José Luis Crespo de QuantumFracture: “No hago videos para terraplanistas. La divulgación es entretenimiento, pero no a cualquier costo"

WIRED conversa con el divulgador científico más relevante en las redes de habla hispana sobre la naturaleza de su trabajo, las preguntas más importantes de la ciencia y sobre los debates con conspiracionistas.
Jos Luis Crespo fundador de QuantumFracture
José Luis Crespo, fundador de QuantumFractureJosé Carlos Martínez

Para el mundo de habla hispana, José Luis Crespo es el referente obligado de la divulgación científica en YouTube y redes sociales. Su proyecto QuantumFracture es uno de los más consumidos por millones de curiosos ocasionales, entusiastas de la ciencia y también, por qué no decirlo, estudiantes universitarios, periodistas y científicos profesionales. No solo los números rígidos hablan a su favor (3.56 millones de suscriptores en su canal y videos de hasta 13 millones de reproducciones); más importante es lo cualitativo: el ingenio, la precisión y la creatividad técnica que sus producciones demuestran al primer vistazo. “Nos gusta jugárnosla con el formato, con las narrativas, las analogías y la apuesta de explicar lo realmente complejo", me dice, pero inmediatamente aclara que “somos enfermizamente rigurosos”.

Crespo se expresa en plural porque QuantumFracture, antes un alias para su propia persona, es hoy un proyecto más grande que él. Está orgulloso de que sea así. Lo que nació como un canal de YouTube en marzo de 2013, fundado en su tiempo de estudiante de física en la Universidad Autónoma de Madrid, es ahora una productora que trabaja en sus propias plataformas pero también para diversos clientes, como instituciones académicas y organismos gubernamentales nacionales y europeos. Lo buscan cuando necesitan hacer palpable y comprensible lo abstracto y delicado. QuantumFracture es un lugar seguro para el conocimiento en internet como no abundan.

Me encuentro con Crespo y su colaboradora de QuantumFracture, Amanda Rodríguez, en su hotel en Tlatelolco para llevarlos a las oficinas de Condé Nast México y Latinoamérica. El atiborrado tráfico de la Ciudad de México nos permite tener una conversación previa. “¿Por qué no has querido participar en el debate con terraplanistas al que te invitaron últimamente?”, le pregunto de repente. Comienza a meditar la respuesta y, para el momento de la entrevista, la tiene bien formulada. “Creo que ese tipo de encuentros pone de manera totalmente artificial a científicos y conspiracionistas en supuestas condiciones similares” me dirá más adelante. Para Crespo, la divulgación apela fundamentalmente y antes que nada al deseo de entretener, pero él no está dispuesto a entretener a cualquier precio. “No tiene sentido establecer un debate donde no hay condiciones para un debate”.

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Durante nuestra plática sale a relucir el “enfermizo rigor” al que se refiere. Crespo ensaya sus ideas mientras habla como si trabajara las inconfundibles gráficas de sus videos: las bosqueja, las corta, a veces las corrige, dibuja encima de ellas, aprovecha líneas originales, las contempla y, si las encuentra buenas, las cierra. Todo ello es así oración por oración. Se expresa rápido, sin embargo, y es evidente que mucho de lo que dice es producto de largas reflexiones, charlas con colegas y, sobre todo, experiencia.

WIRED habla con el físico español José Luis Crespo sobre la naturaleza de la divulgación científica y su importancia, sobre su papel en el desarrollo de proyectos como Cultube, sobre la insólita consolidación de un gremio de divulgadores bien conectados y camaradas en España, sobre las preguntas más importantes que la ciencia tiene por resolver y sobre la honestidad que supone la confrontación intelectual.

Esta entrevista ha sido editada para una mejor comprensión

WIRED: Ninguna conversación, por mucho que así lo pretenda, ocurre realmente en un terreno neutral. De manera explícita, tú te has mantenido al margen, sobre todo en los últimos días, de invitaciones que te han extendido para formar parte de mesas de debate con terraplanistas, teóricos de la conspiración y similares. Háblanos de tu posición.

José Luis Crespo: Ahora tengo la postura de no asistir, aunque yo mismo he participado en alguno, hace unos cuatro años. Déjame que te matice. Como creador de contenido, sí que me parece que las teorías de la conspiración, el terraplanismo y demás son temas interesantes en muchos sentidos, no solo porque son un gancho muy bueno, sino también porque son una puerta de entrada fabulosa para explicar cosas de física que son muy elementales. Cosas que además, por ser fundamentales, son también delicadas. Me gusta mucho tener un punto de apoyo escéptico para poder plantear argumentos, explicarlos, analizarlos y luego desmontarlos.

Sin embargo, ¿quién es el público de contenidos como estos? Yo no hago vídeos para los terraplanistas, no los hago porque quiera convencer a los conspiracionistas de que dejen de serlo. Esa gente está perdida, persistirá en sus creencias. Lo que sí creo es que hay mucha gente en un territorio gris. Ofrecer herramientas para argumentar un conocimiento me parece muy importante y esto vale tanto para los que están en esa zona gris, como para las personas que ya están convencidas de la perspectiva científica.

José Luis Crespo, fundador de QuantumFractureJosé Carlos Martínez

Llego, pues, a los debates. El problema es lo que supone un debate. Estás poniendo a la par, como dos cosas que aspiran igualmente a la validez, la postura de una persona con una idea de conspiración dura, frente a la de otra que ha seguido una camino sistemático y metodológico para poder alcanzar verdades. Voy más allá: ¿qué sentido tendría hablar con un contrincante que, dado el caso, esté realmente loco, que te dé un argumento completamente descabellado e inconexo? Creo que ese tipo de encuentros pone, de manera totalmente artificial, a científicos y conspiracionistas en supuestas condiciones similares.

Como sea, no tiene sentido establecer un debate donde no hay condiciones para un debate. Un debate supone a dos personas intelectualmente honestas que se confrontan, con la mejor dialéctica posible, para que el público saque buenas conclusiones. Esto es otra cosa.

Lo que más me fastidia de este tipo de encuentros es que mucha gente los pide porque son un circo: quieren ver sangre. Quieren ver cómo unos conspiranoicos van a verse completamente superados por unos científicos.

Algunos conspiracionistas no solo tienen ideas oscuras, inconexas o locas, sino que las exponen de la manera más descabellada a propósito. Saben que hay un público en internet que quiere ver ese show, que quiere ver conspiraciones en todas partes. Personas que quieren ver a un payaso y que lo disfrutan mucho. Y esta es la elevación de eso: no solo ver al payaso, sino ver cómo lo maltratan. Recordemos también que hay personas que hacen el payaso a propósito porque saben que eso da muchas visitas. Algunas de esas personas tienen tiendas de productos, ofrecen viajes o servicios que pueden ser dañinos. No solo es una cuestión intelectual: es dar espacio y visibilidad a estafadores.

Estos falsos debates a mí me parecen espectáculo y sangre, y yo no estoy dispuesto. Otros divulgadores quizá tengan un punto de vista diferente a todo esto. La forma que yo tengo de luchar contra la desinformación es otra. No quiero, por último, usar mi reputación para redirigir a la gente que me sigue hacia esos personajes. No me hace falta.

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WIRED: ¿Qué es la divulgación de la ciencia?

Por un lado, la divulgación científica es una traducción de lenguaje. Es una forma de ir desde el lenguaje científico al coloquial, el que utilizamos todos. Intenta que el conocimiento científico se vuelva más conceptual y menos técnico. Ahora bien, desde mi punto de vista, creo que es esencial decir que la divulgación científica es una forma de entretenimiento, busca la manera de que la gente se divierta mientras comprende cosas.

WIRED: ¿Cómo debe actuar un divulgador para que la gente se entusiasme por el conocimiento, por un lado, sin que por otro se vaya con la idea de que ha obtenido un doctorado en física por el mero hecho de haber visto un video de 10 minutos?

José Luis Crespo: Un colega mío decía que hacer un buen trabajo de divulgación consiste en explicar las cosas muy claramente, sí, pero también en introducir, en algún momento, un concepto realmente complicado, uno que solo un experto entienda. De esta manera se deja el mensaje al gran público de que el tema es apasionante, pero también mucho más difícil de lo que un simple vídeo divulgativo pueda llegar a exponer. Yo tengo una opinión diferente. Pienso que debemos aspirar a explicarlo todo lo mejor posible para que los conceptos que queremos transmitir lleguen completamente. Por supuesto, esto es, a su vez, muy complicado, pero realmente ese es el propósito de la divulgación científica: que los conceptos científicos lleguen a la gente.

En cualquier caso, tenemos la responsabilidad de no dar una impresión equivocada de la ciencia. Es que muchas veces enseñamos que está llena de maravillosos fuegos artificiales y, cuando muchos chavales entran en una carrera universitaria, se encuentran con una cosa completamente opuesta. Yo creo que muchas veces los temas que tratamos son de tal naturaleza que, si se exponen de manera sencilla pero sin distorsiones, ya muestran por sí mismos que no son sencillos. Es cierto que ahora, con el auge de los formatos verticales y más cortos, transmitir esto último es mucho más difícil, hay que decirlo.

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WIRED: Como creador de contenido, en tus plataformas tienes constante retroalimentación de lo que la gente consume, cómo lo consume y cómo reacciona ante lo que ofreces. En tu experiencia, ¿qué crees que está buscando realmente la gente cuando acude a la divulgación científica?

José Luis Crespo: Busca pasarlo bien. Tengo constantes debates con amigos que trabajan en investigación y en comunicación científica y siempre defiendo que lo que la gente quiere cuando consume cosas como las que hacemos es, en primer lugar, pasarlo bien: entretenerse. Para mí, la divulgación científica es, en el fondo, entretenimiento. Se trata, eso sí, de una especie de mezcla entre entretenimiento y educación. Juega entre esas dos cosas. Algunos son mucho de una cosa y poco de la otra.

En el caso de España, por ejemplo, hay un programa en prime time que se llama El Hormiguero. Es un late night show. Hay una parte del programa que es de experimentos. El nivel ahí es el de hacer explotar algo o hacer una demostración visualmente espectacular, pero en lo que toca a la explicación, es mínima y a veces está mal hecha. ¿Esa es divulgación? Sí, y además funciona, porque seguramente habrá un niño de seis o siete años qué, por ver eso, ya le pica el gusanillo y profundizará mucho más en el futuro. La divulgación ha hecho su trabajo y arrancó por entretener. También hay productos que son lo contrario: muy educativos y solo un poquito entretenidos. Es lo que sucede, por ejemplo, con 3Blue1Brown, un canal de YouTube de matemáticas cuyas gráficas son muy bellas.

Como sea, para mí nuestro trabajo juega en ese espectro. Cuando la gente busca divulgación no lo hace por una cuestión práctica. Es que para eso ya está la educación formal. Llegan porque quieren pasarlo bien y, al mismo tiempo, saber más de ciencia.

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WIRED: Normalmente la gente no se despierta diciendo “tengo que entender este o aquel tema”, sino que más bien descubren contenido, ¿no es cierto?

José Luis Crespo: Claro. “Voy a entrar a QuantumFracture, o voy a ir al canal de Javier Santaolalla porque a mí me gusta mucho la ciencia. Vamos a ver con qué me sorprenden”. Es lo que piensan. La idea es entretenerte con un tema que te apasiona.

WIRED: ¿Cómo empezaste tu carrera de divulgador?

A través de YouTube. Sucedió en 2013. Por poner un poco de contexto, El Rubius aparece en 2011, y más o menos yo en esa época ya era espectador de YouTube. Seguía a todos los youtubers primigenios del mundo hispanohablante. “¿Qué es esto?”, pensaba, “¿programas de televisión caseros?” Poco a poco me fui dando cuenta de cómo funcionaba. Claro, a la par yo veía a los youtubers estadounidenses y entre ellos estaban los de ciencia. Eso es lo que más me gustó. Dije “yo he consumido divulgación tradicional toda mi vida y esta gente está haciendo una cosa que es completamente diferente, se están atreviendo a contar cosas nuevas, lo están haciendo en un formato súper fresco”. Me quedé a cuadros y fueron los que me inspiraron a montar QuantumFracture.

Empecé un pequeño curso en la universidad sobre divulgación científica (curso que ahora está en la categoría de posgrado y es ya una cosa fuerte). Ahí conocí a dos profesores que fueron un poco los que me empujaron a hacer mi primer vídeo, que publiqué en 2013. Hablo del vídeo sobre el Hotel Infinito. Una de ellas fue América Valenzuela, quien de hecho vive aquí en México y que era mi profesora de redes sociales.

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WIRED: Creo que durante mucho tiempo la gente ha pensado que tú y solo tú eres QuantumFracture. Ya no es así. ¿Qué es hoy ese proyecto y cuál es tu rol en él?

José Luis Crespo: Ahora mismo, QuantumFracture es una productora que hace vídeos de divulgación científica. Hacemos audiovisual científico. Es cierto que dentro de nuestra productora está nuestro canal de YouTube y nuestras cuentas en redes sociales. Sin embargo, también estamos haciendo vídeos para otras instituciones que requieren nuestro expertise para poder comunicar cosas duras. Por ejemplo, estamos haciendo una serie de vídeos para el Centro Español de Metrología, que es la gente que protege las unidades de medida. Se encargan, digamos, de que el kilogramo siga pesando un kilogramo. Nuestros clientes nos buscan para explicar cosas muy abstractas.

QuantumFracture ya no soy yo solo. Soy el director creativo, aunque al final todos hacemos un poco de todo. Yo sigo metido en los guiones, en las animaciones, pero ya somos cuatro personas fijas y trabajamos con otros freelancers.

José Luis Crespo, fundador de QuantumFractureJosé Carlos Martínez

WIRED: Es muy interesante ver lo que se ha hecho en España para lograr algo que ocurre en pocos lugares: que creadores de contenido de divulgación científica no solo cooperen entre sí, sino que prácticamente se agremien. ¿Cuál ha sido tu papel en esto? Decíamos antes de la entrevista que quizá la palabra “gremio” no es la más adecuada, pero…

José Luis Crespo: Pero se entiende. La verdad es que, al menos para mí, ha sido un proceso muy natural. Ya desde que mi canal era muy pequeñito, en 2013 o 2014, yo estaba activo en Twitter y quería conectar con todo el mundo que estaba empezando a hacer contenido científico en redes sociales. Contenido más duro, más comprometido, como el que estaban haciendo los estadounidenses en ese momento. Poco a poco los iba fichando y los contactaba. Recuerdo que, incluso, en su momento hicimos un Google Sheets para que todo el mundo pudiera conocer lo que se estaba haciendo. Yo tenía ese Google Sheets público en Twitter. Con el tiempo han surgido otras iniciativas, como Scenio, que son más formales, asociaciones como tal. Javier Santaolalla, de hecho, es uno de los promotores de esta iniciativa.

El hecho de que muchos de nosotros estemos en una misma ciudad (Madrid), tener unos intereses en común y, al final, desarrollar amistades entre todos nosotros también ha hecho que nos conozcamos.

Por supuesto, también está la iniciativa de Cultube. En colaboración con el Instituto de Física Teórica, una institución en España que nos ha apoyado desde el minuto cero, pudimos hacer un evento para dar visibilidad a un montón de canales de divulgación, no solo científica, sino cultural. Ahí abrimos el abanico a música, arquitectura e incluso videojuegos. Poder crear un evento para dar visibilidad a todos esos canales de YouTube era un concepto que a mí me gustaba mucho. Organizamos este evento durante tres años.

Yo estaba un poco en el epicentro de estas cosas. También he organizado muchas fiestas para que nos conozcamos todos y lo he hecho totalmente por placer y porque disfruto mucho estar con la gente de mi gremio. Pero con humildad digo que se habría dado, de una u otra forma, de manera natural. Por último, conocernos también es algo que nos ha ayudado a todos a saber cuánto vale nuestro trabajo en el mercado.

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WIRED: ¿Qué es lo que te hace sentir más orgulloso de la labor de QuantumFracture?

José Luis Crespo: Nos gusta jugárnosla, nos gusta explicar cosas de una manera nueva. Algo que le pasa a la divulgación científica es que es muy conservadora. Siempre se explica lo mismo de las mismas formas, con las mismas analogías. Nosotros asumimos el compromiso de hablar de cosas nuevas, o de las cosas de siempre de manera novedosa. Inventamos analogías, narrativas, refundamos explicaciones.

Le tengo especial cariño a un vídeo sobre el experimento de la doble rendija. También me gustan algunos vídeos que tenemos que implican temas sociales. Me gusta mucho uno que tenemos sobre cambio climático en el que desmontamos todos los argumentos negacionistas. Con los años lo he visto publicado y republicado en montones y montones de sitios. Es una herramienta social y me parece increíble.

Estoy bastante orgulloso de todos porque, en el fondo, somos enfermizamente rigurosos. Nuestros guiones siempre son revisados por expertos. Hay guiones que directamente se han quemado porque tenían serios errores. No solo eso: hay vídeos ya publicados que, por tener errores, hemos bajado, independientemente del número de visualizaciones. Tomamos medidas importantes.

WIRED: ¿El formato vertical y rápido de plataformas como TikTok, Instagram y YouTube Shorts ha dañado a la divulgación?

No. Yo digo que el formato vertical corto nos ha abierto las puertas a nuevos públicos. Hay gente que nunca hubiera consumido un vídeo de 10 minutos, ni un podcast de dos horas, ni un documental. Gente que jamás hubiera sido introducida al mundo de la divulgación si solo hubiera contado con esas vías. Sin embargo, ahora tenemos formatos híper cortos que te aparecen en el móvil de la nada, después de ver, por ejemplo, a Ibai, y eso es una oportunidad fabulosa. Todo puede coexistir. No pasa nada. De hecho, en QuantumFracture intentamos generar todos los formatos: vídeos largos, cortos, podcast. El vídeo corto es un formato que no se va a ir y que, además, puede reforzar mucho el contenido científico: puede llegar mucho más lejos. Yo creo que hay gente que está haciendo muy buen trabajo.

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WIRED: Cuáles son, en tu opinión, las preguntas más importantes que la física tiene por resolver. De ellas, cuál es la que a ti te interesa más y, por otro lado, cuál es aquella cuya respuesta contraería un mayor impacto.

José Luis Crespo: Hay montones de frentes. De hecho, cuando se hace esta pregunta, muchas veces la gente se piensa que solo vamos a hablar de teoría de cuerdas y agujeros negros, pero la física es muchísimo más amplia. Sin ir más lejos, por ejemplo, una gran pregunta es cómo se podría fabricar un superconductor a temperatura ambiente. Una vez que eso esté resuelto, seguramente habremos dado muchos pasos para tener un material prodigioso. Yo creo que las que cambiarán todo serán, seguramente, las preguntas de materia condensada, las preguntas de física de materiales.

En un campo más fundamental, la misma pregunta sobre si hubo o no inflación, un mecanismo que habría detonado el Big Bang, aún no está respondida. Hay otra que quizá ataña más a la filosofía de la ciencia que a la física, pero que es importante: ¿existe una teoría del todo? ¿existe un modelo físico que sea capaz de predecir todos los fenómenos físicos?

Hay preguntas mucho más concretas que son muy importantes también. ¿Por qué los neutrinos, estas partículas fantasmales, tienen masa? Tampoco se sabe por qué existen tres generaciones de partículas, o por qué el bosón de Higgs tiene la masa que tiene.

Preguntas que a mí personalmente me resultan interesantes son: ¿qué es la energía oscura y por qué tiene el valor que tiene? Y ¿qué es la materia oscura? Ahora, si tuviera que escoger una pregunta que me gustaría ver resuelta antes de morirme, estaría relacionada con el problema de la constante cosmológica. ¿Qué es la energía del vacío? Y de manera más general, ¿qué es el vacío realmente?, ¿cómo funciona?

WIRED: Te hago esta pregunta casi de manera obligatoria. Es el tema de conversación desde hace meses: ¿cuál es el mayor reto de la ciencia frente a la inteligencia artificial y cuál es el mayor beneficio que puede sacar de ella?

Bueno, leí en Twitter hace poco algo que me hizo gracia: “inteligencia artificial” es el mejor rebranding que han hecho de “álgebra lineal”. Broma de matemáticos total. Dicho aparte, las técnicas que se están utilizando en inteligencia artificial ahora son unas que, en gran medida, se llevan usando desde hace muchos años, solo con la diferencia de que ya son capaces de hacerlo a lo grande: montones y montones de nodos en redes neuronales que permiten sacar los resultados que estamos viendo. La ciencia básica, de hecho, ya ha aportado mucho a la inteligencia artificial. Una parte del software de medición usado en el acelerador de partículas del CERN funciona con inteligencia artificial desde hace décadas. O sea, que ya estaba ahí. La ciencia fundamental, como puede ser en este caso la física de partículas, ha ayudado a que estemos en este punto, y lo ha hecho por necesidades básicas, sin pretender nada.

Con todo, yo creo que la inteligencia artificial generativa va a tener un impacto en la ciencia: ya lo está teniendo. Ya estamos viendo inteligencias artificiales que son capaces de demostrar pequeños teoremas, que son capaces de encontrar patrones que no encontramos nosotros de forma fácil. Todas estas cosas, escaladas, van a ser una herramienta muy importante para los científicos. ¿Podríamos pensar en un futuro en el que los científicos sean prescindibles y que estas inteligencias artificiales sean mejores que nosotros? Es una especulación. No sabemos qué pasará. En cualquier caso, va a cambiar el juego en todos los sectores. Ya lo está haciendo.