La Presidenta de México no invitó al Rey de España
La decisión de la presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum, de no invitar al rey de España, Felipe VI, a su toma de posesión refleja las complejidades históricas y las relaciones entre ambos países. La razón detrás de esta exclusión es que el monarca español no respondió a una carta enviada por el presidente saliente, Andrés Manuel López Obrador, en la que se solicitaba una disculpa por los abusos cometidos durante la conquista de lo que hoy conocemos como México.
Es necesario analizar esta postura desde una perspectiva más amplia y objetiva, ya que la historia, a menudo, es mucho más compleja de lo que ciertos discursos políticos pretenden simplificar. En este caso, se plantea una pregunta fundamental: ¿quiénes fueron los verdaderos responsables de las masacres en el territorio mesoamericano, y a quién se le debería exigir una disculpa?
La historia prehispánica de México está marcada por una brutalidad que no se puede ignorar. El descubrimiento del Huey Tzompantli en la antigua Tenochtitlán, un altar con más de mil cráneos de hombres, mujeres y niños sacrificados, nos recuerda que la violencia y el sacrificio humano eran parte de la cosmovisión mexica. Estos sacrificios, realizados entre 1486 y 1502, eran parte de una cultura que consideraba que la sangre era esencial para la regeneración divina y el equilibrio cósmico. Los conquistadores, al llegar a estas tierras, se encontraron con una civilización tan espléndida como sangrienta.
No se puede obviar que la caída del Imperio Mexica en 1521 se logró por las alianzas con pueblos indígenas oprimidos por el régimen mexica. Los indigenas, cansados de la represión y los sacrificios humanos impuestos por los mexicas, se unieron a Hernán Cortés en la toma de Tenochtitlán. Por lo tanto, la narrativa de una conquista exclusivamente de los representantes de la Corona de Castilla, que justifique la exigencia de un perdón exclusivo del Estado español, es históricamente limitada y omite la realidad de las alianzas indígenas en ese proceso.
El Estado español moderno, tal como lo conocemos hoy, no existía en 1521. España como nación-estado se consolidó con la Constitución de Cádiz en 1812, que definió la "Nación española" como la unión de todos los españoles. La expedición de Hernán Cortés fue financiada y autorizada por la Corona de Castilla, no por el Estado español.
Ante estos hechos, la decisión de Sheinbaum de no invitar al rey de España parece más un gesto político que histórico. Es un intento de continuar con una narrativa impulsada por López Obrador que busca posicionar a México como una víctima perpetua de la colonización, sin reconocer las complejidades de su propia historia prehispánica y colonial. Además, la presidenta electa no es ajena al conocimiento de la historia. Su formación académica de alto nivel contrasta con la triste realidad de millones de mexicanos que viven en la pobreza, con escaso acceso a la educación superior.