Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) son una clase de medicamentos antidepresivos recetados para el tratamiento de una variedad de trastornos psiquiátricos. Se utilizan con mayor frecuencia para la depresión, pero también pueden ayudar a controlar los síntomas de la ansiedad y los trastornos relacionados con ella.
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Se cree que los ISRS funcionan aumentando la cantidad del neurotransmisor serotonina en el cerebro, aunque se desconoce su mecanismo de acción exacto. Se cree que la serotonina es baja en personas con depresión mayor y trastornos de ansiedad. Tener más serotonina disponible en la sinapsis nerviosa facilita la transmisión de los mensajes entre las células que contribuyen al estado de ánimo, el apetito, los biorritmos regulares y el bienestar general de una persona.
El primer ISRS importante que se presentó al público en general fue la fluoxetina (más comúnmente conocida como Prozac) a fines de los años 80. El Prozac sigue siendo uno de los ISRS más populares en la actualidad. Los inhibidores de la recaptación de serotonina y norepinefrina (IRSN o SSNRI) aumentan los niveles de serotonina y norepinefrina al retrasar la recaptación de ambos neurotransmisores.
Aunque los ISRS se utilizan principalmente para tratar la depresión, pueden ser útiles para reducir la ansiedad y las afecciones relacionadas. En algunos casos, también se han utilizado para tratar trastornos relacionados con los impulsos como la anorexia o la tricotilomanía (el trastorno de arrancarse el cabello), aunque la evidencia de su eficacia para estos trastornos es mixta y no son un tratamiento de primera línea en muchos casos. También se utilizan para tratar los trastornos alimenticios.
Algunos ejemplos de antidepresivos ISRS populares incluyen sertralina (Zoloft), fluoxetina (Prozac, Sarafem), citalopram (Celexa), paroxetina (Paxil, Brisdelle, Pexeva), escitalopram (Lexapro), fluvoxamina (Luvox) y vilazodona.
En muchos casos, encontrar un antidepresivo que funcione es un proceso de prueba y error. Un paciente puede necesitar probar varios tipos de medicamentos antes de ver los resultados. Dado que generalmente toma al menos un mes antes de que una persona comience a notar mejoras con un antidepresivo, cada prueba puede ser una gran inversión de tiempo y energía.
Nunca ha estado claro cómo los ISRS contrarrestan la depresión. A pesar de todos los libros y la atención que obtienen, los medicamentos alivian la depresión completamente en solo un tercio de los pacientes. Los ISRS no funcionan en absoluto en un tercio completo de pacientes y proveen solo alivio parcial de los síntomas en otro tercio de los pacientes.
La creencia de que la depresión es un desbalance químico ocasionado por los niveles bajos de serotonina ha sido ampliamente aceptado, a pesar de que no hay evidencia de ello. El aumento de los niveles de los neurotransmisores atribuidos a los ISRS podría contribuir a un alivio de la depresión, pero no es considerado como la fuente principal de mejora. Otra razón es que los cambios de neurotransmisor pueden suceder inmediatamente, pero los medicamentos pueden tardar seis semanas o más en dar alivio a los síntomas. Los investigadores creen que la brecha temporal se debe al desarrollo de nuevas conexiones celulares de los nervios -neuroplasticidad- que cimentan el camino para la flexibilidad mental y de comportamiento.
La teoría monoaminérgica sobre la depresión ha sido una influencia por largo tiempo. Sostiene que la depresión es el resultado de un déficit en uno o más neurotransmisores en el cerebro. Vincula los neurotransmisores a grupos específicos de síntomas. Por ejemplo, las señales dependientes de la serotonina afectan el sueño, la digestión, el humor y la regulación emocional: la neuroepinefrina impulsa la respuesta de lucha-huída; y la dopamina ha sido vinculada a la motivación, el movimiento y la capacidad para el placer. Sin embargo, la noción de que un desbalance químico en el cerebro genera la depresión ha abierto el camino a nuevas ideas que reflejan una gran comprensión de cómo funciona el cerebro.
Los inhibidores selectivos de la captación se unen a las moléculas transportadores que acompañan típicamente a los neurotransmisores a lo largo de la sinapsis. Al tomar el espacio que usualmente ocupa el neurotransmisor en el transportador, y evitar que el neurotransmisor sea retirado de su función, los inhibidores selectivos de la captación aumentan los niveles del neurotransmisor disponibles en la sinapsis. Se piensa que el nivel más alto del neurotransmisor fortalece las señales nerviosas.
El pensamiento moderno sugiere que la depresión es un problema de circuitos no de química. En este enfoque, los síntomas de la depresión son el resultado de una falla en la formación de sinapsis y los cambios en el nivel de actividad de varios centros de señales emocionales, que se ponen en marcha por la sobreactividad del sistema de respuesta al estrés, a menudo como respuesta a una experiencia adversa temprana. Las condiciones de salud mental como la depresión y la ansiedad pueden verse como "respuestas aversivas pero adaptativas a la adversidad".
La depresión es una enfermedad muy difícil de tratar. La terapia de conversación, aunque es innegablemente útil, a menudo no es suficiente para erradicar por completo los síntomas o evitar una recaída. Un gran metanálisis publicado en The Lancet en 2018 encontró que, en general, todos los ISRS y los IRSN eran más efectivos que un placebo en el tratamiento de adultos con depresión mayor. Sin embargo, muchos ISRS conocidos son ineficaces para hasta el 30 por ciento de las personas que los prueban.
Los pacientes a los que se les receta un ISRS que no parece controlar bien sus síntomas a menudo se sienten desanimados o no están dispuestos a probar otra opción, lo que complica aún más sus perspectivas de tratamiento. Es importante recordar que cualquier régimen de antidepresivos tarda semanas o meses en comenzar a actuar sobre los síntomas. Y aunque algunas formas de depresión parecen resistir el tratamiento con antidepresivos, en muchos casos, puede ser necesario probar dos, tres o cuatro medicamentos antes de encontrar uno que funcione. Existe evidencia de que en un futuro cercano, los psiquiatras podrán usar biomarcadores específicos para emparejar de manera más efectiva a los pacientes con ISRS específicos y otros psicotrópicos, reduciendo así el ensayo y error que ahora caracteriza el proceso.
Después de aproximadamente cuatro a seis semanas de tratamiento, los pacientes que responden a los ISRS probablemente notarán que tienen más energía, están menos ansiosos y se sienten menos desesperados por el futuro. Si un paciente no ha mostrado tal mejora después de seis semanas, es probable que su médico le recomiende probar con otro antidepresivo.
Dado que los síntomas a los que se dirigen los ISRS son principalmente psicológicos, es probable que los cambios sean sutiles y no progresen de forma lineal. En casos de depresión, los síntomas no relacionados con el estado de ánimo, como el insomnio o la lentitud mental, pueden comenzar a mejorar primero, a menudo dentro de las tres semanas posteriores al inicio del tratamiento. Una revisión de la investigación de 2018 encontró que la mayoría de los pacientes que eventualmente vieron mejoras en su estado de ánimo informaron primero mejoras en la cognición. Como resultado, los cambios en la cognición pueden ser una forma de predecir mejor si un antidepresivo funcionará para un paciente.
Los ISRS no tratan la depresión en aproximadamente un tercio de todos los pacientes deprimidos. Estas personas pueden seguir sufriendo síntomas persistentes, como fatiga, dolor, insomnio, dificultad para concentrarse y falta de placer. El cerebro es complicado y la ciencia no comprende completamente todos los mecanismos de la depresión. Tengamos en cuenta que, si bien los ISRS pueden ser útiles, de ninguna manera son el único método para tratar la depresión, la ansiedad y otras afecciones psiquiátricas.
Los ISRS son un tipo popular de medicamento antidepresivo que reduce los síntomas depresivos y los pensamientos suicidas, aunque la evidencia de que podrían prevenir el suicidio es limitada. Sus efectos beneficiosos tienden a ser más fuertes para las personas con depresión más grave. Cuando se usan junto con terapia y ejercicio, los ISRS ofrecen una forma eficaz de tratar la depresión.
Aunque esta clase de medicamentos se desarrolló con la esperanza de eliminar algunos de los efectos secundarios desagradables (y peligrosos) de sus predecesores, persisten ciertos efectos secundarios. Algunos son muy graves, como un mayor riesgo de ideación suicida o paro cardíaco, mientras que otros, como la boca seca o la disfunción sexual, pueden ser problemáticos, pero no ponen en peligro la vida. Sin embargo, debido a sus efectos secundarios, así como a sus resultados inconsistentes en el tratamiento de la depresión, continúan generando controversia. Como la mayoría de los antidepresivos, los ISRS parecen ser más efectivos cuando se usan en combinación con terapia cognitivo-conductual u otras formas de terapia.
Aproximadamente el 70 por ciento de las personas que toman ISRS experimentarán alguna forma de disfunción sexual, incluida la pérdida del orgasmo. Incluso cuando los ISRS aumentan los niveles de serotonina, tienen un efecto amortiguador sobre la dopamina, que es responsable de la euforia del enamoramiento. Los pacientes deben ser conscientes del potencial de algunos ISRS para causar estragos a largo plazo en sus vidas amorosas.
Tomar antidepresivos se ha relacionado con un aumento de peso significativo. Las mujeres y las personas que ya tienen sobrepeso tienen más probabilidades de experimentar este efecto secundario indeseable. Se sabe que los medicamentos Paxil y Lexapro contribuyen al aumento de peso; cambiar las recetas puede ser una opción para algunos pacientes.
La mayoría de los pacientes que toman un antidepresivo ISRS deben reducir gradualmente su uso en lugar de dejar de hacerlo de golpe. Sus neuronas se han acostumbrado a tener una cierta cantidad de serotonina disponible; si ese nivel de serotonina se agota repentinamente, el paciente puede sufrir efectos secundarios negativos, como depresión, ansiedad y síntomas similares a los de la gripe.
El síndrome serotoninérgico generalmente ocurre cuando un paciente toma dos o más medicamentos serotoninérgicos. Los síntomas pueden incluir pupilas dilatadas, pérdida de coordinación, debilidad o rigidez muscular, agitación o frecuencia cardíaca rápida. Si alguien experimenta alguno de estos síntomas después de comenzar con un nuevo antidepresivo ISRS, debe buscar atención médica de inmediato.
A pesar de su popularidad, los ISRS han sido sujetos a controversia desde el principio. Muchas personas son escépticas acerca de qué tan efectivos son en realidad y cuánto cuestan. Se han manifestado preocupaciones sobre efectos secundarios serios, como un aumento en pensamientos suicidas y el potencial de causar daño al feto durante el embarazo.
Cuando todos los resultados de los ensayos de los medicamentos se examinan en conjunto, los ISRS han probado ser modestamente más efectivos que un placebo para aproximadamente un tercio de los individuos que los prueban. Además, a menudo se requiere experimentar con algunos pocos tipos distintos de ISRS antes de encontrar el indicado que alivie los síntomas.
A pesar del rápido incremento en uso del ISRS, su uso en personas jóvenes ha levantado algunos cuestionamientos. Después de examinar los resultados de un estudio de 2004, la FDA ordenó que los fabricantes de medicamentos incluyeran una advertencia de que los antidepresivos pueden incrementar los pensamientos y comportamientos suicidas en niños y adolescentes. Los críticos de esta advertencia argumentan que asusta a los padres y a los jóvenes de usar un tratamiento potencialmente útil. De hecho, no se sabe lo suficiente acerca de la forma en que los medicamentos afectan los cuerpos de los niños versus el de los adultos para que sean la primera opción de tratamiento. Algunos expertos también están preocupados por sobreprescribir ISRS cuando la tristeza normal se confunde con depresión.
Los ISRS han sido controversiales por mucho tiempo porque reflejan el debate sobre la teoría de la causa de la depresión. Mientras que la teoría del desbalance químico ha sido ampliamente debatida, los niveles de serotonina aún podrían jugar un papel en el incremento del riesgo de depresión de una persona. Los niveles bajos de serotonina han sido vinculados a una mayor inflamación. Los altos niveles de biomarcadores inflamatorios se encuentran comúnmente en pacientes deprimidos, sugiriendo una relación entre la serotonina, la inflamación, y los síntomas depresivos, incluso si los detalles precisos son poco claros.