Gran escándalo del tranvía de Estados Unidos
El Gran escándalo de los tranvías es un escándalo o una conspiración en los Estados Unidos, realizado por General Motors y otras empresas (relacionadas con la fabricación de automóviles y con el petróleo), que compraron los tranvías de muchas ciudades, para posteriormente desmantelarlos y con eso dar preferencia a la compra de autobuses y automóviles que fabricaban. El Senado de Estados Unidos juzgó estos hechos en los años 1970, por la conspiración sucedida entre los años 1930 y 1950.
Coyuntura
editarAntes de los años 1930 la gran mayoría de los desplazamientos se realizaban en transporte público, especialmente en el interior de las ciudades, y sólo el 10% de los estadounidenses poseían automóviles. Hasta que entre 1936 y 1950 empresas con gran interés en el automóvil, como General Motors, Standard Oil y Firestone crean la empresa National City Lines (NCL), que compra las redes de tranvías de 45 grandes ciudades de Estados Unidos para reemplazarlas por redes de autobuses fabricados por General Motors. Entre estas ciudades están Detroit, Nueva York, Oakland, Filadelfia, Saint-Louis, Salt Lake City, Tulsa, Baltimore, Minneapolis, Seattle y Los Ángeles.
Versiones
editarExisten dos versiones de los hechos:
Se produjo una eliminación intencionada
editarEsta versión acusa a la General Motors y a sus asociaciones de haber querido eliminar el sistema de transporte público de los Estados Unidos con el fin de desarrollar la industria del automóvil. En 1974 el abogado Bradford Snell lleva ante el Senate Judiciary Comittee (Comité de Justicia del Senado) a General Motors por conspiración e intento de monopolio. Las empresas incriminadas fueron juzgadas por violación de la ley Sherman Antitrust y condenadas (con una multa de 5.000 dólares para General Motors y una multa simbólica de 1 dólar para el resto de asociados) por conspiración para favorecer la compra de autobuses General Motors pero no por haber eliminado a los tranvías.
Se produjo una eliminación natural
editarEsta versión defiende a General Motors. Apunta a que los tranvías de la época eran problemáticos y que su desaparición estaba ya programada, debido a diversos factores:
- La generalización de los motores de explosión desarrolló una gran industria automovilística y fueron los viajeros los que decidieron utilizar el vehículo privado y abandonar el tranvía
- Los tranvías dependían en gran medida del tráfico, y la congestión de las arterias principales ralentizaban a los tranvías.
- Las redes de tranvías servían el centro de las ciudades y el coche se hacía necesario para los nuevos suburbios.
- Los problemas de gestión y de costes afectaron igualmente a los tranvías. La atribución de ayudas financieras era una cuestión política.
Anexos
editarReferencias
editar- Bianco, Martha (1998), «Kennedy, 60 Minutes, and Roger Rabbit: Understanding Conspiracy-Theory Explanations of The Decline of Urban Mass Transit.» (pdf), Discussion Paper. Center for Urban Studies. College of Urban and Public Affairs. Portland State University.: 98-110, consultado el 23 de septiembre de 2008..
- O'Toole, Randal (2006), «A Desire Named Streetcar How Federal Subsidies Encourage Wasteful Local Transit Systems» (pdf), Cato Institute. (559): 1-16, consultado el 23 de septiembre de 2008..
- Lipson, David (1987). General Motors, National City Lines and the motor bus: the motor bus' role in the decline of mass transit in the United States. Universidad de Harvard, tesis doctoral.
- Esta obra contiene una traducción derivada de «Grand Scandale des tramways américains» de Wikipedia en francés, publicada por sus editores bajo la Licencia de documentación libre de GNU y la Licencia Creative Commons Atribución-CompartirIgual 4.0 Internacional.