En un nuevo estudio, hemos secuenciado el genoma de varios individuos de una comunidad cristiana de la Iberia medieval, que abarca lo que hoy son España y Portugal. Vivían en cuevas artificiales excavadas en un afloramiento rocoso. Este asentamiento, conocido como Las Gobas, está situado en la provincia de Burgos, cerca de Laño (Condado de Treviño), y es una de las comunidades rupestres medievales más destacadas de la península ibérica.
Los arqueólogos debaten desde hace tiempo por qué estos grupos preferían las cuevas a los poblados más convencionales. Aunque resulte tentador especular sobre ermitaños o grupos religiosos, apenas hay pruebas que apoyen tales teorías.
Nuestro estudio, que ha combinado arqueología y genética, ha desvelado íntimos secretos de esta comunidad: una historia marcada por la endogamia, episodios ocasionales de violencia y enfermedades a lo largo de un periodo fascinante.
A juzgar por las marcas de violencia en los esqueletos analizados, es posible que algunos de los primeros habitantes tuvieran experiencia militar, aunque no está claro si eran soldados profesionales.
El asentamiento existió desde mediados del siglo VI hasta el siglo XI. Las Gobas cuenta con un cementerio que se utilizó ininterrumpidamente desde el siglo VII hasta el XI. En una primera etapa (siglos VII al IX) esta comunidad vivió en las cuevas. En el siglo X se trasladaron a una aldea cercana convencional, aunque siguieron usando la iglesia rupestre también excavada en la roca y el cementerio hasta el siglo XI.
La Alta Edad Media fue una época dinámica y tumultuosa en muchas partes de Europa, especialmente en la península ibérica. Durante parte de este periodo, alrededor del siglo VI, la comunidad de Las Gobas vivió en un peligroso territorio fronterizo que separaba el reino visigodo al sur de las tribus vasconas al norte. Desde el siglo VIII en adelante su situación no fue mucho mejor. Según en qué momentos, se encontraban más o menos cerca de la frontera que dividía los reinos cristianos del norte de Iberia del territorio vecino controlado por los musulmanes.
El reino visigodo se derrumbó tras la conquista de los ejércitos musulmanes procedentes del norte de África en el año 711. Este acontecimiento estableció un territorio conocido como Al-Andalus que, en su mayor extensión, abarcaba gran parte de Iberia. Pero los reinos cristianos persistieron en el norte de la península y fueron recuperando territorio.
La mayor parte de lo que sabemos de este periodo en esta parte del mundo está dominado por los acontecimientos en las principales ciudades de Iberia en aquella época, como Toledo, Granada y Córdoba. Eran centros de comercio, diplomacia y poder.
El yacimiento rural de Las Gobas, en el norte de España, ofrece una visión de la vida alejada de estos centros urbanos, en una de las peculiares comunidades rupestres conocidas de este periodo.
¿Qué dicen los análisis de ADN?
Las excavaciones arqueológicas en el cementerio han descubierto los restos de 41 individuos. Se realizaron análisis genéticos en 39 de ellos, y en 33 se logró obtener suficiente ADN para identificar su sexo (22 hombres y 11 mujeres) y llevar a cabo investigaciones más avanzadas.
Los análisis genéticos muestran niveles relativamente bajos de ascendencia norteafricana y de Oriente Medio en comparación con otros individuos medievales de la península ibérica, y no observamos un aumento significativo en estas ascendencias después de la conquista islámica de Iberia, a pesar de su proximidad al extremo norte de Al-Andalus.
Esto concuerda con los registros históricos que indican una influencia genética limitada de las poblaciones norteafricanas en el norte de Iberia durante la Edad Media. No obstante, sí se produjo cierto contacto, como sugiere la presencia de varios individuos con mayor ascendencia norteafricana tras la conquista musulmana.
Golpes de espada
Dos de los individuos más antiguos datados entre los siglos VI y VII muestran signos de violencia, probablemente por golpes de espada, y estaban emparentados entre sí. Estos individuos, sin embargo, proceden de una época anterior a la invasión musulmana, por lo que sus heridas no fueron causadas por conflictos a lo largo de la frontera de Al-Andalus.
Otra característica notable de esta comunidad son los elevados niveles de consanguinidad observados: aproximadamente el 61 % de los individuos con datos genómicos suficientes para este análisis mostraron signos de consanguinidad (14 de 23). Esto sugiere que la población de esa época practicaba la endogamia, es decir, se casaban únicamente entre ellos.
Junto con las pruebas de endogamia, podemos ver que varios de los varones de la primera fase tienen relaciones de parentesco y la gran mayoría presentan variaciones relativamente pequeñas en su cromosoma Y (un paquete de material genético que se transmite de padres a hijos). Esto sugiere la posibilidad de que en el siglo VII el yacimiento estuviera poblado por un pequeño grupo patrilocal (en el que las nuevas parejas se asientan en la casa o comunidad del varon) y, además, endogámico. Podrían ser, por ejemplo, miembros de un grupo con experiencia militar.
Infecciones
En ambas fases del asentamiento de Las Gobas, pero especialmente en la fase inicial, detectamos la presencia de la bacteria Erysipelothrix rhusiopathiae en varios individuos. Esta bacteria, que causa una enfermedad cutánea a través de la contaminación de heridas abiertas, suele infectar a los humanos mediante el contacto con animales domésticos.
Comúnmente encontrada en cerdos, esta bacteria sugiere que su cría era una parte esencial del estilo de vida de la comunidad. Además, uno de los individuos infectados con E. rhusiopathiae también era portador de Yersinia enterocolitica, una bacteria conocida por infectar a los humanos a través de carne en mal estado o agua en mal estado.
Fuente de viruela
La endogamia fue una característica importante a lo largo de toda la historia de la población, incluso cuando la comunidad pasó de las viviendas en cuevas a un asentamiento rural más típico en el siglo X. Durante esta última fase, detectamos ADN del virus variólico, responsable de la viruela, en un individuo del siglo X.
Algunos investigadores han sugerido que la viruela, con su alta tasa de mortalidad (30 % sin vacunación), llegó a Iberia a través de la conquista musulmana. Sin embargo, la cepa de viruela de Las Gobas está emparentada con las encontradas en Escandinavia, Rusia y Alemania durante el mismo período. Por lo tanto, parece que pudo haber llegado a la península a través de una ruta europea.
El aumento de la movilidad, ejemplificado por la creciente importancia de la ciudad de Santiago de Compostela para los peregrinos cristianos en los siglos IX y X, pudo haber facilitado la propagación de este virus.
El estudio revela una comunidad marcada por la endogamia, el aislamiento y la continuidad genética a lo largo de cinco siglos, y ofrece una visión detallada de la vida y salud en pequeñas comunidades rurales durante la Edad Media.
Artículo traducido gracias a la colaboración con Fundación Lilly.