‘La última noche en Tremor’, la última serie de éxito de Netflix y dirigida por Oriol Paulo (‘Los renglones torcidos de Dios’, ‘El inocente’, ‘Contratiempo’), cuenta la historia de Álex (Javier Rey), un compositor de bandas sonoras que viaja a un pueblo de Asturias para crear música y huir de sus fantasmas. En la localidad de Tremor, junto a su enorme casa de campo, Álex cuenta con la solitaria compañía vecinal de María (Pilar Castro) y Leo (Guillermo Toledo), una pintora aficionada y un exabogado de prestigio que pasan los días cuidando su enorme casa, disfrutando de la naturaleza y paseando en su pesquero.

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Aunque la serie está poblada de misterios, María y Leo componen los personajes más complejos e inquietantes de la ficción. Desde el primer capítulo, el matrimonio muestra una cara afable y abnegada que, sin embargo, deja entrever a cuentagotas una serie de sombras e interrogantes hacia una posible dualidad. Desde esa barandilla que separa las dos posibles realidades, Pilar Castro y Guillermo Toledo han construido dos personajes que marcarán una época en la intriga española, además de reunir una vez más a los actores tras su pareja cómica en ‘Cuestión de Sexo’ (2007) diecisiete años después. Hablamos con los intérpretes sobre la serie y su excelente relación laboral durante varias décadas.

Habéis rodado ‘La última noche en Tremor’ en Puerto de Vega, un pueblo que no llega a los 2000 habitantes. ¿Qué ventajas tiene rodar en un sitio tan pequeño y aislado? ¿Habéis tenido contacto con los vecinos?

Pilar Castro: Ha sido maravilloso rodar en Puerto de Vega. El pueblo es increíble, hemos tenido mucho contacto con su gente, nos trataron fenomenal.

Guillermo Toledo: Toda la figuración es prácticamente vecinos del pueblo.

PC: Y de Asturias. Y luego hemos creado vínculos ahí. Y bueno, para mí se ha vuelto un sitio muy, muy especial, y, aparte, en la serie se ve.

GT: Es increíble. Y el vecindario se tiró el rollo con nosotros un montón. Participaron de una manera… Bueno, se ve en la serie, es increíble cómo participaban, parecían profesionales de la figuración, que había algunos, pero muchos eran vecinos del pueblo que se apuntaron a participar. Estuvimos, un mes, mes y medio en Puerto de Vega, y se creó un vínculo y una relación con el pueblo alucinante, hasta el punto de que Pilar ha vuelto mil veces, muchos del equipo han vuelto muchas veces al pueblo. Yo todavía no, pero quiero volver. Y vayan, vayan a Puerto de Vega, porque se come…

PC: No, no, no, que no vayan (risas).

GT: Que no vayan, que no vayan (risas). No, si ya está hasta arriba, pero se come… Madre mía cómo nos pusimos.

PC: Es un sitio mágico e increíble.

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Todos fantaseamos con vivir en la tranquilidad de la naturaleza. Vuestros personajes lo hacen. ¿Creéis que esa forma de aislamiento es beneficiosa o puede hacer perder el contacto con la realidad del mundo?

PC: Yo creo que, ahora mismo, para mí, sería muy beneficiosa. Es verdad que te aleja, pero qué maravilla que te aleje del mundo real, porque el mundo real para mí es tan loco que a mí me parece que es fundamental irte y desconectar.

GT: Creo que aislarse del mundo es contraproducente, porque vives en el mundo en el que vives, pero otra cosa es vivir en el campo, por ejemplo. Puedes vivir en el campo sin estar desconectado del mundo que te rodea. Yo ya hace muchos años que pretendo aislarme físicamente de las grandes ciudades, etcétera, pero sigo conectado con la realidad, con el mundo.

La relación de Álex (Javier Rey) con vosotros, sus vecinos, se forja de forma relativamente rápida. ¿Qué necesitáis vosotros para coger confianza con vuestros vecinos? ¿Cuál es el clic que buscáis para, por ejemplo, dejarles las llaves de vuestra casa?

PC: Yo creo que hay una diferencia a vivir en una ciudad que a vivir en un pueblo, porque en el pueblo, al ser menos gente, creo que te conectas más, ¿no? Que también es un poco de lo que habla la serie. En cambio, en la ciudad, tristemente, yo creo que a veces nos cuesta mantener relaciones con nuestros vecinos. A mí, personalmente, me gusta tener relación con los vecinos y dejar las llaves y tal, pero creo que se ha perdido mucho eso.

En la serie tenéis dos de los papeles más inquietantes, dos personajes que juegan mucho con esa mirada impredecible. ¿Cómo los habéis construido?

PC: Me gusta mucho que lo preguntes. Es muy difícil encontrar ese punto, porque no podíamos adelantar nada. Tenías que ser muy neutro, pero sí tener un pasado.

GT: Dejar caer cositas de vez en cuando.

PC: Sí. Es más complicado de lo que parecía entonces. Me alegra que por lo menos lo hayas visto. Intentamos hacerlo muy sutil.

GT: Sí, es complicado, porque, además, como sabes, no se rueda en orden cronológico, con lo cual, de repente ruedas escenas del capítulo siete y dos horas después estás rodando secuencias del episodio uno. Y esta serie, además, que tiene muchos cambios, cambios temporales, cambios de realidades, también es muy complicado, muy complicado. Afortunadamente, teníamos una coachmaravillosa, Mónica, que sin ella no habríamos sacado el trabajo adelante. Tenía toda la serie en la cabeza, y tú le preguntabas: “Oye, en este momento…”. Te decía exactamente porque hizo un trabajo que muchas veces tiene que hacer el actor, pero a veces es que no llegas a tanto. Y ella tenía el guion entero en la cabeza, del capítulo uno al ocho, y había muchas dudas como actores, porque, claro, hay tantos cambios y tantos giros, que muchas veces no sabes exactamente en qué punto estás, ni siquiera en qué capítulo estás. Y gracias a Mónica lo sacamos adelante.

PC: Nos ayudó muchísimo.

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¿Alguna vez habéis pensado que vuestros vecinos escondían algo turbio?

PC: Sí (risas).

GT: Hemos pensado incluso en hacerlos desaparecer físicamente (risas). Pero no lo hemos hecho.

PC: Sí, yo sí lo pienso. Es que es una pena pensarlo, que algún vecino tuyo esconde algo. Pero sí.

GT: Sí, sí, sí, sí. Bueno, no sé si esconde algo, pero, hummm (risas), “¿quién es este tipo?”.

Hace 17 años interpretasteis a una pareja en 'Cuestión de sexo' (2007). ¿Cómo ha sido el reencuentro y pasar de una comedia a un thriller trabajando juntos?

GT: ¿Otra vez Pilar Castro? (risas)

PC: No, tenemos una conexión increíble. Nos conocemos muchísimo.

GT: Estamos hablando del año 92.

PC: No, del 2002.

GT: No, no, que nos conocimos, digo.

PC: Ah, sí, sí, sí, nos conocemos de hace muchísimo.

GT: Estamos hablando de 32 años. Y estamos, mira: como dos chavales.

PC: La suerte que tenemos Willy y yo es que conectamos muy bien en comedia, en drama, en lo que nos echen. Nos conocemos mucho. A mí me gusta mucho Willy como actor.

GT: Y a mí Pilar.

PC: Entonces tenemos mucha libertad en todos los aspectos.

GT: Sí. Y en lo personal, fíjate, este rodaje ha sido durísimo, pero durísimo, porque gran parte del rodaje ha sido de noche. Lluvia. Estar empapado, sobre todo Pilar, yo un poco menos.

PC: Frío, mucho calor.

GT: Estuvimos rodando en agosto en La Garriga, que pega un calor que no veas, luego frío por la noche. Ha sido duro, muchas horas de rodaje, y Oriol, que es un tipo muy meticuloso, rueda muchos planos, mucha repetición. En fin, fue duro, fue durísimo. Y si lo fue para nosotros, para Javier (Rey) ya no quiero ni pensarlo. Y cuando tienes tanta confianza con una compañera como tengo yo con Pilar, y Pilar conmigo, pues te echas unas risas. Y eso ayuda, porque nos hemos reído lo que no está escrito.

PC: Era tanta intensidad, que teníamos luego que aflojar un poco riendo y quitando hierro, porque mantener los rácords emocionales de estos thrillerspsicológicos es muy duro para un actor.

A raíz de vuestros papeles en ‘Cuestión de sexo’ y ‘La última noche en Tremor’, ¿cómo se siente interpretar a parejas en momentos vitales tan diferentes?

GT: No influye el momento. Te toca meterte en el personaje y hacer las escenas. Ojalá pudiéramos seguir interpretando a parejas muy distintas a la de ‘Cuestión de sexo’ o a ‘La última noche en Tremor’.

PC: La verdad es que no tiene absolutamente nada que ver una y otra.

GT: Pero eso es lo bonito.

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Borja Santos es periodista cinematográfico y filmmaker. Escribe en FOTOGRAMAS sobre curiosidades de cine y series de Netflix, Max, Prime Video y Filmin, y edita todo tipo de vídeos para las redes sociales de la marca.

Descubrió la magia del celuloide en plenos años 90. Jim Carrey ('Ace Ventura' sigue siendo la película que más ha visto en su vida) y Nicolas Cage (cuando el meme del sobrino de Coppola todavía estaba en construcción) eran sus principales referentes. Después viajó a la Tierra Media y Hogwarts, no solo para disfrutar con sortilegios y pan de lembas: estas fantasías se convirtieron en parte de su vida. Después comprendió que el cine no era solo un lugar en el que sentirse héroe o aventurero, sino que podía estudiarse, entenderse y disfrutarse desde la historia, la narrativa y la imagen. Así, se topó con Woody Allen, Stanley Kubrick, Sofia Coppola y Danny Boyle, que le enseñaron nuevas formas de entender y disfrutar el séptimo arte. 

Ávido lector de FOTOGRAMAS en sus viajes de tren hacia la Universidad Complutense de Madrid, donde cursó la carrera de Periodismo, empezó a interesarse por el cine a nivel profesional. Estudió un máster de Guion de Cine en la Universidad Camilo José Cela y un curso de Dirección de Cine y TV en la escuela Metrópolis. A partir de aquí, combinó su labor periodística, un blog personal y un canal de YouTube con la grabación, guionización y edición profesional de vídeos en diferentes sectores y plataformas.

Recaló en Hearst como miembro del equipo de Velocity Video, al tiempo que publicaba su primer libro, ‘El llanto del mono’.  Finalmente, se unió al equipo de FOTOGRAMAS como editor audiovisual y periodista, combinando sus tres grandes pasiones. Amante del cine independiente americano, los blockbusters más autorales de Nolan, las películas lentas y las comedias románticas británicas, siempre está al día de los nuevos formatos que triunfan en redes sociales y apuesta por la creatividad en sus escritos y ediciones.