El estudio que creó Among Us está ayudando a los creadores independientes a sobrevivir

A medida que la industria del videojuego se contrae, los desarrolladores independientes se quedan con menos opciones de financiamiento. Innersloth tiene algunas ideas para echarles un salvavidas.
Una imagen fija del juego Project Dosa.
Captura de pantalla del videojuego Project Dosa.Cortesía de Outerloop Games

En 2020, dos años después de su lanzamiento, el juego de deducción social de Innersloth, Among Us fue el título para smartphones más descargado del mundo. Recaudó millones de dólares y proporcionó a la desarrolladora no solo el dinero necesario para mantenerse a flote, sino lo suficiente para ayudar a otras empresas independientes a poner en marcha sus propios juegos. Con Outersloth, un nuevo fondo que Innersloth anunció a principios de mes, la empresa se propuso ayudarles a escapar de los peligros del ciclo editorial tradicional. Ahora la iniciativa está preparada para hacer mucho más.

Hacia afuera como hacia adentro

Outersloth no es ni mucho menos el primero de este tipo; otros, como Indie Fund y Moonrise Fund, también se centran en dar respaldo a los creadores más pequeños. Pero llega en un momento en el que la industria del videojuego es más tumultuosa que nunca. Solamente en el último año se han perdido miles de puestos de trabajo y han cerrado estudios grandes y pequeños, desde Arkane Austin y Pieces Interactive hasta Die Gute Fabrik. Ni siquiera las empresas desarrolladoras más pequeñas, como Tango Gameworks, adquiridas por grandes compañías, están a salvo; Microsoft cerró Tango en mayo.

Mientras muchas empresas ajustan sus presupuestos, Innersloth se expande. Outersloth es el esfuerzo de Innersloth por hacer que la industria en general sea más sostenible, señala Victoria Tran, directora de comunicación de la empresa.

"Outersloth pretende ayudar a los independientes que quieren ser autosuficientes y necesitan un empujoncito", destaca Tran, "darles la oportunidad de triunfar y, con suerte, ganar lo suficiente con su próximo juego para que no tengan que volver al ciclo de buscar financiamiento, porque puede ser bastante agotador".

Los veteranos de Innersloth lo saben bien. Los estudios pequeños se enfrentan a problemas que los grandes desarrolladores no tienen. A veces les falta experiencia; a veces hacen juegos raros o experimentales que no parecen grandes éxitos para los posibles inversores. Los desarrolladores que buscan pequeñas sumas para sus juegos tampoco parecen merecer la atención de los financiadores. Incluso Among Us, en sus inicios, no encontró financiamiento. "Hay muchos juegos que necesitan hacerse o merecen hacerse", cree Tran, "pero no hay financiamiento real para ellos".

Solamente inteligencia humana

Outersloth no tiene normas estrictas sobre a quién ayuda, aunque rechaza los juegos de cadena de bloques o de inteligencia artificial. Su modelo es de no intervención. Nadie de la empresa pide notas sobre los juegos que respalda. En su página web, describe la presentación de Clickholding, un proyecto de la desarrolladora Strange Scaffold anunciado esta semana) como "una historia tan desquiciada e inquietante que hizo estallar una sala entera". Para el equipo de Outersloth, tenía toda la pinta de ser una buena apuesta.

Los acuerdos de este tipo, según Tran, pueden ayudar a los independientes a evitar el tipo de malos contratos que ella y sus colegas han visto durante su tiempo en los juegos. Al igual que ocurre con los anticipos que reciben muchos artistas por sus primeros álbumes, los contratos suelen incluir cláusulas que dificultan a los pequeños estudios de videojuegos recuperar sus costos. "Una vez que el juego sale a la venta, uno quiere tener al menos una parte de los ingresos cuando sale, si no, no puede sobrevivir como estudio", explica Tran.

Outerloop Games es uno de esos estudios que intentan salir adelante. Aunque la empresa ya había lanzado juegos como Falcon Age y el entrañable Thirsty Suitors cuando llegó el momento de conseguir financiamiento para su nuevo juego, Project Dosa, los creadores se encontraron con que "el clima de financiamiento actual es duro", indica la cofundadora Chandana Ekanayake, "los presupuestos son más bajos y hay más equipos compitiendo por las mismas opciones de financiamiento".

Al final, el contrato que ofrecía Outersloth resultó ser el más adecuado. "Esencialmente, nos financian, compartimos los ingresos y en condiciones muy favorables para los desarrolladores", afirma Ekanayake. Es una gran opción, añade, para los equipos que son más autosuficientes.

Aunque no sustituirá al actual modelo de negocio de la industria del videojuego, Outersloth ofrece algo que el sector necesita ahora mismo: un salvavidas. Podemos fomentar de verdad una industria sostenible", sostiene Tran, una que huya de los modelos que maximizan los beneficios a expensas de los desarrolladores. Una apuesta a largo plazo que vea más allá del juego actual e imagine el siguiente.

Artículo publicado originalmente en WIRED. Adaptado por Mauricio Serfatty Godoy.