Muertos de éxito
Los incidentes de 1904 a causa de la popularidad del Tour están a punto de acabar con la carrera tras su segunda edición
A veces se muere de éxito. El primer Tour, el de 1903, despertó una atención inusitada y en 1904 los organizadores acabaron desbordados: "Hoy acaba la segunda edición", escribía L’Auto el 25 de julio. "Será, nos tememos, la última". El artículo se titulaba "El final". El patrón, Henri Desgrange, cree que la carrera ya no es sostenible, les desborda. En 1904, comenzaron 87 ciclistas, 20 más que en la primera edición. Tenían que ser 88, pero Serres tiene que abandonar antes de empezar porque camino de la salida le roban la bicicleta en la puerta de un café donde se ha parado a descansar.
Desde el periódico Le Vélo, el rival de L’Auto, lanzan acusaciones veladas, maledicencias. Empiezan las reclamaciones, los rumores de fraude. El 9 de julio, por la noche, camino de Marsella, un corredor local, Faure, toma la delantera en el alto de la República. Le persiguen los hermanos Garin y el italiano Gerbi, que son asaltados por los espectadores aprovechando las sombras de la noche. Gerbi tiene que retirarse porque le rompen un dedo; Maurice Garin sufre de un brazo. Es el propio Desgrange el que disuelve el motín cuando llega con su coche y dispara al aire con su pistola.
Entre Nimes y Toulouse, la turba vuelve a asaltar al pelotón en Gard, después de la exclusión de la carrera de su paisano Payan. Otra vez golpean a Garin y a Pothier. Ambos corren con los colores de la marca de bicicletas La Française, a las que algunos periódicos acusan de ser beneficiada por la organización. Faure, el centro de la controversia en la etapa de Marsella, se retira, "para evitar que me maten". La prensa marsellesa y Le Vélo, recrudecen las críticas.
En la única etapa que se celebra totalmente de día, entre Toulouse y Burdeos, un grupo de saboteadores lanza clavos y chinchetas, hay decenas de afectados en el pelotón. Aucouturier pierde más de 30 minutos por los pinchazos. Entre Burdeos y Nantes no pasa nada, pero antes de la última etapa con final en París, la redacción de L’ Auto recibe un mensaje de amenaza: "Ustedes hicieron perder a Beugendre en Burdeos y lo pagarán en Orleans", así que se modifica el itinerario para evitar problemas. Al llegar al Parque de los Príncipes, la organización declara vencedor a Maurice Garin y Desgrange anuncia que, posiblemente, ese ha sido el último Tour de la historia.
Pero las cosas no han acabado. Aleccionados por los enemigos del Tour, la Unión Velocipédica Francesa decide, el 30 de noviembre, sancionar a Maurice Garin por dos años, por infringir las normas sobre la prohibición de entrenadores, vehículos en carrera y ayudas entre corredores. A Pothier le suspenden de por vida, César Garin y Aucouturier son relegados en la clasificación y Cornet se convierte en el ganador del Tour. Garin se retira del ciclismo y, hasta su muerte en 1957, denunciará la injusticia de su sanción.
Y el Tour sigue adelante. Géo Lefevre, la mano derecha de Desgrange, le convence para organizar la edición de 1905. La desaparición del periódico rival, Le Vélo, le ha dado un respiro.
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