Médicos y democracias
Cuando los médicos cubanos abandonen Brasil, unos 28 millones de nacionales sin recursos dejaran de tener cobertura sanitaria
La izquierda latinoamericana agrupada en el Foro de São Paulo reniega de la democracia que prioriza la libertad de asociación, expresión y manifestación como derechos fundamentales del hombre sin haber garantizado en pie de igualdad el derecho a la educación y la atención sanitaria gratuita y universal, que Cuba esgrime como argumento central en todos los debates sobre dictadura, democracia y subdesarrollo.
En la mayoría de los países con partidocracias de poca calidad y grandes bolsones de marginalidad y desprotección, el pluralismo político negado por La Habana es considerado una carencia disculpable en la clasificación de prioridades. Esa izquierda más preocupada por las garantías sanitarias que por las libertades civiles y políticas es influyente en Brasil, México, Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador, Uruguay, Venezuela, Nicaragua y El Salvador. Nunca se sumará al activismo prodemocracia en Cuba de Estados Unidos y la Unión Europea.
Viene a cuento la digresión después de que el Gobierno cubano haya ordenado la repatriación de sus 8.000 médicos del Brasil de Bolsonaro, y los gobernadores de nueve Estados del empobrecido noreste comunicaran al presidente electo que además de denunciar totalitarismo en Cuba solucione los problemas que la ausencia de sus facultativos generará en los 2.880 municipios donde prestan servicio.
Más de 1.500 aldeas con menos de 20.000 habitantes solo cuentan con médicos cubanos, que comenzaron a llegar en 2013, en un programa de Dilma Rousseff. Su repatriación sigue a las declaraciones del nuevo mandatario afirmando que son esclavos de una dictadura que no está dispuesto a financiar con el salario de sus médicos. Cuando estos abandonen el gigantesco país, unos 28 millones de nacionales sin recursos dejaran de tener cobertura sanitaria, según un cálculo de la Confederación de Municipios.
Brasil y Venezuela son las naciones con mayor contingente de profesionales de la salud cubanos, que trabajan en 24 países de la región, mayoritariamente en ambulatorios remotos, cubriendo vacantes frecuentemente rechazadas por los colegas locales. La venta de servicios médicos proporciona a la isla caribeña más ingresos que la industria turística. Entre los 186 millones de pobres de América Latina, el 30,7% ciento de la población, según la CEPAL, hablar de democracia y participación política es hablar del mar y los peces mientras no les saquen del hoyo. Los movimientos y dirigentes sociales que arremeten contra el neoliberalismo y el imperialismo como culpables de sus desgracias, les esperanzan hablándoles del legendario Fidel Castro, de sus médicos y maestros, de realidades y gobiernos justos.
El éxito de su sistema sanitario es uno de los pilares de la autoridad moral de Cuba, que la aprovecha política e ideológicamente. Las democracias representativas de América Latina seguirán volando con plomo en las alas mientras no garanticen la presencia de un médico, de madrugada, en los cerros de Caracas, la Amazonia indígena o las favelas de Río. En esos distritos electorales, los derechos humanos y la democracia se entienden de otra manera.
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