Zelenski se topa con la campaña electoral de EE UU en su visita para recabar apoyo a su “plan de victoria”
Donald Trump anuncia una reunión con Zelenski este viernes en Nueva York, un día después de que el presidente de EEUU y Kamala Harris recibieran en la Casa Blanca al líder ucranio
Para el presidente ucranio, Volodímir Zelenski, sus reuniones este jueves en la Casa Blanca podían ser la última oportunidad para tratar de convencer a una Administración estadounidense amiga de que autorice sus objetivos de guerra, su “plan de victoria”. Ambos gobiernos tratan, a contrarreloj, de reforzar la capacidad militar de Kiev antes de que finalice en enero el mandato de Joe Biden, que horas antes del encuentro anunciaba una nueva batería de medidas de ayuda para que Ucrania “pueda ganar esta guerra”. Este viernes, Zelenski se verá en Nueva York con el candidato republicano, Donald Trump, que ha criticado en varias ocasiones la ayuda a Ucrania y que asegura que de volver a la presidencia pondría fin a la guerra “en un día”, previsiblemente obligando a Kiev a aceptar las condiciones rusas.
El presidente ucranio se ha topado de bruces en esta visita con la campaña presidencial estadounidense. En vísperas de su conversaciones en la Casa Blanca, los republicanos le reprochaban una visita a una fábrica de munición en Pensilvania, acompañado de dos legisladores demócratas, como un gesto a favor de la candidata Kamala Harris y los suyos. También, que en una entrevista publicada por The New Yorker calificara al aspirante republicano a la vicepresidencia, J.D. Vance, como “muy radical”. El expresidente republicano se quejaba el miércoles de que “seguimos dando miles de millones a un hombre que rechaza cerrar un acuerdo” de paz con Rusia.
En el otro lado, este jueves, en su comparecencia conjunta con Zelenski ante la prensa en la Casa Blanca, Harris aprovechaba para lanzar un dardo contra Trump, al hablar de que “hay algunos en mi país que obligarían a Ucrania a ceder grandes pedazos de su territorio a Rusia”.
Hasta el último momento no estuvo agendado que Zelenski se reuniese con Trump. Pero el ucranio no puede permitirse estar a malas con quienes en unos meses podrían tener la llave de la Casa Blanca y de los fondos de ayuda a Ucrania. Sin el respaldo económico y militar de Washington, el principal proveedor de asistencia para el país invadido, una Ucrania desangrada después de casi tres años de guerra no podría continuar resistiendo mucho tiempo el ataque ruso. El líder del país invadido escribió una carta al candidato republicano para pedirle una charla y hablar de la “paz justa” que pretende Kiev. Trump respondió anunciando, en una rueda de prensa, que se citaría con el presidente ucranio en su torre en Nueva York.
En respuesta a las palabras de Harris, el candidato republicano aseguró que sus propuestas para Ucrania no son una “rendición”. “Lo que quiero es salvar vidas”, aseguró.
Zelenski había viajado a Estados Unidos para presionar en favor de su “plan de victoria” de cuatro puntos. Aunque no se ha divulgado abiertamente, los medios ucranios dan por seguro que entre ellos se encuentra la integración de Ucrania en la OTAN el próximo año. Y, por supuesto, la autorización para el uso de misiles de largo alcance contra territorio ruso, algo que Washington se resiste a permitir al considerar que no cambiaría la trayectoria de la guerra pero podría desencadenar una reacción mucho más violenta del presidente ruso, Vladímir Putin.
Antes del encuentro en la Casa Blanca, la portavoz presidencial Karine Jean-Pierre descartaba que Biden fuera a anunciar luz verde a que Ucrania pueda utilizar misiles de largo alcance. Pero el presidente estadounidense sí declaró su compromiso a acelerar la entrega de ayuda militar a Kiev en los meses que le restan de mandato. “Estamos del lado ucranio, ahora y en el futuro. Permítanme ser claro: Rusia no prevalecerá en esta guerra”, saludaba Biden al comienzo de su encuentro con el líder ucranio en el Despacho Oval este jueves. “Ucrania vencerá y continuaremos apoyándola en cada paso del camino”, agregaba el presidente
La Casa Blanca había desplegado la alfombra roja para Zelenski, que también mantuvo una reunión por separado con la vicepresidenta y candidata demócrata Kamala Harris, seguida de una declaración conjunta con la prensa.
“Creemos que esta guerra se puede ganar, y solo así se puede lograr una paz justa”, declaró Zelenski. Por su parte, Harris insistió en su apoyo “inquebrantable” a Kiev y en que mantendrá la asistencia militar estadounidense. “Estados Unidos no respalda a Ucrania por caridad, sino porque es nuestro interés estratégico”, agregó.
En una crítica muy poco velada contra sus rivales electorales republicanos, muy críticos con la asistencia militar al país invadido y que han sugerido que Ucrania ceda parte de su territorio a Rusia, la vicepresidenta declaró: “Hay algunos en mi país que obligarían a Ucrania a renunciar a grandes pedazos de su territorio soberano. Que podrían exigir que Ucrania acepte ser neutral y le reclamen que renuncie a relaciones de seguridad con otras naciones [no ingresar en la OTAN]. Esas propuestas son las mismas de [el presidente ruso, Vladímir] Putin. Y seamos claros, no son propuestas de paz. Son propuestas de rendición, que es peligrosa e inaceptable”.
Horas antes de la conversación entre los dos jefes de Estado, Biden había anunciado una serie de medidas de apoyo a Ucrania, incluida la entrega de 8.000 millones de dólares (7.150 millones de euros) en asistencia militar adicional. El paquete incluirá municiones, sistemas de defensa aérea y, por primera vez, bombas planeadoras JSW: misiles de alcance medio (130 kilómetros) que pueden lanzarse desde aviones caza y alcanzar sus objetivos con gran precisión. Esta arma permitiría golpear a las fuerzas rusas desde distancias mayores y, por tanto, más seguras.
La mayor parte de la nueva ayuda, 5.500 millones de dólares (4.900 millones de euros), se asignará antes de que expire el lunes el año fiscal estadounidense. Otros 2.400 millones (2.150, de euros) se concederán dentro de la Iniciativa de Asistencia a la Seguridad de Ucrania, que permite al Gobierno estadounidense comprar directamente a las empresas fabricantes armas para Ucrania, en lugar de sacarlas de sus propios arsenales. Esta segunda cantidad se dedicará no solo al refuerzo de las defensas aéreas ucranias, sino también a fortalecer su base industrial militar.
Las medidas que ha anunciado el presidente estadounidense también incluyen el suministro de una batería de defensa antiaérea Patriot, y más misiles para este sistema. Asimismo, está previsto extender el programa de adiestramiento de pilotos ucranios para que puedan hacer volar aviones F-16. El año que viene quedarán formados 18 pilotos.
Biden tiene previsto viajar el mes próximo a Alemania, en una visita para la que convocará una reunión del grupo de países que aportan asistencia a Ucrania, para coordinar los esfuerzos de las cerca de 50 naciones miembros.
En mensajes en la red social X, Zelenski tuvo buen cuidado de dar las gracias por el nuevo paquete de ayuda no solo a Biden, sino también al Congreso estadounidense. Y prometió utilizar las armas “del modo más eficiente y transparente”.
Era un intento muy calibrado del presidente ucranio por calmar las aguas con el Partido Republicano y evitar que su causa pueda verse enmarañada en la áspera campaña electoral estadounidense, a 40 días de la cita con las urnas en su país anfitrión.
Antes de visitar la Casa Blanca, Zelenski se reunía con parlamentarios de los dos partidos en el Capitolio, incluidos los líderes demócratas en el Senado y la Cámara de Representantes, Chuck Schumer y Hakeem Jeffries, respectivamente. También participó en los encuentros el líder de la minoría republicana en la Cámara Alta, Mitch McConnell. Pero el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Mike Johnson, que se había visto con el presidente ucranio en otras ocasiones previas, esquivó la cita, con el socorrido argumento de conflictos de agenda. Johnson había encabezado las protestas sobre la visita de Zelenski a la fábrica de munición en Pensilvania.
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