Elecciones generales de España de 1982
El jueves 28 de octubre de 1982 se celebraron elecciones generales en España. Las elecciones fueron anticipadas seis meses, ya que debían haberse celebrado el sábado 30 de abril de 1983. El presidente del Gobierno, Calvo-Sotelo, una vez constatada la imposibilidad de aprobar en el Consejo de Ministros el anteproyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado 1983 y, sobre todo, ante la dificultad de que los grupos parlamentarios respaldasen en el Parlamento los Estatutos de Autonomía que estaban aún tramitándose, disolvió el Parlamento y convocó elecciones generales anticipadas.
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Elecciones generales de 1982 Cortes Generales para la ii legislatura | |||||||||||
Fecha | Jueves 28 de octubre de 1982 | ||||||||||
Tipo | Elecciones generales Ver lista
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Cargos a elegir | 350 diputados[b] 208 senadores[c] | ||||||||||
Demografía electoral | |||||||||||
Población | 37 520 072 | ||||||||||
Hab. registrados | 26 846 940 | ||||||||||
Votantes | Congreso: Senado: 10 052 406 | 21 469 274||||||||||
Participación | |||||||||||
79.97 % 11.9 % | |||||||||||
Votos válidos | Congreso: Senado: 9 665 591 | 21 050 038||||||||||
Votos en blanco | Congreso: Senado: 171 830 | 98 438||||||||||
Votos nulos | Congreso: Senado: 386 815 | 419 236||||||||||
Resultados | |||||||||||
PSOE | |||||||||||
Votos | 10 127 392 85.2 % | ||||||||||
Diputados obtenidos | 202 81 | ||||||||||
48.11 % | |||||||||||
AP-PDP | |||||||||||
Votos | 5 548 108 409.7 % | ||||||||||
Diputados obtenidos | 107 97 | ||||||||||
26.36 % | |||||||||||
UCD | |||||||||||
Votos | 1 425 094 77.3 % | ||||||||||
Diputados obtenidos | 11 157 | ||||||||||
6.77 % | |||||||||||
PCE | |||||||||||
Votos | 846 515 56.3 % | ||||||||||
Diputados obtenidos | 4 19 | ||||||||||
4.02 % | |||||||||||
CiU | |||||||||||
Votos | 772 726 59.9 % | ||||||||||
Diputados obtenidos | 12 4 | ||||||||||
3.67 % | |||||||||||
Otros partidos | |||||||||||
Votos | 1 449 016 | ||||||||||
Diputados obtenidos | 14 | ||||||||||
6.89 % | |||||||||||
Partido más votado por provincia | |||||||||||
Partido más votado por Comunidad Autónoma | |||||||||||
Distribución de escaños en el Congreso de los Diputados | |||||||||||
Presidente del Gobierno | |||||||||||
Notas | |||||||||||
Estos comicios tuvieron un carácter histórico, ya que el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) de Felipe González consiguió una amplísima mayoría absoluta, ocupando 202 de los 350 escaños del Congreso, 134 puestos en el Senado y casi la mitad del total de sufragios válidos emitidos. Fue de hecho la primera ocasión desde la época de la Segunda República en que el PSOE ganaba unas elecciones generales y suponía la primera vez que el PSOE lograba una mayoría absoluta a nivel nacional. Miles de personas se echaron a la calle para celebrar el histórico triunfo.
El otro gran hecho de los comicios fue el hundimiento de la Unión de Centro Democrático (UCD), víctima de sus luchas internas y la desintegración que había vivido el partido, que perdió 155 escaños y prácticamente desapareció de la vida política española. La debacle sufrida por UCD solo es comparable con el hundimiento que el Partido Republicano Radical de Lerroux sufrió en las elecciones de 1936. La derrota de la UCD es, a día de hoy, una de las mayores debacles electorales para un partido gobernante de la historia actual y del mundo occidental, siendo comparable con la derrota de la Democracia Cristiana en Italia en 1994 o la casi desaparición de los conservadores progresistas de Canadá en 1993. Por el contrario, la coalición formada por Alianza Popular, el Partido Demócrata Popular y otros partidos pasó a ocupar el espacio político de UCD, convirtiéndose así en el principal partido de la oposición. El PCE también fue otro partido que sufrió una fuerte debacle electoral, ya que perdió más de un millón de votos y 19 escaños, quedando en la irrelevancia política y con una importante crisis interna.
Históricamente, con la desaparición de la UCD y su eventual reemplazo por Alianza Popular (predecesor del Partido Popular) como principal oposición, se suele considerar que quedó formado el sistema de bipartidismo político que con más o menos variaciones ha regido la política española durante los siguientes treinta años, hasta 2015 coexistiendo con los partidos nacionalistas. Sin embargo, la realidad era que durante los siguientes diez años, los socialistas dominarían la vida política española sin que ningún otro partido tuviera una posibilidad realista de formar gobierno. El PSOE no comenzaría a ser desafiado seriamente sino hasta 1993, y no sería desbancado del poder hasta 1996. Hasta la fecha, la permanencia de Felipe González en el poder (cuatro períodos que abarcan 14 años) sigue siendo el período más largo de gobierno continuo por un Presidente del Gobierno elegido democráticamente, y los gobiernos desde entonces generalmente han tenido una duración más corta, de 8 años (dos mandatos).
Respecto a los comicios de 1979 el PSOE gana las provincias de La Coruña, Santander, Álava, Navarra, Logroño, Huesca, Zaragoza, Teruel, Lérida, Castellón, Baleares, Albacete, Ciudad Real, Toledo, Cuenca, Guadalajara, Palencia, León, Zamora, Valladolid, Salamanca, Badajoz, Cáceres, Huelva, Granada, Almería, Santa Cruz de Tenerife, Las Palmas, Ceuta y Melilla mientras que pierde Gerona; AP gana las provincias de Pontevedra, Orense, Lugo, Burgos, Segovia, Soria y Ávila; y CiU gana Gerona.
Contexto histórico
Antecedentes: una legislatura complicada
La I Legislatura fue una etapa muy complicada. Después de la entrada en vigor de la Constitución y las elecciones generales de 1979, el consenso existente entre los partidos desapareció para dar paso a una lucha más abierta entre ellos, en especial el PSOE. A mediados de 1980 Felipe González presentó una moción de censura contra Suárez, que aunque no consiguió que saliera adelante lo convirtió en el líder político mejor valorado en las encuestas, desbancando por primera vez a Adolfo Suárez,[2] y el PSOE se puso por delante de UCD en intención de voto.[3] Desde 1979 el desgaste de los gobiernos de la UCD fue aumentando, a la postre que el descontento de la población por la situación general que vivía el país.
A la conflictiva situación política se añadió el agravamiento de la situación económica a consecuencia de la «segunda crisis del petróleo» de 1979 —se superó el millón de parados—, el recrudecimiento de las acciones terroristas de ETA que en 1979 y 1980 marcaron el punto álgido de su actividad con 174 muertos, el "problema" vasco y catalán, el creciente «desencanto» ciudadano con las reformas, etc.[4][5] Todo ello acentuó las diferencias políticas entre los grupos que integraban UCD sobre diversos temas, lo que abrió una crisis de gobierno a mediados de abril de 1980.[2][6][3] A la larga, la crisis en UCD no hizo más que agravarse y aumentar el desgaste del gobierno, especialmente en la persona de Suárez. De hecho, para finales de 1980 el presidente del gobierno se encontraba muy acosado dentro y fuera de partido. Esta situación llevó a que el 29 de enero de 1981 Adolfo Suárez hiciera pública por televisión su decisión de dimitir de la presidencia del gobierno y del partido. La UCD acordó proponer a Leopoldo Calvo-Sotelo como sucesor de Suárez.[7][8][9]
En la tarde del 23 de febrero, cuando se estaba procediendo a la votación de investidura de Calvo-Sotelo, irrumpieron en el hemiciclo del Congreso de Diputados un grupo de guardias civiles armados al mando del teniente coronel Antonio Tejero.[10][11][12] Al mismo tiempo el capitán general de la III Región Militar, Jaime Milans del Bosch, declaraba el «estado de guerra» en su demarcación, establecía el toque de queda y ordenaba que carros de combate ocuparan la ciudad de Valencia, sede de la capitanía general. Se iniciaba así un golpe de Estado que llevaba meses preparándose.[13] El luego conocido como "23-F", sin embargo, no logró prosperar más allá de estas acciones y quedó en entredicho cuando el rey salió en TVE desautorizando a los golpistas.[14] Milans del Bosch ordenaba la retirada de sus tropas y a la mañana del día siguiente Tejero se rendía, siendo liberados el gobierno y los diputados.[15] Poco después se convocaron manifestaciones de apoyo a la Constitución y en defensa de la democracia que fueron las más multitudinarias de las celebradas hasta entonces.[16]
El nuevo gobierno liderado por Calvo-Sotelo, si bien logró sacar adelante algunos de los temas más urgentes (como la «cuestión militar» y la «cuestión regional») con el acuerdo del PSOE,[17][18] no logró detener la grave crisis interna que atravesaba UCD.[19] Durante 1981 y 1982 la situación fue empeorando progresivamente, al tiempo que se producían numerosas escisiones o fugas a otros partidos. La imagen del gobierno también se vio muy afectada por la gestión gubernamental de la llamada "Enfermedad del aceite de colza", provocada por la distribución fraudulenta de aceite adulterado y la consecuente intoxicación de un gran número de personas.[20] Prensa como el ABC apostaba por unas elecciones en primavera de 1983 que garantizasen la estabilidad del Reino frente a los sucesos acontecidos pocos meses atrás. Así lo decía un editorial en marzo de 1982[21]:
Si el presidente Calvo-Sotelo dispone de un año para dotar de disciplina y coherencia a UCD; si se establece un acuerdo firme con Alianza Popular; si las Minorías Catalana y Vasca, cooperan a la estabilidad y a la acción legislativa, este país puede encontrarse con un año de serenidad y de trabajo electoral riguroso, con una situación parlamentaria realmente gobernable. Sería, frente al súbito clima de fluidez dominante desde el martes, una contribución decisiva para el arraigo de la democracia.
Sin embargo, el varapalo que supusieron las elecciones andaluzas de mayo de ese mismo año, en las que el PSOE obtuvo la holgadísima mayoría de 66 diputados frente a los 15 que cosechó Merino Bayona para el partido del Gobierno, hizo que en el mismo Consejo de Ministros el presidente del Ejecutivo, Calvo-Sotelo, plantease disolver el partido a sus ministros. «¿Vale la pena seguir con el partido que tenemos o realizamos cambios sustanciales y abandonamos el proyecto político que significa UCD?», parece ser que dijo[22]. Los ministros apostaron por la permanencia de la formación, a pesar de los decepcionantes resultados, inferiores incluso a los que obtuvo AP con Hernández Mancha a la cabeza. Decisiva fue también la salida de Adolfo Suárez, otrora factotum de la formación centrista y artífice de la Transición a la democracia, para fundar su propio partido, registrado en julio de 1982 como Centro Democrático y Social, y que además se presentaría a las elecciones, con la consecuente división del votante "ucedista".
Desde el centro y la derecha surgieron voces que apostaban por la unión de ambas fuerzas (entiéndase, UCD y AP) para la creación de una lista única que hiciese frente a un cada vez más fuerte PSOE. En este sentido se manifestó Arturo Moya, diputado por Granada de la UCD y próximo en la primera hora a Adolfo Suárez, quien dijo que «se hace necesario en estos momentos que el centro y la derecha lleguen a una coalición ante las próximas elecciones generales presentando una lista única». En esos mismos términos habló Manuel Fraga, candidato por AP y líder de la derecha, quien comentó en un acto de precampaña en Galicia que «hoy las encuestas demuestran que juntos podemos ganar las elecciones, y de lo que no hay duda es de que evitaría la abstención. En el caso de una posible unión AP-UCD no habría problemas de liderazgo. Este tema no está cuestionado»[23]. Sin embargo, las más optimistas apenas daban una suma del 37% de los votos a una hipotética coalición de centro derecha frente a un más que asegurado 40% de intención de voto para los socialistas.[cita requerida]
Campaña electoral
El gobierno Calvo-Sotelo, muy desacreditado entre la población y falto de un apoyo firme por parte de su propio partido (que además se encontraba en plena descomposición interna), decidió convocar elecciones anticipadas para el 28 de octubre.[24][25] En esta ocasión la campaña electoral se desarrolló en un gran clima de espíritu cívico.[26] El presidente del Gobierno decidió no presentarse como cabeza de lista, sino como segundo por Madrid por detrás del leridano Landelino Lavilla, que había sido durante toda la legislatura el presidente del Congreso de los Diputados.
Para el día anterior a la celebración de los comicios un grupo de conspiradores militares había previsto llevar a cabo un nuevo golpe de Estado.[26] En principio esta nueva intentona golpista estaba mejor organizada que el 23-F y tenía un alcance mucho mayor, especialmente en lo referido a la toma de los principales centros de poder. La conspiración, sin embargo, fue descubierta unos días antes por el gobierno y sus principales instigadores detenidos, quedando abortado este intento de golpe de Estado.[27] Tanto el gobierno como los medios de comunicación minimizaron la noticia con el objetivo de no alarmar a la población.
Una votación histórica
Aunque los resultados fueron previsibles, la contundencia de la victoria del PSOE de Felipe González resultó ser más abultada de lo esperada. Bajo el lema Por el cambio, el PSOE cosechó un resonante triunfo al obtener más de diez millones de votos, lo que suponía cerca del 50 % de los votantes, y la mayoría absoluta en el Congreso de Diputados (202 diputados) y en el Senado (134 senadores).[28][29] Esto se tradujo en que el PSOE obtuviera la mayoría de votos en cuarenta de las cincuenta provincias españolas, así como en muchas capitales de provincia y grandes centros urbanos. Los 10.127.392 de votos (48,4% del censo) que obtuvieron los socialistas consituían toda una novedad.[30] Para el PSOE ésta era la primera vez en su historia que el partido ganaba unas elecciones generales con mayoría absoluta. Y de hecho, suponía la primera vez desde la Guerra civil que el PSOE regresaba al poder, liderando el gobierno de la nación.
La segunda fuerza política más votada fue la coalición formada por Alianza Popular (AP) y el Partido Demócrata Popular (PDP), que obtuvo casi la mitad de votos que el PSOE (5 millones y medio), 106 diputados y que quedó a 20 puntos porcentuales de distancia de los socialistas. La nueva coalición liderada por Manuel Fraga se convertirá a partir de entonces en el gran referente de la derecha,[31] y en la alternativa conservadora al poder socialista. En contraposición, el gran derrotado de las elecciones fue la UCD, que de ser la primera fuerza política con 168 escaños en 1979 pasó a apenas 11 escaños. Ni siquiera el presidente del gobierno, Calvo Sotelo, que iba el segundo en la lista por Madrid, logró obtener el acta de diputado.[nota 2] Esta debacle supuso en la práctica la desaparición de UCD, que unos meses después se autodisolvería (aunque hasta 1986 mantendría grupo parlamentario). Adolfo Suárez ya había salido de la UCD durante el verano de 1982, para a continuación fundar el Centro Democrático y Social (CDS), que logró entrar en el Congreso de los Diputados con 2 diputados y 604.309 votos.[28][29][30] No obstante, los dos escaños obtenidos por el CDS constituían un resultado muy magro para Suárez.[30]
El Partido Comunista de España (PCE) también sufrió una importante debacle electoral, en buena medida consecuencia de sus disputas y disidencias internas.[32][30] El liderazgo de Carrillo y la política oficial del partido hacía tiempo que eran criticadas desde numerosos sectores. Esta situación se tradujo en la pérdida de más un millón de votos y 19 diputados, obteniendo tan solo cuatro escaños. Esto dejó al partido prácticamente barrido de la escena política. Incluso el otrora poderoso PSUC, la sección catalana del PCE, se vio afectado por las disidencias internas[nota 3] y apenas si obtuvo un diputado (dentro del grupo del PCE). Tras los pésimos resultados, un mes después —en noviembre— Carrillo dimitió de la dirección del PCE, abriendo con ello una nueva etapa en el partido.[33]
Los partidos nacionalistas y regionalistas mantuvieron prácticamente idéntica su representación parlamentaria con respecto a las elecciones de 1979. La coalición nacionalista catalana Convergència i Unió (CiU) fue la que más mejoró sus resultados, consolidando su grupo parlamentario con cuatro diputados más y 772.726 votos. La excepción fue el Partido Socialista de Andalucía-Partido Andaluz (PSA-PA), que en estas elecciones no obtuvo ningún diputado y con ello quedó fuera del parlamento.[30]
La extrema derecha, en contraposición con lo ocurrido en 1979, volvió a acudir a los comicios desunida y muy enfrentada entre sí.[nota 4] Blas Piñar y Fuerza Nueva no lograron revalidar el escaño obtenido por la Unión Nacional 3 años antes, como tampoco lo consiguió el resto de fuerzas de extrema derecha.[30] Curiosamente uno de los cabecillas del 23-F, Antonio Tejero, fundó su propio partido político con el que concurrir a las elecciones, aunque fue un fracaso dado que obtuvo 28.451 votos (0,14%) y ningún escaño.[34] A partir de 1982 la extrema derecha española entró en una crisis de la que no salió hasta la irrupción de Vox en las generales del 28 de abril del 2019.[35] y en las generales del 10 de noviembre del 2019
Otro récord en términos electorales conseguido en estas elecciones, fue el porcentaje de participación que rozó el 80%, el cual constituye una de las cifras de participación más altas conseguidas en unas elecciones generales desde el final de la dictadura franquista y la restauración de la democracia.
Con este resultado, calificado como de auténtico «terremoto electoral», el sistema de partidos experimentó un vuelco radical pues del bipartidismo imperfecto (UCD/PSOE) de 1977 y 1979 se había pasado a un sistema de partido dominante (el PSOE).[36] Las elecciones de 1982 han sido consideradas por la mayoría de los historiadores como el final del proceso de transición política iniciado en 1975. En primer lugar, por la elevada participación que se produjo, la más alta de las registradas hasta entonces (79,8 %), lo que revalidó el compromiso de los ciudadanos con el sistema democrático y demostró que la vuelta atrás que defendían los sectores involucionistas no contaba con ningún respaldo del pueblo. En segundo lugar, porque por primera vez se producía la alternancia política propia de las democracias, gracias al libre ejercicio del voto por los ciudadanos. En tercer lugar, porque accedía al gobierno un partido que nada tenía ver con el franquismo, ya que en origen era uno de los vencidos en la guerra civil.[28] El nuevo sistema de partidos se vio confirmado en las elecciones municipales y autonómicas de mayo de 1983 que de nuevo supusieron un triunfo arrollador del PSOE, ya que 12 de las 17 comunidades autónomas pasaron a estar regidas por socialistas —por mayoría absoluta en 7 de ellas—[37], mientras que siguieron ostentando las alcaldías de las principales ciudades. Solo los gobiernos autonómicos de Galicia, Cantabria y Baleares (de Alianza Popular), y de Cataluña (de CiU) y el País Vasco (del PNV), escapaban al control socialista.[38]
Resultados
Congreso de los Diputados
a En coalición con el Partido de Acción Democrática (PAD) de Francisco Fernández Ordóñez.
b De ellos, 25 del PSC-PSOE y 5 del PAD.
c Incluye a Unión del Pueblo Navarro (UPN), Partido Aragonés Regionalista (PAR), Unió Valenciana (UV) y liberales independientes.
d De ellos 84 de AP, 14 de PDP, 2 de UPN, 2 del PAR, 2 de UV y 2 liberales independientes. De ellos, 1 más de UCD, elegido en las listas por el País Vasco, donde se presentaron en coalición AP, PDP, PDL y UCD; posteriormente se integra en el Grupo Parlamentario de UCD.
e Respecto a Coalición Democrática en 1979.
f Incluye a Centristes de Catalunya-UCD.
g De ellos, 1 correspondía al PSUC.
h De ellos 8 de CDC, 3 de UDC y 1 independiente.
i Respecto a Unión Nacional en 1979.
Por provincias
Senado
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Participación | Partido | Escaños | ||||
---|---|---|---|---|---|---|
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Partido Socialista Obrero Español (PSOE) | 134 | ||||
Alianza Popular (AP) | 54 | |||||
Catalunya al Senat (CS) | 7 | |||||
Partido Nacionalista Vasco (EAJ-PNV) | 7 | |||||
Unión de Centro Democrático (UCD) | 4 | |||||
Independiente (IND) | 1 | |||||
Asamblea Majorera (AM) | 1 |
Votación de investidura
El jueves 2 de diciembre de 1982 Felipe González fue investido Presidente del Gobierno con 207 votos a favor, una mayoría absoluta que pasó a la historia como "el rodillo"[39] y que se mantiene como el registro de mayor apoyo parlamentario a un candidato en una sesión de investidura. La investidura de Felipe González estaba tan garantizada que el diputado socialista y Presidente del Congreso, Gregorio Peces Barba, se permitió la insólita libertad de abstenerse, siendo esta la primera y única vez en la democracia española en la que un diputado presente en la votación no votó a favor del candidato de su partido.[40]
Candidato | Fecha | Voto | Total | ||||||||||
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Felipe González (PSOE) |
2 de diciembre de 1982 Mayoría requerida: Absoluta (176/350) |
Sí | 200 | 4 | 2 | 1 | 207/350 | ||||||
No | 105 | 11 | 116/350 | ||||||||||
Abs. | 1 | 12 | 8 | 1 | 22/350 | ||||||||
Faltaron a la votación 5 diputados: 2 de HB, 2 de AP y uno del PSOE. |
Véase también
Notas
- ↑ El presidente del Gobierno es elegido por el Congreso de los Diputados, de acuerdo a lo establecido en la Constitución:
Artículo 99.
- Después de cada renovación del Congreso de los Diputados, y en los demás supuestos constitucionales en que así proceda, el Rey, previa consulta con los representantes designados por los Grupos políticos con representación parlamentaria, y a través del Presidente del Congreso, propondrá un candidato a la Presidencia del Gobierno.
- El candidato propuesto conforme a lo previsto en el apartado anterior expondrá ante el Congreso de los Diputados el programa político del Gobierno que pretenda formar y solicitará la confianza de la Cámara.
- Si el Congreso de los Diputados, por el voto de la mayoría absoluta de sus miembros, otorgare su confianza a dicho candidato, el Rey le nombrará Presidente. De no alcanzarse dicha mayoría, se someterá la misma propuesta a nueva votación cuarenta y ocho horas después de la anterior, y la confianza se entenderá otorgada si obtuviere la mayoría simple.
- Si efectuadas las citadas votaciones no se otorgase la confianza para la investidura, se tramitarán sucesivas propuestas en la forma prevista en los apartados anteriores.
- Si transcurrido el plazo de dos meses, a partir de la primera votación de investidura, ningún candidato hubiere obtenido la confianza del Congreso, el Rey disolverá ambas Cámaras y convocará nuevas elecciones con el refrendo del Presidente del Congreso.
Artículo 100.
- Los demás miembros del Gobierno serán nombrados y separados por el Rey, a propuesta de su Presidente.
Referencias
Pie de página
- ↑ «Constitución Española». Agencia Estatal Boletín Oficial del Estado. 27 de diciembre de 1978. Consultado el 5 de marzo de 2015.
- ↑ a b Juliá, 1999, p. 251.
- ↑ a b Tusell, 1997, p. 74.
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- ↑ Ruiz, 2002, p. 70-71.
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- ↑ Juliá, 1999, p. 261-262.
- ↑ IGNACIO DE LOS REYES (1982). «"La España de Felipe. 25 años del triunfo del PSOE"». El Mundo. Consultado el 30 de octubre de 2013.
- ↑ Votaciones de investidura, mociones de confianza, mociones de censura desde 1979 - Historia Electoral
Bibliografía
- Juliá, Santos (1999). Un siglo de España. Política y sociedad. Madrid: Marcial Pons. ISBN 84-9537903-1.
- Martínez, Jesús A. (1998). Historia de España. Siglo XX (1939-1996). Madrid: Cátedra. ISBN 9788437617039.
- Preston, Paul (2003). Juan Carlos, el rey de un pueblo (volumen II). Hospitalet: ABC, S.L. pp. 362-415. ISBN 84-413-2063-2.
- Rodríguez Jiménez, José Luis (1994). Reaccionarios y golpistas. La extrema derecha en España: del tardofranquismo a la consolidación de la democracia (1967-1982). Madrid: CSIC.
- Ruiz, David (2002). La España democrática (1975-2000). Política y sociedad. Madrid: Síntesis. ISBN 84-9756-015-9.
- Tusell, Javier (1997). La transición española. La recuperación de las libertades. Madrid: Historia 16-Temas de Hoy. ISBN 84-7679-327-8.
Enlaces externos
- Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Elecciones generales de España de 1982.
- Datos completos del Ministerio del Interior