Encontrando el punto de quiebre en una relación

“Las relaciones pueden construirte o destruirte”.

Nunca he olvidado las palabras que escuché a mi abuelo pronunciar cientos de veces mientras crecía. Aunque estuvo casado con mi abuela durante casi 50 años, tenía algunas opiniones poco ortodoxas sobre las relaciones: cuándo quedarse y cuándo irse. Su filosofía en las relaciones era: cuando tienes más días malos que buenos durante mucho tiempo, ¡quizás debas pensar en dejarlo!

Como psicóloga durante más de 25 años, me ha sorprendido el impacto que sus sabias palabras han tenido en mí y en mis clientes a lo largo de los años. Aunque ya no está, las lecciones que aprendí de él me ayudaron a inspirarme para escribir mi quinto libro, The Stepping Off Point. El libro trata sobre comprender cuándo es el momento de dejar una relación y cómo hacerlo con dignidad y gracia, incluso cuando eso es difícil.

Muchas personas entran en relaciones que no funcionan por diversas razones. Por ejemplo, la tasa de divorcios en los Estados Unidos suele rondar el 40 o 50 por ciento, lo que indica que casi la mitad de los matrimonios pueden terminar en divorcio. Las tasas de ruptura de las relaciones de pareja son generalmente más altas, ya que estas relaciones suelen ser menos vinculantes legal y socialmente que los matrimonios.

En mi trabajo de asesoramiento con cientos de parejas, una de las principales razones que las personas mencionan para salir de una relación es que sienten que simplemente no van a ninguna parte. Una de mis ex pacientes lo expresó así: “Estoy en un tren que me ha llevado a todos lados, excepto a donde quiero ir: ¡hacia adelante!”. Su frustración resume lo que se siente para la mayoría de las personas estar en una relación sin futuro. También he descubierto que las personas a menudo pueden ser reacias a dejar este tipo de relación agotadora porque creen que han invertido demasiado tiempo en la relación como para simplemente alejarse. Esperan un retorno positivo de su inversión.

Cuando tus esperanzas se han visto frustradas, es difícil escuchar que a veces lo mejor que puedes hacer es reducir las pérdidas y seguir adelante.

Defino una relación sin futuro como una que ofrece una sensación mínima o nula de satisfacción sostenida en las áreas que son más importantes para ti. Un hombre que había decidido poner fin a su relación de seis años dijo de su pareja: “Es muy trabajador, ama a los animales y disfruta de viajar. Ninguna de esas cosas me importa. No nos reímos juntos y nos llevamos bien dos de los 30 días del mes. Ha sido así durante mucho tiempo”.

Estaba en una relación sin futuro y se dio permiso para decir adiós. Aquí hay cinco formas de saber que estás en una relación sin futuro.

Pasan más tiempo peleando que divirtiéndose. Algunas parejas discuten una vez a la semana, otras una vez al mes y otras cada pocos meses. Todo depende de lo que esté sucediendo en la vida de la pareja. Los desacuerdos en las relaciones son normales, pero el conflicto crónico es un signo de disfunción y puede indicar una conexión tóxica.

Tus necesidades no se satisfacen a pesar de hacer solicitudes claras (rogar por los principios básicos de la relación). Una ex paciente compartió: “He estado rogando por más contacto físico, que me tome de la mano y me de abrazos durante el último año. Pido las mismas cosas una y otra vez”. Dijo que finalmente terminó la relación por una sensación de desesperación. Cuando le pides a un adulto capaz que satisfaga una necesidad específica y generalmente no sucede, es porque no puede o elige no satisfacer la necesidad. En cualquier caso, esta es una señal importante de que estás en una relación sin futuro.

Ya no anhelan pasar tiempo juntos. Hace muchos años, me aburrí y me cansé de una relación en la que me habían desatendido emocionalmente. Me di cuenta de que la relación no iba a ninguna parte cuando optaba por quedarme en casa y ver repeticiones de programas policiales en lugar de cenar con él. La idea de pasar tiempo con él me entristecía. La relación se estaba muriendo por varias razones, y la falta de deseo de conectar indicaba que había que salir.

Han dejado de comunicarse de maneras significativas. Incluso si las parejas se comunican sobre las mismas cosas repetidamente, el simple hecho de que exista comunicación es saludable para la relación. Los niveles de comunicación pueden disminuir por muchas razones, pero cuando dejamos de hablar y de comunicarnos por completo, no hay diálogo que afiance la relación; nos distanciamos.

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Hacer cosas por la otra persona se siente como una carga. En medio de una sesión de terapia de pareja, le pregunté a un paciente por qué había decidido no reconocer a su esposa en su noveno aniversario de bodas. Fue honesto y dijo: “No tenía el tiempo, la energía ni la inclinación”. Ese fue el segundo año consecutivo en que optó por no reconocer su aniversario. La pareja se separó unos meses después. En las relaciones saludables, los gestos de buena voluntad fluyen libremente de un lado a otro. Los estados perpetuos de letargo en la relación y la falta de deseo de ofrecer actos de bondad son otras señales de que una relación está perdiendo fuelle.

¡No tengas miedo de alejarte de una relación sin futuro, porque la persona adecuada para ti puede estar paseando por una calle arbolada a la vuelta de la esquina!