Antiguos huesos descubiertos en una cueva del Macizo de Altái podrían pertenecer a un eslabón perdido de la evolución humana
El profesor Andrey Krivoshapkin, director de Arqueología y Etnografía de la Universidad Estatal de Novosibirsk, ha anunciado el descubrimiento de fragmentos de antiguos huesos humanos, pertenecientes a una calavera y una costilla en los estratos correspondientes al Pleistoceno de la Cueva de Strashnaya. Se espera que estos huesos ‘tengan una edad no inferior a 50.000 años’, declaró.
Otro hallazgo, datado en por lo menos 35.000 años, ha sido un diminuto fragmento de hueso del dedo – una falange distal.
‘Hemos tenido un verdadero golpe de suerte este año,’ declaró Krivoshapkin. ‘Durante los trabajos en los niveles del Pleistoceno de la Cueva de Strashnaya hemos descubierto material antropológico. En estratos datados entre hace 35.000 y 40.000 años, encontramos un fragmento de una falange distal humana.’
‘Más abajo (en capas más antiguas) había un fragmento de calavera humana, y más abajo aún, el fragmento de una costilla que también creemos que es humana.’
‘Tanto la calavera como la costilla deberían tener una antigüedad de por lo menos 50.000 años,’ afirmó.
Esta serie de descubrimientos ha despertado un entusiasmo palpable entre los científicos de Siberia.
El académico explicó que ‘en un mundo ideal querríamos que la falange distal perteneciera a un humano moderno, con genes tanto de Neandertal como de Denisovano. El siguiente hallazgo más antiguo (la calavera) que perteneciese a un hombre de Neandertal, y el fragmento más antiguo de todos, - la costilla – que fuera de un hombre de Denisova.’
No obstante, los investigadores quieren ser cautelosos: ‘Ahora mismo, sin embargo, esto son solo mis fantasías. Como sabemos, de los análisis podrían obtenerse resultados totalmente inesperados. Pero cualesquiera que sean estos resultados, nos ayudarán a comprender mejor la interacción entre los humanos modernos, los Neandertales y los Denisovanos, en el territorio de Altái.’
“Es el primer descubrimiento de restos humanos realizado en esta cueva en más de un cuarto de siglo. En 1989, otros arqueólogos hallaron dientes humanos datados en el Paleolítico Superior, de hace en torno a 20.000 años. El fragmento de calavera se encontró junto a ‘herramientas de trabajo’ que se corresponden con otros instrumentos descubiertos previamente y que está confirmado que pertenecieron a Neandertales”, explicó Krivoshapkin.
La cueva se alza sobre la margen izquierda del río Inya, unos 2,5 Km al norte de la localidad de Tigiryok en la región de Altai. En ella se han encontrado también en el curso de anteriores excavaciones varias herramientas de la Edad de Piedra, además de cerámica de la Edad del Bronce, Edad del Hierro y época medieval.
La Cueva de Strashnaya (Aterradora) en Altai, Siberia. Fotos: Andrey Krivoshapkin
Esta cueva se encuentra a unos 125 kilómetros al oeste de la cueva de Denisova, más famosa, que cambió nuestra percepción de los orígenes del hombre.
Denisova fue el hogar durante milenios tanto de Neandertales como de nuestros ancestros humanos más modernos. Fue aquí donde, en el 2008, fue descubierto un minúsculo fragmento de hueso de un dedo de la llamada ‘mujer X’, una joven que vivió hace unos 41.000 años, y cuyo análisis indicó que era genéticamente distinta tanto de los Neandertales como de los humanos modernos.
Esta especie o subespecie de homínido desconocida hasta ahora – extinguida desde hace largo tiempo – fue bautizada como Denisovana por el nombre de esta cueva. Una conclusión extraída del análisis de antiguos fragmentos de hueso es que nuestra propia especie, Homo sapiens, tuvo encuentros en ocasiones tanto con Neandertales como con Denisovanos, de los que se derivó cierta mezcla genética entre las diferentes especies.
Imagen de Portada: Los recientes descubrimientos en la Cueva de Strashnaya han despertado un palpable entusiasmo entre los científicos de Siberia. Foto: Andrey Krivoshapkin.
Autor: The Siberian Times reporter
Traducción: Rafa García
El artículo ‘Fresh discoveries of ancient man's bone in Altai Mountains cave’ fue publicado originalmente en The Siberian Times y ha sido republicado y traducido con permiso.
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