MarioAS’s review published on Letterboxd:
QUIERO Y NO PUEDO (O NO SÉ)
Todo el mundo se hacía eco de la nueva película del hijo de Fernando Trueba, Jonás. Recalco el parentesco, porque, en este caso, es importante. Una comedia romántica agridulce decían. Buen pretexto, sin duda. Así pues, acabó llegando a mis manos, como se diría con los libros. Primeros minutos y vemos una pareja hablando. Ya me estoy arrepintiendo de verla y no he completado ni cinco minutos de metraje. A la mujer (esposa del director) aún me la puedo llegar a creer un poco, pero al caballero, en ningún caso. Parece que declame así de mal a propósito.
La premisa es bastante simple, esta pareja se acaba de separar (nunca sabremos el motivo) y quiere celebrar una fiesta en honor de su ruptura. Extraño, sí, aunque, en principio, interesante. Sin embargo, según avanza el film, que ya dan ganas de dejarlo a los diez minutos, uno se da cuenta de que algo anda mal. Tal vez sea porque prevemos el final. Volveréis pertenece a esa desafortunada sección del cine. De eso hablaba muy bien Buñuel en su libro "Mi último suspiro", que aprovecho para recomendar y, así, que ustedes no se vayan de vacío. Al director aragonés le ocurrió con un largometraje. Discutía con una persona acerca de ella, arguyendo lo mencionado. La otra persona se empeñaba en que no era el caso, así que, para desempatar, despiertan a una tercera persona, Luis le cuenta el principio y el nuevo implicado en la disputa la zanja contando el final sin haberla visto. Si solamente fuera ese el problema...
La, ahora, expareja va avisando a sus contactos, en lo que beben y fuman, ella visita a su padre, interpretado por Fernando Trueba (él y sus recomendaciones bibliófilas, lo mejor de la película), y poco más. Hay más conversaciones secundarias en las que los protagonistas reciben las mismas respuestas, impresiones, y consejos. Un círculo vicioso que no conduce a absolutamente a nada. Eso por lo que respecta a la historia e interpretaciones, pero es que los fallos no acaban allí. Da la sensación de que Jonás TRUEBA, cabe preguntarse si esta película hubiera visto la luz de llevar su director otro apellido, ha querido plasmar esa cotidianeidad pausada del cine francés de los 50 y 60, obteniendo un resultado lejos de lo esperado.
Por otro lado, todo en Volveréis desprende impostura, como el juego de romper la cuarta pared con lo de la producción, o la pantalla dividida, como si de un fútil film de espías se tratase. Y, como se ha dicho, las interpretaciones. El propio guion parece querer burlarse del espectador por perder su tiempo viendo este "producto". Todo esto se podría reducir mediante una palabra muy querida por cineastas y críticos; metaficción. Rara vez nace una película original, ocurrente, o de calidad pensando en este término como punto de partida. Lo único que se consigue, en definitiva, es agobiar al público con un sobreanálisis improcedente de la situación vital de los personajes.
En conclusión, nada positivo se puede extraer de este intento de dramedia francesa. Como mucho, las lecturas recomendadas por el personaje de Fernando Trueba (además canta a Brassens), que las adjunto aquí por si a alguien le hace papel: "La repetición" de Kierkegaard, "La búsqueda de la felicidad", y "El cine ¿puede hacernos mejores?" ambos de Stanley Cavell. Jonás Trueba debería plantearse si ese es el tipo de director que quiere ser. Ya hay demasiados vende humos, impostores, fatuos, y mediocres con ínfulas de Ophüls en esta industria como para que ahora haya que dar cabida a otro ladrillo en esa abominable pared.