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Rodrigo Sorogoyen confirma su talento en el festival de Venecia con la serie ‘Los años nuevos’

El festival de cine acoge al madrileño como “el director español más importante del momento tras Almodóvar”

Parte del equipo de 'Los años nuevos' atendiendo a la prensa la mañana de este martes en el Festival de Venecia. De izquierda a derecha: Sandra Romero, Rodrigo Sorogoyen y Sara Cano.
Parte del equipo de 'Los años nuevos' atendiendo a la prensa la mañana de este martes en el Festival de Venecia. De izquierda a derecha: Sandra Romero, Rodrigo Sorogoyen y Sara Cano.Andreas Rentz (Getty Images)
Tommaso Koch

Nochevieja siempre trae renovadas esperanzas. Se mira atrás, a lo que fue, o no pudo ser. Pero el cava también descorcha los buenos propósitos para el año que comienza. Ser más paciente, beber menos, llamar más a casa, buscar otro trabajo, encontrar pareja, cuidar más a la que se tiene. Al fin y al cabo, quedan 12 meses, imposible fallar. El proyecto nunca cuenta, sin embargo, con la pasión principal de la vida: trastocar planes.

El 31 de diciembre Óscar aún llora el cierre de su relación. “Tienes los ojos tristes”, le dice Ana, a la que acaba de conocer en un bar. Horas después, los dos se revuelcan en un sofá, encendidos por un hechizo instantáneo. Pero, un rato más tarde, ella compra el vuelo a Canadá que nunca se atrevía a reservar y al que fía la revolución que su día a día necesita. Sueños de cambio. Algunos se cumplirán, otros no. Como siempre. Los años nuevos, de Rodrigo Sorogoyen, estrenada hoy fuera de concurso en el festival de Venecia, sigue a ambos personajes a lo largo de 10 capítulos (de unos 50 minutos cada uno) y una década. Cada episodio, una Nochevieja. Y, por su parte, la serie mantiene la promesa fundamental: reafirmar el talento del cineasta, que dio vida a la obra, la coescribió con Sara Cano y Paula Fabra, y filmó las primeras cuatro entregas. Llegará próximamente a Movistar Plus+.

“Tal vez el director español más importante del momento, detrás de Almodóvar”, lo definió el responsable artístico de la Mostra, Alberto Barbera, cuando presentó el certamen, en julio. Debatible, desde luego, porque Carla Simón, Juan Antonio Bayona o Isabel Coixet, entre otros, bien podrían aspirar al mismo título. Lo cierto, en todo caso, es el ascenso constante del madrileño. Cuando vino al Lido la última vez, en 2019, con Madre, él mismo representaba un buen propósito: pasar de joven emergente a confirmación. El reino y la serie Antidisturbios supusieron la escalada del cineasta hacia la cumbre, que alcanzó con As bestas. Complicado llegar allí, aún más quizás quedarse. Pero Los años nuevos, al menos tras el visionado de cuatro episodios, vuelve a ofrecer todas las virtudes que han destacado a Sorogoyen. Incluido, acaso, su mayor don: conectar con el público, sin renunciar al sello personal y autoral. Mercancía rara y preciadísima.

La historia arranca en una fiesta. Y con ambos personajes recién aterrizados en los 30. Porque los dos justo soplan velas alrededor del paso de un año a otro: el 31, él. El 1, ella. A partir de ahí, el espectador acompaña a Óscar y Ana, paso a paso, en el camino hacia los 40. “Es la década que más me tocaba”, dijo Sorogoyen, que tiene 42, ante la prensa. “Por supuesto se podrían hacer otras. Pero esta además suele tener muchos momentos importantes”, agregó.

En los veinte todos los senderos están disponibles. Hasta se puede volver atrás, si la vía se empina mucho. O, al menos, eso parece. Diez años más tarde, por supuesto, queda mucho recorrido por delante. Pero un treintañero ha andado tanto que algunas rutas han quedado demasiado atrás. Igual que, probablemente, algún familiar querido. Las encrucijadas clave se multiplican: formar una familia, casarse, decidir el trabajo o, a menudo, resolverse a abandonar la profesión soñada por culpa de la realidad. O no hacer ninguna de esas cosas. Por lo menos, toca decidir. Y asumir las consecuencias.

La serie supone un buen reflejo de ello. En el primer episodio fluyen copazos, frenesí y hasta surge la loca idea de irse de Madrid a Valencia en coche el 1 de enero tan solo para tomar una buena paella. Todo hacia adelante, sin tiempo para darse la vuelta. A medida que la obra avanza, se bebe más vino que gin tonics, en salones más que en bares, y en las conversaciones entran casas e hijos. Las ilusiones resisten, pero comparten espacio con arrepentimientos, frustraciones o rencores.

Sorogoyen lo narra con la habitual maestría para filmar secuencias colectivas. Como en los inolvidables arranques de El reino y Antidisturbios. Todo fluido, realista, natural. Todo intrigante, ya se hable de policías, corrupción política, funcionarios ante un Apagón o las relaciones, que ya abordó en su debut, Stockholm. Mérito de la dirección, las actuaciones, el guion. Francesco Carril, que interpreta a Óscar, explicó que rodar muchos meses y en orden cronológico les ayudó a ir conociendo y descubriendo sus propios personajes: “La serie habla de cómo en la vida pasamos de una cosa a otra, pero también de lo que sucede en medio”. “Pocas veces te llega un texto así. Estaba sorprendentemente bien dialogado”, apuntó Iria del Río, que encarna a Ana. Y a la que el director, a su vez, reconoció: “Es una actriz magnífica”.

En Venecia, las dos partes de la serie, de cinco capítulos cada una, se han podido ver íntegras, y en pantalla grande. Pero al director le recordaron en la rueda de prensa que seguramente no sea el formato en que llegue a la mayoría del público. “Prefiero no tener en cuenta que puede que se vea en un móvil en un momento dado. Me sale innato. Conforme se iba haciendo el proyecto estaba cada vez más entusiasmado. No sé si suena pretencioso, pero yo me convencí de que estábamos haciendo cine. Lo hemos concebido así. Me gustaría que se viese toda en pantalla grande. Aunque sin Movistar no se podría haber hecho”, sostuvo. Informó, eso sí, de que Los años nuevos llegará a cines también en España. Difícilmente serán muchos. Pero, al menos, es un buen propósito.

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Sobre la firma

Tommaso Koch
Redactor de Cultura. Se dedica a temas de cine, cómics, derechos de autor, política cultural, literatura y videojuegos, además de casos judiciales que tengan que ver con el sector artístico. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Roma Tre y Máster de periodismo de El País. Nació en Roma, pero hace tiempo que se considera itañol.
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