Hablamos con la decoradora de la película ‘La habitación de al lado’, la última de Almodóvar, para conocer todos los detalles de esta espectacular puesta en escena
La decoradora de cine y directora de arte Carlota Casado lleva colaborando en las películas de Pedro Almodóvar desde 2008, así que ya es toda una experta en trabajar con el maestro del cine español y trasladar a la escenografía todo el simbolismo, color, diseño y arte que nutren la historias del director. En su última película, La habitación de al lado, ya en cines, el reto ha sido trasladar el estilo y el espíritu norteamericanos a los sets de rodaje, ubicados en España. Para conocer todos los detalles de la decoración del primer largometraje de Almodóvar rodado íntegramente en inglés, y protagonizado por Tilda Swinton y Julianne Moore, hemos hablado extensamente con Casado y hemos descubierto todo un universo paralelo para disfrutar del filme desde nuestro punto de vista preferido: la arquitectura, el diseño y el arte.
Hasta el último detalle
Los interiores se construyeron en el plató de Madrid: el interior de las casas de los personajes principales, un hospital y una comisaría. “Los exteriores se rodaron en lugares reales de Nueva York”, explica Casado. Para decorar las casas que aparecen en la película, Carlota Casado nos cuenta que visitaron varias viviendas en Nueva York. “Pedro le ha dado mucha importancia a que todo fuera lo más americano posible. Desde los detalles arquitectónicos y constructivos hasta la distribución de los espacios, así como elementos más concretos como los interruptores (incluso la altura a la que se colocan), las cafeteras, la forma de las almohadas o el tamaño de los folios”, nos cuenta la decoradora. “Trajimos un contenedor entero lleno de elementos además de un equipo de arte americano para no incurrir en gazapos”.
“Al ubicarse en otro país, la decoración tenía que alejarse de la que vemos en su filmografía. De hecho, mientras la ves, a veces te descoloca pensar si realmente estás viendo un film de Almodóvar. Además, Pedro está reinventándose y actualizándose constantemente, siempre llega con miles de referencias e ideas nuevas. Por supuesto su sello está ahí, pero es la magia de los creadores, una identidad que evoluciona pero de la que no pueden ni deben desprenderse”, nos cuenta Casado.
La casa como un personaje más
“Desde un perspectiva más conceptual, el gran desafío narrativo al que nos enfrentábamos era lograr que los dos personajes, arropados por un denso bosque, habitaran la casa como una gran desconocida a la que llegaban a vivir una situación tan excepcional como desconcertante. Las dimensiones espaciales y la distribución arquitectónica favorecían el movimiento de los personajes para aislarlas. Pero según ellas iban estrechando lazos: debíamos conseguir, sin cambiar nada, que la casa mutara en un atípico pero afable hogar”, nos cuenta Casado. “La premisa emana del cine clásico, esos lugares que transmutan en un personaje más, como Manderley en Rebecca o Xanadu en Ciudadano Kane”.
Casado nos da una lista de referencias que han inspirado los espacios. Por ejemplo, fotógrafos como Viviane Meier, Nan Goldin, Dennis Hopper, Jeff Wall y Cindy Sherman, entre otros. En cuanto a la inspiración a nivel arquitectónico, el modernismo norteamericano era la principal fuente de inspiración: la House Hudson Valley de Frank Lloyd Wright; la Gerald Luss House, la casa Eames, Rudolph Schindler, Le Cabanon de le Corbusier, Marcel Breuer o Paul Hayden.
“Pero los esquemas se rompieron porque la localización que encontraron fue la Szoke House, en San Lorenzo de El Escorial, proyectada por Aranguren+Gallegos Arquitectos. “Con esas geometrías tan fotogénicas y cinematográficas que favorecían tanto la obra nos rompió los esquemas de tal forma que fuimos a por todas con ella a pesar de no ser la idea primigenia. Tratamos de mantener el espíritu americano llenándola de maderas y colores cálidos”, nos cuenta Casado.
La importancia del color en la historia
No podíamos dejar de preguntarle a Casado por los colores que vemos en esta película de Almodóvar, un apasionado del color. El proceso para decidir el color del filme ha pasado por varias fases: “Lo primero para poder decidir el ritmo cromático en una película es entender el tono de la narración”, asegura. “En este caso nos encontramos frente a un guion que podríamos haber trabajado como algo duro y dramático, lo que nos llevaría a un tipo de colorimetría más hostil o cruda, por ejemplo, pero Pedro quiso contarlo desde otro lugar mucho más esperanzador y poético, sin caer en sentimentalismos, con emociones más maduras”, explica.
Siguiendo la evolución del personaje de Martha, interpretado por Tilda Swinton, que pasa por varias etapas; así como la relación de amistad entre las dos amigas que protagonizan la historia, se diseñó un concepto “luminoso y amable; y la gama cromática debía acompañarlo así”, explica Casado. “Por otro lado, seguíamos con la fijación por el realismo americano y para ello bebimos de los colores de pintores como Georgia O’keeffe o Edward Hopper. En concreto, de este último, su obra Gente al sol que viste la única pared que alberga el salón de la casa, se ha replicado en los bellísimos planos de ellas dos en las tumbonas buscando encontrar esas pequeñas cosas de las que disfrutar”, nos desvela la decoradora.
Un interiorismo que se centra en la esencia del personaje
“En cuanto a la decoración y al tratarse de una película en su mayoría contemporánea nos encontrábamos menos limitados a las ataduras de estar en otro continente. Hoy en día tanto muebles nuevos como piezas clásicas visten las casas de todo el mundo”, explica Casado. “La idea era sencillamente fijarnos en la esencia del personaje. Los hogares son testigos de los sucesos de las vidas que los habitan, por eso adquieren un alma y un carácter, y ese era nuestro propósito”, asegura. De todos los elementos, Casado destaca por su carga simbólica, la puerta roja de la habitación de Martha y las tumbonas.
Tanto Martha, como Ingrid, como nos comenta nuestra protagonista, son mujeres cultas, independientes y actuales, que se conocieron trabajando en una revista de moda en sus inicios, “lo que también explica que sean unas estetas”. “El apartamento más complicado era el de Martha (Tilda Swinton), una reportera de guerra pero a su vez una sofisticada neoyorquina. Ella podía tener diseño pero quizás algunas piezas fueran de segunda mano, y también habría traído muebles y objetos de sus viajes”, comenta la decoradora. “Así mezclamos, culturas, épocas, piezas modernas, clásicas y étnicas pero siempre con un porqué y una armonía. Nada queda sujeto al azar: tras darle algunas opciones, Pedro decide cada mueble, objeto, tejido o color al más mínimo detalle con mucho mimo. Incluso trae cantidad de cosas personales. Para el equipo de arte poder trabajar con un director que tenga tanta idea sobre decoración y arte es un regalo. Verle crear es un proceso fascinante, él se permite ser irreverente con la norma y crear desde la libertad. Eludimos lo ortodoxo sin alejarnos de la realidad".
Todo, hasta los libros que vemos en cada estantería o, incluso, el interior de los cajones, también está elegido minuciosamente. “Los libros de Martha van desde Doppelganger de Naomi Klein o On the front line de Mary Colvin hasta The vulnerables, de Sigrid Nunez, Baumgartner de Paul Auster, o Las Horas de Michael Cunningham, entre muchísimos otros. Hasta los cuadernos de viajes de Martha pertenecen a una corresponsal de guerra estadounidense que nos los prestó para la ocasión".
En cuanto a marcas y piezas de diseño, tanto la casa de Martha como la casa del bosque, son un verdadero showroom de iconos. Desde un paragüero de Fornasseti, mesas de Jean Prouvé, lámparas de Panton para Louis Pulsen, hasta piezas de Roche Bobois, Flos, Casa Josephine y diversos muebles de los años 50.
Obras de arte presentes en la película
Además de la ya mencionada obra Gente al sol de Edward Hopper, la decoración de la película integra numerosas piezas de arte que, por supuesto, no están elegidas al azar. “Todas las obras tienen que ver con los personajes, la lectura de ello es evidente”, añade Casado. “Destaca también una naturaleza viva de Maruja Mallo en la habitación de Ingrid, que representa la escucha, los secretos que guardan las caracolas”.
La mayoría de obra se encuentra en Casa de Martha: “Sobre el sofá una fotografía en blanco y negro de Cristina García Rodero de mujeres sufriendo un duelo por las calles de Puglia, acompañada por un pañuelo de Louise Bourgeois y un retrato de Martha, que firma Sandro Kopp. En la entrada un enorme Pedro Almodóvar y Jorge Galindo dan la bienvenida y por los recovecos de la casa algún Tarsila do Amaral, Antonio López o Dis Berlin”, nos comenta la decoradora. “Preside la cama, como si sobre ella echara raíces, un maravilloso castaño que evoca insinuantes formas masculinas firmado por Georgia O’Keeffe. Lo demás, pósters casuales pero no menos interesantes del New York Film Festival, obras de teatro neoyorquinas, o una portada de la revista Paper donde ellas trabajaron años atrás, también máscaras, cruces mexicanas, ojos protectores…”
Como en absolutamente toda su filmografía, Almodóvar siempre da visibilidad a artistas españoles, “algo muy generoso por su parte dado el impacto internacional que tienen sus películas: Maruja Mallo, Dis Berlin, García Rodero, Galindo, Antonio López, Manolo Quejido…”, concluye Casado.