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Evolución historiográfica en El Tolmo
de Minateda. (Hellín, Albacete)
Trabajo Fin de Grado.
Adolfo García Martínez.
Tutor: Francisco Moreno Martín.
Dpto. Historia del Arte I.
Facultad de Geografía e Historia.
Universidad Complutense de Madrid.
2
ÍNDICE.
1. El Tolmo
1. Época
2. Época
3. Época
2.
de Minateda y su trayectoria histórica………………...P. 3.
romana………………………………………………...P.5.
visigoda………………………………………………P.6.
musulmana……………………………………………P.7.
Historia de la investigación: Visión diacrónica……………………P.10.
1. Eio: Elda VS El Tolmo de Minateda…………………………P.12.
2. La Basílica…………………………………………………......P.14
3. El Baptisterio…………………………………………………P.18.
4. El entramado urbano islámico…………………………………P.19.
5. El Palacio episcopal……………………………………………P.21.
3.
Resumen de los argumentos que permiten la identificación de El Tolmo de
Minateda con la sede episcopal de Elo..............................................P.26.
4.
Conclusiones…………………………………………………………P.29.
5.
Bibliografía…………………………………………………………P.30.
3
En el presente trabajo se pretende realizar un recorrido historiográfico a la luz de los
avances que las investigaciones han ido aportando desde que comenzaron las
excavaciones arqueológicas en el Tolmo de Minateda en los años ochenta.
Igualmente se pretenden aportar los diversos argumentos utilizados por los autores que
certifican –o no- en algunos casos, la localización del Episcopado de Eio citado en varios
Concilios Toledanos, así como la Madinat citada también por autores árabes tra s la
conquista islámica de la península ibérica.
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1.EL TOLMO DE MINATEDA Y SU TRAYECTORIA HISTÓRICA.
El Tolmo de Minateda es un yacimiento arqueológico situado en las
inmediaciones del municipio de Hellín, provincia de Albacete que se encuentra localizado
en el valle de Minateda-Agramón, junto al arroyo de Tobarra. El emplazamiento domina
la vía natural que comunica las tierras del interior de la Meseta con la región costera del
sudeste de la Península Ibérica1 , estando inmerso en una estratégica encrucijada de
caminos naturales, ya que a sus pies confluyen la vía romana de Complutum a Carthago
Nova y el eje que comunica la Alta Andalucía con Valencia2 .
Imagen 1 y 2. Localización del emplazamiento del Tolmo de Minateda.
En el propio yacimiento se llevan realizando diversas investigaciones y campañas
arqueológicas desde el año 1988, habiéndose producido una gran cantidad de debates en
GUTIÉRREZ LLORET. S. ‘’El Tolmo de Minateda en torno al 711.’’ 711. Arqueología e historia entre
dos mundos. Alcalá de Henares. 2011. P. 355.
2 GUTIÉRREZ LLORET. S. ‘’Fortificaciones urbanas altomedievales del Tolmo de Minateda, Hellín,
Albacete.’’ Mil anos de frtificacoes na Peninsula Ibérica e no Magreb. (500-1500). Actas del Simposio
sobre Castelos. Palmela, 2000. P. 133
1
4
torno a las diversas adscripciones que se han ofrecido para el lugar, tal y como
desarrollaremos más adelante.
El Tolmo de Minateda fue declarado Bien de interés cultural el día 20 de mayo de
1992. Así mismo los trabajos se han realizado bajo el auspicio de la Junta de
Comunidades de Castilla La Mancha, entidad que lo ha elegido como base de uno de los
cinco Parques Arqueológicos de la Comunidad3 . Igualmente debemos mencionar como
principales promotores de dicho proyecto a la Universidad de Alicante y al Museo de
Albacete, instituciones que han posibilitado su adecuación como Parque Arqueológico 4 .
A la hora de aproximarnos a las diferentes cronologías y etapas históricas en las
que El Tolmo de Minateda ha sido habitado, debemos remitir de nuevo a la inigualab le
localización geográfica en la que se halla situado, así como al carácter defensivo que
ostenta. Dicha localización ha permitido que, desde la prehistoria, diferentes grupos
humanos y culturales hayan decidido habitar este emplazamiento y dejar así reflejada su
huella en el tiempo.
El cerro, que conforma el núcleo principal de asentamiento, y su carácter
amesetado y defensivo alberga vestigios significativos que certifican las largas etapas de
ocupación que en él se han producido. Desde el Neolítico hasta la Edad de Bronce Medio
los vestigios rupestres en los abrigos de las inmediaciones del cerro son una clara prueba
de ello. Igualmente tenemos constancia de su ocupación ibérica, habiéndose constatado
diversas estructuras de amurallamiento, además de una necrópolis tardoibérica con
monumentos escalonados de sillería que se asocian por una parte a cerámicas de imitac ió n
campaniense y por otra, a cerámicas decoradas con motivos vegetales y figurado s que
constituyen una variante formal del estilo Elche-Archena. 5
La ocupación romana se extenderá desde los momentos iniciales del imperio –de
la cual se ha conservado parte de una inscripción fundacional en los tiempos de Cesar
Augusto- hasta la decadencia del mismo, produciéndose a continuación un periodo de
estancamiento y desocupación. Tras este periodo como municipio romano, se certifica
en El Tolmo de Minateda una época de paréntesis y estancamiento que será reparada con
su resurgimiento urbano en época altomedieval, llegando su continuidad como núcleo
urbano y ocupacional hasta época emiral en el siglo IX. 6
3 VV.AA. ‘’La basílica y el baptisterio del Tolmo de Minateda (Hellín, Albacete)’’ AEspa. 73- 2000.
P.193.
4 GUTIÉRREZ.S. Op. cit, 2011. P. 355.
5 ABAD CASAL. ‘’Algunas novedades onomásticas de la ciudad de Illunum.’’ (El Tolmo de Minateda,
Hellín, Albacete). La cueva de la Camareta. Antig. Crist. Murcia, 1993. P.134.
6 GUTIÉRREZ. S. Op. Cit. 2011. P.355.
5
1.1. Época romana.
El Tolmo de Minateda empezará a adquirir entidad urbana y social con la
declaración como municipio romano bajo el gobierno del emperador Augusto. Así lo
parece certificar una de las inscripciones fundacionales de la ciudad conservada, datable
en torno a los años 8/9 a. C.7
Imagen 3 y 4. Restos de algunas de las inscripciones romanas halladas en el Tolmo de Minateda.
Igualmente, apareció una inscripción reutilizada como sillar en la torre
septentrional que defendía la puerta de entrada al recinto en la que se podía leer T-Martivs
y V-Quetus, G-Grattius, Grattinianus / viri HOFC, cuya interpretación no resulta nada
fácil. 8 En cualquier caso, parece acertada la interpretación que dictamina que los dos
últimos nombres –Fluvius Quetus y G. Grattius Grauttianu- pueden corresponder a dos
duunviros de la ciudad.
Además de los datos aportados, otro hecho a mencionar y que encuentra la
aceptación entre la mayoría de los investigadores, es que, dada la escasa –por no decir la
prácticamente inexistente- documentación que conservamos de dicho periodo, sí que
parece haber una mención a un municipio altoimperial en las fuentes cotejadas.
Concretamente, El Tolmo de Minateda se ha puesto en relación con la Illunum citada por
Ptolomeo, siendo ésta una de las ciudades de la Bastetania. A pesar de no haber llegado
a nosotros restos materiales consistentes que certifiquen construcciones romanas de cierta
envergadura, todo parece apuntar a que se trató de un importante emplazamie nto
estratégico, propagandístico y municipal9 .
Tras esta etapa fundacional y fructífera propia del inicio de un asentamie nto
institucional e imperial, son visibles las muestras del estancamiento y del retroceso que
el emplazamiento sufrirá siglos después de su fundación. Este hecho ha sido puesto en
relación con la crítica situación fiscal y administrativa que sufrieron las provincias y
7
Para ampliar información en lo referente a las inscripciones de época romana leer a Lorenzo Abad
Casal.
8 ABAD CASAL. L. Op.cit. 1993. P.134
9 Ibid. Pp. 136-137.
6
regiones del Imperio en torno al siglo III d. C. La crisis de la gestión fiscal tardorromana
se extendió con dureza en todos los rincones de sus dominios, en los que únicamente las
élites y las clases más privilegiadas apenas pudieron soportar. La presión monetaria
ejercida sobre las clases trabajadoras y menos favorecidas propició que éstas emigrase n
a entornos rurales alejados de las altas exigencias urbanas del fisco y formasen pequeñas
comunidades autónomas. 10
1.2. Época visigoda.
Con la llegada de los visigodos a la Península se producirá un periodo de gran
complejidad en el cual se habrán de abordar numerosos aspectos. La llegada de los
germanos a la península como federados del Imperio suponía, a priori, un elemento
unificador. Las campañas que éstos llevaron a cabo frente a otros elementos cultura les
externos a la sociedad hispanorromana –suevos, vándalos, alanos y bizantinos- fueron
muy numerosos y culminaron con éxito, debiendo recalcar en dichas campañas bélicas al
rey Leovigildo, entre otros.
Los intentos de cohesionar los elementos peninsulares de una decadente y
debilitada sociedad hispanorromana fueron múltiples y variados, pudiendo mencionar la
aprobación dictaminada por el rey Leovigildo, mediante la cual se permitía contraer
matrimonios mixtos entre ambas sociedades; o la definitiva conversión del Reino
Visigodo de Toledo al cristianismo, llevado a cabo por el rey Recaredo en el año 589 en
el III Concilio de Toledo.
Será en este punto y en este contexto donde debamos insertar el yacimiento de El
Tolmo de Minateda ya que, de ser aceptadas unánimemente las propuestas que la
consideran como la ciudad episcopal visigoda de Eio, ésta formaría parte de un proyecto
regio mediante el cual controlar determinadas zonas fronterizas del reino. Dicha sede
episcopal Eiotana o Elotana habría sido creada junto con Begastri a finales del siglo VI
para integrar los territorios dependientes de los obispados de Ilici y Carthago Nova. 11
La sede episcopal Eiotana o Elotana aparece mencionada por primera vez en la
Constitutio Carthaginensium sacerdotum, un concilio provincial de la Cartaginense
celebrado en la ciudad de Toledo el 23 de octubre del año 610. Dicho concilio ratifica r ía
el decreto de Gundemaro que confirmaría los derechos metropolitanos de la sede toledana
sobre la provincia cartaginense. Dicho evento conserva la alusión a quien sería el primer
obispo de dicha sede, Sanabilis, a quien veremos aludido igualmente en dos ocasiones
correspondientes a dos Concilios toledanos: El VII Concilio de Toledo (646) y el XI
(675). 12
De dicho periodo visigótico han llegado a nosotros numerosas estructuras -tras
años de investigación- en las cuáles profundizaremos de forma pormenorizada en el
apartado posterior. Las estructuras que han permitido localizar en El Tolmo de Minateda
GUTIÉRREZ LLORET. S. ‘’La formación de Tudmir desde la Periferia del Estado Islámico.’’
Cuadernos de Medinat Al Zahra. Vol. III. Córdoba, 1991. P. 14.
11 VV.AA. ‘’Eio, Iyyuh y el Tolmo de Minateda, (Hellín, Albacete): De sede Episcopal a Madina
islámica.’’ VI Reunión de arqueología cristiana hispánica. Barcelona, 2005. P. 352
12 Ibid. P. 352.
10
7
la sede episcopal Elotana son, a saber, un conjunto catedralicio formado principalme nte
por una basílica con baptisterio, además a una estructura aneja con diferentes estancias
interpretada como un palacio episcopal, ambas situadas en la parte alta del cerro.
Como culminación al periodo episcopal del enclave, debemos mencionar que
estos intentos de cohesión llevados a cabo en época visigoda se vieron siempre envueltos
en una espiral de constante inestabilidad, propiciada por la debilidad de la instituc ió n
regia. La corona visigoda estuvo impregnada constantemente en problemas y luchas
internas por el poder, cuyo culmen será -fruto del enfrentamiento entre los seguidores de
Witiza y los de Rodrigo- la llegada de los musulmanes a la península ibérica en el año
711.
Imagen 5. Estructuras visigodas halladas en la parte superior del cerro.
1.3.Época musulmana.
A la hora de referirnos a la invasión musulmana producida en el año 711 por las
tropas de Tarik y de Muza, debemos atender a los términos que afectan a El Tolmo de
Minateda, es decir, a la situación previa bajo dominio visigodo en el sudeste de la
Península Ibérica.
Tudmir designó en árabe el territorio del sudeste ibérico que se hallaba regido y
gestionado por un gobernador cristiano llamado Teodomiro, miembro de la aristocracia
visigoda en el momento de la conquista. Dicha región aglutinaba diferentes áreas de las
actuales provincias de Murcia, Albacete, Alicante y Almería, pudiéndose confeccionar
sus límites fronterizos gracias a que conocemos las ciudades que conformaban dicha
región13 .
Nuestro conocimiento sobre dicha región tiene su punto de partida en el pacto
llevado a cabo por las tropas musulmanas y los dominios visigodos tras la conquista;
hallándonos, por tanto, ante un documento de vital importancia: el tratado de capitulac ió n
acordado entre Teodomiro y Abd al-Aziz Ibn Musa, hijo del conquistador Musa, en abril
del año 713.
GUTIÉRREZ LLORET. S. ‘’De Teodomiro a Turmir. Los primeros tiempos desde la arqueología.’’
Estella. Separata. Navarra, 2012. Pp. 247-248.
13
8
Imagen 6. Núcleos que conformaron La cora de Tudmir.
Mediante dicho pacto de capitulación, los habitantes de la Cora de Tudmir
adquirieron la condición de dimníes o protegidos del islam, podrían continuar con sus
costumbres y credos religiosos y sus vidas serían respetadas a cambio, eso sí, del pago de
un impuesto de capitación en moneda y en especie (trigo, cebada, vinagre, miel y aceite).
Dichas informaciones han sido aportadas por varias fuentes musulmanas de suma
importancia, entre las cuáles cabe destacar la del geógrafo almeriense al-Udri, la de al –
Dabbi o la del genealogista oriolano al-Rusati. Los datos que aportan dichos documentos
han permitido localizar las ciudades que conformaban dicha unidad administrativa,
apareciendo reflejadas siete núcleos urbanos principales: -Auryula, Mula, Lurqa,
B.I.nt.la, Laqant, Iyih e Ils o Buq.sr.h, pudiéndose encontrar algunas discordancias según
la versión a la que nos remitamos14 .
14
Ibid. P.251
9
Imagen 7. Ciudades del pacto de Teodomiro.
Volviendo a los aspectos materiales que atañen al complejo de El Tolmo de
Minateda, hemos de nombrar algunas de las estructuras arqueológicas evidenciadas en
las excavaciones, así como algunos datos referentes a su disposición. Dichos restos
constructivos nos permiten analizar el proceso paulatino de disposición urbanística y
espacial llevada a cabo en época islámica15 .
La civitas visigoda de Eio debió de sufrir un proceso escalonado de
desacralización y abandono funcional en sus conjuntos monumentales, en los cuáles son
observables las muestras de sus diversas transformaciones. Concretamente hemos de
referirnos al entramado doméstico y urbano edificado sobre los restos de la antigua
basílica catedralicia. Dicha red urbana no se configura como un conjunto de estancias
independientes sino por un modelo estructural de mayor complejidad, basado en la unión
de numerosas estancias rectangulares en torno a un espacio abierto de grandes
dimensiones que actúa como eje vertebrador de todo el conjunto 16 .
Como culminación de la época emiral, El Tolmo nos ofrece claras muestras de su
repentino abandono en el siglo IX, probablemente propiciado por las revueltas internas
en la propia ciudad, que desembocarán en la destrucción de la misma bajo órdenes del
emir Abd Al-Rahmán II y en la fundación de Murcia alrededor del año 825 como nueva
capital de Tudmir.17
GUTIÉRREZ LLORET. ‘’El Tolmo de Minateda en torno al 711.’’ Arqueología e historia entre dos
mundos. Vol. I nº. 15. Museo Arqueológico Regional. Alcalá de Henares, 2011. P. 365.
16 Ibid. P.370.
17 VV.AA. Op.cit. 2005. P. 352.
15
10
2.HISTORIA DE LA INVESTIGACIÓN: VISIÓN DIACRÓNICA.
A la hora de atender a las diferentes etapas de las investigaciones debemos señalar
cuáles serán los parámetros que han entrado en discusión, además de aquellos que han
sido resueltos.
Las labores de excavación han proporcionado una gran cantidad de datos que
confirman la existencia en El Tolmo de Minateda de diferentes periodos históricos con
sus correspondientes asentamientos culturales. Dichos trabajos han sacado a la luz de
forma paulatina numerosas pruebas materiales que nos permiten hoy día interpret ar
correctamente cada episodio cultural que se llevó a cabo en nuestro asentamiento.
En primer lugar, debemos hacer mención a una primera secuencia de trabajos
realizados a principios del siglo XX. Hablamos del primer acercamiento que llevaron a
cabo Henri Breuil y Raimond Lautier en torno al año 1916, elaborando un primer estudio
detallado con varias fotografías incluidas. El estudio tenía por título -Villages preromaines de la peninsule iberique- y podemos aproximarnos a la excavación y a sus
detalles observando varias de sus láminas publicadas en torno al año 1945 en el volume n
II de la revista Archivo de Prehistoria Levantina, a pesar de estar compuesta la
documentación desde 193618 .
Años más tarde, en 1942 se realizaron otros trabajos más superficiales llevados a
cabo por Antonio García y Bellido, Blas Taracena Aguirre y Joaquín Sánchez Jiménez,
el entonces director del Museo Arqueológico Nacional. En aquella campaña salieron a la
luz diferentes restos de lo que parecían ser estancias y estructuras diversas en diversos
sectores del cerro, no destacándose la posibilidad de hallarse ante un templo 19 .
Tras unos años de parón, habrá que esperar a 1987 a que se produzca una jornada
de grandes lluvias que ahondaron un cauce natural de desagüe en la zona denominada El
Reguerón, poniendo al descubierto gran cantidad de sillares con restos de varias
inscripciones romanas. Será en este momento será cuando se produzcan en 1988 las
primeras campañas de excavaciones, las cuales se plantearon en el lugar donde se
presuponía que debía encontrarse la puerta o la zona de acceso, así como en las
inmediaciones del derrumbe de sillares, hecho que preveía la existencia de una gran
muralla. Los resultados de dicha excavación fueron la identificación de un muro formado
por sillares y diversos elementos arquitectónicos reutilizados. Se trataba de un baluarte
macizo formado por sillares procedentes del expolio de las necrópolis y al menos de una
construcción monumental, cuya clara función sería flanquear el acceso tallado en la roca
creando un estrecho pasillo. También de dicha estructura defensiva en estas campañas
iniciales, fueron descubiertas dos murallas correspondientes a la Edad del Bronce y a la
etapa ibérica del conjunto, además de una intermedia situada entre ambas dos, cobijando
ésta diversos fragmentos cerámicos itálicos campanienses de mediados del siglo I a. C,
construida con sillares y a la que se denominará ‘’muralla imperial’’ 20 . De dicha
18
VV.AA. Op. Cit. 2000. P. 194.
Ibid. P. 194
20 ABAD CASAL. L. / GUTIÉRREZ LLORET. S. ‘’Iyih (El Tolmo de Minateda, Hellín, Albacete) Una
civitas en el limes visigodo-bizantino.’’ La tradición en la Antigüedad tardía. Antig. Crist. Murcia, 1997.
P.592-593.
19
11
estructura se han conservado únicamente las hiladas inferiores, lo que parece atestiguar
que en un momento indeterminado fue desmontada. La lectura extraíble de este hecho
puede estribarse en que, hacia el cambio de era y en el marco de la municipalización de
la ciudad, se construyó dicha muralla sobre una estructura ya preexistente, y que años
después y coincidiendo con la decadencia del núcleo urbano en el Alto Imperio, sería
desmontada parcialmente para con el tiempo ir siendo cubierta por las tierras del entorno.
Años más tarde – en torno al siglo VI d. C. - se produciría el resurgimiento de la ciudad,
conllevando de nuevo diferentes trabajos para aclimatar e implementar la envergadura de
la estructura. 21
Además de estas estructuras defensivas halladas en las inmediaciones del acceso
al Reguerón, en la zona superior donde se situaría el macizo baluarte defensivo, fueron
encontraros restos de cimentación de dos estructuras rectangulares en torno a un espacio
abierto, cuyo carácter doméstico se demostrará en años posteriores. En dichas
dependencias se hallaron diversos restos cerámicos, además de objetos de vidrio, metales
y un broche liriforme fechado en la segunda mitad del siglo VII. 22
Imagen 8. Baluarte defensivo, estructuras rectangulares y fortificación altomedieval.
A la luz de dichos descubrimientos comenzaría a solidificarse la visión de El
Tolmo de Minateda como un núcleo urbano de entidad en el periodo altomedieval, una
civitas visigoda insertada en el contexto bélico y fronterizo desarrollado entre el reino
de Toledo y las tropas bizantinas situadas en el sudeste de la Península Ibérica. Su
localización geográfica y estratégica serían requisitos de primer orden a la hora de llevar
a cabo una organización territorial consistente y cohesionada.
La ciudad controlaría la antigua vía romana que comunicaba Complutum con
Carthago Nova, que en la Alta Edad Media debió ser el camino más directo entre
ambas. El propicio emplazamiento de la ciudad propiciaría la reviviscencia urbana
sufrida en el siglo VI, pudiendo interpretar el amurallamiento que sufrió la misma como
un acto de defensa puesto en relación con el conflicto visigodo-bizantino,
contextualizando dichos acontecimientos con las ‘’campañas bizantinas’’ llevadas a
cabo por Leovigildo en torno a los años 589-590.
21
22
Ibid. P.594.
Ibid. P. 595.
12
La idea de que este asentamiento se ubicara en este momento en el lado bizantino
del limes, si bien aún no definitiva, encuentra un sólido punto de apoyo al estudiar los
principios constructivos y las características edilicias de la propia obra defensiva. Las
murallas de El Tolmo de Minateda presentan un forro de sillares de reempleo que incluye
la presencia de tizones y un relleno de spicatum, todo lo cual cuenta con numerosos
paralelos en las fortificaciones justinianeas del norte de África, herederas a su vez de la
tradición tardorromana. Los posibles elementos de raigambre bizantina de El Tolmo se
encontrarían en la técnica de construcción utilizada en buena parte de las estructuras
urbanas, una versión simplificada del opus africanum clásico que es también algo
característico de las construcciones justinianeas del norte de África. 23
2.1. Elo: Elda VS El Tolmo de Minateda.
La ubicación mítica de la ciudad de Iyih, cuyo emplazamiento, a diferencia de
otras ciudades del célebre pacto, ha sido objeto de numerosas discusiones desde finales
del siglo pasado, sugiriendo una constante incógnita. Llegados a este punto donde las
evidencias arqueológicas comenzaban a tener relevancia, la disputa entonces comenzó a
estribar en la correcta localización de la civitas visigoda, traducida ésta como la sede
episcopal Elotana de la que nos hablaban las fuentes, y su relación posterior con la
Madinat Iyih, Dicha pugna fue disputada por una amplia lista de autores que aportaron
numerosas pruebas para decantar la correcta localización de uno u otro lado. De este
modo, a continuación, serán enumerados los puntos principales de cada una de las
versiones.
Debemos atender a una primera etapa en la que los documentos arqueológicos
eran escasos y donde los únicos documentos de fiabilidad en lo que respecta a la correcta
localización de nuestro enclave recaía en las fuentes árabes que narraban las condiciones
del pacto de Teodomiro. En estos momentos, entre los años 1965 y 1972, las candidatas
inscritas oscilaban en Monte Arabí, Yecla, Anaya en San Miguel de Salinas, Ojós o
Verdolay. 24
Una segunda etapa en la que las opciones se centrarán en Hellín (Albacete) y El
Monastil (Elda), totalmente marcada por la divulgación del texto de al-Udri, traducido
por E.Molina en 1972. Dicho documento sitúa la ciudad de Iyih en el itinerario de
Cartagena Murcia a Toledo entre Cieza y Tobarra, concretamente a 30 millas de la
primera y a 10 de la segunda, de modo que autores como Fernández Guerra ubicaron la
ciudad y la correspondiente sede episcopal en Hellín o en sus inmediaciones. En
oposición a esta tendencia, E. A. Llobregat relacionaba la ciudad de Iyih con el
yacimiento de El Monastil en Elda (Alicante) afirmando que la Elo visigoda aparecía
mencionada como la Mansión Ello del Itinerario de Antonino, citada en la vía Augusta.
25
23
Ibid. P.596
GUTIÉ‘‘EZ. LLO‘ET. S. La identificación de Madinat Iyih y su relación con la sede episcopal Elotana.
Nuevas perspectivas sobre viejos problemas. 2000. P. 484.
25 Ibid. Pp. 484-485.
24
13
Una tercera etapa en la que los posicionamientos posteriores se centrarán en
Algezares, Verdolay (Murcia) y El Tolmo de Minateda, Hellín (Albacete), marcada por
la publicación de un importante trabajo realizado por R. Pocklington, quien definirá tres
realidades diferentes: 1) La mansión ad-Ello de la vía Augusta; 2) La ciudad de Madinat
Iyih, que estaría ubicada en El Tolmo de Minateda; 3) La Iyih del Pacto de Teodomiro
destruida hacia el año 830, situada en Algezares, Verdolay. Con posterioridad y a partir
del estudio arqueológico del Castillo de Santa Catalina del Monte, en Verdolay, se ha
desarrollado la idea de que podría ser un emplazamiento satélite de la Elo preislámica de
Algezares, donde se asentó la población conquistadora musulmana y, por tanto, la ciudad
destruida para fundar Murcia. Los principales obstáculos de estas teorías son la carencia
de una verificación arqueológica que ratifique la existencia y el carácter urbano del
supuesto asentamiento preislámico de Algezares o la antigüedad del emplazamiento de
Verdolay, que sólo se apoya en la existencia de una basílica en el primer caso o en unos
materiales califales en el segundo. 26 Igualmente, Llobregat estableció a lo largo de sus
trabajos la cadena Elda<Ella /Etla/eclar/Etla (nombres medievales) < Iyih (nombre
árabe) <Elo (ciudad visigoda) <Ello (mansión de la vía Augusta) y consagró esta
reducción apoyándose en las peculiaridades de su creación, junto con Begastri, en los
últimos años del siglo VI 27 .
Algunos de los argumentos utilizados por quienes defienden la candidatura de
Elda como la ciudad de Iyih son la proximidad con Ilici y la cercanía con dicha sede. En
otros casos se suele apelar a la evidencia material, aunque esta sea deficitaria frente a la
de El Tolmo de Minateda. El testimonio arqueológico aportado se centra en un sarcófago
cristiano de principios del siglo IV, reutilizado en el castillo de Elda; materiales y
estructuras tardorromanas y visigodas, elementos con iconografía cristiana y algunas
piezas litúrgicas de época visigoda. Igualmente se destaca la abundancia de cerámicas –
aunque éstas sean muy tardías, s. V-VIII- lucernas y metales. Más importancia tendrán
las piezas litúrgicas visigodas, la basa de una columna o un cancel calado, estribadas por
A.Poveda como una clara prueba de una importante construcción, probablemente una
basílica.28
Sin negar ni cerrarse a estas hipótesis, la autora Sonia Gutiérrez rebatirá en contra
de la localización en Elda refiriéndose a las escasas pruebas arqueológicas halladas en
dicho emplazamiento. Igualmente considerará no probatorios los datos aportados por
autores como A.Poveda, apelando a que el hallazgo de elementos litúrgicos y
arquitectónicos relacionados con uno o varios edificios religiosos no es una prueba
concluyente. En el caso de la basílica hallada en Algezares, se dictaminará que
sencillamente se trata de un edificio rural que aglutinaría una población rural numerosa y
dispersa en torno al fértil valle del Segura, pero que, en principio, no albergaría una sede
Episcopal con un ordenamiento urbano y unas estructuras muy determinadas y
clarividentes.
26
Autores como Gams, Mateu y Llopis.
Ibid. P.485.
28 Ibid. Pp. 490-491.
27
14
En lo que se refiere a la identificación de la ciudad de Iyih con El Tolmo de
Minateda, Sonia Gutierrez alude a que dicha propuesta no sólo reside en relación a los
argumentos derivados de las fuentes escritas, sino que la evidencia arqueológica podía
esconder las pruebas inequívocas para confirmarla como principal candidata.
2.2. La basílica de El Tolmo de Minateda.
Será a partir del año 2000 cuando las incógnitas quedarán despejadas gracias a los
nuevos hallazgos aportados por las investigaciones. En este mismo año se publican una
serie de datos que corroborarían la importancia de nuestro enclave como núcleo urbano y
religioso en época visigoda. Concretamente nos referimos a la aparición de un edificio de
culto en la parte superior de El Reguerón, insertado de este-oeste y con una tipología
basilical de tradición paleocristiana. El edificio cuenta con un baptisterio tripartito a sus
pies, posee tres naves separadas por columnas, siendo la central de mayor tamaño que las
dos laterales. La cabecera tiene un ábside de medio punto peraltado, exento y delimitado
por canceles, frente al cual se situaría el santuario. La longitud máxima del edificio es de
37,5cm, de los cuales 6,5m corresponden al baptisterio; la anchura máxima interna en la
zona de la cabecera es de 12,5mm estrechándose progresivamente a los pies donde
alcanza 11,5m; finalmente el ábside tiene un diámetro máximo externo de 6,2m. 29
Imagen 9. Basílica del Tolmo de Minateda.
Todo el conjunto parece responder a un diseño constructivo unitario utiliza ndo
algunos materiales de reempleo de épocas anteriores, pudiendo hallar visibles diferenc ias
entre los módulos de algunas basas, columnas y capiteles, y sobre todo en los diversos
tipos de aparejo. Las jambas de entrada a los espacios también están formadas por grand es
sillares verticales, en los portales de acceso desde el exterior como en los vanos de paso
al baptisterio. Se debe tener presente igualmente que esta impresión de heterogene idad
constructiva aumenta por la condición ruinosa en que se hallaron los restos una vez se
exhumaron, ya que en origen el edificio estaría totalmente enlucido tanto en el interior
como en el exterior mediante una capa de cal que debió regularizar la impresión de todo
el conjunto. Las naves de la iglesia se yerguen sobre recortes cuadrangulares tallados en
la roca y rellenos de argamasa, siendo bastante profundos en algunos casos, actuando
como cajas de cimentación. Las basas son de diferentes tipos y módulos, cuando resultan
demasiado estrechas para las columnas se dejan sostener o se agrandan mediante una
29
VV.AA. Op. Cit. 2000. P.198.
15
amalgama de fragmentos cerámicos unidos con cal. Las cuatro columnas más orientales
que marcan el inicio del santuario son de mayores proporciones, tanto para reforzar la
imagen de monumentalidad como para sostener el mayor peso que sin duda generaría la
cubrición por esa parte del edificio. Sobre las columnas debían voltear arquerías de medio
punto, a juzgar por las dovelas aparecidas en diferentes lugares, y sobre todo, por la
presencia de gran parte de un arco desplomado en el hueco del último intercolumnio
meridional a los pies de la iglesia 30 .
Imagen 10. Planta de la basílica.
El ábside semicircular y exento está construido con un doble paramento de sillares
de reempleo con relleno interior, conformando así un muro con gran capacidad de carga
necesaria para poder sostener la bóveda de cuarto de esfera o de ladrillo que se encontró
desplomada bajo el pavimento. El suelo lo forma la propia roca tallada y alisada, con un
acabado de opus signinum muy fino, pues se conservan ligeros vestigios de tono rojizo
por toda la superficie. No han aparecido muebles de uso litúrgico, quizás por el expolio o
por el apresurado abandono de la ciudad, aunque varios retalles podrían corresponder a
sus huellas de fijación. El suelo del primer intercolumnio, al igual que el del ábside, se
halla elevado en relación al resto de la iglesia y está delimitado por canceles, con dos
únicas aberturas alineadas en el sentido del eje mayor del edificio, para de esta forma
permitir el acceso al ábside. Los canceles, hoy perdidos, estuvieron originalmente sujetos
a las columnas, que conservan las ranuras de encaje y al suelo donde se aprecian
igualmente los rieles de la obra hecha a tal efecto31 .
VV.AA. ‘’La iglesia visigoda del Tolmo de Minateda (Hellín, Albacete)’’.Antig. Crist. NºXXI. Murcia,
2004. P.138.
31 Ibid. P.140.
30
16
A ambos lados de la cabecera existen habitaciones adosadas que configuran una
especie de brazo transversal. La del norte conforma la entrada monumental al
sanctuarium de la iglesia antes descrita. La estancia frontera en el lado meridional está
recortada en la roca y se comunica con la nave lateral sur a través de un acceso escalonado
también tallado. De las diversas fases que han podido diferenciarse en su interior,
únicamente la primera parece corresponder con seguridad al uso litúrgico del edific io,
constatándose una fosa rectangular en la esquina sureste, con una cubierta de ladrillo
expoliado que debió contener una inhumación, y un retalle cuadrado central que podría
interpretarse como la huella de una mesa o algún otro elemento mueble contemporáneo.
Con los datos disponibles resulta difícil asegurar la función originaria de esta estancia,
pero su situación en la cabecera del edificio y su proximidad al sanctuarium lo convierten
en la más firme candidata para ubicar el mismo, sirviendo además en este caso de cámara
sepulcral claramente privilegiada. En el lateral sur se abre una estancia rectangular
comunicada con la iglesia mediante un vano escalonado recortado en la roca, que presenta
un banco corrido a lo largo de sus paredes, en parte tallado y en arte construido; es de
destacar la reutilización en la obra de una columna con decoración geométrica tallada a
bisel de época visigoda, junto a una inscripción funeraria romana y un tambor de columna
estriado, lo que sugiere la existencia de remodelaciones del proyecto icnográfico origina l.
Las características de esta sala y su ubicación medianera entre el vestíbulo de entrada a
la iglesia y el baptisterio permiten, como se veremos más adelante, relacionarla con el rito
bautismal32 .
Imagen 11. Reconstrucción virtual de la basílica.
El suelo de la iglesia fue tallado en plena roca, pudiéndose encontrar algunas
irregularidades en su trazado. En lo que respecta al contra coro de la Iglesia, éste se halla
situado en el eje opuesto del ábside y se ha descartado totalmente su uso funerario al no
existir ningún enterramiento en su emplazamiento. No obstante, algunas de sus
32
Ibid. 141-144.
17
características constructivas como el empleo de tapias de tierra sugieren una datación
posterior a la construcción del resto del edificio, pudiendo haber sufrido éste diversas
remodelaciones. Otro dato a destacar son los vanos que el edificio debió tener en los
muros laterales, habiéndose exhumado restos de los mismos en algunos derrumbes.
Dichos restos corresponden generalmente a piezas monolíticas, algunos arcos de
herradura o arranques de pequeñas columnas que se utilizarían en los vanos. En torno a
las fachadas laterales se han hallado diversas estancias: dos a ambos lados de la cabecera,
que configuran una especie de brazo transversal, y dos colindantes en el extremo
occidental de la nave meridional. La habitación del lado norte es, en realidad, un vestíbulo
al que se accede desde el exterior a través de una escalinata, dado paso a la nave
septentrional de la basílica por un vano enmarcado con grandes jambas monolíticas. La
estancia frontera del lado meridional tiene planta cuadrangular y se comunica igualme nte
con el exterior, comunicándose también con la nave meridional de la iglesia por un acceso
escalonado. En el extremo opuesto de la misma fachada meridional se abre otra estancia
de forma rectangular comunicada a la iglesia por un vano también escalonado. Dicha
estancia está flanqueada por un banco corrido tallado en la roca y en ella se encontraron
una inscripción funeraria romana, un tabor de columna estriado y una columna de
decoración geométrica tallada a bisel de época visigoda 33 .
El edificio contaría con dos accesos en la zona de la cabecera, uno directo y otro
a través de una cámara funeraria, resaltándose así su carácter restringido. Los otros dos
accesos se hallarían en el centro de las fachadas laterales del edificio. De la entrada
septentrional sólo se conservan las jambas laterales y los restos de un muro delantero muy
arrasado. De la entrada meridional, marcando un eje transversal colinda a la habitación
aneja al baptisterio, disponiendo un verdadero vestíbulo que marca el paso del exterior a
la iglesia. 34
En cuanto a las cubiertas, parece probable una armadura a dos aguas sobre las
naves, apoyada en los muros maestros perimetrales y en las arquerías de las naves
mientras que el ábside se resolvió con una bóveda de cuarto de esfera de ladrillos
seguramente fabricados para la ocasión. Al carácter estrictamente litúrgico del
monumento se añade el funerario, ya que se constataron un gran número de sepulturas
tanto en el interior del templo como en el exterior. En el interior son escasos los
enterramientos, concretamente cinco, mientras que en el exterior –concretamente en la
zona que circunda el ábside- son mucho más abundantes. 35
33
Ibid. P. 140-141.
Ibid. P.141.
35 Ibid. P.142.
34
18
2.3. El baptisterio.
El baptisterio de El Tolmo de Minateda Se encuentra situado a los pies del templo
basilical. Posee una distribución tripartita que coincide con la disposición de las tres
naves, siendo el espacio central el de mayor envergadura. Los tres espacios se hallan
separados por cuatro pilares y dos machones rectangulares que se encuentran adosados al
muro occidental. El espacio de mayor tamaño posee una pila bautismal –en la cual se han
documentado diversas fases y modificaciones-, siendo utilizados los otros dos espacios
como salas auxiliares relacionadas con el propio rito bautismal. La habitación principa l
constituye el eje del conjunto arquitectónico y sufrió varias remodelaciones hasta su
definitiva destrucción. En la primera fase, la piscina era cruciforme con dos extremos
lobulados, siendo la piscina de opus signinum de muy buena calidad y con forma de cruz,
cuyo eje coincide con el eje principal del templo. Esta piscina se inscribe en un recorte de
la roca, presentando algunas irregularidades. No se conoce el periodo de tiempo en que
estuvo en uso y como veremos, comenzó a sufrir modificaciones paulatinamente. Se
documenta una segunda fase en la cual desaparece la tipología cruciforme de la piscina,
y se ciegan los brazos transversales con un relleno de piedra y tal. Una tercera en la que
la piscina vuelve a disminuir de tamaño una vez más, conllevando a la conversión de la
antigua cubeta rectangular, en cuadrada. La cuarta fase corresponde, a diferencia de las
anteriores, a una ruptura funcional de la estructura, constatando también algunas
modificaciones en toda la sala. Finalmente, el expolio no corresponde a ninguna
modificación estructural, sino que señala su completo y definitivo abandono como
escenario litúrgico. Tras ello y con el cese de actividad litúrgica del edific io,
corresponderá en adelante la reurbanización islámica llevada a cabo en época emiral,
produciéndose modificaciones sustanciales en todo el conjunto. Se producirá, por tanto,
un proceso continuado de desacralización, destrucción y abandono para más tarde
reutilizar el espacio acorde a las nuevas adecuaciones constructivas y habitacionales de
la sociedad islámica. Con posterioridad a la reorganización emiral de la zona, el espacio
de la iglesia y el baptisterio se transformarán también en un solar donde se desarrollarán
actividades industriales y en cuyo entorno se distribuirán diferentes viviendas y áreas de
trabajo.36
Imagen 12 y 13. Planimetría y estado del baptisterio tripartito de El Tolmo de Minateda.
36
VV.AA. Op. Cit. 2000. Pp. 200-205.
19
2.4. El entramado urbano islámico 37 .
Otra de las evidencias arqueológicas que prueban la ubicación de la Madinat
Iyih en El Tolmo de Minateda la podemos observar en el entramado urbano emiral que
se extiende sobre los niveles de destrucción de los edificios religiosos visigodos, en la
parte alta de El Reguerón. Se trata de un conjunto de viviendas rectangulares agrupadas
en torno a un área de carácter artesanal, de la cual se han documentado hasta dos
hornos, que ocupa el espacio central de la antigua iglesia visigoda. Los muros son de
mampostería irregular, en ocasiones empleando material constructivo de épocas
anteriores, siendo muy frecuente el uso de grandes losas para conformar las jambas de
la única entrada. Los suelos presentan un pavimento de tierra apisonada y suele estar a
una cota inferior a la de a calle, excavándose en ocasiones en los rellenos infrapuestos.
Imagen 14. Entramado islámico superpuesto a las estructuras religiosas visigodas.
Las campañas llevadas a cabo en el año 2002 sacaron a la luz un nuevo tipo de
hogar adosado a un muro en el que las cenizas aparecían contenidas por un cerco
semicircular de piedras, lo que posibilita que fueran estructuras domésticas de
37
Para ampliar información sobre este respecto consultar: GUTIÉRREZ LLORET. S. / CAÑABATE
CASTEJÓN. V. Casas y Cosas: Espacios y funcionalidad en las viviendas emirales del Tolmo de Minateda
Hellín, Al a ete. . Cuadernos de Medinat Al Zahra. 2010.
20
combustión. Igualmente se documentaron diversos espacios de carácter artesanal en el
sector central, otro al sudeste y otro en el extremo nororiental.
La configuración de estos nuevos espacios ilustra la remodelación urbanística
que afectaron a la zona más emblemática de los espacios litúrgicos visigodos,
certificando la secularización y el abandono de los mismos para dar paso a una función
residencial y privada. La edificación de dichas estructuras, lejos de ser un acto
espontáneo puede ser consecuencia de una decision planificada que culmina el proceso
de expolio sistemático llevado a cabo con anterioridad. 38
La pervivencia de El Tolmo ha servido para demostrar que las viejas ciudades no
se abandonan necesariamente con la conquista musulmana, sino que, en muchos casos,
se islamizan y perduran hasta al menos el emirato. No obstante, también se ha puesto en
evidencia que dicho proceso de islamización urbana entraña una profunda ruptura
urbanística que, en nuestro caso, se refleja en la discontinuidad existente entre ambos
proyectos urbanos. La trama emiral –densa y extensa- se superpone a la visigoda,
desmantelándola y haciendo patente una solución de continuidad tanto topográfica como
funcional: la ruptura topográfica supone que no se mantenga el parcelario o los ejes
urbanísticos, excepción hecha de ciertas pervivencias aisladas de algunas líneas viarias,
mientras que la ruptura funcional se hace evidente en el cambio de vocación de la zona
excavada, en la parte alta de la ciudad, donde el carácter público del complejo episcopal
visigodo (basílica, baptisterio, palatium) es reemplazado por un espacio doméstico y
artesanal en el que domina el uso privado. Este hecho, por sí solo, simboliza
materialmente el fin de la ciudad antigua.
El temprano abandono del Tolmo antes del califato, que precisamente representa
el triunfo de la sociedad plenamente islámica, fosiliza un tipo de urbanismo muy alejado
de los modelos plenamente islámicos, que se generalizarán a partir del siglo X, y denota
que el proceso de islamización social no se había culminado en tierras del sudeste a
fines del siglo IX. La casa se convierte así en un indicador social de dicho proceso que
informa sobre el tipo de sociedad que la construye39 .
GUTIÉRREZ. LLORET. S. ‘’Madinat Iyyuh y la destrucción del espacio urbano en la Alta Edad
Media.’’ Colección de la casa de Velázquez. Volume 108. Madrid, 2008. P.204.
39 Ibid. Pp. 206-210.
38
21
Imagen 15 y 16. Detalles de algunos de los espacios domésticos del entramado emiral.
2.5. El Palacio Episcopal.
A las estructuras religiosas ya citadas con anterioridad se debe añadir otra, de
carácter residencial, situada frente a la basílica en su lado septentrional. Dicho edificio
frontero probablemente corresponda a un palatium que regiría, junto a la basílica, las
labores religiosas y espirituales de la comunidad. Dicho edificio posee unas grandes
dimensiones y se alinea de este a oeste, al igual que la basílica, aunque en lugar de
disponerse en paralelo, es ligeramente convergente hacia el extremo oriental,
definiéndose entre ambos un espacio abierto de contornos irregulares al que se accede
por dos extremos Este edificio formaría parte del complejo arquitectónico visigodo
construido ex novo en la parte alta de la ciudad en torno al sigo VI. 40
Imagen 17. Basílica y Palacio Episcopal.
Se trata de una obra de planta múltiple compuesta por varias estancias que se
comunican entre sí. El eje principal lo ocupa el brazo más largo, dispuesto de oeste a
este, y está formado por varias estancias intercomunicadas a las que se debía acceder
desde el norte o el oeste. El segundo eje engloba las restantes estancias, tres
GUTIÉRREZ LLORET. S. / CÁNOVAS GUILLÉN. P. ‘’Construyendo el siglo VII. Arquitecturas y
sistemas constructivos en El Tolmo de Minateda.’’ El siglo VII frente al siglo VII. Arquitectura. 2009. P.
92
40
22
habitaciones independientes con acceso propio desde el sur, es decir, desde la plaza que
se define entre la basílica y el propio palacio41 .
El conjunto posee unas características similares en cuanto a su desarrollo,
pudiéndose observar el carácter unitario de su configuración a través de las diversas
estancias que lo componen. Se habría realizado en base a un diseño previo y utilizando
similar mano de obra y similares materiales que el conjunto basilical. Todos los lienzos
están construidos con mampostería irregular y algunos sillarejos excepto en las jambas
de los vanos. En algunos lugares se puede contemplar el revestimiento original que
tuvieron las paredes en base a un enfoscado de cal o yeso con restos de grafitos incisos e
incluso pintura de colores rojizos. Una peculiaridad la conforma la aparición de unos
pilares cuadrangulares adosados internamente en los muros, normalmente en las
esquinas o en los casos en los que las estancias son de grandes dimensiones. Dichos
machones corresponderían a la planimetría original del edificio ya que en algunas
estancias se hallaron zapatas en la roca que a veces hizo de suelo. En otros casos se talló
el basamento de tres columnas adosadas y de una exenta. Es probable que estos
elementos se relacionen con la cubierta, la cual estaría sustentada al igual que la de la
basílica mediante ímbrices. Los datos que aportan dichas informaciones han estribado
las interpretaciones de los investigadores en los términos de barajar la posibilidad de
que el conjunto poseyera un segundo piso en alguna de sus estancias, al haber aparecido
elementos pertenecientes a los suelos de un piso superior. Se hallaron placas de opus
signinum muy bastas y de considerable espesor, unos 10cm con la cara plana hacia
arriba, repartidas con orden y en posición horizontal en el interior de una habitación que
conserva, además, una estructura rectangular y maciza, interpretada como el arranque de
una escalera42 .
Imagen 18. Vista de los restos del conjunto edilicio situado frente a la basílica.
41
42
Ibid. P.95.
VV.AA. Op. cit. 2005. P. 349-350.
23
A la luz de estos datos, la confirmación de que el conjunto edificado que se
situaría frente a la basílica formaría parte de un proyecto unitario y religioso como el
que merecería poseer una sede episcopal, parecía cada vez más claro y evidente. El
edificio aglutinaría funciones de representación, administración y residencia, cotejado
en base a su carácter monumental y su profunda vinculación con la basílica, sugiriendo
que podría de tratarse del palacio episcopal de una nueve sede creada a finales del siglo
VI: La sede episcopal Eiotana o Elotana 43 .
El análisis del complejo monumental comenzaría por el pórtico de acceso que
preside el complejo en su lado occidental y que se encuentra flanqueada por un área
funeraria restringida, junto a los pies de la basílica. El palacio, para enfatizar su función
representativa muestra su complejidad a través de las diversas estancias que lo
conforman.
Imagen 19. Distribución de los diferentes espacios: 1. Pórtico. 2. Espacio abierto. 3.Vestíbulo.
4.Cámara axial. 5.Antecámara axial. 7.Aula. 6 y 8. Espacios indeterminados. 9.Cámara lateral. 10 y 11.
Estancias meridionales –iglesia-. 12.Vestíbulo. 13.Sanctuarium. 14.Aula. 15.Contra-coro. 16.Baptisterio.
17.Cámara aneja al baptisterio. 18.Entrada. 19.Espacio indeterminado. 20.Sacrarium. 21.Espacio
funerario.
43
Ibid. P. 351.
24
En el extremo oeste, en paralelo a la vía principal se encuentra la primera de
estas estancias y quizás la más moderna del conjunto, un vestíbulo de forma rectangular
que comunica por el norte con uno de los espacios abiertos, mientras que por el este
conduce al ambiente arquitectónico más destacado del edificio a través de un eje de
dependencias alineadas. Dicho vestíbulo configura la entrada principal que conduce
directamente a una plaza interior entre los dos edificios religiosos y está definida por la
existencia de nueve pilares de grandes dimensiones alineados en grupos de tres La
comunicación entre el pórtico y la plaza estaría delimitada por una puerta interior de la
que se ha conservado el umbral del que arranca un canal de desagüe. Del pórtico debían
proceder dos cruces patadas para hincar que se exhumaron durante las excavaciones,
una junto al umbral en contexto estratigráfico y otra en el desmonte de una terrera
antigua a fines del siglo XIX que se formó con el vaciado parcial de la habitación
septentrional del baptisterio44 .
La primera de estas estancias se encuentra dividida en dos ambientes por un
muro lateral de pequeñas dimensiones que comunica con una pequeña dependencia
ciega paralela al vestíbulo que debió tener un segundo piso a juzgar por los bloques de
opus signinum que se hallaron depositados y caídos del suelo superior. Igualmente, el
hallazgo de un posible arranque de una escalera todavía se conserva, pudiendo tratarse
de un acceso puntual a las cubiertas del inmueble ya que en el resto de estancias no hay
evidencias explícitas que certifiquen que el conjunto tuviera más alturas; igualmente se
ha interpretado de forma que dicho cuerpo conformara una estructura elevado, una torre
o un campanario, que explicaría los contrafuertes hallados que refuerzan la pared
occidental de esa misma estancia. La segunda habitación que continúa alineada actuaría
como antecámara axial de la estancia principal y basilical, y conserva en su pared
meridional los apoyos tallados en la roca de semicolumnas adosadas que debieron
contribuir a realizar y distribuir el espacio. Además, se da la circunstancia de que en la
pared opuesta se abre una puerta tapiada muy tempranamente, que en origen permitiría
el tránsito a un espacio de difícil concreción del que únicamente se conserva un muro
aislado.
La estancia principal se encuentra dispuesta de norte a sur y parece configurar un
aula basilical de grandes dimensiones que se halla distribuida en dos naves separadas
mediante columnas, de las cuales se han hallado las basas talladas en la propia roca. En
paralelo a esta sala hacia el este se dispone otro espacio muy arrasado del que
conservamos al menos dos machones interiores en el extremo meridional y un
hipotético acceso tallado en la roca en el testero opuesto, flanqueado por la calle oriental
que delimita el conjunto y circunvala el ábside de la iglesia.
Finalmente, el edificio se compone de otras dos dependencias situadas al este
rodeando la de la hipotética escalera, con entrada independiente desde el espacio abierto
situado entre la iglesia y el palacio y sin comunicación directa con el resto de las
estancias del complejo.
44
GUTIÉRREZ LLORET. S. / CÁNOVAS GUILLÉN. P. Op. Cit. 2009. P.95.
25
Llegados a este punto cabe preguntarse qué paralelismos encontramos en la
arquitectura altomedieval y que relación funcional guarda con el edificio del Tolmo.
El primer ejemplo que acude a nuestro discurso es el del gran conjunto de
edificaciones palatinas de Recópolis, formado por dos edificios laicos que flanquean la
iglesia formando una gran plaza de representación. Se trata de cuerpos alargados con un
muro corrido central en el edificio sur o una fila de pilares internos en el edificio norte, y
contrafuertes exteriores en algunos tramos, que sostenían un segundo piso de opus
signinum, donde se constata también decoración arquitectónica. Por el contrario, los
parecidos más precisos en cuanto a concepto y ordenación de la planta proceden del Pla
de Nadal, el complejo episcopal de Barcelona y algunos edificios emirales de Mérida, si
bien ninguno posee una planta estrictamente igual.
En cualquier caso, todos los ejemplos presentan una dinámica comparable en la
que los edificios se rigen por el principio de axialidad con organizaciones simétr icas
respecto a un gran espacio basilical. A partir de este eje se distribuyen una serie de
habitaciones intercomunicadas y organizadas en diferentes alas, con un contorno exterior
caracterizado por la alternancia de volúmenes entrantes y salientes. Además, es frecuente
recurrir a los contrafuertes, la sucesión de vanos alineados y usar la mampostería enlucida
con grandes bloques de reempleo engarzados en las esquinas o en los propios lienzos.
Todas estas características son propias de nuestro edificio45 .
45
VV.AA. Op. Cit. 2005. P. 350.
26
3.RESUMEN DE LOS ARGUMENTOS QUE PERMITEN LA IDENTIFICACIÓN
DE EL TOLMO DE MINATEDA CON LA SEDE EPISCOPAL ELOTANA.
Parece por tanto probada la identificación del yacimiento de El Tolmo de
Minateda con una de las ciudades mencionadas en el Pacto de Teodomiro en el año 713,
la Madinat Iyih. Probable también parece su identificación con la sede Elotana de Eio,
creada junto con Begastri a finales del siglo VI para integrar los territorios dependientes
de los obispados de Ilici Carthago Nova, todavía en manos bizantinas.
Como Madinat aparece citada en las versiones del Pacto de Teodomiro
transmitidas por Al-Udri, Al-Rusati, Ibn Ak-Jarrat, Al-Dabbi y quizás en la de AlHimyari, mientras que el geógrafo Al-Zuhri se refiere a ella en este mismo sentido al
descubrir el curso del rio Segura.
Por otro lado, la sede episcopal Eiotana o Elotana aparece por vez primera en la
Constitutio Carthaginensium sacerdotum –un concilio provincial de la Cartaginense
celebrado en Toledo el 23 de octubre del año 610-, que supuestamente refrenta el
Decredum de Gundemaro, que confirma los derechos metropolitanos de la sede toledana
sobre la provincia cartaginense; este controvertodo Sinodo de Gumdemaro contiene la
mención del primer obispo de dicha sede, Sanabilis, <<sanctae ecclesiae Elotanae
episcopus>> que a lo largo del siglo VII volvió a mencionarse con ocasión de al menos
dos concilios, el VII Concilio de Toledo (646) y el XI de la misma ciudad (675), a los que
se puede añadir quizá el XV (688) como luego veremos: en todos ellos la figura siempre
asociada al obispado de Ilici –con los obispos Vinibal, Leander y posiblemente Emmila, que debió de absorber la sede Elotana.
La magnitud y monumentalidad de los nuevos vestigios exhumados y la
contundente evidencia del diseño urbano visigótico y su continuidad en época emiral
convierten aquella posibilidad en la más firme candidatura para ubicar la sede episcopal
visigótica de Eio o Elo en el Tolmo de Minateda.
La investigación desarrollada durante estos años demuestra que el urbanis mo
altomedieval no se planteó, como inicialmente supusimos, sobre una trama urbana
romana en uso y cohesionada, sino prácticamente ex novo sobre las ruinas expoliadas de
un municipio abandonado casi tres siglos antes del proyecto visigótico, en beneficio de
los asentamientos rurales periurbanos. La magnitud de dicho proyecto fue espectacular y
sólo es comparable, a escala reducida, con la construcción de la ciudad regia de Recópolis,
ya que afecta a toda la superficie de la abandonada ciudad iberorromana, sin contar ciertas
dotaciones extraurbanas de carácter seguramente religioso y el mantenimiento activo de
las instalaciones agrícolas de su entorno.
La cuestión que hay que plantear es si esa reviviscencia urbana que se produjo en
las ciudades del sudeste, reflejada en la fortificación tanto de los antiguos –Begastri, Ilicicomo de los nuevos núcleos urbanos –El Tolmo- tiene relación o puede explicarse a la
luz del conflicto grecogótico, motivado por la intervención bizantina en Hispania en el
año 552, en el marco de la renovatio imperii justinianea, con la defensa de las fronteras
entre ambos estados y con el problema del supuesto limes bizantino. El hallazgo del
Tolmo con sus espectaculares fortificaciones y su proyecto urbano fechado a finales del
27
siglo VI, aporta nuevos datos arqueológicos a una discusión que sigue siendo
fundamentalmente especulativa y obliga a reconsiderar su eventual relación con el limes,
entendido, desde luego, no como un esquema de defensa lineal al estilo clásico, sino como
un sistema de defensa y dominio de enclaves estratégicos que asegure el control de las
vías de comunicación.
La estratégica situación del Tolmo en la periferia de la Orospeda y su control de
la principal vía terrestre entre la Meseta y la llanura litoral murciana, sin duda principa l
eje de comunicación y el más expedito, además entre Toledo, capital visigótica y
Cartagena, supuesta capital bizantina, la vía romana Complutum-Carthago Nova, usada
aún en época islámica, además de la puerta hacia la costa levantina, sugieren ponerlo en
relación con la voluntad del Reino de Toledo de controlar de forma efectiva ciertos
territorios y sus accesos, que hasta el momento escapaban a su autoridad por estar bajo
dominio bizantino o bien por su propio carácter marginal.
Tras la campaña de Leovigildo la presión visigótica sobre el territorio bizantino
oriental debió de ejercerse a través de los principales ejes de comunicación: el trazado
sudoriental de la vía Augusta a su paso por el valle del Vinalopó, que permite acceder a
Ilici; la misma vía desde Basti, que conduce a Aliocroca, y la vía de Toletum, que incide
directamente sobre Carthago Spartaria, junto con la vía natural del valle del rio
Almanzora, que desde Basti permite llegar fácilmente a Baria.
Esta situación explica perfectamente la reviviscencia urbana de estos centros
estratégicos de la región, disputados según su pertenencia a uno y otro dominio, en una
realidad cambiante y condicionada por el avance visigótico y el retraimiento bizantino
hacia el entorno de Carthago Spartaria, que reemplea el viejo concepto de limes lineal.
En cualquier caso, las discusiones sobre la autenticidad del Sínodo de Gundemaro
y los problemas de primacía eclesiástica subsiguientes, ni afectan al hecho en sí de la
erección de los nuevos obispados de Begastri y Eio, ni cuestionan su existencia. Esta
creación debió de producirse en el marco del avance visigótico sobre el dominio bizantino
a partir de los territorios segregados de las diócesis de Carthago Spartaria e Ilici, en un
momento indeterminado entre finales del siglo VI y principios del VII.
Los obispos asistentes a un concilio suscriben siempre sus actas encabezados por
los metropolitanos y luego siguen los demás miembros por orden de antigüedad en la
consagración. Estos datos permiten ordenar a los obispos según su veteranía y establecer
en algún caso la fecha estimada de su consagración, aproximándonos así al problema de
la fundación de Eio y Begastri. Tal y como se ha indicado con anterioridad, la primera
mención de ambas diócesis se encuentra en la Constitutio de 610 de Gundemaro, donde
firman en orden quince obispos de la Carthaginense. El obispo Vicentius ocupa el
undécimo puesto de la relación frente al decimoquinto y último de Sanabilis, lo que
significa que el obispo de la sede Eiotana se consagró después del de la begastrense.
Según Vives, ambas sedes debieron de fundarse entre 589 y 610, proponiendo la fecha
concreta de 590 para el obispado de Begastri. El obispo de Eio, Sanabilis, debió de ser
consagrado aún más tarde, ya que ocupa el último lugar de la relación, pero
necesariamente antes de la Constitutio Carthaginensium sacerdotum, (23 de octubre del
año 610). Eso significa que la nueva diócesis Eiotana o bien se creó inmediatamente antes
del Sínodo y Sanabilis fue su primer obispo, o bien se creó con anterioridad, como se
28
supone en el caso de Begastri, donde debió de haber existido uno o varios obispos
desconocidos anteriores a Sanabilis. En cualquier caso y con independencia de que éste
fuera o no el primero, la relación episcopal de Eio muestra que con posterioridad a
Sanabilis debió de haber un periodo vacante o un obispo desconocido, contemporáneo a
Serpentinus de Ilici, ya que en el VII Concilio de Toledo (646) Vinibal reunía los
episcopados de Ilici y Eio.
Así pues, a la luz de estos datos, parece probable que la nueva diócesis Eiotana se
erigiera entre el 589 y el 610- es decir, en los reinados de Recaredo (586-601), Luiva II
(601-603) o Witerico (603-610)-. Para administrar la parte de la diócesis de Ilici que
estaba en manos visigóticas.
La creación de una nueva sede episcopal emanó directamente de la voluntad real
y, desde esta perspectiva, la reviviscencia de Eio debió de concebirse como una fundació n
regia casi ex novo. Este acto responde al deseo de crear un centro urbano y episcopal
acorde a los intereses toledanos que, de hecho, mantuvo su carácter urbano y su
importancia estratégica todavía un siglo más, en el momento de la conquista islámica.
En la actualidad, por tanto, creemos que hemos documentado las fortificacio nes
de la civitas visigótica de Eio y que estamos excavando el complejo episcopal de esta
cabeza diocesana; de la misma forma, se puede afirmar que el Tolmo –Madinat Iyyuhárabe, fue igualmente una de las ciudades representaban la extensión material del poder
de un notable visigodo, Teodomiro, y que se transformó en una madinat- el único caso
bien atestiguado arqueológicamente- no conviene olvidarlo –que se abandonó
definitivamente antes del califato, en un momento avanzado del siglo IX, sin que se
reocupara ya durante la época islámica, cuando surgieron nuevos asentamientos como
Falyán, origen del actual Hellín, y cuando ya el territorio que tomó su nombre de
Teodomiro contaba con una nueva capital, Murcia, fundada por el Estado Islámico
cordobés 46 .
46
VV.AA. Op. cit. 2005. P. 357-364.
29
4.CONCLUSIONES.
Mediante el presente trabajo se ha pretendido aglutinar las diferentes
informaciones referentes a aspectos que atañen a la consideración del Tolmo de Minateda
como un enclave de referencia en el sudeste altomedieval hispano.
Se ha pretendido igualmente seguir un avance historiográfico evolutivo, citándose
y aportándose las informaciones, según éstas se han ido publicando desde los años
ochenta.
Se ha aludido y se ha hecho especial mención a los aspectos arqueológicos,
constructivos y arquitectónicos que delimitan los parámetros de las diversas
consideraciones histórico-artísticas que hasta ahora se habían ido adscribiendo al
complejo monumental tratado; todo ello bajo el auspicio de un enmarque histórico cronológico de primer orden, factor determinante de todos los fenómenos que aquí se han
plasmado.
Atendiendo a los datos que nos aportan las fuentes, a la materialidad de las
investigaciones y a la concepción unitaria del conjunto catedralicio y altomedieval del
Tolmo de Minateda queda dispuesto de este modo como uno de los más firmes candidatos
a ser propuesto como la ciudad episcopal de Elo y la posterior Madinat Iyyih.
Expuestos igualmente han sido los diversos argumentos que los investigado res
han estribado en la pugna por la correcta localización de la ciudad citada por las fuentes,
habiéndose mostrado los matices que unos y otros han defendido a lo largo de las últimas
décadas.
Un hecho que podría ser definitorio a la hora de localizar de forma irrebatible Eio
o Iyyih en el Tolmo de Minateda sería la búsqueda del documento –si es que existieraque probase la orden por parte de Abd Al Rahmán II de destruir dicha ciudad.
El Parque Arqueológico de Minateda, insertado en el Plan de la Junta de
Comunidades de Castilla La Mancha, se encuentra actualmente cerrado a pesar de la
amplia inversión realizada años atrás y a pesar de que las infraestructuras interpretativas
y docentes están culminadas y listas para su uso.
Es responsabilidad y deber de todo el conjunto de la ciudadanía, así como de
aquellos dedicados al ámbito historiográfico, artístico y arqueológico, el fomentar la
cultura activa e implicar a la sociedad en el uso y disfrute de la misma.
30
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