Del curso: Inteligencia artificial más allá de la ingeniería

Conducción autónoma

Del curso: Inteligencia artificial más allá de la ingeniería

Conducción autónoma

Vehículos capaces de ir de un origen a un destino sin ningún tipo de intervención humana. Hace unas décadas, a cualquiera podría haberle parecido ciencia ficción. Y en la actualidad, cada vez sentimos estar más próximos a conseguir ese tipo de vehículo cien por cien autónomo, a pesar de que, según avanza el desarrollo de la inteligencia artificial y la sensórica, también somos conscientes de que existen más retos aparte del tecnológico, como la regulación, para que el coche autónomo sea una realidad. Un coche autónomo, en su versión más idílica, no solo tiene que ser capaz de ver la carretera, otros vehículos y obstáculos, sino también de escuchar qué ocurre en su entorno, obtener información y analizar la situación del tráfico y tomar muchas decisiones precisas. Supongo que te preguntarás cómo surgió el primer coche autónomo. Aunque durante el siglo pasado se crearon algunos vehículos que era posible guiar mediante control remoto, es Ernest Dickmanns quien lideró la construcción del coche autónomo moderno. Profesor de universidad en Múnich, en 1989 convirtió una furgoneta Mercedes-Benz en un vehículo autónomo guiado por visión y por una computadora integrada, entre otros. Estos experimentos fueron financiados por la Comisión Europea con 800 millones de euros. Actualmente, la conducción autónoma se desarrolla gracias a los avances del «deep learning», teniendo en cuenta cuatro pilares fundamentales: percepción, localización, planificación y control. La percepción se focaliza en entender cómo es el entorno e identificar los obstáculos. La localización define la posición del vehículo con mucha más precisión que la tecnología GPS. Se busca una precisión de 1 a 3 cm. Sin esta localización detallada, sería muy difícil predecir choques u otro tipo de accidentes. La planificación define las trayectorias entre el punto de origen y de destino y emplea tanto la percepción como la localización. Podríamos decir que es el cerebro del coche autónomo, al tomar decisiones sobre cómo ir de un punto A a otro B. Por último, el control permite seguir la trayectoria a partir de un ángulo de dirección y un valor de aceleración. Conseguir la madurez en estos cuatro pilares, acompañados de carreteras inteligentes, con sensórica e información detallada del estado del tráfico, son retos que deben ser resueltos para conseguir vehículos completamente autónomos. Y entonces, ¿por qué ya escuchamos que existen modelos y marcas en el mercado que comercializan estos vehículos? Precisamente porque hay definidos cinco niveles que clasifican la capacidad de autonomía y los coches que se han comercializado en los últimos años corresponden, como mucho, al nivel 3. El nivel 1 hace referencia a los vehículos que incluyen mecanismos de asistencia al conductor, como control de velocidad o sistemas de seguridad para evitar colisiones. En el nivel 2, el vehículo es capaz de conducir sin ayuda del conductor en espacios acotados, como por ejemplo, autopistas, pero necesitan en todo momento que haya un conductor pendiente y capaz de retomar el control cuando sea necesario. En el nivel 3, sigue siendo imprescindible un conductor, pero no es necesario que su atención esté completamente dedicada a la conducción. Eso sí, debe estar disponible para tomar el control cuando el sistema autónomo lo notifique. En el nivel 4, se considera la conducción autónoma completa en zonas acotadas. Y el nivel 5 sería el grado de autonomía completa. Se decía que en 2020 ya dispondríamos en el mercado de coches con un nivel de autonomía 4, pero se trata de un problema muy complejo de resolver, debido a todas las situaciones imprevistas que pueden darse en un entorno de conducción real. No obstante, vamos dando pasos, a pesar de ser más despacio que lo esperado. Por ejemplo, en Pekín, en 2021, se puso en marcha el servicio de robotaxi, sin conductor, en un barrio concreto, un servicio autónomo de pago que se clasificaría en el cuarto nivel de autonomía. Ese mismo año, el gobierno alemán concede una licencia a una conocida casa automovilística para comercializar coches autónomos de nivel 4. Es un modelo dotado con cámaras frontales, laterales y traseras, micrófono para recoger el sonido de ambiente y sensórica avanzada. Este hito convierte a Alemania en el primer país europeo en disponer de una legislación adaptada a esta tecnología. Numerosas marcas, fabricantes y empresas tecnológicas están invirtiendo en el desarrollo del coche completamente autónomo. ¿Llegaremos a disfrutar del nivel 5 de conducción autónoma? Yo creo que sí. Me pregunto más bien, ¿cuándo?

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