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Montilla promete "ser exigente" ante Zapatero tras la protesta del sábado

El presidente dice que su Gobierno ya afronta la mejora de las infraestructuras

Miquel Noguer

El presidente de la Generalitat, José Montilla, pasó página ayer a la manifestación de las infraestructuras del pasado sábado. Lo hizo asegurando que su Gobierno ya está haciendo lo que los manifestantes le pidieron y prometió "seguir siendo exigente" con sus reivindicaciones ante la Administración central.

Montilla evitó reconducir el discurso que ha mantenido en los últimos días, pero anunció que en las próximas semanas se reunirá con el jefe de la oposición, Artur Mas, para analizar la situación de las infraestructuras y de las inversiones del Estado.

Montilla guardó silencio hasta ayer para reforzar la idea de que la manifestación del sábado, que se convirtió en un acto de exaltación independentista, reivindicaba asuntos fuera del ámbito de competencias de la Generalitat: "La manifestación tuvo un sentido más amplio que el de las infraestructuras".

Pero el presidente eludió cualquier fricción con sus socios de Gobierno que sí participaron en la protesta. Mostró su "respeto" por los asistentes y por los que se quedaron en casa, y aseguró que tanto su Ejecutivo como el de José Luis Rodríguez Zapatero no tienen que tomar nota ahora de estas reivindicaciones porque ya lo habían hecho desde hace tiempo. "Ahora se está dando solución a nuestros problemas", dijo. Y eso debería acelerarse "con la fuerza de la sociedad civil y el desarrollo del Estatuto".

La forma para transmitir estas reivindicaciones la hablarán Montilla y Mas en las próximas semanas. El jefe de la oposición intentó ayer acabar de exprimir el éxito de la manifestación del pasado sábado. Pidió que se celebre una "cumbre" entre el presidente de la Generalitat y él mismo para hablar de infraestructuras y de la nueva financiación de Cataluña. Montilla accedió asegurando que la reunión ya se había acordado hace días en una conversación informal.

Cumbre Eurorregión

La respuesta de Montilla llegó desde Toulouse, donde los presidentes de Cataluña, Baleares, Midi-Pyrénées y Languedoc-Roussillon reactivaron el proyecto de Eurorregión. Los cuatro presidentes acordaron dotar al proyecto de entidad jurídica, lo cual permitirá que las cuatro regiones puedan pedir fondos europeos para proyectos conjuntos, también en materia de infraestructuras. Montilla se comprometió ante sus homólogos a "insistir ante Madrid, París y Bruselas" sobre la necesidad de acelerar los enlaces en tren de alta velocidad entre Barcelona y Francia.

En Barcelona, las direcciones de los partidos analizaron ayer la protesta del sábado. con conclusiones distintas. Daniel Sirera, presidente del PP catalán, por ejemplo, destacó que la deriva de CiU al participar en manifestaciones independentistas hace "muy difícil" un acuerdo después de las elecciones legislativas. Sirera pidió a CiU y ERC que sean coherentes y presenten una moción de censura en el Parlament contra el presidente Montilla, ya que se manifiestan en la calle contra él.

Los socialistas procuraron afinar el análisis. Su secretario de organización, José Zaragoza, interpretó que una gran mayoría de manifestantes expresaba su malestar por lo que ha ocurrido con Cercanías; otros, como el líder de ERC, se manifestaban por la independencia, y otros, como CiU, lo hacían contra el Gobierno catalán.

Rodríguez Zapatero mostró en la ejecutiva del PSOE su respeto por la gente que se manifestó, pero de los convocantes dijo que pensaban más "en la cercanía de las elecciones generales que en el servicio de Cercanías". Zapatero añadió que el PSC podrá exhibir "más pronto que tarde" las mejoras en infraestructuras que el Gobierno central ha emprendido en Cataluña.

La dirección de ERC acordó solicitar a la Plataforma por el Derecho a Decidir que convoque a todos los partidos que apoyaron la manifestación para elaborar un programa conjunto sobre infraestructuras para las elecciones legislativas del 9 de marzo.

Joan Herrera, diputado de ICV-EUiA, reivindicó el "acento social" de la protesta y lamentó el intento de apropiación de la misma por CiU y los independentistas.

Languedoc amenaza con marcharse

El proyecto para constituir una Eurorregión alrededor de los Pirineos comenzó en 2004 con cinco actores implicados: Cataluña, Baleares, Aragón, Midi-Pyrénées y Languedoc- Roussillon. Aragón se descolgó meses atrás como protesta por la actitud de Cataluña en el conflicto de las obras de arte sacro. Ayer, Languedoc- Roussillon también amenazó con abandonar la nave. "Hasta ahora la Eurorregión no ha servido para nada", dijo amargamente Georges Frêche. El veterano presidente de Languedoc-Roussillon, conocido en Francia por sus excesos verbales, dejó perplejos a sus homólogos al descolgarse con una retahíla de reproches hacia la Eurorregión: "Aquí todo son buenas palabras, pero cuando he necesitado algo de Bruselas siempre he tenido que ir solo".

Frêche abandonará a sus tres socios si el nuevo presidente de la Eurorregión, el balear Francesc Antich, no la convierte en algo útil en el plazo de un año. En el fondo, todo depende de que la Eurorregión, ahora constituida como asociación, pueda conseguir fondos de la UE y que éstos se repartan de forma equitativa.

Los otros tres presidentes se afanaron en responder a Frêche. "Estoy seguro de que Antich dará a la Eurorregión el impulso necesario", dijo Montilla. "Pienso contar con todos los miembros", remachó Antich. Frêche ya no pudo escuchar estas últimas palabras. Abandonó la sala antes de acabar la conferencia de prensa.

Antich se desplazó ayer a Toulouse con un amplio séquito. Alquiló un avión chárter en el que viajaron 90 personas, entre ellas 4 consejeros, 18 altos cargos y 19 periodistas, además de representantes sindicales y patronales.

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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