Esquerra Republicana ha informado este viernes la apertura de cuatro expedientes disciplinarios a igual número de militantes de la formación por su responsabilidad en la pegada de carteles con las imágenes del entonces candidato republicano a la alcaldía de la capital catalana, Ernest Maragall, y su hermano Pasqual [afectado de alzhéimer] y el mensaje “Fuera el Alzhéimer de Barcelona” durante las pasadas elecciones municipales. La formación ha declinado hacer público el nombre de los afectados, en un intento de calmar las aguas de una polémica que se ha llevado por delante al hasta hace una semana viceconsejero de comunicación de la Generalitat, Sergi Sabrià. La nota también anuncia que el partido pondrá en marcha un protocolo de control de sus campañas. En el caso de considerarse algún caso “muy grave”, podría implicar la expulsión del partido.

La denuncia judicial de los hechos, ocurridos el 8 de marzo del año pasado, derivó en que los Mossos detuvieran a tres personas. Pero Maragall, al enterarse de que la campaña venía de su propio partido, decidió retirarla. Pero la policía pudo certificar posteriormente no solo que ese había pagado a los detenidos por pegar los carteles en Barcelona, a través de una empresa que usualmente trabajaba para ERC, sino que además se intentó comprar su silencio con 50.000 euros. El exalcaldable señaló a Tolo Moya, exdirector de comunicación de los republicanos, como responsable. Este, a su vez, se sacudió la responsabilidad y advirtió que tiraría de la manta.

La renuncia de Sabrià, que dice que no tiene ninguna responsabilidad en la acción, buscó ser el cortafuegos de la polémica pero no ha sido así. El partido había anunciado que este viernes se conocería el resultado de su investigación interna sobre el caso, que se ha saldado con la apertura de los cuatro expedientes disciplinarios. Uno de ellos ha sido calificado de muy grave (podría suponer la expulsión), otro de grave y dos como leves. La comisión de garantías que ha de decidir si se les ha de imponer las sanciones fijadas en los reglamentos disciplinaros y, de momento, la formación descarta hacer público el nombre de los afectados.

La polémica, además, ha explotado en un momento de máxima tensión interna, a causa de la pugna entre quienes abogan por un cambio de caras en el partido —el entorno de la secretaria general Marta Rovira— y quienes apoyan a Oriol Junqueras en su apuesta por presentarse de nuevo a la presidencia en el Congreso Extraordinario de noviembre. La crisis la ha desatado el mal resultado del último ciclo electoral y es por ello que las campañas están en el ojo del huracán. De ahí que el partido también asegure que estudiará a fondo las cuestiones éticas que abren las llamadas campañas de contraste y creará un protocolo sobre las mismas.

Forcadell, posible presidenta de consenso

Por otra parte, la vuelta de Marta Rovira a España, este viernes, tras seis años y medio en el exilio ha agitado el debate interno sobre el futuro del liderazgo del partido. La secretaria general es la cara visible de la parte de la militancia que considera que es necesario un cambio de caras en la cúpula como revulsivo ante la crisis de la formación, mientras que Oriol Junqueras y su entorno apuestan por intentar repetir en la dirección. Ambos sectores, sin embargo, llevan semanas intentando encontrar fórmulas de acercamiento y, según El Periódico, una de ellas pasaría por quitarle las funciones ejecutivas a la presidencia de ERC y ofrecérsela a una persona que genere consenso en las dos almas. La expresidenta del Parlament, Carme Forcadell, sería uno de los nombres propuestos, ha podido confirmar este diario.

El partido, según los estatutos, tiene un presidente que ejerce diferentes funciones de corte ejecutivo, como convocar las reuniones de la Ejecutiva o coordinar a los presidentes de las diferentes agrupaciones territoriales. De cara a una ejecutiva conjunta, que evite una competencia de al menos dos listas en el cónclave de noviembre, pasaría por descafeinar la figura de la presidencia en las discusiones del Congreso Extraordinario para darle un papel más honorífico. Rovira, en su discurso ante el Consell Nacional reunido este viernes, ha reafirmado su voluntad de abandonar la primera línea de la dirección, donde está desde 2011. “No seré candidata a nada, absolutamente a nada y menos contra Oriol Junqueras”, ha aclarado.

Pese a que la fórmula de síntesis es lo que ambas partes aseguran desear, voces dentro del sector próximo a Junqueras sí lamentan lo que consideran la “utilización” de la figura de Forcadell, una de las condenadas por el juicio al procés y posteriormente indultada por el Gobierno central.

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