Moriello), Lope de Sos y Pere de Passadors en 131962. Y de nuevo tuvieron problemas a la hora de reunir el tributo en pequeños núcleos como Patraix, Foyos, Rafelbunyol, Canet, Palau, Atzueva, Alcoçayba, Segart, Quemalo, Petrés, Benavites, Espioca, la Torre d’en Romaní, Massalavés o Alcàntera, incluidos en los términos de municipios reales como Valencia, Castellón, Burriana, Sagunto, Cullera, Alzira y Xàtiva63. Los conflictos solían acabar con una cesión a los señores correspondientes o con el aplazamiento de la contribución hasta que se resolvieran las causas y comisiones reales incoadas sobre cada caso. En este sentido, Jaime II trató de resolver definitivamente la cuestión con una nueva declaración, dictada en mayo de 1317, en la que ordenaba que los caballeros y generosos pudieran quedarse el monedaje en aquellos núcleos que ya estaban poblados en época de la conquista cristiana, pero que no lo pudieran hacer en los de nueva colonización: «en les altres alqueries, emperò, del temps de la conquesta a ençà del Regne de València novellament poblades, e no determenades, dels habitadors de aquells, monedatge per nós volem ésser demanat»64. La disposición no solucionó por completo el problema, ya que, por ejemplo, quedaban fuera los ciudadanos que poseían núcleos en los términos municipales y ellos –o sus descendientes ennoblecidos– solían reclamar también el resultado del tributo65; no obstante, ciertamente en los registros cancillerescos posteriores relativos a la recaudación del monedaje disminuyeron considerablemente las indicaciones sobre dicho tipo de conflictos66. Por otra parte, aquella declaración fue acompañada por otras que volvían a insistir en la concreción de los sujetos impositores, tanto en 1316 y 1317 como en 1321 y 1322, tratando casos específicos como los perjurios sobre los bienes poseídos, los pobres mendicantes que tenían una casa valorada en el mínimo establecido para contribuir, las futuras familias prometidas en matrimonio, etc.67 En consecuencia, la siguiente petición del tributo, en la que se incluía una copia de todas aquellas ordenanzas, pudo realizarse de una manera mucho más concreta. No obstante, antes de pasar a ella, cabe indicar que durante aquellas primeras décadas del siglo XIV también se habían recaudado de forma paralela cuatro monedajes en los dominios meridionales «dellà Xixona», incorporados al Reino de contribuir, como correspondía, en 1322: «residuorum locorum solvendo in ordenario septennio»; ACA, C, reg. 304, fol. 128v (sin fecha). 62 ACA, C, reg. 304, fols. 117r-v y 119r (16-IX-1315), 125r, 127r y 128r (8-XII-1319) y 126v (28-IX-1320). En la recaudación de 1315 también se nombraron colectores específicos a Bertran Gallifa para Xivert (de la orden de Montesa) y a Salvador de Teruel para la villa de Llíria: ACA, C, reg. 304, fol. 118r (16-IX-1315). 63 ACA, C, reg. 304, fols. 120r-123r y 132v-135r. 64 Archivo del Reino de Valencia, Real, reg. 659, fol. 549r (4-V-1317); transcrita y analizada por: LÓPEZ ELUM 1972, 297-298. El texto original en latín se puede encontrar en: ACA, C, reg. 304, fol. 118v (4-V-1317). 65 Los propios representantes del brazo real valenciano lo solicitaron a Jaime II en una reunión parlamentaria que tuvo lugar en 1321: «que·ls honrats ciutadans e honrats hòmens de les viles qui han o hauran loch o lochs o alqueries en lo dit regne, que·ls habitadors o affogants en aquells lochs o alqueries, axí christians com moros, donen e paguen lo monedatge als senyors d’aquells lochs o alqueries»; ACA, C, Cartas reales, Legislación, Legajo 8.11, cap. I. 66 Normalmente se indicaba la obertura de comisiones de información sobre cada caso o, directamente, la orden de cesión del monedaje al señor correspondiente, como se produjo en el caso de los ciudadanos Joan y Ramon Escorna en su lugar de Forna, Berenguer Dalmau en el de Orpesa, Ramon de Fabarzà en Montortal, Antic de Codinachs en Massalfassar o Ramon de Calvera en La Todolella: ACA, reg. 304, fol. 138v (6-X-1325); reg. 1503, fols. 148v (1336) y 154r (6-II-1337); reg. 1314, fol. 37v (5-V-1351); reg. 1241, fol. 43r-v (24-IX-1379). Véanse también las indicaciones al respecto de: LÓPEZ ELUM 1972, 159-169. 67 ACA, C, reg. 304, fols. 121r (15-XI-1316) y 118v (4-V-1317); reg. 538, fol. 185r-v (14-VIII-1321); reg. 304, fol. 132v-133r (19-I-1322); transcritas y analizadas por: LÓPEZ ELUM 1972, 282-297 y 309-315. 12 Valencia tras la invasión del reino castellano de Murcia por parte de Jaime II entre 1296 y 1304. En efecto, tras asegurar la posesión de las tierras que acabarían conformando una demarcación administrativa propia en el territorio valenciano, la procuración de Orihuela, el monarca comenzó a requerir allí el pago del tributo de manera independiente al resto de núcleos del reino, tanto en cuanto a su fecha como al sujeto impositivo, que –desconocemos si por herencia de la moneda forera castellana– se estableció inicialmente con un límite más bajo, incluyendo a todas aquellas familias que tenían un patrimonio valorado a partir de 75 sueldos. En este sentido, no fue hasta finales de 1320 cuando Jaime II decidió unificar en dicha demarcación meridional las características del tributo a las del resto del territorio valenciano y elevó el margen de los no contribuyentes hasta los 105 sueldos68. Por entonces se habían cobrado tres monedajes, en los años 1306, 1311 –adelantándolo dos años– y 1318, y se requirió otro en 1325, que en este caso fueron siempre encargados al baile general «dellà Xixona» (Ferrer Descortell y Jaume Andreu por aquellos años)69. Los núcleos contribuyentes eran inicialmente las cuatro grandes villas reales de la zona (Orihuela, Alicante, Elche y Guardamar), que en 1318 reunieron la cantidad de 25.399 s. 6 d., una suma que disminuyó notablemente en la recaudación de 1325 –ya sin Elche, traspasada a manos señoriales, y con el nuevo tope impositor más elevado–, descendiendo hasta los 13.412 s.70 Finalmente, de la siguiente colecta no tenemos datos de recaudación respecto a la procuración oriolana, pero cuando menos sabemos que se requirió en 1329, aquí de manera adelantada, quedando su petición ya unificada al resto del territorio valenciano71. En efecto, como hemos indicado anteriormente, el siguiente monedaje fue solicitado por Alfonso el Benigno en 1329, respetando la septenalidad del tributo y la prórroga de diez años que había concedido Jaime II en 1319, tras solicitar su adelantamiento en tres años72. Nuevamente, fuera de la procuración oriolana, dos porteros reales fueron los encargados de su gestión directa, García de Moriello «citra Xucarum» y Lope de Sos «ultra Xucarum», y en esta ocasión contamos con sus rendimientos de cuentas ante el maestre racional, que muestran claramente la gran importancia económica del tributo durante aquellas primeras décadas del siglo XIV (véanse las Tablas 2 y 3, al final del texto). Concretamente, Moriello reunió 105.888 s. 10,5 d. entre la ciudad de Valencia y todos los núcleos al norte del Júcar, que incluían los extensos dominios de la orden de Montesa aunque no así las importantes villas reales de Morella y sus aldeas, Castellón, Burriana y Sagunto, que habían pasado a la reina Leonor73. Por su parte, Sos recaudó únicamente 5.614 s. al sur del Júcar, pero teniendo en cuenta que los dos grandes núcleos de cristianos y musulmanes de la zona, Xàtiva y Alzira, acababan de quedar igualmente en manos de la reina74. Ambos porteros repartieron 68 ACA, C, reg. 219, fols. 178v-179r (13-XII-1320). Véanse también las indicaciones al respecto de: FERRER 160-164. 69 ACA, C, reg. 304, fols. 140r-144v (14-XII-1305 a 26-IV-1325). 70 ACA, RP, MR, Libros de albalaes, reg. 627, fol. 169r-170r (2-VIII-1319); reg. 630, fol. 182v (26-X-1327). 71 ACA, C, reg. 538, fol. 136r (25-I-1328). 72 ACA, C, reg. 538, fols. 136r-147r (25-I-1328 a 29-I-1332) y 183r-186r (14-VI-1329). 73 ACA, RP, MR, reg. 633, fols. 153r-155v (22-III-1331). Los núcleos contribuyentes de dicha cantidad fueron: Valencia, Vila-real, Ademuz, Castielfabib, Alpuente y Cullera, los musulmanes de Chulilla (del obispado de Valencia), Cabanes, Miravet, Benlloch, Albalat y sus tenencias y Almassora (del obispado de Tortosa), los cristianos y musulmanes de Betxí (del arzobispado de Zaragoza), Cervera y su bailía, Xivert, Culla, Vilafamés, Sueca, Silla, los cristianos y musulmanes de Onda, y las casas y bailías de Valencia y Burriana (de la orden de Montesa), Torrent (de la orden del Hospital), Fadrell y Museros (de la orden de Uclés), y Massamagrell, Massanassa, Xirivella, los cristianos y musulmanes de Bejís y los musulmanes de Bétera (de la orden de Calatrava). 74 ACA, RP, MR, reg. 633, fols. 114v-116r (19-I-1331). Los núcleos contribuyentes de dicha cantidad fueron: Corbera, Montesa, Ontinyent, Bocairent, Biar, Castalla, Penàguila, Xixona y los musulmanes de Bolbaite, I MALLOL 1988, 13 el dinero entre los fines que el monarca o el tesorero real les señalaron y en total, sumando a aquellos 111.502 s. 10,5 d. declarados las cantidades que desconocemos de las localidades que en aquellos momentos estaban en poder de la reina y de la procuración de Orihuela, la cuantía total debía sobrepasar a buen seguro los 160.000 s. Asimismo, también las dos siguientes recaudaciones muestran indicios de la potencia que había alcanzado el monedaje en aquella época. En primer lugar, después de que en enero de 1332 se reconociese como pagado el correspondiente a 132975, el nuevo monarca, Pedro el Ceremonioso, procedió a realizar otra solicitud en 1336, respetando por completo la septenalidad del impuesto. Encargo su gestión, como venía siendo habitual, directamente a diversos porteros reales, en esta ocasión a cuatro de ellos: Bernat Riba para los núcleos del norte del reino hasta el río Uixó, Berenguer Reig del Uixó al Júcar, Lope de Sos más allá del Júcar y García de Moriello en las villas de la reina (Xàtiva, Morella y sus aldeas, Castellón, Sagunto y Alzira) –de los núcleos de la procuración oriolana más allá de Xixona no aparecen datos en los registros, seguramente porque en aquellos momentos habían pasado en su totalidad a manos de los infantes–76. En un principio los porteros debían dirigir el dinero donde les indicara el tesorero real, aunque finalmente recibieron órdenes de ingresarlo en la «taula» del cambista Bernat Joan, en la que los jurados de Valencia habían asegurado a nombre del rey 300.000 sueldos y la recaudación del monedaje debía servir para amortizarlos parcialmente77. Conocemos, en este sentido, los resultados de tres de las recaudaciones efectuadas: 22.057 s. de Bernat Riba «deçà el riu Uixó», 10.552 s. 6 d. de Lope de Sos «dellà Xúquer» y 55.654 s. 2 d. de García de Moriello en los cinco núcleos de la reina78. El total, por lo tanto, sumaba un mínimo de 88.263 s. 8 d., a los que cabía añadir la cantidad colectada entre el Uixó y el Júcar, la parte más poblada del reino, dado que incluía a la capital y su extenso término, y que había sobrepasado los 75.000 s. en el monedaje inmediatamente anterior79. En total, pues, se debieron superar nuevamente los 160.000 s. de recaudación total. Similares resultados ofrece el siguiente monedaje, que debía requerirse en 1343 pero fue adelantado un año, vinculándose a otra operación financiera que implicaba igualmente al rey, a los jurados de Valencia y a un cambista valenciano. En concreto, Pedro el Ceremonioso requirió de los gobernantes de la capital que asumieran el pago de 400.000 s. que debía por el pago de la dote de su tía, la infanta Violante, casada con el noble aragonés Lope de Luna, quien había recibido en prenda una serie de núcleos reales cuya redención interesaba a los citados jurados como líderes del realengo valenciano. Para ello, aparte de ceder las rentas y tributos pagados habitualmente por las localidades hipotecadas, el monarca Perputxent (de la orden del Hospital), Enguera, Orxeta, Vila Joiosa y los musulmanes de Anna (de la orden de Uclés) y los musulmanes de Gartx (del obispado de Valencia). 75 ACA, C, reg. 538, fol. 146r (29-I-1332). 76 ACA, C, reg. 1503, fols. 144r-v, 147r y 150r (4-V-1336) y 152r-v (14-X-1336). Sobre la situación de los núcleos meridionales de la zona oriolana en aquella década, véase: FERRER I MALLOL 2005. 77 ACA, C, reg. 1503, fol. 153v (23-XII-1336). 78 Respectivamente: ACA, RP, MR, reg. 637, fols. 90r-91r (28-VII-1340), 86r-87v (22-VI-1340) y 83v-84v (20-VI-1340). Los núcleos contribuyentes de dichas cantidades fueron: Xàtiva, Morella y sus aldeas, Castellón, Burriana, Vila-real, Sagunto, Alzira, Ontinyent, Castalla, Penàguila, Xixona, los cristianos y musulmanes de Guadalest y los musulmanes de Bolbaite, Cabanes, Miravet, Benlloch, Albalat y sus tenencias y Almassora (del obispado de Tortosa), los cristianos y musulmanes Betxí (del arzobispado de Zaragoza), Cervera y su bailía, Xivert, Culla, Vilafamés, Sueca, Silla, Montesa, los cristianos y musulmanes de Onda y de Perputxent, y la casa y bailía de Burriana (de la orden de Montesa), Fadrell, Enguera, Orxeta, Vila Joiosa y los musulmanes de Anna (de la orden de Uclés) y los musulmanes de Gartx (del obispado de Valencia). 79 En concreto, en 1329 se habían recaudado 76.888 s. en Valencia y su término, Bétera, Bofilla, Museros, Torrent, Massamagrell, Xirivella, Massanassa, Cullera, Alpuente, Ademuz, Castielfabib, Madrona, y Chulilla: ACA, RP, MR, reg. 633, fols. 153r-155v (22-III-1331). 14 solicitó también del brazo real un avance del monedaje, que se concretó en marzo de 1342 y que debía destinarse a pagar parte de los 400.000 s. que los jurados se habían comprometido a satisfacer al cambista Bernat Joan, que era el intermediario de dicha deuda con Lope de Luna80. En consecuencia, en este caso fueron los gobernantes de Valencia los que recibieron la facultad de recaudar directamente el monedaje mediante «lurs deputats», aunque finalmente, al parecer, únicamente los utilizaron para «cullir lo monedatge de la dita ciutat e de son terme», mientras que en el resto del reino recurrieron a los porteros reales Bernat de Riba, Berenguer Reig, Bonanat Donat y Juan Pérez de Cariñena81. En total, lo ingresado en la «taula» de Bernat Joan, según las cuentas presentadas por el propio cambista al maestre racional, ascendió a la cantidad de 135.128 s. 4,5 d., que, en efecto, se destinaron mayoritariamente a pagar la deuda con el citado barón aragonés. Por otra parte, aunque no se explicitaba, cabe inferir que dicha cantidad se refería exclusivamente a la recaudación «de la dita ciutat e de les viles e lochs reyals del dit regne» (Valencia, Xàtiva, Morella y sus aldeas, Burriana, Sagunto, Ademuz, Castielfabib, Alpuente, Alzira, Castalla, Penáguila y Xixona, según se apuntaba en una orden real sobre la cuestión82), además de las localidades de la orden de Santa María de Montesa, a la que también se requirió dicho avance del monedaje83. Por lo tanto, para estimar la cuantía total ingresada en aquella colecta del tributo realizada en 1342-1343 aún cabría sumar lo recaudado en el resto de señoríos de los obispados y las órdenes militares, con lo que probablemente la cifra superaría la notable cantidad de 150.000 s. Dicha suma no volvería a ser alcanzada en posteriores recaudaciones (véase la Tabla 3) y de alguna manera cerraría un ciclo en que el monedaje se había caracterizado por una cierta estabilidad y por un papel destacado en el conjunto de la hacienda real. En efecto, como hemos visto, entre 1296 y 1342 el impuesto cumplió con bastante regularidad su pago septenal (véase la Tabla 1) y su gestión se mantenía en el corazón de la administración real, mediante porteros nombrados directamente por los monarcas. De hecho, las cantidades reunidas a lo largo de todo el período debieron ser notables, como muestran las colectas para las que tenemos datos concretos o estimaciones razonables, que oscilan aproximadamente entre los 130.000 y los 160.000 s. (véase la Tabla 3). Dichas características, no obstante, irían transformándose paulatinamente a partir de mediados del siglo XIV. 3. LAS RECAUDACIONES DE 1349 A 1385: LA PROGRESIVA PÉRDIDA DE IMPORTANCIA Y EL PASO A LA SEXENALIDAD La política autoritaria de Pedro el Ceremonioso dejó su impronta sobre el impuesto del monedaje y, asimismo, fue también una de las principales causas de la guerra de la Unión de 1347-1348, que abatió el Reino de Valencia coincidiendo con el azote poblacional ocasionado por la peste negra. En relación con todo ello, en primer lugar, el monarca trató de solicitar la siguiente colecta del tributo a los seis años, lo que no consiguió en esta ocasión por el contexto bélico, pero acabó convirtiéndose en una norma de facto a partir de entonces. En concreto, a pesar de que en el avance del monedaje de 1342 el rey había concedido un 80 El rey había solicitado dicho acuerdo al menos desde noviembre de 1341, pero no se hizo efectivo hasta marzo de 1342: ACA, C, reg. 1503, fol. 169r (19-X-1341); Archivo Municipal de Valencia, Manuals de Consell, A-4, fols. 32r-v (14-I-1341), 84v-85r (9-XI-1341), 92v (11-XI-1341), 95r-v (15-XII-1341) y 117v118v (11-III-1342). Sobre la cuestión, véase: BAYDAL 2013b, 177 y 238-240. 81 ACA, RP, MR, reg. 640, fols. 29v-30r (15-VI-1348). 82 ACA, C, reg. 1503, fol. 169r (19-X-1341). 83 ACA, C, reg. 1503, fol. 170r (9-VII-1342). 15 privilegio que dejaba claro que en realidad debía pagarse en 1343 y que el siguiente no debería volver a solicitarse hasta siete años después, en 135084, lo cierto es que ya a principios de 1348 comisionó al portero Bernat de Riba para proceder a su recaudación85. No obstante, a buen seguro por los duros enfrentamientos militares que se produjeron a lo largo de aquel año entre unionistas y realistas, la orden no se materializó y la colecta no pudo iniciarse hasta 1349, una vez acabada la guerra en favor del Ceremonioso, con un nuevo comisionado. En este caso el elegido fue el jurista y consejero real Arnau Joan, uno de los principales ejecutores de la represión real en el Reino de Valencia tras el conflicto, que recibió el mandato de destinar el dinero reunido al pago pendiente de la dote de la esposa del citado monarca, la reina Leonor, que había fallecido durante la epidemia de peste86. Además, también fue instado a requerir el pago del monedaje de las aljamas valencianas de judíos, cosa que la Corona no había intentado al menos desde finales del siglo XIII, cuando, como hemos apuntado más arriba, había quedado clara su franqueza general. Ahora la petición también acabó sobreseyéndose ante la presentación de los privilegios de las aljamas87, pero el requerimiento continuó repitiéndose en las colectas posteriores, en la línea de endurecimiento fiscal practicada por el Ceremonioso, aunque al parecer sin éxito88. Por otra parte, la recaudación presentada por Arnau Joan al maestre racional muestra un elocuente descenso respecto a anteriores recaudaciones (véase la Tabla 3), como más que probable resultado de las dificultades demográficas causadas por la guerra y la pandemia. En concreto, la suma reunida en el conjunto contribuyente del reino, «en les ciutats de València e de Xàtiva e en los altres lochs, axí reyals com d’órdens», fue de 116.095 s.89, una suma, no obstante, todavía considerable y que repuntó en las dos siguientes colectas, seguramente en consonancia con una progresiva recuperación poblacional. Así, en la de 1355 se recaudaron 126.045 s. en los núcleos contribuyentes al monarca90 y en la de 1361 fueron 139.069 s. Como se observa, además, en dichas ocasiones 84 Archivo Municipal de Valencia, Privilegios reales, Pedro el Ceremonioso, nº 40 (31-III-1342). ACA, C, reg. 1503, fol. 161r (1-I-1348). 86 ACA, C, reg. 1314, fol. 17r-v (30-IX-1349). 87 Arnau Joan acabó recibiendo órdenes de no compeler a las aljamas de judíos de Valencia, Xàtiva y Sagunto: ACA, C, reg. 1314, fols. 37v (28-IV-1351) y 131v-132r (10-VI-1351). 88 No aparecen en los rendimientos de cuentas de los monedajes posteriores y en 1372, por ejemplo, se dio orden de respetar la exención que tenían los judíos en el caso de Gandia: LÓPEZ ELUM 1972, 367. 89 ACA, RP, MR, reg. 642, fols. 321v-325r (10-III-1357). Los núcleos contribuyentes de dicha cantidad fueron: Valencia, Xàtiva, Morella y sus aldeas, Sagunto, Alzira, Ademuz, Castielfabib, Alpuente y Alcaissia d’en Romaní, Moncada, Carpesa, Borbotó, Binata y Massarrojos (de la orden de Santiago), los cristianos y musulmanes de Bejís (de la orden de Calatrava) y las aljamas musulmanas de Chulilla (del obispado de Valencia) y de Valencia, y el resto de lugares contribuyentes tanto desde Morella al río Uixó como desde el Júcar hasta Xàtiva, entre los que probablemente quedaban incluidos Cabanes, Miravet, Benlloch, Albalat y sus tenencias y Almassora (del obispado de Tortosa), los cristianos y musulmanes de Betxí (del arzobispado de Zaragoza) y Cervera y su bailía, Xivert, Culla, Vilafamés, los cristianos y musulmanes de Onda y las casas y bailías de Burriana y de Valencia (de la orden de Montesa). 90 ACA, RP, MR, reg. 644, fols. 6r-8v (12-IV-1362); veánse los análisis al respecto de: RUSSELL 1962; LÓPEZ ELUM 1972, 355-359, 446, 453, 509 y 552. Los núcleos contribuyentes que gestionó Arnau de Valleriola fueron: Valencia, Xàtiva, Morella y sus aldeas, Sagunto, Alzira, Ademuz, Castielfabib, Alpuente y Xixona, Montesa y Silla (de la orden de Montesa), Enguera, Orxeta y Vila Joiosa (de la orden de Uclés), los cristianos y musulmanes de Bejís (de la orden de Calatrava), los musulmanes de Chulilla (del obispado de Valencia) y de Montroi y Perputxent (de la orden de Montesa), y el resto de lugares desde Morella hasta el río Uixó, entre los que probablemente quedaban incluidos Cabanes, Miravet, Benlloch, Albalat y sus tenencias y Almassora (del obispado de Tortosa), los cristianos y musulmanes de Betxí (del arzobispado de Zaragoza) y Cervera y su bailía, Xivert, Culla, Vilafamés, los cristianos y musulmanes de Onda y las casas y bailías de Burriana y de Valencia (de la orden de Montesa). 85 16 Pedro el Ceremonioso sí que consiguió cobrar el monedaje cada seis años, en el primero de los casos tras solicitarlo en verano de 1355 para obtener ingresos con los que regresar de su expedición personal a la isla de Cerdeña, cediendo directamente la gestión del tributo al cambista Arnau de Valleriola, que ejercía en aquellos momentos como su principal financiero en el Reino de Valencia91. Valleriola encargó la recaudación a una serie vecinos de las diferentes localidades impositoras y contó también con la ayuda de dos porteros reales, Bernat de Riba y Rodrigo de Vergayç, para realizar la rebusca del monedaje, ordenada ya en abril de 135692. Por otra parte, en el caso de 1361 el monedaje fue requerido en mayo de aquel año, en plena guerra de Castilla y avanzando nuevamente el término establecido, como «senyalat servey», según se reconocía en la petición realizada al abad de Benifassà: «vullats fer anticipar per vostres hòmens lo morabatí a nós primer pertanyent a aquells, segons que les altres persones ecclesiàstiques del dit regne han-nos atorgat»93. El colector encargado fue el baile general del reino Francesc Marrades, que también recurrió a una serie de vecinos subcolectores y, como hemos indicado, casi se alcanzaron de nuevo los 140.000 s.94 No obstante, a partir de entonces el monto de las recaudaciones comenzó a descender, coincidiendo con la franqueza de monedaje que el Ceremonioso concedió a la ciudad de Valencia para recompensar su lealtad tras resistir los dos asedios de Pedro el Cruel de 1363 y 136495. En concreto, en mayo de este último año otorgó una remisión perpetua del monedaje a los residentes «dins los murs de la ciutat» –no así a los del término municipal–, a pesar de reconocer que «açò li sia fort damnós», ya que, no en vano, en las dos anteriores recaudaciones su aportación, con más de 4.700 familias contribuyentes, había supuesto unos 33.000 s., prácticamente una cuarta parte del total del tributo96. Además, en la colecta de 1361 el monarca también dio unas últimas ordenanzas a los recaudadores del impuesto sobre los sujetos contribuyentes, especificando que los hermanos legatarios de un patrimonio indiviso solo debían pagar como una familia y que las mujeres con bienes parafernales o los «familiars» y servidores con bienes mínimos para contribuir debían hacerlo por sí solos97. De aquella manera quedaba prácticamente cerrada la definición de la casuística de los que debían pagar en cada monedaje, que fue compilada en el siglo XVI por Pere Jeroni Tarazona, basándose en las diferentes aclaraciones y declaraciones que los monarcas habían realizado desde época de Jaime II98. No en vano, a partir de la franqueza conseguida por la ciudad de Valencia en 1364 el monedaje comenzó a perder importancia en el conjunto de ingresos de la hacienda real, justo cuando empezó a cristalizar un nuevo sistema fiscal en el Reino de Valencia basado en la concesión de donativos generales en las Cortes, gestionados por la Diputación del General, y el recurso permanente a nivel municipal a la fiscalidad indirecta y a la emisión 91 ACA, RP, MR, reg. 644, fols. 6r-8v (12-IV-1362). En el caso de la ciudad de Valencia se concedió en octubre de 1355 una prórroga de seis meses para iniciar la recaudación, pero finalmente, vistas las urgencias económicas del rey, se ordenó colectarlo ya a principios de 1356: ACA, C, reg. 1314, fols. 52r (11-I-1356), 52v (12-I-1356) y 56r-57r (5-II-1356). 92 ACA, RP, MR, reg. 644, fols. 6r-8v (12-IV-1362); ACA, C, reg. 1314, fol. 59v (16-IV-1356). 93 El abad de Benifassà, como hemos indicado anteriormente, tenía traspasado el monedaje de sus posesiones, por lo que probablemente se negó a cederlo y generó una petición explícita por parte del Ceremonioso: ACA, C, reg. 1314, fol. 93v (29-V-1361). 94 Veánse los análisis al respecto de: RUSSELL 1962; LÓPEZ ELUM 1972,1972: 359-364, 447, 453, 509 y 552. Los núcleos contribuyentes al monarca fueron los mismos que en 1355. Además, también se reunieron 4.998 s. en Llíria y el Puig, que estaban asignados a la reina (4.396 s.) y al convento de clarisas de Xàtiva (602 s.): ACA, RP, MR, reg. 644, fols. 204r-205r (5-IV-1365). 95 ALANYÀ 1515, Petri secundi, XCVI (2ª numeración) (9-V-1364). 96 RUSSELL 1962, 496. 97 ALANYÀ 1515, Petri secundi, CXIIII (2ª numeración) (11-VIII-1361). 98 TARAZONA 1580, 107-109; veánse las consideraciones al respecto de: LÓPEZ ELUM 1972, 324-327. 17 de deuda pública para sostener los continuos subsidios pagados a la Corona99. De hecho, la recaudación prevista del siguiente monedaje, pagado en 1367, se tuvo que poner como garantía ante «los deputats del General del dit regne», para que continuaran pagando el ejército de caballeros que los estamentos del reino mantenían en Castilla por la guerra con el mencionado Pedro el Cruel100. Nuevamente, el encargado de la colecta fue el baile general del reino, Francesc Marrades, con sus correspondientes subcolectores, al que se sumó el baile general de la zona oriolana «dellà Xixona», Juan de Olite101. No obstante, desconocemos los resultados de la recaudación102, que, por otro lado, generó protestas por parte de los jurados y prohombres de Morella, «al·legants que·l dit murabatí no és a temps de collir», ante la sexenalidad que Pedro el Ceremonioso había aplicado otra vez en su petición, ya de una manera reiterada desde 1355. Con todo, la respuesta del monarca fue firme –«si la dita col·lecta no fos en aquest temps fahedora, nós no faríem collir lo dit morabatí»– y ordenó seguir con la recaudación «sots encorriment de la nostra ira e indignació»103. El episodio se repitió en el siguiente monedaje, que el Ceremonioso solicitó en septiembre de 1372, a los cinco años del anterior, aunque se fuera haciendo efectivo a lo largo de 1373. Ante dicha situación, nuevamente fueron los gobernantes de Morella los que alzaron su voz, «allegando et pretendendo dictum morabatinum non debere colligi usque in anno primo venturo». Sin embargo, el rey volvió a negar cualquier cambio, argumentando que no realizaban correctamente el cómputo de los años: «que allegatio est multum iniusta quam si numeravissetis recte et modo quo decet septennarios dicti morabatini et incepissetis ipsorum compotum et numerum ab illo tempore acta quo est incipiendum invenissetis clare dictum morabatinum esse hoc anno colligendum»104. No obstante, en las Cortes de 1374 los representantes del brazo real –los de la ciudad de Valencia, «per interés dels lochs de la sua contribució», Xàtiva y el resto de villas del monarca– elevaron un agravio pidiendo que se respetara la septenalidad del impuesto: «lo dit morabatí se deja collir e levar solament de set en set anys; e los col·lectors o deputats per lo senyor rey a la cullita del morabatí que de present se cull hajen prevengut lo dit temps e·s sien cuytats de dos anys a la dita col·lecta, com no haja sinó cinch anys passats de la altra prop passada col·lecta a ençà»105. El infante Juan, que presidía la asamblea, aceptó la petición –«sia servat lo compte segons que és acostumat de fer en set anys e no abans»–, pero en realidad los recaudadores ya habían cobrado prácticamente la totalidad del monedaje –«han cullit quasi tot lo dit morabatí, faén un compte del dit temps a lur propòsit»– y, de hecho, ya se habían nombrado porteros para la «rebusca» final de los pagos pendientes106. 99 SÁNCHEZ MARTÍNEZ, FURIÓ y SESMA 2008. ACA, C, reg. 1314, fols. 113v-114r (13-XI-1366). 101 ACA, C, reg. 1314, fols. 113r-v (3-XI-1366), 115v (27-I-1367) y 150r (10-X-1368). 102 Únicamente tenemos datos de los 5.467 s. recogidos en Alcoy y las alquerías de Barxell y Xirillén, Gorga, Travadell, el valle de Seta y los 1.246 s. de Penàguila, que pertenecían todos ellos a la reina (excepto 1.826 s. 8 d. de la primera cantidad, asignados al convento de clarisas de Xàtiva): ACA, RP, MR, fols. 27r-28v (8 y 10-II-1370). Asimismo, el portero Lope de Sos también certificó ante el maestre racional el resultado de la rebusca del monedaje realizada a partir de septiembre de 1368, con un total de 5.948 s. 7 d.: ACA, RP, MR, reg. 645, fols. 285v-286v (1-IX-1369). 103 ACA, C, reg. 1314, fols. 115v-116r (4-II-1367). A pesar de la reacción real, aquel mismo año el barón de Jérica dio una carta puebla en que se indicaba claramente que los nuevos pobladores de la localidad debían pagar «de set en set anyos monedatge, según por todo el reino lo pagan, en tiempo que los lugares del Reino de Valencia lo pagan»: GUINOT 1991, doc. 280 (12-IV-1367). 104 ACA, C, reg. 1314, fol. 160v (2-III-1372). 105 GARCIA EDO 2016, doc. 1985 (6-VII-1374). 106 A Ramon Badia «citra Uxonem» y Pere de Flandes «ultra Uxonem»: ACA, C, reg. 1241, fols. 9v-10r (20VI-1374). 100 18 En esta ocasión sí que conocemos el resultado de la colecta, comisionada al escribano real Domingo Borràs y el ciudadano de Valencia Guillem Mir, que debían destinar el dinero reunido a pagar los préstamos solicitados en nombre del rey por el baile general del reino, Francesc Marrades, y el maestre racional, Berenguer de Codinachs, con el objetivo de hacer frente a «lo fet de Molina» y conseguir que la villa permaneciera bajo señorío aragonés107. Concretamente, los cuatro porteros reales con los que contaron para la recaudación (Pere de Flandes, Guillem Sorio, Nicolau Foguet y Rodrigo de Vergayç) colectaron 100.796 s. 6 d., mostrando así claramente el importante descenso del valor del monedaje tras la exención de la ciudad de Valencia intramuros. De hecho, a partir de aquella colecta de 1372-1373 en las cantidades totales presentadas al maestre racional quedaban ya incluidas por primera vez las localidades de la procuración oriolana, pero, aun así, teniendo en cuenta el incesante desgaste de la extensión del realengo valenciano, el descenso era muy notorio respecto a los monedajes que hemos podido documentar en las décadas centrales del siglo XIV108. No en vano, a partir de la siguiente colecta, la de 1379, el monedaje disminuyó aún más, hasta los 81.746 s.109, una suma en torno a la que se estabilizó el impuesto durante más de ochenta años, hasta mediados del siglo XV (véase la Tabla 3)110. Además, como había sucedido de manera recurrente desde la década de 1360, los comisionados para gestionar la recaudación fueron los bailes generales del reino, Francesc Marrades y Domingo Borràs – que había pasado de escribano a baile general de la zona oriolana «dellà Xixona»–111, lo que también se repetiría a partir de entonces, según muestra la documentación analizada por Pedro López Elum (1972: 371-399). Se pasaba así, por lo tanto, de una gestión muy ligada a las decisiones centrales de la monarquía, que la solía encargar directamente a sus porteros o la vinculaba a cambistas que tenían asignados sus resultados como consecuencia de alguna operación financiera relacionada con las urgencias económicas de las arcas reales, a un tratamiento ordinario y descentralizado, en plena consonancia con las transformaciones 107 ACA, C, reg. 1314, fols. 156v-157r (22-IX-1372), 171v-172r (15-XII-1372), 180v-182r (15-IV-1373) y 186v (15-IV-1373); reg. 1241, fols. 9v-10r (20-VI-1374). 108 ACA, RP, MR, Libros de albalaes, reg. 649, fols. 255r-256r (16-III-1380). En la rendición de cuentas de Domingo Borràs se incluían como núcleos contribuyentes: el término de Valencia, Xàtiva, Alzira, Sagunto, Ademuz, Castielfabib, Xixona, Orihuela y Alicante, Perputxent y Montesa (de la orden homónima), Enguera, Orxeta y Vila Joiosa (de la orden de Uclés), Bejís (de la orden de Calatrava) y Chulilla y Villar (del obispado de Valencia). No obstante, en el registro seguramente se obvió, por error, a Rodrigo de Vergayç, uno de los «IIII sotscullidors» de los que se hablaba, que sí que aparece, por ejemplo, en las referencias analizadas por LÓPEZ ELUM 1972, 365-367, 448-449, 453, 509 y 552; dicho portero debió recaudar el monedaje de los núcleos reales y eclesiásticos del norte valenciano, entre los que probablemente quedaban incluidos Morella y sus aldeas, Cabanes, Miravet, Benlloch, Albalat y sus tenencias y Almassora (del obispado de Tortosa), Betxí (del arzobispado de Zaragoza) y Cervera y su bailía, Xivert, Culla, Vilafamés y Onda (de la orden de Montesa). Por otra parte, el portero de la reina Leonor, Simón Martí, reunió 11.032 s. en los lugares de Llíria, El Puig, Ontinyent y Bocairent, que pertenecían a la misma: ACA, RP, MR, reg. 647, fols. 144v-145r (7-V-1375). 109 LÓPEZ ELUM 1972, 368-371, 450, 453, 509 y 552. Los núcleos contribuyentes fueron los mismos que los de la anterior recaudación, pero en este caso se eximió a los habitantes de Sagunto y también a los de los numerosos lugares de la orden de Montesa, que, según se indicaba, se encontraban en «peioris condicionis» que los del resto del reino: ACA, C, reg. 1241, fol. 35r-v (13-IV-1379). 110 Las sumas de las colectas posteriores de las que tenemos datos fueron: 82.222 s. en 1385, 82.783 s. 2 d. en 1415, 84.731 s. 5 d. en 1427, 92.166 s. 5 d. en 1439 y 82.099 s. 6 d. en 1451. Más adelante, fueron aún menores: 59.977 s. 9 d. en 1469, 65.152 s. 6 d. en 1493, 64.413 s. 2 d. en 1499 y 68.048 s. 2 d. en 1505. Véanse, al respecto, la Tabla 3 y los datos ofrecidos por: LÓPEZ ELUM 1972, 552-559. 111 ACA, C, reg. 1241, fols. 26v-27r (8-V-1378). En la misma carta de comisión se asignaba un notario, Pere de Montsó, y dos porteros reales, Jaume Savila y Bernat de Sabrià, para auxiliar a Marrades en la recaudación. Por otra parte, el dinero debía ingresarse en la «taula de canvis» de los financieros barceloneses Pere Descaus y Andreu Solivella. 19 administrativas de la Corona a finales del siglo XIV y también con la pérdida de relieve del monedaje en el conjunto de la hacienda real que se produjo por entonces. Dicho proceso se vio complementado y culminado por una estabilización total en la periodicidad de la recaudación del tributo, fijada ahora, como había venido ocurriendo de facto desde 1355 –aunque con protestas–, en seis años, en vez de los siete que originalmente indicaba el privilegio de creación. En relación con ello, ante las nuevas quejas que los gobernantes de Xàtiva y Morella elevaron al rey en marzo de 1379, alegando que la «ultima collecta dicti morabatini facta fuerit in anno Mº CCCº LXXIIIº et ab illo tempore citra nondum fuerit sextus annus transactus»112, Pedro el Ceremonioso decidió realizar sendas declaraciones públicas, una para el impuesto sobre las tierras aragonesas y catalanas donde corría la moneda jaquesa –en las que al parecer también se produjo entonces un cambio de la septenalidad a la sexenalidad– y otra para el Reino de Valencia, con el objetivo de que a partir de entonces se efectuara un cómputo que en la práctica equivalía a recaudar siempre el monedaje cada seis años113. Así, en un ejercicio de malabarismo y autoritarismo político, decretaba que desde aquel mismo momento el último año de cada colecta fuera contabilizado como el primero de la siguiente, como, según explicaba –mintiendo a todas luces– había sucedido durante su reinado. En concreto (véase el Documento 1 del Apéndice documental), alegaba que el primer monedaje de su reinado se había solicitado en 1336, por lo que, contándolo como primer año de un septenio, este había cumplido en 1342, cuando, en efecto, se había solicitado una nueva contribución –obviando por completo que entonces se había dejado muy claro que se estaba adelantando un año–. A continuación, decía, los siguientes septenios habían vencido y a la vez comenzado su cómputo en 1348, 1354, 1360, 1366, 1372 y 1378, por lo que el cobro que se estaba realizando en aquellos mismos momentos de 1379 era completamente válido y en las colectas sucesivas debía continuar realizándose aquel cálculo que convertía los teóricos septenios en peticiones cada seis años. En efecto, es lo que pasó a partir de entonces de manera invariable hasta el siglo XVIII, como sucedió con la siguiente recaudación de 1385. Asimismo, en esta colecta también se repitió la comisión al baile general y la suma reunida volvió a rondar los 80.000 s. (véanse las Tablas 2 y 3)114. En definitiva, el monedaje, tras la progresiva mengua de núcleos contribuyentes, el proceso de definición de los sujetos impositores, la pérdida de su importancia global ante los cambios producidos en el sistema fiscal, la regulación de su periodicidad y el paso a la gestión por parte de la bailía general del reino, donde se controlaban el conjunto de rentas reales del territorio valenciano115, se convirtió en un tributo sexenal ordinario que, aunque no fuera excesivamente relevante, aseguraba una cantidad periódica de dinero a la Corona y recordaba permanentemente su regalía monetaria. 4. CONCLUSIONES A través del análisis de las veinte primeras recaudaciones del monedaje o morabatí en el Reino de Valencia, desde su instauración en 1266 hasta 1385, hemos asistido a un progresivo proceso de concreción, definición y delimitación del impuesto en muchos 112 ACA, C, reg. 1241, fol. 33r-v (1-III-1379). La declaración relativa al impuesto sobre la moneda jaquesa en: ACA, C, reg. 1241, fols. 38r-39v (1-III1379). La relativa a la valenciana, que hemos transcrito en el Documento 1 del Apéndice documental, en: ACA, reg. 1241, fols. 40v-42v (11-V-1379). 114 ACA, C, reg. 1241, fol. 74v (23-III-1384); LÓPEZ ELUM 1972, 371-375, 451, 453, 509 y 552. Los núcleos contribuyentes fueron, al parecer, los mismos que en las dos anteriores colectas, con la excepción de Orihuela, que recibió una franqueza perpetua de monedaje en 1380: FERRER I MALLOL 1988, 164. 115 Así, por ejemplo, en un inventario realizado por el baile general Joan Mercader en 1412, el monedaje quedaba incluido entre las rentas del patrimonio real del Reino de Valencia: GUINOT 1992b. 113 20 aspectos. Por ejemplo, en cuanto a los sujetos contribuyentes, mediante una serie de ordenanzas y declaraciones realizadas por los monarcas hasta 1361, en las que aquí no hemos entrado a fondo, pero que fueron posteriormente compiladas en el cuerpo foral valenciano. Personalmente, ni los caballeros ni los eclesiásticos pagaban el tributo –aunque durante un tiempo se obligó a los tonsurados que no ejercían los oficios eclesiásticos–, mientras que el resto de unidades familiares del reino, si no habían recibido una exención real y en el caso de que tuvieran un patrimonio valorado en un mínimo de 105 sueldos, debían contribuir con 7 sueldos en cada colecta –aunque en ocasiones los recaudadores podían realizar reducciones, en función de las circunstancias personales–. Por otra parte, también durante aquel período se concretó el repartimiento del tributo, que se pagaba en todo el reino de manera general, entre los diferentes señores. Los nobles y caballeros lo retuvieron desde un principio en sus «lochs termenats», con jurisdicción autónoma, mientras que en teoría lo debían dar al rey en los lugares y alquerías que tenían en el interior de las contribuciones municipales de las localidades de realengo. No obstante, en 1317 la Corona ordenó que pudieran retenerlo en todos aquellos núcleos que ya estaban poblados en el momento de la conquista y posteriormente otorgó numerosos traspasos del monedaje a los señores de dichas posesiones, aunque no fueran caballeros, sino ciudadanos o habitantes de villas. Finalmente, por lo que respecta a la Iglesia, el monedaje de los lugares de los monasterios fue cedido a los abades correspondientes prácticamente desde el inicio, mientras que el de los obispados y las órdenes militares fue retenido por los monarcas. Con todo, el obispado de Valencia acabó recibiendo el tributo de sus señoríos cristianos y las órdenes del Hospital y el Temple pudieron acceder a la mitad de la recaudación, una situación que acabó heredando la orden de Santa María de Montesa a partir de 1319. No en vano, en aquellos comienzos del impuesto la negociación con los diferentes agentes políticos del territorio estuvo siempre muy presente, en especial con las ciudades y villas reales, que eran el núcleo fundamental de contribución a la Corona. De hecho, el monedaje nació en un acto de negociación político-fiscal entre el monarca y el brazo real en 1265-1266, como una forma de subsidio que subvenía una determinada urgencia bélica y financiera de Jaime I, y con posterioridad, hasta finales de la década de 1280, también estuvo frecuentemente vinculado a servicios ofrecidos en negociaciones parlamentarias, que en ocasiones significaban un avance del período de recaudación. No obstante, entre finales del siglo XIII y mediados del XIV el cobro del monedaje se realizó de una manera más ordinaria y respetando habitualmente la septenalidad establecida, aunque también, como sucedió en 1303, 1319 o 1342, el brazo real concedió adelantamientos del pago o accedió a vincularlo a operaciones financieras realizadas por los monarcas. Finalmente, sin embargo, a lo largo del reinado de Pedro el Ceremonioso se acabó toda negociación en torno al monedaje, en primer lugar como consecuencia de su política autoritaria y en segundo lugar por la paulatina pérdida de valor del tributo. Dicha mengua se fue produciendo, posiblemente, como fruto del proceso de delimitación del sujeto imponible y de traspaso de la recaudación a numerosos señores o miembros de la casa real, pero, en especial, como resultado de una incesante disminución del realengo durante casi todo el siglo XIV, combinada con la franqueza de monedaje otorgada en 1364 al principal núcleo del reino, la ciudad de Valencia intramuros, que significaba prácticamente una cuarta parte de la colecta. Así, de resultados que sobrepasaban los 140.000 s. para las arcas regias se pasó, a partir de la década de 1370, a sumas que se situaban en torno a los 80.000 s. En este sentido, cabe indicar que el retroceso de la importancia del monedaje en el conjunto de la hacienda real coincide justamente con toda una serie de transformaciones que comportaron la preeminencia de las imposiciones indirectas, la deuda pública y los donativos generales de Cortes en el sistema de contribución 21 fiscal a la Corona en el Reino de Valencia. Por otra parte, no obstante, Pedro el Ceremonioso pudo resarcirse en parte de aquella gradual reducción del tributo rebajando un año la periodicidad de su recaudación, primero, desde la década de 1350, por la fuerza de los hechos y, finalmente, en 1379, mediante una declaración pública que fijó la sexenalidad del cobro para la posteridad. Todo ello también fue acompañado por una descentralización de la gestión del monedaje. En un principio la Corona encargó directamente su recaudación a oficiales de la casa real, sobre todo a porteros, aunque también contó con la intervención de diputados elegidos por los núcleos reales, cuando el tributo se asociaba a un servicio del brazo real, o de cambistas y ciudadanos, si formaba parte de alguna operación financiera a la que había sido vinculado. Con todo, a partir de la década de 1360 y especialmente a partir de la fijación de la sexenalidad y la pérdida de valor del tributo, la recaudación se transfirió al ámbito de gestión del baile general del reino, en plena consonancia con el conjunto de cambios que afectaron a la naturaleza del monedaje en aquella época. En suma, analizando las veinte primeras recaudaciones del impuesto a través de los registros de Cancillería y del Maestre Racional conservados en el Archivo de la Corona de Aragón, en conjunción con los estudios ya realizados y otra documentación complementaria, hemos podido observar la evolución del monedaje o morabatí entre el último tercio del siglo XIII y finales del XIV, identificando toda una serie de transformaciones y desarrollos desconocidos hasta el momento. TABLAS TABLA 1. AÑOS DE PETICIÓN DEL MONEDAJE ENTRE 1266 Y 1385 Año de petición 1266 Observaciones Prometido en noviembre de 1265 e instaurado oficialmente en abril de 1266 1271 Adelantado dos años, vinculado al servicio de las Cortes de Valencia de 1271, prorrogando a los nueve años el siguiente pago Pago ordinario según la septenalidad Adelantado tres años, vinculado al servicio del Parlamento de Valencia de 1283, sin prorrogar el siguiente pago Adelantado dos años, vinculado al servicio de las Cortes de Monzón de 1289 y el Parlamento de Valencia de 1290, prorrogando a los nueve años el siguiente pago No se cumple la prórroga de nueve años y se paga a los siete, con el nuevo reinado de Jaime II Pago ordinario, en principio. Con posterioridad se reconoce como pagado en 1301 por los escasos resultados del servicio de las Cortes de Valencia de 1301-1302 Pago ordinario según la septenalidad Pago ordinario según la septenalidad Adelantado tres años, a ruegos de Jaime II, por sus deudas, prorrogando a los diez años el siguiente pago Pago ordinario según la septenalidad Pago ordinario según la septenalidad Adelantado un año, a ruegos de Pedro el Ceremonioso, por sus deudas, prorrogando a los ocho años el siguiente pago No se cumple la prórroga de ocho años y se solicita a los seis, aunque finalmente, por la guerra de la Unión, se cobra a los siete Adelantado un año por parte de Pedro el Ceremonioso, sin conceder prórroga 1280 1284 1289 1296 1303 1308 1315 1319 1329 1336 1342 1349 1355 22 1361 1367 1373 1379 1385 Adelantado un año por parte de Pedro el Ceremonioso, sin conceder prórroga Adelantado un año por parte de Pedro el Ceremonioso, sin conceder prórroga Adelantado un año por parte de Pedro el Ceremonioso, sin conceder prórroga Adelantado un año por parte de Pedro el Ceremonioso, que fija por entonces un nuevo cómputo de los septenios, resultante en una sexenalidad efectiva Pago ordinario según la nueva sexenalidad oficial. A partir de entonces siempre se pagará cada seis años TABLA 2. CANTIDADES Y LUGARES DOCUMENTADOS DE CONTRIBUCIÓN AL REY EN LOS MONEDAJES DEL REINO DE VALENCIA ENTRE 1266 Y 1385116 Año 1266 Cantidad c. 142.150 s. (previsión del conjunto del reino) Realengo Valencia, Xàtiva, Morella y aldeas, Sagunto, Segorbe, Alzira, Peñíscola y aldeas, Castellón, Burriana, Onda, Llíria, Ademuz, Castielfabib, Alpuente, Cullera, Corbera, Llutxent, Gandia, Albaida, Ontinyent, Bocairent, Cocentaina, Alcoi, Dénia, Castalla, Xixona Valencia, Morella y aldeas, Sagunto, Castellón, Burriana, Llíria, Ademuz, Castielfabib, Alpuente, Biar, Castalla, Xixona, Uixó, Madrona, Gallinera 1308 73.712 s. 6d. («citra Xucarum») 1329 111.502 s. 10,5 d. («citra» y «ultra Xucarum», sin las seis villas de la reina) Valencia, Vila-real, Ademuz, Castielfabib, Alpuente, Cullera, Corbera, Montesa, Ontinyent, Bocairent, Biar, Castalla, Penàguila, Xixona, Bolbaite 1336 88.263 s. 8 d. («citra Uxonem» y «ultra Xucarum», más las cinco villas de la reina) Xàtiva, Morella y aldeas, Castellón, Burriana, Vila-real, Sagunto, Alzira, Ontinyent, Castalla, Penàguila, Xixona, Bolbaite, Guadalest 116 Iglesia Posesiones de los obispados, órdenes militares y monasterios Cervera y bailía, Vilafamés, Onda, Torrent, Silla, Casa y bailía del Hospital en Valencia y Burriana, Peñíscola y aldeas, Ares, Coves y tenencia, Culla y tenencia, Moncada y bailía, Casa y bailía del Temple en Valencia y Burriana, Cabanes, Miravet, Benlloch, Albalat y sus tenencias, Almassora, Betxí, Fadrell, Museros, Massamagrell, Massanassa, Xirivella, Bétera, Bejís, Puçol, Albal, Chulilla Cervera y bailía, Xivert, Culla, Vilafamés, Sueca, Silla, Onda, Casa y bailía de Montesa en Valencia y Burriana, Torrent, Fadrell, Museros, Cabanes, Miravet, Benlloch, Albalat y sus tenencias, Almassora, Betxí, Fadrell, Massamagrell, Massanassa, Xirivella, Bétera, Bejís, Chulilla, Enguera, Anna, Orxeta, Vila Joiosa, Perputxent, Gartx Cervera y bailía, Xivert, Culla, Vilafamés, Onda, Casa y bailía de Montesa en Burriana, Cabanes, Miravet, Benlloch, Albalat y sus tenencias, Almassora, Betxí, Fadrell, Montesa, Enguera, Anna, Orxeta, Vila joiosa, Perputxent, Gartx La lista del realengo de 1266 ha sido extraída de las listas de petición de questias reales de 1262 y 1272: ACA, C, reg. 8, fols. 61v-62r; reg. 18, fols. 31v-32r. Las cantidades a partir de 1355 se extraen de: LÓPEZ ELUM 1972. El resto de datos, de las referencias citadas en el presente trabajo. 23 1342 135.128 s. 4,5 d. (realengo completo y la orden de Montesa) 116.095 s. («citra» y «ultra Xucarum») Valencia, Xàtiva, Morella y aldeas, Burriana, Sagunto, Ademuz, Castielfabib, Alpuente, Alzira, Castalla, Penáguila, Xixona, Madrona Valencia, Xàtiva, Morella y aldeas, Sagunto, Alzira, Ademuz, Castielfabib, Alpuente, Alcaissia d’en Romaní 1355 126.045 s. («citra» y «ultra Xucarum») Valencia, Xàtiva, Morella y aldeas, Sagunto, Alzira, Ademuz, Castielfabib, Alpuente, Xixona 1361 139.069 s. («citra» y «ultra Xucarum») Valencia, Xàtiva, Morella y aldeas, Sagunto, Alzira, Ademuz, Castielfabib, Alpuente, Xixona 1373 100.796 s. (conjunto del reino) Término de Valencia, Xàtiva, Morella y aldeas, Alzira, Sagunto, Ademuz, Castielfabib, Xixona, Orihuela, Alicante 1379 81.746 s. (conjunto del reino, sin Sagunto ni la orden de Montesa) 82.222 s. (conjunto del reino) Término de Valencia, Xàtiva, Morella y aldeas, Alzira, Ademuz, Castielfabib, Xixona, Orihuela, Alicante 1349 1385 Término de Valencia, Xàtiva, Morella y aldeas, Alzira, Sagunto, Ademuz, Castielfabib, Xixona, Alicante Cervera y bailía, Xivert, Culla, Vilafamés, Onda, Casa y bailía de Montesa en Valencia, Burriana, Silla, Sueca, Montesa Cervera y bailía, Xivert, Culla, Vilafamés, Onda, Casa y bailía de Montesa en Valencia y Burriana, Cabanes, Miravet, Benlloch, Albalat y sus tenencias, Almassora, Betxí, Bejís, Chulilla, Moncada, Carpesa, Borbotó, Binata, Massarrojos Cervera y bailía, Xivert, Culla, Vilafamés, Onda, Casa y bailía de Montesa en Valencia y Burriana, Montesa, Silla, Cabanes, Miravet, Benlloch, Albalat y sus tenencias, Almassora, Betxí, Bejís, Chulilla, Moncada, Carpesa, Borbotó, Binata, Massarrojos, Enguera, Montroi, Orxeta, Vila Joiosa, Perputxent Cervera y bailía, Xivert, Culla, Vilafamés, Onda, Casa y bailía de Montesa en Valencia y Burriana, Montesa, Silla, Montroi, Cabanes, Miravet, Benlloch, Albalat y sus tenencias, Almassora, Betxí, Bejís, Chulilla, Moncada, Carpesa, Borbotó, Binata, Massarrojos, Enguera, Orxeta, Vila Joiosa, Perputxent Cervera y bailía, Xivert, Culla, Vilafamés, Onda, Casa y bailía de Montesa en Valencia y Burriana, Montesa, Silla, Cabanes, Miravet, Benlloch, Albalat y sus tenencias, Almassora, Betxí, Bejís, Chulilla, Villar, Moncada, Carpesa, Borbotó, Binata, Massarrojos, Enguera, Orxeta, Vila Joiosa, Perputxent Cabanes, Miravet, Benlloch, Albalat y sus tenencias, Almassora, Betxí, Bejís, Chulilla, Villar, Moncada, Carpesa, Borbotó, Binata, Massarrojos, Enguera, Orxeta, Vila Joiosa, Perputxent Cervera y bailía, Xivert, Culla, Vilafamés, Onda, Casa y bailía de Montesa en Valencia y Burriana, Montesa, Silla, Cabanes, Miravet, Benlloch, Albalat y sus tenencias, Almassora, Betxí, Bejís, Chulilla, Villar, Moncada, Carpesa, Borbotó, Binata, Massarrojos, Enguera, Orxeta, Vila Joiosa, Perputxent TABLA 3. CANTIDADES TOTALES (ESTIMADAS O DOCUMENTADAS) DE CONTRIBUCIÓN AL REY EN LOS MONEDAJES DEL REINO DE VALENCIA ENTRE 1266 Y 1385117 117 Las estimaciones realizadas se explican a lo largo del presente trabajo, al comentar cada recaudación. Las cantidades documentadas se extraen de las referencias indicadas en el presente trabajo y en el de: LÓPEZ ELUM 1972. 24 Año 1266 1308 1329 1336 1342 1349 1355 1361 1373 1379 1385 1415 1427 1439 1451 1469 1493 1499 1505 Cantidad c. 142.150 s. c. 130.000 s. c. 160.000 s. c. 160.000 s. c. 150.000 s. 116.095 s. 126.045 s. 139.069 s. 100.796 s. 81.746 s. 82.222 s. 82.783 s. 2 d. 84.731 s. 5 d. 92.166 s. 5 d. 82.099 s. 6 d. 59.977 s. 9 d. 65.152 s. 6 d. 64.413 s. 2 d. 68.048 s. 2 d. APÉNDICE DOCUMENTAL DOCUMENTO 1 1379, mayo, 11. Barcelona Pedro el Ceremonioso declara públicamente y ordena a los oficiales reales que en el cálculo de cada uno de los septenios de la recaudación del monedaje del Reino de Valencia sean contabilizados el primero y el último de sus años como parte integrante del septenio y que el último de dicho cómputo sea tenido en cuenta como primer año del siguiente septenio, como, según alega, ha sucedido sin impedimentos durante los cuarenta y dos años de su reinado, comenzando y finalizando cada uno de ellos en 1336, 1342, 1348, 1354, 1360, 1366, 1372 y 1378. ACA, Cancillería, reg. 1241, fol. 40v-42v [fol. 40v] Nos, Petrus et cetera, dudum quando ad apicem fuimus regie dignitatis assumpti, videlicet, mense januarii anno ab incarnacione Domini Mº CCCº tricesimo quinto advenit solutio monetatici quod de septennio in septennium colligitur et levatur in regno Valencie et illud septennium fuit finitum in sequenti festo Natalis Domini anno ab incarnacione predicto millesimo CCCº tricesimo sexto, et extunc ab ipso festo Nativitatis Domini in antea incipit currere sep[fol. 41r]tennium sequens. Et quare ab inicio nostri novi dominii septennia concurrencia ab illo citra tempore fuerunt nobis soluta, computato et incluso pro uno primo anno ad numerum kalendari tunc currentis, non autem computato kalendario concurrenti in fine anni sequentis, ut puta incipit primus annus dicti septenni in festo Natalis incipit numerus kalendarii tunc currentis et ecce unus annus in numero dicti septenni et sequens annus septimus pro alio computatur et in eodem anno septimo incipit numerus septenni subsequentis. 25 Et quia de similibus simile est judicium constat per acta et processus judicium in civilibus causis judex assignat parti ad proponendum vel respondendum diem terciam, certe prima dies computatus pro una secundam partem sui postremam et secunda secundam se totam et integram, tercia vero secundam sui partem primam, et sic sunt tres dies et quelibet suam noctem habet precendentem. Probatur etiam sic incohans terciana et quartana in prima feria tercia et quarta finiunt nam prima numerum habet de sui parte postrema tercia vel quarta in suis postremis partibus includuntur, et eodem tercia et quarta dies in ipsis diebus finitis numerum accipiunt et memorantur pro singulis incohantibus diebus eisdem sint oculate videtur. Quare tricesimus sextus annus computatur pro uno annus, vero tricesimus septimus pro alio et sic de sequentibus usque ad numerum trecentorum quadraginta duorum annorum, ubi concluditur et finit annus septimus secundum numerum supradictum; sequens vero septennium computatur sic ut in primo et habet finem in anno Mº CCC quadragesimo octavo, aliud per similem formam inchoatur in festo Natalis anni predicti Mi CCCi quadragesimi octavis et finit in anno Mº CCCº Lº quarto, quartum septennium inchoatur anno proxime dicto et finit in festo dicti Natalis anni Domini MCCCLX, quintum habet principium in dicto festo Natalis proxime dicti anni et finit in eodem festo anni Domini M CCC LXVIi, sextum autem incipit in eodem festo proxime dicti anni et est finitum in eodem festo anni Domini Mi CCC LXXi IIi, ultimum vero septennium debebat esse collectum in proxime transacto festo Natali [fol. 41v] anni ab incarnacione Domini Mi CCCi LXX octavi, ubi ultimum septennium est finitum. Propter quod apparet quod primus annus et septimus numerum duorum accipiunt quinque vero anni intus tempos existentes integri tantum remanent ad complementum septenni supradicti, similiter si fieret alicui mandatum ut de octo in octo dies compareret corte, primo dies et octavus pro duobus numerantur sex integris, remanentibus inter ipsos et octava que finivit accipit numerum cum sequentibus septem ad numerum sicut prediximus octo dierum. Et liçet ab aliquo tempore citra ex ordinacione per nos facta in curiis generalibus regnorum et terrarum nostrarum cursus antiqui kalendarii sit mutatus, videlicet, de incarnacione Domini in nativitate eiusdem, hoc tamen non minuit nec auget quiquod ad cursum sive numerum septenni factum per modum superius expressatum currere debent enim dicta septennia per formam superius declaratam, scilicet, a principio computando nam mutacio dicti kalendarii facta fuit tollendo kalendas, nonas et idus et ipsorum loco expressionem singularium dierum currentium solum modo ad rudium postulacionem maximam imponendo. Et quia per aliquos sicut audivimus asseritur dictam collectam ipsius ultimi septenni fieri non debere usque in sequenti anno quo computabitur annus a Nativitate Domini Mº CCCº octuagesimo, hoc sustinere non possent, quia dictus annus non cadit in aliquo termino solucionis per quo suis compotum inde fiendum, et propterea hic expressavimus tempora solucionum dicti monetatici per formam superius declaratam et in hoc non obstat si forsan preteritis temporibus facte fuerunt alique anticipacionis de solucionibus monetatici supradicti, quoniam restitutio fuit inde secuta, ex quo constat in dictis septem septenniis in quo presens includitur non fuisse nobis nisi de septem monetaticis solucionem factam fore nec obstat quod in libris collectorum dicti monetatici penes juratos locorum in quibus exsolvitur existentium exprimatur diversa tempora quibus ponuntur inserramenta sive conclusiones per juratos eosdem juxta formam antiquitus assuetam, quoniam plures ex dictis collectoribus festinant et plures retardant [fol. 42r] ipsas collectas prout volunt et liçet eisdem tam pro recognoscendis morabatinis claris et nichilis quam pro reebusquis inde fiendis, que omnia collectores impediunt ac juratos quare non possunt confestim anno quo colligi debet finito ponere conclusiones jamdictas in compotis supradictis. 26 Probatur etiam modus dicte collecte fiende per modum superius expressatum quia sic per ipsum modum nostris comissariis sive collectoribus septies extitit facta solucio de monetatico supra dicto infra quadraginta duos annos a die nostri novi dominii citra transactos, incluso in eis monetatico quod nunc colligitur seu colligi debet in regno predicto, nullo contrario existente nec conquerens aliquis pro permissis apparuit coram nobis, quod si factum foret justiciam inde obtinuisset a nobis. Et ne deinceps contra predictam nostram declaracionem questio suscitetur vel suscitari possit declaramus quod monetatici collecta fiat de cetero in regno Valencie per formam superius declaratam, quoniam in nostris temporibus ex quo, videlicet, perfecti finitus ad apicem regie dignitatis usque nunc sicut predicitur sic extitit usitatum nullo super hoc contrario interveniente, immo sine contradiccione aliquam factum fuit, et consimili modo utuntur et usi sunt prelati, barones et milites in suis locis habentes jus monetatici colligendi. Mandantes tenore presentis primogenito nostro eiusque vices gerentibus necnon baiulis ceterisque officialibus nostris, presentibus et futuris, quatenus predictam nostram provisionem et declaracionem, vim legis habentem, teneant firmiter et observent et faciant inviolabiliter observari et non contraveniant nec aliquem contravenire permittant aliqua racione, non obstantibus quibusvis supersedimentis et aliis provisionibus a nostra curia impetratis que premisse declaracioni nostre videntur aliqualiter contrarie, quas tenore presentis ex certa sciencia revocamus et pro revocatis haberi volumus et jubemus. In cuius rei testimonium presentem fieri jussimus nostro sigillo comuni munitam. Datum Barchinone, undecima [fol. 42v] die madii, anno a Nativitate Domini Mº CCC LXX nono. Rex Petrus. Dominus rex mandavit mihi, Francesco Bisbals. BIBLIOGRAFÍA ALANYÀ, Lluís, ed., Aureum opus regalium privilegiorum civitatis et regni Valentiae, Valencia: Imprenta de Diego Gumiel, 1515. 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