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domingo, 28 de julio de 2019

EL DRAGÓN DEL PATRIARCA

      
         
El dragón del Patriarca, caimán disecado que vigila la entrada de feligreses a la iglesia e impone el silencio.
          En 1901 el escritor Vicente Blasco Ibáñez publicó en el diario “Pueblo”  un cuento titulado “el Dragón de Patriarca” que recogía una antigua leyenda valenciana la cual hablaba sobre un monstruoso dragón/cocodrilo que vivió en la orillas del rio Turia y aterrorizaba a sus habitantes de la ciudad de Valencia pues se comía a las personas descuidadas que salían de los muros de la ciudad; pese a los intentos nadie había sido capaz de matarlo, hasta que un preso se ofreció a hacerlo a cambio de su libertad, y para ello se hizo una armadura de espejos, con esta protección y una lanza fue a enfrentarse al monstruoso cocodrilo; espero a que el sol estuviera bajo y frente a él, de esta forma con los espejos de su armadura pudo cegar al cocodrilo y matarlo clavándole la lanza. 
         Evidentemente el interés de una leyenda es su trasfondo, en este caso el valor y el ingenio puede vencer a la fuerza bruta, y no tanto su veracidad, pues aunque el rio Turia en Valencia forma un meandro pues ya está cerca de su desembocadura y nos permite suponer un rio de corriente lenta y seguramente hubo en tiempos una zona de marisma o al menos  las orillas cubiertas de cañares, e Incluso el propio Blasco Ibáñez describe en su obra de “Cañas y Barro” como los habitantes de la Albufera podían llegar en barco hasta una población cercana a Valencia, Ruzafa, que ahora es un céntrico barrio, aún así los cocodrilos más cercanos estaban en África ¿o no?.
         
Detalle de la portada del palacio del marques de Dos Aguas, con los dos cocodrilos o caimanes. 
         Si nos acercamos al atrio de la iglesia del Patriarca veremos en una de sus paredes un cocodrilo disecado, carente de dientes y de uñas, es uno de los dos crías de caimán del Caribe que el Virrey del Perú regalo en 1600 a Juan de Ribera, Arzobispo de Valencia y patriarca de Antioquia. El otro era una hembra y estuvo en el cercano Monasterio del Puig pero desapareció durante la Guerra Civil. El que aún se conserva y podemos ver se llamó Lepanto y fue criado en los jardines de la casa del arzobispo en Alboraia hasta que murió y fue disecado en 1606, según dicen su propietario lo mando colgar junto a la puerta para recordar a los que entraban en la iglesia el respetuoso silencio y el recogimiento con el que se debe estar en ella; de forma más práctica las madres a los niños que no se callaban durante la misa les amenazaban con un: “Si parleu a la pancha vindreu” la traducción vendría a ser un: si hablas a la tripa (del cocodrilo) iras. 
         Tal vez este sea el origen de los caimanes o cocodrilos en Valencia, pues aún tenemos dos ejemplos más. El siguiente es la portada del palacio del marqués de Dos Aguas, realizada en alabastro y fechada en 1748, destaca los dos latearles donde hay representados dos caudales de agua que caen sobre dos atlantes, que simbolizan los ríos Jucar y Turia, en el lateral de la derecha aparecen representados dos caimanes o cocodrilos.
Azulejo del Museo de la Seda donde aparece representada America  por un carro tirado por dos caimanes.
       La otra  representación la tenemos en un suelo de azulejo obra del XVIII del actual museo de la seda, donde se representan los cuatro continentes con animales propios de cada uno. Así América aparece representado por una pareja de caimanes tirando de un carro, que vuelven a aparecer, pero esta vez peleando, en otro azulejo en la sala donde se encuentra el telar. Hay que destacar que habiendo tenido, se supone, el modelo real de la iglesia del Patriarca estas últimas representaciones parecen más un mezcla de caimanes con mamíferos, no sé si por habilidad del artesano o por el gusto de la época que no aceptaba ya los caimanes por dragones.   

lunes, 4 de diciembre de 2017

ARBÓREO en la sala de la UNED de Barbastro

 Así da gusto inaugurar, te dejan la sala y el publico, esta vez yo no he llevado a nadie. Foto Nacho Pardinilla.










Me empiezo preocupar más que divulgador feriante parece que soy artista de land-art 

sábado, 7 de enero de 2017

LA NIEBLA

La niebla se extiende por el territorio como una aguada sobre el papel, insinuado paisajes soñados.
Una pasta espesa y grisácea se extiende ante mí, las formas se insinúan y hasta que no estas encima no se descubre su apariencia real, es la niebla. La niebla tiene algo estético, es como una aguada donde las manchas de la tinta china diluida insinúan el paisaje que has soñado, como un capa de tela traslucida que te hace soñar con el cuerpo que deseas ver, lo importante no es lo que ves sino lo que quieres ver, como en tantas cosas es la mente lo que las hace interesantes.
Como estamos en invierno una capa de polvo de hielo, como una patina que armoniza los colores de una pintura, va cubriendo todo lo inmóvil que encuentra desde el suelo yermo a la escasa vegetación; los árboles parece que lo tienen algo mejor, las carrascas con su correosas hojas que concentran el hielo en el borde de la misma, y los almendros que siempre se plantan en las zonas elevadas donde menos se acumula el frío, como perdieron las hojas en otoño ya no tienen que preocuparse por ellas; pero aún quedan días de helada y niebla hasta que por fin la escarcha de varios días cuelgue sus ramas y las doble con su peso; los más mayores cuentan de nieblas dorondoneras (cencelladas ) que han roto las ramas de los árboles. Es un bello espectáculo pero helador, que se aprecia mejor si vas de paso, de lo contrario si estas quieto el frío poco a poco va calando en los huesos y tu mente deja de disfrutar del espectáculo y solo piensa en un poco de calor, incluso llega a desear la canícula veraniega.
El mar tempestuosamente inmóvil de jirones de vapor
Son malos días para conducir pero es la única solución para ver el sol y disfrutar de sus calidos rayos, para ello hay que subir un tanto en altura por encima de la niebla, estos días creo que son los únicos del año que me regocijo bajo su calor; aunque con lo que más disfruto es con el atardecer, ver como el sol radiante que gana en color según pierde fuerza se va sumergiendo en el horizonte blanco, y en el último suspiro se torna rojizo y su luz rasante hace que la niebla deje de ser una capa lisa y se transforma en un mar tempestuosamente inmóvil de jirones de vapor, el “mar de nubes” de las tierras del interior.
En cuanto se hace la noche el frío que se escondía en las sombras donde no llegan los rayos de sol invernal se despierta y muerde la piel expuesta; se acabó el espectáculo, este es el momento de refugiarse, de volver, la pasta espesa se transforma en un muro, ahora si que la niebla no tiene nada de estético, la carretera esta mojada y poco a poco empieza a brillar según se hiela.
Nostoc hidratado entre restos de vegetación
Pero esta niebla escarchada será una humedad que aprovecharán muchos seres vivos que viven directamente sobre la roca o sobre el suelo mineral, incluso antes de que llegue la primavera en el margen entre la helada y el viento desecante, es la esperanza vital de musgos, líquenes y algunas “casi plantas” muy primitivas como el nostoc. Digo “casi plantas” pues el nostoc son colonias de bacterias cianocífeas (algas verde-azuladas), su aspecto gelatinoso de color pardoverdoso cuando están hidratadas poco tiene que ver con las costras negruzcas que serán en cuando les de el sol más rato de debido y nos pasen desapercibidas sobre el suelo yermo. La vida solo entiende de oportunidades y muchos seres las aprovechan mientras nosotros estemos embobados en el paisaje estético o con un: “con el frío que hace, donde mejor se esta es en casa”.
Ver también:

http://territorioinquieto.blogspot.com.es/2013/12/inversion.html
http://territorioinquieto.blogspot.com.es/2013/12/dorondon.html

martes, 11 de febrero de 2014

FRANKENSTEIN NACIO EN INDONESIA




En el verano de 1816 el poeta romántico Lord Byron y unos amigos disfrutaban de unos días en Suiza; por la sucesión diaria de frío, lluvia, incluso nieve (de hecho este periodo pasará a llamarse “el año sin verano”) que no animaba a salir al exterior de la residencia, decidieron ver quien era capaz de escribir el mejor relato de terror. Entre los presentes estaba Mary Wollstonecraft Shelley que empezó aquí, y publicaría dos años después, su novela Frankenstein, el nuevo Prometeo, considerado el primer texto de Ciencia Ficción. También el médico de Lord Byron basándose en el relato de viaje de este por Transilvania comenzó a escribir Drácula.
En esas fechas y no lejos de allí, en las Islas Británicas, los amaneceres y atardeceres eran espectaculares. Y esto no pasaba desapercibido para J. M. W. Turner, se dedicaba a pintar paisajes con estas atmósferas de colores brillantes y luz difuminada. Se centrará tanto en el color y la luz que de sus paisajes poco a poco irán desapareciendo las figuras e incluso los horizontes, llegando a realizarlos solo con manchas de color; y tal vez sean estas las primeras pinturas abstractas de la historia del arte, muchos años antes del primer cuadro abstracto oficial.
Pero mejor será que vayamos al origen de todos estos acontecimientos.
Entre los días 10 y 11 de abril de 1815, en Indonesia estalló el volcán Tambora, un volcán más del cinturón de fuego del Pacífico. La cosa no habría sido más relevante de no ser por su magnitud. El cráter resultado de la explosión midió 8 kilómetros de diámetro por 1 kilómetro de profundidad, se calcula que envío a la atmósfera entre 150 y 175 km3 de cenizas. Su efecto llegó hasta Europa, en Francia las temperaturas descendieron hasta 3º C de media y las lluvias fueron entre dos a tres veces la cantidad habitual. Como consecuencia, en algunos lugares del centro de Europa como Suiza, no maduraron los frutos del campo y por eso fue el “año sin verano”. Los efectos de la nube de cenizas perduraron durante más tiempo, las finas partículas que había en la atmósfera reflejaban los rayos solares cuando estos estaban bajos durante el amanecer y el ocaso, lo que originaba el colorido intenso y llamativo que se repetía a lo largo de muchos días.
J M W TURNER, Crepúsculo sobre el lago (detalle)
Lo que en una parte del mundo fue la destrucción y la muerte de miles de personas, en la otra parte fue un fuerte impulso para el Romanticismo. Esta corriente estética sentía una especial predilección por la naturaleza como tema, pero no una naturaleza amable donde la especie humana pueda vivir cómodamente sino por una naturaleza que, podríamos decir, extrema, que puede acabar con el hombre (respectivamente, los paisajes de consenso y los paisajes retadores como los define el ecólogo González Bernáldez). De ahí el concepto de “temor reverencial”, la naturaleza es admirada, pero es una naturaleza que te puede destruir; esa es parte de la fascinación que desarrolla el romanticismo, el que esta sea muy superior al hombre. Por este motivo los temas tratados en la pintura de este movimiento serán paisajes inhóspitos y deshabitados, el océano, la noche, la rocas lacerantes de la alta montaña, la tormenta o incluso el volcán o las ruinas como metáfora de un pasado glorioso pero que al final es engullido por la naturaleza.
J M W TURNER,  El "Temerario" remolcado a su último atraque (detalle)
Hay una pintura que nos explica el porqué de esta fascinación su largo título: El «Temerario» remolcado a su último atraque para el desguace, en ella nos muestra a un barco de guerra, un velero, que es remolcado por un pequeño vapor, mientras el sol está casi en el horizonte, una metáfora del ocaso de una época o el amanecer de otra; la maquina sustituye a la fuerza de la naturaleza con la revolución industrial y un grupo de artistas apasionados añoran la belleza de una naturaleza desatada que ahora parece que va a estar dominada.