El Circuit Festival reaviva el espíritu del ‘Gaixample’
El festival LGTBIQ+ más grande de España espera traer a Barcelona 60.000 personas de 80 nacionalidades diferentes
En los bancos no cabe un alfiler. Las terrazas tienen lista de espera. El lunes por la tarde, una fila de personas que aguardan para entrar en la tienda de ropa interior gira la curva de Consell de Cent con Casanova, en el corazón del conocido como Gaixample (barrio gay en el Eixample). Altos, presumiendo de un bronceado perfecto, exhibiendo llamativos tatuajes, con camisetas de tirantes para enseñar bíceps y ajustadas bermudas vaqueras, forman una Torre de Babel. Cada uno ha llegado de un punto distinto del planeta pero a todos los ha reunido el Circuit Festival, el mayor evento LGTBIQ+ de Barcelona. Más de 60.000 personas de 80 nacionalidades distintas acudirán a las 13 fiestas que, del 10 al 18 de agosto, acogerán Barcelona y Cerdanyola del Vallès, con el permiso de Vilassar de Dalt, siempre el escenario de la fiesta más icónica del festival, en el parque acuático de Illa Fantasía.
Hacía allí va el martes Brian. Antes de ir a coger uno de los autobuses, apura un batido en Consell de Cent, a la altura de Casa Jaime. Por segundo año consecutivo, Brian (46 años) viene de Miami (Florida, EE UU) para el Water Park Day. “Mi experiencia es que se trata de una fiesta inolvidable. Así que, este año, he organizado mis vacaciones para que las fechas del crucero que estoy haciendo por el Mediterráneo coincidieran con este día”, admite. El factor internacional es intrínseco al formato del festival, asegura Ángela Ballesta, portavoz de la firma catalana que organiza el festival, Matinée Group: “El Circuit es un “circuito” de eventos al que invitamos a los promotores más relevantes de la escena gay internacional, para que traigan a Barcelona sus fiestas más icónicas”. En los 13 eventos de este año el festival combina promotores de Brasil, Países Bajos, Bélgica y Madrid, con sus fiestas de “marca propia” como la fiesta de leche o la fiesta del agua.
El precio del abono del festival completo ronda los 400 euros, lo que convierte al perfil de asistentes en personas de alto poder adquisitivo. “Los extranjeros que vienen de fuera de Europa son los que más gastan en las entradas, el alojamiento, restauración y tiendas. Un poco menos los que vienen de países europeos y los residentes en España manejan otras cifras, de hecho, nuestro programa de fidelidad les ofrece entradas diarias a 15 euros. Pero entendemos que no todas las personas dedican el mismo peso económico al ocio y a las actividades lúdicas”, subraya Ballesta. Diego (39 años) viene de Zúrich (Suiza). “Es mi segundo año, pero siempre había querido venir porque había oído hablar mucho de este festival. Y este año aprovecho para hacer turismo, hacer unas compras, además de acudir a una fiesta increíble”, cuenta.
Con mayor o menor poder adquisitivo, lo cierto es que el Circuit ha dejado huella en el centro de Barcelona y, especialmente, en su barrio gay. Los dependientes de Addicted &, una de las tiendas de ropa situadas en el corazón del Gayxample, no han dejado de vender bañadores slip en rosa, naranja, azul metálico y con icónicos estampados durante toda la mañana: “Ha aumentado muchísimo el movimiento por el Circuit, entre el 80% y el 90% son turistas con alto poder adquisitivo que normalmente repiten ―tienen muy claro a dónde vienen―, hacen turismo y compran los días previos y después se apuntan a la fiesta. Además, desde que se terminó la peatonalización de Consell de Cent hay mucho más ambiente, la gente camina libremente, permanece más rato por la calle mientras que antes era un sitio de paso”, reconoce Alan, supervisor de la tienda.
Las bolsas reposan encima de las mesas de las terrazas de Consell de Cent. Después de comprar, el cuerpo pide unas copas y muchos de los asistentes al Circuit se dirigen a uno de los 12 bares de copas del grupo Believe. “Estos días, recibimos un 30% más de clientes, por el Circuit y porque también estamos en la semana de más vacaciones de todo el verano. Se nota un montón la asistencia extranjera por el evento, es guirilandia con extranjeros muy ricos”, asegura Xavier Franquesa, director del grupo empresarial. Sobre la recuperación del espíritu del barrio gay de Barcelona, Franquesa resta importancia a la reforma de Colau: “El Gaixample entró en decadencia a mediados de los dos mil, y empezamos a recuperarlo después de la pandemia. De hecho, nuestra oferta de actividades tiene bastante que ver. Peatonalizar Consell de Cent ―donde tenemos cuatro bares― ayuda a que venga más gente con perfil diferente ―familias, niños, paseantes―, pero fue después del Covid que se volvió a consolidar como zona de referencia”, asegura.
Con el bañador comprado y, después del refrigerio, los asistentes del Circuit ultiman los detalles para la fiesta en la barbería de Javier Moreno: “Llevo siete años aquí y, desde luego, en los últimos meses vienen muchas más personas. Estos días del Circuit están siendo un bum, nos llenamos de chicos que quieren ponerse guapos y que confían en nuestros uniformes de faldas para dejarlos lo mejor posible”, cuenta Moreno. El evento ha sido el foco de muchas críticas que tachan el festival de “superficial” por reunir a hombres con un aspecto físico muy cuidado y acorde a los cánones normativos pero, frente a las críticas, la organización del festival reclama su carácter lúdico: “Nosotros queremos crear un espacio de ocio inclusivo, donde vivir la diversidad afectiva y de género con tolerancia y respeto. Para reclamar derechos ya están las asociaciones”, cuenta Ballesta, y añade, “es cierto que nuestro público se cuida, que pasa muchas horas en el gimnasio, pero es como cuando ves un anuncio, que la modelo sea rubia no quiere decir que el champú sea solo para rubias”.
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